Partida Rol por web

 Llega al camarote. Marina pone un mohín. Le gusta la intimidad. No obstante la Sña Espinosa, Elena, le ha causado buena impresión como compañera de habitación. Además tiene un buen recuerdo de los primeros años de profesión, compartiendo piso con otras chicas llenas de ambiciones, mientras terminaba las prácticas para el suplemento cultural. Se sonríe a sí misma, recordando pequeñas locuras.

Quizá echo de menos un poco de compañía femenina

- ¿Elena?

Nadie contesta, así que se supone sola.

Se escurre de su leve vestido veraniego blanco. Después de una ducha, se sienta pensativa en la cama. Le apetecería tener la oportunidad de sumergirse en alta mar.

El mar le trae oleadas de nostalgia. La luna en el Mar. Pensaba que Francia los habría borrado todos.

Se perfuma automáticamente con eau de lilas. Otro momento de pausa.

Se sobrepone, desabrocha las hebillas de su maleta francesa y elige rápidamente un vestido de cocktail de verano, elegante y sencillo. 

Sale del camarote no sin antes oler de nuevo las lilas en la piel de sus muñecas. 

De momento tienes cobertura, pero la perderas en breve. En cabrera no hay forma de saber si la tendras, pero es poco probable. Envias el mensaje.

Las puertas de los camarotes no tienen llave. Se pueden cerrar desde el interior, pero fuera tienen una cerradura de llave hexagonal, que permite abrirlos a quien tenga la llave, normalmente el capitan y el dueño.

Aunque Luis tardara en responder, estoy seguro de que le encantaria una paella del señoret en algun restaurante de playa con una terraza agradable y buena compañia :)

Tienes un mail, de Luis.

Querida amiga mia,

perdona que sea breve, pero quería mandártelo pronto por si te quedas sin cobertura. Enrique lleva más de una semana sin aparecer en público, se rumorea que está en su casa de verano, en Mallorca, retirado temporalmente a la espera del inminente juicio por corrupción.
También he oído que el juez Gaspar, que instruye el caso tiene un testigo estrella, un antiguo cliente de Enrique, que habría llegado a un acuerdo a cambio de su testimonio.
Sobre tus “ilustres compañeros” no puedo decirte nada que tu no sepas ya con tan poco tiempo, te enviare lo que averigue.
Pasalo bien, y no tengas piedad con ellos, je, je, je

Saludos
Luis

P.D.: Italia esta estupenda, y las italianas también 

 Marina regresa al camarote.

Mentirosa, no vas a poder dormir en absoluto.

Deshace la cama, pero se detiene. Con el vestido de noche desabrochado, quieta de pie en la oscuridad de la habitación, medita un momento. Finalmente deja caer el vestido,  y se enfunda rápidamente sus shorts, una camiseta y sus deportivas.

Se dirige a cubierta. Relee el mensaje de Luis y lo elimina. Se queda pensativa contemplando la extraordinaria luna levantina.

Sus pensamientos como la marea, vienen y van. Luis. Diego. Diego, Antonio. Diego, Enrique. Antonio y Enrique.

Hmmmmm

Hay algo…algo que no es la fría humedad marina, que hace que una sensación de inseguridad cale muy hondo en su interior. El instinto periodístico se ha abierto paso a través de su la habitual arrogancia de societée.

Está intranquila, y excitada. Alerta.

¡Lo que daría por un chapuzón en altamar!

Tomo nota :)

No obstante la mayoría de conversaciones son publicas, asi que en todo caso te avisare si alguien pide una conversación privada y tu lo ves.

A la cama a la 1:30 de la mañana, anotado

Cuando llegamos al camarote, me dirijo hacia donde dejé mi maleta y busco el neceser. Cojo unas toallitas desmaquilladoras y el pijama.

- Marina, si no te importa, voy a entrar en el baño yo primero. No tardaré nada. En el baño, me limpié los pómulos y los ojos. No llevaba apenas maquillaje, pero no quería manchar la almohada. Después me puse el pijama allí mismo. Mientras me cambiaba, me miré al espejo. Había sido una noche maravillosa y hacía tanto tiempo que no estaba con un hombre... Me miré los pechos, estaban un poco caídos, normal a mi edad y mi figura no era precisamente la de Marina. Suspiré, intentando borrar esos complejos de adolescente de mi mente.

Tardé poco en salir, ya dispuesta para irme a la cama. Me tumbé y me tapé solo con la sábana.

Me voy a dormir ya, no te preocupes si haces ruido. Buenas noches.

Elena está aseándose en el cuarto de baño. Marina, elevando un poquito la voz, empieza a hablarle mientras se desabrocha el vestido.

