Partida Rol por web

Brandir se sentó cansado en un rincón solitario y apartado de la multitud y dejó que Brielle actuara sobre sus heridas, el calor que emanaban sus manos y la magia que surgía de ellas poco a poco fue haciendo efecto sobre su herida en el costado, aunque parecía que la chica tenía un gran talento por explotar, aun estaba un poco verde y el efecto duró poco tiempo, pero ahora Brandir se sentía algo mejor.

.- Gracias Brielle, eres realmente increible... .- dijo con una sonrisa en los labios .- creo que será mejor que sigamos haciendo lo que hemos venido a hacer, aunque ahora tomaremos más precauciones, no hablaremos con nadie y iremos ocultos bajo nuestras capas mezclados entre la muchedumbre .- se levantó no sin sentir una punzada de dolor en su herida .- puedo seguir... ya tendremos tiempo de recuperarnos por la noche... tu que tal ese golpe?

Salieron otra vez a las calles más transitadas, tenían que seguir caminando hacía la guarida, no había ni un minuto más que perder.

Hago caso omiso al estúpido chascarrillo del transeúnte. No tengo intención de jugar en aquel lugar, sobre todo porque acabaría desvalijado en algún callejón. Así que pongo rumbo al establecimiento del librero, mientras le dedico un saludo con la cabeza al tipo que me ha dedicado algo de tiempo.

A la sombra del castillo del mago se agrupan algunas de las mayores atracciones nocturnas de la Ciudad de los Descarriados: las casas de juego. Están divididas en dos filas, que parten desde la Plaza de la Fortuna hacia el norte y hacia el este. Se trata de macizos edificios de madera de dos pisos, cuyo personal vive en el piso superior. Aquí puede encontrarse todo tipo de juego: peleas de gallos, dados, cartas, etc. Hay todo tipo de casas, desde paradas llenas de gente hasta clubs privados con matones a sus puertas para mantener alejados a los huéspedes no invitados. Desde primeras horas de la tarde hasta casi el amanecer, los propietarios y los clientes llevan a cabo todos los negocios posibles. Los clientes van de parada en parada y se amontonan por las transitadas calles hasta bien entrada la madrugada.

Te preguntas cómo un tipo puede montar un establecimiento como puede ser una librería en un barrio tan fuera de lugar como este. Pero ahí la encuentras, al lado de la tienda de un prestamista. "La Voz de los Ladrones" se llama el local.

Después de que Brielle haya utilizado su magia, continuais el camino hacia la Calle de la Jarra. Esta zona está llena de tabernas de dudoso aspecto a un lado y a otro de la calle y es, con mucho, la zona más sórdida que habéis visto hasta ahora. Dais gracias a que es un poco más del mediodía. No queréis pensar en cómo se puede poner esto a altas horas de la noche. Aún así, personas malencaradas con aspecto de mercenarios o de algo peor, caminan por aquí ocupados en sus propios asuntos. Por fortuna, cruzáis la zona sin ningún percance.

Más allá de la Calle de la Jarra se encuentra por fin el edificio del clan de los Ladrones. Frente a él, se encuentra otro mercado compuesto por un grupo de paradas de madera. En él se puede encontrar mercancías de todo tipo. Ambos os miráis deduciendo de donde pueden haber salido dichas mercancías.

El edificio de los Ladrones está construido íntegramente de compacta madera traída del bosque. Se encuentra situado en la parte trasera de una serie de pequeñas hondonadas, por encima del río, y le oculta de la ciudad un alto muro de unos cinco metros que ocupa su parte delantera. Un par de gruesas puertas dobles indican la entrada.

La calle de la jarra daba miedo, pero aquí el que mostraba debilidad era el primero al que atacaban, robaban o algo peor, simplemente había que passar desapercibido entre la multitud. Brandir sintió un alivio muy grande al salir de la calle y llegar al fin a la guarida, per el sintimiento fue efimero porque ante ellos se plantaba lo que realmente parecía una fortaleza de madera.

.- Brielle... entrar aquí va a ser muy dificil, per me temo que será más dificil salir .- Brandir sonrió quitando hierro al asunto .- será mejor que busquemos la mejor manera de entrar sin ser vistos, puertas laterales, agujeros para basuras... lo que sea... .- comentaba Brandir mirando al edificio .- también hay que mirar quien entra, quien sale y como lo hacen y a que horas, hay que saberlo todo... perdona por ser tan metodico, pero es que va a ser dificil, tu que opinas?

Brielle miraba desconfiada hacia todos lados. Después de lo que habían pasado, temía otra emboscada parecida. Sin duda no le gustaría estar por aquí de noche, no sin al menos contar con refuerzos. Luego se giró ante las palabras de Brandir.

- Sin duda tienes razón en lo que dices.. - la mujer no parecía muy ducha en labores de subterfugio - Aunque sigo pensando que lo mejor sería avisar a los demás y llegar a un plan en común ¿no crees?

.- creo que lo mejor es sacar la máxima información posible intentando pasar desapercibidos, si pones a un hobbit, un enano y a un sureño con mala leche ante la puerta o cerca, vamos a entrar si... pero por la puerta grande, o sin cabeza o con grilletes.- A Brandir le gustaba ironizar y con una sonrisa continuo.- no me tomes mal, pero será mejor esperar por la noche para venir todos, ahora si encontramos algo útil mejor.

Brandir se ajustó la capa sobre el cuerpo y se acercó por el mercado, siempre con un ojo sobre las puertas de la guarida, observando si hay guardía y cuanta.

