Partida Rol por web

Boyle se mantuvo trabajando gran parte de la primera noche , dándole vuelas a la cabeza con algunos de los problemas que el coronel le había confiado. Siempre meticuloso , lo primero que hizo fue revisar las notas de los diferentes intentos que habían estado realizando antes de contar con su apoyo.
El primer problema que se le presento al ingeniero fue la famosa munición de plata que le habían solicitado , pero revisadas las notas y el infierno de cálculos realizados por los que a partir de ahora iba a ser sus ayudantes, se dio cuenta que hacia falta experimentar con las aleaciones hasta encontrar que proporción de plata/plomo era necesaria para que el proyectil fuera eficaz , y cuanto cobre se necesitaba para la camisa , y todo ello consiguiendo que el proyectil tuviera un alcance que hiciera su uso rentable. Y para eso no había tiempo suficiente , además que los costes económicos iban a ser literalmente astronómicos.

Atascado con sus problemas , el sacerdote decidió darse una pequeño paso por el campamento , abstraído en su mundo , sus pasos le encaminaron en dirección a la enfermería , donde una joven soldado de apenas 20 años estaba siendo tratado de algunas heridas recibidas durante la instrucción. En ese momento , y como se suele decir vulgarmente .. EUREKA.. una pensamiento se instalo de forma permanente en la mente del ingeniero al fijarse en el antiséptico que estaban empleando , el nitrato de plata. Su contenido en plata es bastante alto , y desde luego podría se una solución , no solo al problema de la aleación , sino también al de los costes , lo único que necesitaba encontrar era un cristalero lo suficientemente hábil para que hiciese realidad lo que tenia en mente. Varias horas de trabajo mas tarde , que casi hicieron que el excéntrico y maniático ingeniero acabase teniendo un duelo de honor con uno de sus ayudante , varios prototipos estaban listos para su prueba.

El siguiente reto tenia pinta de que no iba a ser ni mucho menos tan sencillo de resolver como lo de las balas de plata. Estudiados los experimentos realizados con la piedra fantasma no pude menos que sorprenderme de la enorme potencia que parecía tener , para ser algo tan insignificante como parecía. Estaba claro que no iba a ser posible crear un proyectil que se propulsase con algo tan poderoso e inestable como la polvora mezclada con piedra fantasma , al menos no sin varios meses de investigaciones bien planificadas , pero tal vez no fuese necesario , tal vez la respuesta se encontraba en la enorme potencia de la mezcla en si , y con esas ideas rondándole la mente comenzó a trabajar el ingeniero en un nuevo diseño.

No estaba demasiado contento con la seguridad del dispositivo , pero podria perfectamente servir como punto de partida para el desarrollo de algo que realmente mereciera la pena.

Lo siguiente que paso por la mente del ingeniero fue el sueño mas viejo del mundo , conquistar los cielos. Y no por ser romántica la idea era menos bélica , ya que si alguien conseguía dominar un ingenio capaz de mantenerse en el aire , lejos del alcance del armamento enemigo , y sin estar sometido al capricho de las corrientes del viento como los globos aerostáticos , desde luego tendría una gran ventaja en cualquier batalla que se desencadenase. Se hallaba enfrascado en esos diseños cuando por fin el coronel acudió a ver como iban sus progresos.

- Mientras el británico está absorto en sus reacciones químico-físico-papirocuánticas, yo me doy una vuelta por los aledaños dentro de la tienda, para ver qué reacciones les suscito, es decir, si el campo electro-religioso que emano atrae a algún electro-científico con interés en formar parte de uno los orbitales libres que predico cada domingo, para reforzar de dicho modo el enlace iónico a posteriori entre dicho científico y el trabajo de Fe que el coronel trae entre manos, antes de que los soldados del campamento se dediquen a probarlo. Tras lo cual ve cómo me fijo en el nitrato de plata cuando vamos a darnos una vuelta por la enfermería y el resorte de una idea brota en su mente... Bañar las balas en plata...

—¡Asombroso! Es usted un genio, señor Boyle.

Dijo uno de los asistentes, maravillado ante los avances de la bomba de mano.

—¿Ha pensado usted en un nombre? Propongo dispositivo-portátil-de-explosión-altamente-exotérmica-boyliano.

—Paparruchas. Estoy seguro de que el señor Boyle tendrá una idea mejor.