- Estoy encantada de que nos hayan puesto juntas en el camarote. No sé a ti, pero este tipo de situaciones me hacen recordar cuando empecé a estudiar en Madrid, el piso de estudiantes y mil y una locuras...Pero bueno, ¡no quiero aburrirte más! Entro a la toilette, espero no hacer demasiado ruido. Que descanses.

Marina deja que Elena salga y se meta en la cama. Se dirige hacia el cuarto de baño, y se detiene un segundo frente a la puerta, hablando en un tono de voz relajado y amable.

-Elena, …no te conozco mucho, y quizá me esté precipitando con este comentario, pero debieras saber que además de capaz, eres una mujer muy hermosa…y eso no le es indiferente ni siquiera a un viejo lobo de mar…Bueno, descansa. Buenas Noches.

Marina cierra la puerta y fija su mirada en el reflejo del espejo.  Su último comentario le parece un poco tonto, dadas las circunstancias, pero se siente muy bien por haberlo dicho.

Definitivamente me hace falta tratar con compañía femenina!

Los invitados van retirandose a sus camarotes, y tu observas discretamente. Te das cuenta de que Benjamin en lugar de ir a su camarote se va al de ana, y cierra la puerta tras de si.

 Marina, de manea natural, y por natural curiosidad, pasa cerca del camarote e Ana. No espera escuchar nada en concreto, pero sí se fija si las voces provenientes del camarote son agitadas, disonantes, corteses, si quizá no hay voces... Sólo una pasada. Su profesión y eventos particulares en su azarosa vida le impulsan a arriesgarse tomando ciertas precauciones.

Aunque no entiendes bien lo que dicen, si oyes claramente que al entrar Benjamin echo el seguro, y el tono de ambos parece sosegado, es evidente que ana no dormía y que no le disgusta la visita. Si quieres escuchar con atención tendrás que "pegar la oreja" y puede que alguien te oiga.

Un ruido te despierta, y oyes que marina ha entrado en la habitación, aunque no la oíste salir. Esta oscuro para ver el reloj, mas aun al no estar en tu cama, porque no conoces el entorno, pero como oyes el motor del yate, supones que aun no en las diez.

De momento marina no debe haberse dado cuenta de que te ha despertado.

 Marina pasa de largo y sólo nota que benjamín ha cerrado la puerta con el seguro, y que parece que la visita es una visita consentida. Se sonríe pensando que la política es un juego de normas muy divertidas.

La noche anterior me acosté sumida en mis pensamientos y reflexionando sobre la frase que Marina me había soltado de repente. Era muy extraño e incluso "insultante" que una chica que no me conocía de nada dijera ese comentario. Quizás es que destilaba inseguridad y era algo que se notaba o quizás es que no era buena guardando las apariencias. Aún así, después de un rato me quedé dormida, sin darle contestación a Marina.

Cuando me desperté, escuché un ruido que procedía de la puerta. Parecía que Marina había entrado, pero ¿por qué habría salido? ¿Un encuentro nocturno con alguno de los invitados?

Intenté levantarme despacio para no hacer mucho ruido y que la chica no descubriera que me había despertado. Después de sentarme en la cama, cogí el móvil que había dejado en el mesita la noche anterior y miré la hora. Puede que fuera muy temprano para desayunar, pero una vez despierta era difícil que me volvera a despertar.

Son la una y media de la mañana. Fuera del camarote solo se oye el motor del yate.

La 1 y media. Vaya, y yo que pensaba que ya era de día.

Me levanté un poco desorientada, había perdido la noción del tiempo totalmente. Me incorporé y me quedé sentada en la cama. A mi alrededor estaba todo oscuro, pero, guiándome por la pared, me dirigí al cuarto de baño.

La luz me cegó un poco los ojos, acostumbrados ya a la oscuridad. Me sentía extraña en ese lugar, como cuando vas a un lugar de vacaciones y no te acabas de acomodar en la habitación del hotel. Esto era un peculiar hotel, donde el mar te impedía coger el coche y marcharte a otro lugar.

Cuando acabé en el baño, fui otra vez a la cama. Intentería dormir las horas que quedaban hasta el desayuno.

Os despertais hacia las 9:00 tras una noche de agradable descanso. Escuchais sobre vuestras cabezas (en la cubierta del comedor/cocina) ruido de platos, y una maquina.

 Marina se despertó sorprendida. Era la primera vez que en bastante tiempo dormía y descansaba. Sin sueño entrecortado, sin la mirada fija en las horas que pasan sin sueño.

Se incorporó.

- Buenos día Elena…Elena?

Observó que su compañera había madrugado más que ella. Ducha fría, una camiseta y unos shorts blancos. Meditó un momento y decidió no recurrir al eau de lilas.

Hoy con el perfume del mar me basta