Partida Rol por web

Fort Doom: Dead Lands

Capítulo 8: Reina de Tréboles

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16/04/2014, 21:59
Cuervo

—Jódete.

Respondió el cuervo, que parecería ofendido si no fuera porque era un cuervo y, por tanto, poco expresivo por naturaleza.

Los tres interrogadores empezaban a sentir que la situación se volvía más surreal con cada minuto. Un pensamiento irónico, para tres cadáveres andantes. 

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16/04/2014, 22:03
Soldado Schweiner

Con una mirada de disculpa como diciendo "los cadáveres semipodridos tienen serios problemas centrándose", Hank volvió a hablar por el cuerpo.

—El coronel, el coronel sabía. El informe... no tengo pluma. Yo estaba en el turno de guardia con O'Hara. No recuerdo bien. Él dijo que se tenía que ir un momento y después... Yo estaba de espaldas. Escuché un gruñido. Eso es lo último que recuerdo.

Y eso fue lo último que dijo Hank. El soldado quedó tan mudo como un muerto y tan muerto como una roca.

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19/04/2014, 11:23
Bill

Bill lanzó miradas interrogantes a Chang y a Hank. Parecía que este fiambre no iba a decir nada más. 

Cogió él la pala esta vez, y empezó a cavar en otra de las tumbas. Hank y Chang habían trabajado ya demasiado. Estuvo un buen rato cavando.

Este otro fiambre se llamaba Mendoza. Bill lo había escogido porque los latinos solían ser más parlanchines, o eso creía él.

Cuando tuvo a mano el cadáver, lo tiró fuera del hoyo como un saco, y se levantó una pequeña polvareda.

Tras salir de la tumba y sacudirse las manos, Bill lanzó una mirada interrogante a Chang y a Hank.  Esperaba que fueran ellos esta vez los que le preguntaran al cadáver.

No quería monopolizar el interrogatorio y tal vez ellos supieran hacer preguntas que dieran más luz al asunto de lo que él le había lanzado a Schweiner, porque la verdad con la respuesta del fiambre del soldado alemán Bill no había sacado nada en claro.

Notas de juego

Me ha parecido entender que Schweiner no iba a decir nada más.

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20/04/2014, 01:54
Capitán Rogers

Rogers se frotó la barbilla y escuchó los informes de Hyeu y del teniente Willamson con un aire ausente, como ajeno a su entorno. Tras un largo silencio, clavó sus pequeños ojos acerados en el lavandero asiático.

—¿Dientes de plata? —inquirió.

Hyeu asintió en silencio y el capitán esbozó una oscura mueca cargada de ironía.

—Necesitarás mucha plata para eso —dijo, recordando la desdentada sonrisa de Bully. —Pero hay poca. Muy poca. Parece que a alguien se le dio por apropiarse de toda la plata del fuerte. Oro sí, pero plata… Hasta el coronel solicitó que acopiara urgentemente toda la plata disponible —añadió, al tiempo que entrecerraba los ojos, pensativo.

Se incorporó lentamente y se dirigió hacia el pequeño ventanuco lateral. Desde allí contempló el incipiente crepúsculo mientras ordenaba sus pensamientos. O’Lowell. Entrecruzó los dedos a sus espaldas y taconeó con cierta impaciencia. Y aquellos cuatro hombres… No se merecían semejante trato, pensó. Luego se volvió hacia Hyeu:

—Haces un buen trabajo. Te has ganado cada penique que te pago —dijo en un tono seco pero cortés. —Encárgate de lo que te pidieron. Si no hay plata, habrá oro. Lo mismo da. Son órdenes del coronel —recalcó, y añadió: —Puedes retirarte.

Con estas palabras y una leve inclinación de la cabeza, Rogers dio fin a la entrevista. Cuando el asiático abandonó el despacho, volteó la cabeza hacia el teniente.

—¿Dices que llevaban palas?

Willamson asintió.

—No me importa qué buscan esos malditos o si solo quieren meterse al hoyo del que nunca debieron salir, pero… Si profanan las tumbas de uno de mis hombres…

Los dientes del capitán rechinaron.

