Partida Rol por web

El reaver que se lanza contra Julian parece que está a punto de alcanzar al Capitán de un zarpazo (o cuchillada, no queda muy claro, todo es cuero, metal y sangre) pero el valeroso y algo inconsciente capi consigue esquivar prácticamente en el último momento el golpe del monstruoso ser y lanzarse a un lado, en un rápido movimiento, como si fuera una pantera, rodando y consiguiendo volverse a poner en pie, quedando en el hueco entre los dos reavers, el que acababa de esquivar y el que está atacando en estos momentos a Stan. El joven Crautchin vé como el viejo fed es un hueso duro de roer y parece más resistente de lo que en apariencia pudiera ser y esquiva el estoque salvaje que le lanza el monstruo, que lleva como un buen rato jugando al gato y al ratón con el pobre fed, que sólo piensa en sobrevivir para poder volver con su mujer, sus hijos y sus nietos.

Mientras, Rousseau y Helena ven como un nuevo monstruo se abalanza contra ellos como una locomotora en marcha, sin frenos de ningún tipo. El jugador levanta su arma y dispara como buenamente puede hacia aquella cosa, que parece todo dientes, metal y sangre, mucha sangre, chorreando de su boca. Seguidamente, se oye como Helena, la bella tuerta, desenfunda su segunda pistola y apunta a la misma criatura y dispara a dos manos sin compasión, para acompañar la acción de su compañero improvisado, con una sonrisa en los labios. Los tres disparos alcanzan su objetivo aunque no parece frenar su embestida.

El primer disparo, el de Rousseau, alcanza en el hombro a aquel proto-humano, estallando la sangre y salpicando la cara de la bestia aún más de sangre, el segundo disparo roza la oreja izquierda de la criatura, pero eso tampoco parece importarle. Y finalmente el tercer disparo de Helena, le alcanza en las costillas, abriendo un bonito agujero sangrante. Aún así, tanto el jugador, como la mercenaria y el piloto deben prepararse para recibir el ataque porque no parece que nada vaya a impedir de momento que se lance contra ellos, como la bestia rabiosa que es.

Mientras, Ian intenta poner orden entre la multitud. Al principio no parece surgir mucho efecto, ya que todos gritan y están histéricos, pero parece ser, que tal como decía su padre, las masas son como borregos y sólo necesitan a alguien que les dé órdenes y en cuanto oyen la voz de Ian llamando a la obediencia empiezan a hacer algo de caso y a hacer lo que éste les pide. No es que estén muy convencidos de su petición, pero en su fuero interno saben que necesitan el confort de alguien tomando decisiones por todos ellos para salvarles. De este modo, los pocos ex-heridos de la Skyplex que estaban en mejor estado, empiezan a ayudar a salir a los que no están todavía bien y empiezan a salir de forma más ordenada, ayudándose los unos a los otros, cesando los aplastamientos y la locura, aunque es un equilibrio muy precario y solamente apoyado por el hecho de que el grupo encabezado por el Capitán Crautchin mantienen ocupados a los atacantes y eso les "tranquiliza" en cierto modo, porque es como volver a tener fuerzas del orden que se ocupen del "problema".

El bueno de Green se acerca a la mujer que está en el suelo, la que no tiene claro si está viva o muerta todavía, aunque no parece moverse, en apariencia... A todo eso, el pobre doctor se vé obligado a agacharse más de una vez y tirarse al suelo con el silbido de las balas que se entrecruzan entre los tres combates que hay en la sala. Aquella mujer necesitaba su ayuda pero eso sitúa a Green justo entre dos reavers: el que está atacando a Rousseau, Helena y Dariel, y del cual sólo ve sus espaldas anchas manchadas de sangre por los agujeros de las balas; y el otro monstruo que está atacando a Stan el Fed y que parecen estar un poco en tablas, aunque el fed ha conseguido endosarle un buen disparo en el pecho.

Pero el deber es el deber y el código deontológico dice que no puede dejar a nadie sin atender y él ante todo es un profesional, el mejor! Y si sobrevivió a montones de guardias, esto no va a ser menos!

Wladimir, haciendo gala de su enorme veterania y de todo lo horrible vivido a lo largo de su vida, no se amedrenta con las atrocidades que vé en el cuerpo de Angel, y aunque la culpa le remuerde algo por dentro, consigue mantener la mayor de las calmas, frio como el acero. La sábana con la que cubre el cadáver de la joven en seguida se mancha de sangre, dejando dibujos rojos sobre el fondo blanco de la tela. Kaplan levanta la cabeza e intenta mirarle, algo desenfocadamente, a Wladimir cuando éste intenta dirigirse a él, hacerle salir de su ensimismamiento.

-No he sido yo, fueron Ellos. Los monstruos. Yo intenté avisaros- dice éste, como si le estuviera susurrando un secreto al oído -Pero nadie quiso escucharme- susurra algo más bajo, mirando hacia los lados, como si tuviera miedo de que alguien les pudiera oír.

Al echar un vistazo a la habitación, es probablemente una de las cámaras más anchas de las que hay en la nave, probablemente sea la del Capitán, por la austeridad del mobiliario, pero está claro, que aparte del propio Wladimir, del loco de Kaplan y del crío que le está haciendo de guía, ahí no hay nadie más.