Se dirigió ahora al padre Gabriel, sacando una Biblia de un cajón y mostrándosela como orgulloso.

—He estado formándome en los principios metafísicos de la "bendición" y los poderes divinos, que no parecen tener nada de newtonianos y, más bien, responden a paradigmas aún por enunciar. Todas esas páginas de genealogía las encontré más confusas, pero reconozco que lo del Juicio Final fue altamente instructivo.  Ahora que hemos creado los primeros prototipos de balas de plata, ¿accedería usted a hacernos una demostración de la infusión o mmmmm disolución de la "bendición" en ellas?

El dirigible, por su lado, estaba avanzando pero todavía tomaría cierto trabajo. De aquí a unos días esperaban tener todo terminado.

- Mirando las invenciones del británico para después dirigirme a él - Desde luego no se si son excelentes, pues no estoy versado en ese campo, pero si los que trabajan con usted están en lo cierto le felicito - Y girándome acto seguido al Asistente Krasus - Verá, yo creo en la Fe que tiene cada uno en su interior para que las plegarias surtan efecto, lo mío es Fe y creencia, no ingeniería de prueba y error, y que conste que no tengo nada en contra, todo ha sido obra de Dios, perola pasión que yo pongo en mi Fe es como la que ustedes ponen en la ciencia... Respecto a su pregunta, soy hombre de paz, pero podría bendecir un arma de cada vez, pero su efecto no es prolongado, pues como le comento la virtud está en quién cree no en el objeto en cuestión. Mire, podría ponerle un ejemplo de la propia Iglesia Católica, hubo un tiempo en la Edad Media en que se tenía noticia de multitud astillas de la Cruz de Cristo, que, de juntarse todas daría para contruír más de una con total seguridad, pero lo que llenaba de regocijo el alma de los que decían que la tenían y los que le seguían era la ferviente Fe en dichos objetos... ¿Ve a donde quiero llegar?

Boyle observaba con satisfacción como iban avanzando los trabajos con sus diseños , aunque siempre perfeccionista no dejaba de retocar cosas aquí y allí. A la pregunta de uno de sus asistentes Boy solo pudo sonreir.

-Con el permiso del Padre aqui presente me gustaria denominarlo como Artefacto Pirocombustivo Orientado Canalizando Activamente La Impactacion de Piedras fantasma Solo por Inducción Sonica , o A.P.O.C.A.L.I.P.S.I.S.

Dicho esto el ingeniero volvió a sus planos. Una delas válvulas no acababa de convencerle.

—Fantástico nombre. Prepararé los informes para el coronel, que seguro estará encantado con los progresos. Hay algunos tecnicismos todavía que solucionar, por supuesto— añadió dirigiéndose al sacerdote —pero en cuanto empecemos los trabajos de campo...

Un estruendo interrumpió al asistente Zus. Fuera de la carpa se escuchaban gritos, disparos y cornetas sonando. Los ayudantes de laboratorio, nunca famosos por su temple, empezaron correr por la carpa aleatoriamente con gallinas asustadas. Boyle y el padre Gabriel no dejaron de pensar, en ese momento, que estaban en primera línea de combate y que este campamento carecía de muralla, torres y otras estructuras defensivas permanentes.

- ¿Eh? ¿Qué sucede? - Digo al tiempo que me acerco a mirar por un resquicio de la tienda, para supuestamente ver a los soldados arriba y abajo y escuchar a qué se refieren mientras intento buscar al coronel entre todo el revuelo generado en el campamento

-No lo se bien padre , parece que nos encontramos bajo la ofensiva de las fuerzas enemigas.- dijo Boyle mientras mantenia la copostura. No en vano era britanico , y antes muerto que demostrar sus emociones , aunqe por dentro estuviera a punto de sucumbir la panico.

Este sera un momento ideal para proba mi nuevo artefacto explosivo sobre el terreno y ver que tal se desempeña , asi que cojo varios de los atefactos y los introduzo en una bolsa para luego salir a ver si encuentro un soldado del cerpo de bombarderos de su majestad (o el equivalente yanki).

El caos fuera de la tienda sugería una batalla. Por si no fuera ya bastante malo, las palabras que de más bocas se escuchaban eran "monstruo" y "muertos" seguido de cerca por "mierda".