¿Quién estaba tras las muertes de aquellos hombres? Lamentaba especialmente la de uno de ellos, el soldado Schweiner. Un excelente elemento, sagaz, disciplinado, inquebrantable. Una muerte inútil, evitable. Rogers se sentía responsable. Si tan solo se hubiera encargado antes, otra sería la historia. Schweiner estaba destinado a formar parte de su proyecto. Tenía planes hechos, pero alguien se le había anticipado. Quién, era la pregunta. Ya lo averiguaría.

—Encárgate de ellos.

El teniente se cuadró y una sonrisa feral afloró en su rostro. Rogers lo vio partir y suspiró, frustrado. Willamson era un hombre leal y confiable, pero excesivamente impulsivo. Salvaje era la palabra. Ferozmente salvaje. Tarde o temprano tendría que encargarse de él. Pero ahora tenía otra cuestión en mente.

Giró sobre sus talones y sus ojos se toparon con el tablero de ajedrez situado entre dos banquetas. Observó detenidamente las piezas y sonrió con anticipada ferocidad.

—Jaque, coronel.

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20/04/2014, 02:07
Teniente

—Sí, señor.

Dijo el teniente antes de salir por donde había venido. La sonrisa del teniente era una mueca con mucho diente y poco humor, una promesa de trabajo bien hecho cuando lo que se le pedía era destripar, desmembrar y devorar. Lo más parecido a estados de ánimo para Williamson era la alternancia entre indiferencia y ferocidad. 

Cuando ya estaba fuera y, quizá, creía no ser oído por el capitán, dejó escapar una risilla...

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20/04/2014, 02:27
Soldado Mendoza

El soldado Mendoza estaba en peor estado que su compañero germano. Quedaba poco de la cara y los órganos que no colgaban de su tripa abierta estaban... simplemente ausentes.

—Teniente, ¿es usted?

Habló Hank, aunque la locura reinante les había enseñado a imaginar que era el cadáver el que vocalizaba.

—Lo siento, Wilson ha ido a la tienda un momento y... Perdóneme señor yo... no, no nooo.

El cochero hizo poco más que alargar la última vocal, interpretando su papel con poco entusiasmo, pero Chang y Bill se imaginaron esas últimas palabras gritadas.

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27/04/2014, 11:51
Danny Chang

Danny que se ha mantenido atento y callado todo el tiempo preguntas al soldado Mendoza

- Descanse Mendoza, le permito ser totalmente franco, digame con sus palabras lo último que recuerda, pensamos que le golpearon a traición y estamos buscando al culpable ¿QUIÉN HA SIDO MENDOZA?

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28/04/2014, 07:04
Director

—El teniente— dijo Hank. —El teniente, teniente teniente...

El cochero se encogió de hombros, dando a entender que eso era todo. El cadáver de Mendoza, que había estado medio incorporado, cayó de lado, quedando desplomado en una postura muy poco natural. De alguna forma, el cadáver se las apañaba para parecer incluso más muerto ahora que cuando lo sacaron. No habría más respuestas del otro lado de esta tumba...

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28/04/2014, 07:09
Teniente

—¿Puedo saber qué hacen?

Una voz les sorprendió desde la espalda. Al darse la vuelta, un soldado corpulento con un rifle en la mano les miraba desaprobadoramente. El arma no les apuntaba, pero no hacía falta más que aquel tono de voz para que el hombre transmitiera una amenaza. Estaba claro que los nordistas no veían con buenos ojos la inhumación de compañeros de armas.

El uniforme y los galones dejaban claro que era algún tipo de oficial intermedio. Bill y Danny deseaban ahora haber dedicado algo de atención a toda esa parafernalia militar, per Hank Bully sabía muy bien el rango de ese tipo: teniente.

Claro que en un fuerte podía haber media docena de tenientes. No tenía por qué ser el superior de Mendoza, necesariamente.