-Igual se refiere al tipo ese que nos encontramos en el pasillo, más abajo...- se aventura a decir el chico, en voz alta y luego se calle de golpe, como si alguien le hubiera querido silenciar, tal vez la pesadez y dolor del cuerpo mancillado de Angel ha hecho mella en su juventud...

Ivy y Eileen obedecen a Cassia como si de un orden se tratara, demasiado asustada la una y bloqueada la otra. Y así, Cassia de repente se encuentra sola, con el cometido de encontrar a Wladimir y darle la tablet y tal vez, descubrir qué ha sido de los demás, en especial de su Capitán.

Nada más salir del Puente de Mando, Cassia nota el helor en la espalda de la corriente de aire al cerrarse la puerta tras ella. Delante de la Acompañante sólo parece haber silencio y penumbra. Nada parece delatar la posición o el camino tomado por Wladimir y el chico. Donde dijeron que habían ido? Bueno, al menos tiene la tablet con el mapa, eso debería facilitar la tarea, no?

Nono es tu turno ya, q lo simplifiqué para q no se alargue tanto xD

Compruebo con el dedo índice y corazón el estado de la mujer, buscando en su cuello a ver si hay pulso. "Por mínimo que sea...".

Desgraciadamente, soy plenamente consciente que muy cerca tengo a ésos monstruos peleando con el Capi y los demás, que podrían girarse y en cualquier momento... pero no importa, soy Ian Green, doctor por vocación y mi deber es prestar socorro hasta las últimas consecuencias.

Definitivamente, pillaré una buena mierda cuando volvamos a tierra firme. Estaré drogado una semana entera.

Cuando el Dr. Green vuelve a internarse en la bahía de carga suelto una serie de juramentos por lo bajo antes de gritar:

- ¡Doc, Ta Ma Duh! ¿Nee Tzao Se Mah? Sal cagando hostias de aquí y cierra las puertas para que no puedan moverse por toda la nave, tenemos que contenerlos aquí.

Respiro profundamente, cojo la pistola con las dos manos, para tener más estabilidad de tiro y disparo al puto saco de cicatrices que casi se come al capitán, aunque ahora mismo están demasiado cerca:

[Disparo 1: d10 + d8 = 9]

¡Ta Ma Duh! Que mierda de disparo, pienso mientras me preparo para realizar el segundo disparo.

[Disparo 2: d8 + d8 = 9]

Mierda... es lo único que puedo pensar antes estos dos disparos

Contemplo con cierto asombro como esa bestia continua su carga pese a haber recibido tres disparos "¿chalecos antibalas?" pero he visto la sangre

No tengo mucho tiempo para seguir pensando, de hecho mi momento de duda casi resulta fatal y consigo evitar su ataque casi en el último segundo, el aliento fétido de esa cosa me hace arrugar la nariz mientras retrocedo listo para disparar de nuevo

Parece que el doctor por fin le está echando huevos a la situación y está haciendo algo realmente útil: conducir a la masa caótica para despejar la zona. Al fin y al cabo, si no van a disparar mejor que desaparezcan. Porque la gente por ahí atravesada solo logrará que le alcance una bala perdida.

- ¡Vale, doc! ¡Buena idea! - le felicito, alzando la voz - Buen trabajo, chicos - añado después, listo después de esquivar el último ataque para disparar - ¡Vamos, que ya son nuestros! - animo antes de apuntar al mismo Reaver al que Jack dispara, a ver si nos libramos de una puta vez de él.

El disparo queda lejos de dañar a aquel puto ser que ya no sé cómo cojones llamar. ¿Qué coño me pasa? Así no voy a ayudar a nadie, y soy el puto capitán.

El cabreo me lleva a fijar mejor la pistola en la mano y volver a intentarlo, cabreado con la situación y sobretodo, conmigo mismo.

Definitivamente me estoy hartando de estos engendros, sean lo que sean me alegrare cuando estén muertos y los hayamos tirado por la borda

-hueles mal- le digo al que a estado a punto de rajarme mientras le disparo a quemarropa

Si, bueno, los monstruos, eso prácticamente englobaba a cualquier ser humano, así que tampoco le decía mucho sobre la posible identidad de la, o las personas que habían hecho esto, sin descartar por supuesto que hubiera sido el propio Kaplan, y es que la locura puede ser bastante perjudicial para la moral del individuo.

Tenía que salir de aquí, y francamente no le importaba dejar al tipo aquí dentro, no podía hacerle más daño a una muerta. No eran los mejores pensamientos, lo admitía, pero tenía que intentar usar toda la lógica o no sería capaz de continuar.

¿Qué tipo? Se giró hacia el chico, alejándose del cuerpo y de Kaplan, pero sin darle la espalda totalmente, hasta llegar junto a Thornfinn. Demasiadas cosas rondaban en su cabeza, se sentía mayor y confuso, pero no iba a demostrarlo.

También necesito saber, si lo recuerdas, el lugar por donde deberían regresar los que salieron en la lanzadera, la ruta que habría que seguir hasta llegar al puente de mando toda la información resultaba útil, pero ahora tenían que continuar explorando, y no se sentía cómodo sin nada con lo que defenderse.

Vamos a buscar a los “monstruos” para que no le hagan daño a nadie más se dirigía a Kaplan ¿vienes? Mientras esperaba la respuesta, echó un vistazo a su alrededor, buscando una vez más algo que pudiera servirle de arma.