Boyle agarra cinco de las granadas recién bautizadas APOCALIPSIS. No eran diseños finales, pero cumplirían la función para la que fueron creadas o, como mínimo, dejarían sin mano al que intentara lanzarlas. Con los artefactos de piedra fantasma siempre era difícil saber.

No tardó en aparecer el coronel, con los bigotes atusados y un sable de caballería en la mano.

—¡Boyle!— gritó, olvidándose del "señor" por esta vez —si la mitad de lo que he oído sobre sus avances es cierto le necesitamos en la trinchera. ¡Sígame!

Sin esperar respuesta, empezó a caminar hacia el norte, para a los pocos pasos, añadir, mirando a Gabriel.

—Padre, ¿sabe usar esto?— y le tendió un revólver de buen calibre —le aseguro que matar lo que combatimos no tiene nada que ver con el quinto mandamiento. ¿O era el sexto...?

- Supe en tiempos y creí que no tendría que hacerlo de nuevo - Y le sigo tras quedarme mirando al revólver que me acaba de entregar - No coronel, prefiero animar a nuestros hombres antes que volver a empuñar un arma, muchas gracias - Y se la entrego de nuevo

Boylle trato de mantener cada cosa en su sitio exacto, cuaderno de notas para anotar cualquier incidencia del experimento , las granadas debidamente etiquetadas con las distintas variantes de detonador para las diferentes pruebas , un puñado de esas balas nuevas ...

- Voy voy Coronel , necesitamos a alguien del cuerpo de bombarderos , o al menos a alguien con un lanzamiento poderoso . - iba farfullando el ingeniero mientras seguía a todo prisa al oficial tratando de mantener en precario equilibrio todos los cachivaches que había cogido para la experiencia. No quedaba muy claro si el ingeniero era plenamente consciente de que estaban bajo ataque , o si simplemente con la excitación de poder probar sus obras no le importaba que una bala perdida le pudiera perforar la sesera. De una forma o de otra , al británico se le notaba contento.

El coronel asintía a todo lo que decía Boyle sin parecer hacer mucho caso o, quizá, entenderle del todo. La situación parecía grave, a juzgar por los gritos y el movimiento. Pronto llegaron a una tosca trinchera de tierra y madera apilada tras la que se cubrían dos docenas de soldados. El resto cubrían los flancos y la retaguardia, pues el ataque parecía generalizado.

Los militares parecían bajos de moral, y los dos civiles pronto descubrieron por qué.

Una miríada de criaturas del tamaño de grandes perros se arrastraban hacia los defensores. Tenían cuatro patas arácnidas y se movían como insectos, pero su cuerpo era oscuro y peludo. No tenían nada parecido a una cara visible.

Boyle observaba como aquellos engendros quiméricos , salidos de la imaginación de algún científico que como minino estaba tan perturbado como el , avanzaban en dirección a su linea defensiva que estaba a segundos de convertirse en una clara huida en desbandada. Cosa curiosa , Boyle no tenia miedo. A pesar de ser bastante pusilánime , lo fantástico de las criaturas que los acechaban hacia que la curiosidad científica del británico ahogase casi desde el principio esa sensación de rescquemor que le crecía desde las entrañas. Con gesto decidido , y agarrando uno de sus dispositivos apocalipsis , Boyle bajo hasta la zona de detrás de la linea defensiva y lo arrojo armado en dirección a esos horrores que les atacaban.

El artefacto explosivo de Boyle trazó un arco suavemente hasta detonar entre las filas de esas abominaciones. Algunas patas y trozos de carne negra volaron sobre las cabezas. Un chirrido fue la respuesta de las bestias, y algunas de ellas se fijaron en Boyle.

Correteando como cucarachas, en apariencia torpes pero a una velocidad increíble, unas pocas de las alimañas se dirigían a la trinchera del británico. Una, en particular, parece tener como objetivo al británico. Otras dos iban hacia el padre Gabriel o, quizá, el coronel.

- Saco mi biblia, y aferrándola fuertemente con mis manos, me dedico a canturrear en latín clásico - He aquí Señor que con tu ayuda y bendición, he de consagrar este objeto para proteger a tu rebaño de las huestes del Maligno. Ayúdanos en esta árdua tarea donde guiados por la fuerza de tu Espíritu nos alzaremos en contra de aquellos que osan profanar tu templo y a tus fieles..."