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30/04/2014, 19:28
Hank Bully

Hank repetía las *ejem* palabras del desafortunado cadaver, tan metido en su papel, que no se dio cuenta de la que se le venía encima a sus espaldas. Iba diciendo algo así como: – ¡Teniente, teniente! noooo, noooouuuuooo, ¡no! arf arf... grñññññññññññ ¡wuf!¡wuf!... – cuando creyó oir una risita ahogada de Bill a sus espaldas, y fue a girarse hacia él para pedirle un poquito de por favor, que así no podía concentrarse, con tan mala suerte que fue a darse de bruces con el teniente patidifuso, que había estado observando detrás suyo toda la escena. – ¡Teniente, teniente...!¡Ya era hora, teniente! – El viejo Bully disimuló como si el oficial hubiera venido obedeciendo a su llamada, y nada que ver con ese rollo feo de andar profanando tumbas. Después de todo, una huida hacia delante, dentro de las huidas, es siempre la salida más digna. - Soy Peter Pool, de asuntos indios. Supongo que el coronel o el capitán Rogers ya os habrán avisado de nuestra presencia. Ahora; ¿puedes hacer el favor de explicarme a qué demonios hacen aquí cuatro tumbas cristianas en medio de un agujero indio? ¡Anda, anda,... coge una pala y ayúdanos a enterrarlos en otro maldito sitio... – El cochero le tiró la pala sin demasiados remilgos y un poco como a desgana, como si fuera él quien estuviera haciéndoles un favor que por otro lado, tampoco estaba obligado a hacerles. -... antes de que se enteren en Washington y os manden a desfilar a un jodido consejo de guerra. No, no me mires así; no estoy de broma. Ya sabes cómo se ponen de quisquillosos en el gobierno con estos asuntos religiosos. Y con razón, si me preguntas. ¿O acaso no crees tú que cuatro hermanos soldados no se merecen algo mejor que compartir agujero con una piara indios?  

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02/05/2014, 00:13
Teniente

El teniente parecía esperar otro tipo de respuesta, y su actitud despectiva, casi agresiva, se convierte en sorpresa.

—Eh... fueron órdenes del coronel enterrarlos fuera. Como ya había un cementerio aquí...

Miraba a los tres forasteros y a las tumbas. Parecía hacer tiempo mientras decidía algo.

—Les ayudaré. Podemos enterrarlos tras esa colina...

Dijo, señalando una ligera inclinación en la que la tierra era blanda y había algo más de vida vegetal.

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06/05/2014, 21:03
Director

El teniente ayudó a cavar las fosas alejadas y a llenarlas con los soldados azules. Si estaba incómodo manejando cadáveres (o hablando con ellos), no lo parecía.

Tras casi una buena hora de trabajo, el traslado quedó hecho. La trola de Hank parecía haber colado y, de todas formas, el cochero sabía que los muertos le agradecerían la mudanza. A nadie le gustaba tener de vecino a un piel roja.

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06/05/2014, 21:06
Teniente

—Ha sido un placer ayudar, fui superior directo de algunos de esos hombres. Creo que eso será todo, a menos que me necesiten para algo más...

El teniente parecía reticente a marcharse, como si esperara ver u oír algo que no terminaba de llegar. Tenía toda la pinta de tener una decisión difícil y ser alguien que no estaba acostumbrado a tomar decisiones, para empezar.

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10/05/2014, 10:20
Bill

—No, hombre no. No tenga tanta prisa...— Bill alargó una falsa sonrisa sucia, la cuál no pegaba ya con su ropa recién limpia (algo polvorienta por el trabajo con las tumbas, pero ni de lejos tan sucia como antes de pasar por las manos del lavandero chino): —... después de la panzada que nos hemos pegado aquí bajo este sol abrasador, qué menos que sentarse a descansar un poco ¿No cree?— 

Bill echó un vistazo por encima del montículo, para comprobar cuán detrás de la colina estaban, si se les veía desde el fuerte, o si a esta distancia se oiría el sonido de un buena gresca. Luego añadió: —Podemos darle un poco a la lengua... O LO QUE SE TERCIE.—

Bill dobló el codo señalando a Hank a su espalda con el pulgar: —Aquí nuestro amigo Hank tiene un buen "despiertamuertos"...—

Aunque en mi pueblo también lo llaman "afloja lenguas". Pensó Bill para sus adentros.

—... me da a mi que lo va usted a necesitar.— Bill le lanzó al teniente una mirada de esas en plan "empieza a soltar ya la lengua o vete preparando".