- No lo había pensado de esa manera - contestó Brielle y esbozó una sonrisa, la primera desde que habían entrado en ese lugar. Siguió a Brandir y se cubrió mejor con la capa, intentando pasar desapercibida. - Pues vayamos a ver que averiguamos de este lugar. - dijo mientras avanzaba. Paso por su cabeza que es lo que podrían estar haciendo los demás, esperaba que estuvieran todos bien.

Durante un par de horas examináis la entrada principal del edificio. Os sorprende ver que no hay guardias en la puerta y que el portón principal no parece estar cerrado con llave. Hay un gran trasiego de hombres que entran y salen por la puerta principal. La actitud de abierta despreocupación del gremio de Ladrones os hace pensar que el temor que tiene que inspirar en el resto de la gente es muy grande para no tener que preocuparse por cuestiones nimias como una simple guardia en la puerta. Aparte de eso, examináis los muros del edificio y llegáis a la conclusión de que, si no queréis entrar por la puerta principal con un par de narices, una parte del muro que da al este es el lugar más óptimo para escalarlo, ya que es un poco más bajo que el resto.

Brielle observaba a la gente que entraba y salía sin ningún problema por la fortaleza, sin duda ellos mismos podrían hacerlo si quisieran. Obviamente no tenían nada que hacer ahí dentro "oficialmente" y tampoco sabían que podían encontrarse ahí dentro, así que esa idea parecía desestimada.

Siguiendo la mirada de su compañero, también reparó en la parte del muro mas bajo, y entendió enseguida que una opción era escalar por esa zona, si al final decidían internarse en aquel gremio.

- No creo que hablar con estos tipos nos sirva de nada. Aunque no se si será demasiado peligroso irrumpir dentro de ese edificio.. - comentó con Brandir.

.- querida Brielle no creo que hablando nos devuelvan el cuerno que hemos venido a buscar... .- Brandir sonrió y siguió hablando .- por lo que tenemos dos opciones, o entramos todos juntos escalando el muro más bajo o separamos el grupo, el enano y el hobbit si entran por la puerta los van a reconocer, y los demás intentar pasar desapercibidos entre la multitud, pero como bien imaginaras, nos están esperando y no creo que nos reciban con un gran banquete, será mejor que nos reunamos con nuestros compañeros, ya sabemos lo que tenemos que saber.- Brandir giró sobre sus pasos y empezó a caminar hasta la entrada de la ciudad en busca de sus compañeros.

Brielle asintió al montaraz.

Luego dio media vuelta, no sin dedicar una última mirada a aquel edificio del Gremio de Ladrones. En esa mirada se confundían una mezcla de emociones, temor y nervios, pero a la veza determinación para acabar lo que habían empezado y a lo que se habían prometido.

- Si, vayamos a buscar a esa 'panda'.. - comentó mientras seguía los pasos de Brandir.

Después de que el espectáculo de jugadores ansiosos por ganar algo de dinero llame poderosamente mi atención, intento centrarme en lo primero a lo que he venido: conseguir el dichoso libro. De modo que, desmonto de mi caballo y me llevo conmigo las pertenencias de valor, dejando en la montura pues la lanza y poco más. Dejo mi caballo con un nudo bastante suelto en algún lugar donde pueda amarrarlo cerca de la entrada, con la intención de que si algún extraño intenta acercarse a él reaccione como le venga en gana, y no se vea lastrado por un amarre seguro. Después entro en la tienda con aire decidido.

Ess Pertinil allá voy, espero que tu libro esté aquí y no me hagas dar vueltas por toda la ciudad para encontrarte. Luego puede que me acerque a la casa del prestamista, tal vez sepa algo del artefacto robado.

El interior de la tienda está atiborrado de mesas y estanterías donde se acumulan libros de todos los tipos y colores. Detrás, y por encima de este mar de libros, se encuentra un complejo y polvoriento artilugio de latón formado por unos anillos y un engranaje de esferas colocadas sobre un pedestal de hierro forjado. Un enorme gato blanco y negro se mueve entre la mercancía observándote con un experimentado desinterés. El dueño se encuentra limpiando el polvo de uno de los estantes. Es un hombre anciano y enjuto, de brillantes ojos y bastante inquieto. Mientras limpia, parece que está contándole una historia a un joven aprendiz, que le escucha embobado. 

Interrumpo al anciano de forma educada:

Saludos caballero, ¿Midmin Parsel? Vengo en busca de un libro de poemas de Ess Pertinil. Tengo entendido que posee dicho ejemplar.

-Sí, soy yo -te dice el librero. Cuando te escucha mencionar el libro sonríe mientras asiente-. Ah sí, usted debe ser el encargado de venir a buscarlo aunque no es de por aquí ¿verdad? Espere un momento, por favor -el hombre se mete en la trastienda mientras el muchacho te observa con curiosidad y el gato sigue deslizándose entre los tomos polvorientos. El viejo regresa en un momento con un libro en las manos de cubierta azul-. Aquí lo tiene, supongo que conocerá el precio acordado ¿no es así?

Supongo que el "no será de por aquí" debe ser por mi color de piel.

Sí, el comprador me dio una bolsa con el dinero acordado - digo mientras le alcanzo la bolsa a la vez que agarro el libro - Oiga, ¿qué sabe de ese castillo y ese mago? - pregunto mientras ojeo el libro para asegurarme de que el trato es correcto.