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10/05/2014, 18:32
Danny Chang

Danny se acerca al teniente y le da un buen manotazo en la espalda dejando la palma en el hombro.

Si hombre, ¿que prisa hay?, en ese fuerte hay hombres de sobra y bien capacitados como para aguantar sin nosotros un rato.

Vamos a tomar un respiro después de tanta palada.

Sonríe con sus dientes amarillo-verdosos

 

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10/05/2014, 21:39
Teniente

El hombre miraba con desconfianza, pero no trató de separarse de los muertos. Simplemente dijo:

—Creo que debería irme y no debería beber.

No obstante el tipo siguió en su sitio y devolvió la mirada a Bill.

—¿Hay algo más en lo que pueda ayudar?

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10/05/2014, 21:47
Cuervo

—¡Nunca más!

Dijo el ominoso cuervo desde lo alto de un árbol cercano. Parece que le había gustado la frase, al fin y al cabo, y ahora le pareció un buen momento.

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12/05/2014, 22:40
Hank Bully

Aquella miradita de Bill no era de las que podían pasarle desapercibidas al cochero, que ya conocía demasiado bien, y de primera mano, las inclinaciones del forajido. Aunque quien sabe, quizá es que cuando a uno le han matado, lo que pasa es que la víctima se vuelva un poco cínica, y ya se espera siempre lo peor de su asesino. – Ay, Bill. ¡Pero no ves que está de servicio! – El cochero dijo esto sin entender muy bien lo que decía. Lo había oído alguna vez por ahí aunque nunca hubiera entendido demasiado bien a cuento de qué eso de no beber mientras uno trabaja, si no era por el simple hecho de tocar los cojones. Al menos que él recordara, de cuando estaba vivo, el alcohol era lo único que podía calmarle ese molesto temblor de manos, que le impedía hacer nada sobrio. – Mejor será que volvamos al campamento. Se está haciendo tarde y no me gustaría estar aquí cuando anochezca. Dicen que por la noche estos cabrones con plumas se levantan de sus tumbas... - Dijo mientras rodeaba con su brazo putrefacto el hombro del teniente, invitándole a caminar con él. - ¿Menuda tonteria, no? -

Notas de juego

No quisiera arruinarte la fiesta, Bill, es que en el fondo el viejo todavía no tiene tan podrida la patata, jeje. Pero ya sabes lo que dicen, ¿no? Primero viene una de cal y luego otra de arena, poli malo, poli bueno... algo de eso. No hace falta que te explique como se clava un cuchillo por la espalda no? ;D

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13/05/2014, 21:18
Bill

Hank, Hank. Eres demasiado bueno... Fué lo que pensó Bill mientras negaba con la cabeza.

El yanqui aquél de los cojones parecía saber algo, y Bill hubiera estado dispuesto a sacárselo aunque fuera a ostias. Pero el cochero tenía otro modo de hacer las cosas. Así que simplemente se encogió de hombros y empezó a seguir a la pareja formada por antiguo el cochero y el suboficial camino del fuerte:

—Pues más miedo que los indios me dan los lobos...— Respondió a Hank en voz alta y clara. Quería que el teniente le oyera. Bill, sutil como un puñetazo en pleno estómago. Estaba cansado de rodeos. A ver si el yanqui ese reaccionaba de una vez, y empezaba a soltar prenda, o se convertía en un engendro peludo con colmillos y garras allí mismo de una vez, si es que era una COSA de esas... —... he oído que los de por aquí deben ser como caballos... ¿No habrá visto usted alguno de ellos rondando últimamente, teniente?—

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20/05/2014, 04:17
Teniente

El teniente se detuvo en seco al oir a Bill. Echó un vistazo hacia Danny y Hank.

—Deberían preocuparos los lobos. Uno de esos puede arrancarle el corazón a tres civiles curiosos.

Al hombre le rechinaban los dientes al hablar. Parecía tan harto de los rodeos como Bill y casi contento de sentirse descubierto. Casi parecía estar cambiando a ojos vista.

—Estoy cansado del gato y el ratón. Solucionemos esto como los monstruos que somos.

Entonces sí que cambió.