Partida Rol por web

-¿Chi... Chicos, habéis visto eso?- Intenté que mi voz no sonara demasiado aguda, delatando el miedo repentino que se había apoderado de mí. En realidad no sabía muy bien lo que había visto, había sido demasiado rápido. Así que mi pregunta tenía dos objetivos: Comprobar que alguno de los dos hubiera llegado a ver algo, y confirmar que no habían sido imaginaciones mías.

Nunca había sido un héroe, y creo que este tampoco iba a ser el momento de sacar mi vena de valiente, así que, rápidamente propuse a Ric y a Susana:

-Creo que ya hemos dado un buen paseo y conocido bien los alrededores... A lo mejor deberíamos volver para la casa. Puede que Pablo y Julia necesiten que les echemos una mano, ¿No creéis?- Volví a intervenir, intentando que se notara lo menos posible mi nerviosismo en ese momento.

Apenas Pablo se lanza a trepar la roca y saltar cual simio por todos lados, saco la cámara fotográfica y voy registrando su movimientos, me concentre en retratar sus mejores ángulos, su sonrisa, algunas poses cómicas y otras dignas de una portada de alguna revista de ecología.

Él disfrutaba tanto como yo, continuamos andando y llegamos a un lago, la cámara se deslizo de mis dedos por la sorpresa de tanta belleza, pero la correa en mi cuello impidió que cayera al suelo.

-¡Esto es fantástico, demasiado hermoso!- di unos pasos y continué sacando fotografías... -ven hagamos una selfie...- me acerque a el y le abrace por el hombro, busque el mejor angulo con el lago de fondo...-ahora dame tu mejor sonrisa- lo sierto es que la mía era muy notoria.

-¿Te das cuenta de las maravillas que nos perdemos por vivir en una selva de concreto?- comente refiriéndome a la ciudad.

La idea del bañarse era buenísima, pero no andaba con mi bañador, no al menos ahora...- Pues a menos que sea en ropa interior, pues el bañador esta en la cabaña...- reí con libertad.

Lo estábamos pasando en grande, Julia y yo, y la visión del lago fue una sensación increíble. La idea de bañarme en "gallumbos" no me parecía mal. Llevaba unos calzoncillos tipo boxer, así que no habría mucha diferencia con un bañador así que, a punto de asentir, una sensación muy extraña me cortó la sonrisa en seco.

Comencé a mirar a todos lados y mi expresión se tornó seria. Torcí una ceja. Sentí un mareo. Palpé una gran roca que había cerca y me apoyé en ella. Mi rostro había palidecido de repente. Miré a Julia, serio. Con cara de haber visto un fantasma. Quise decir algo, pero a penas me salía la voz del cuerpo.

Revisaba la selfie que nos habíamos sacado, todo parecía tan perfecto, pero de pronto algo le ocurrió a Pablo, mi corazón latió a mil por hora, me acerque a él preocupada.

-¿Estas bien?- toque su hombro, mirándole preocupada, estaba pálido y su mirada era diferente.

-¿Ocurre algo?- me aparte creyendo que algo que hice le molesto.

-yo...disculpa....- no sabia que mas decir, incluso comencé a pensar en Susy, aparte la vista, pero continuaba preocupada por él.

Miré a Julia e intenté sonreír para quitar hierro al asunto.

- Sí... No... No hay porqué... Yo... Me ha parecido oír algo, como... una voz. Pero... no es nada. Quizá me he saturado de oxígeno o algo y se me ha ido la olla. 

Me senté en el suelo. Sentía el sudor brotando en mi espalda. Hacía calor y, tras el momento de tensión, necesitaba relajarme. Me quité la camiseta, esperando que el aire del lago me refrescara. Palpé mi cuello, pues me notaba tenso. Llevaba el colgante. Lo miré un instante, luego alcé la mirada hacia Julia.

- Perdona Julia, te he asustado. - Sonreí, ya con más tranquilidad. - Supongo que he vivido bastante estrés estos días y me lo he tragado todo y, ahora que estaba dejándome ir... ha sido un cambio muy brusco en mi mente.

El repentino movimiento en la maleza me sorprendió e, incluso, asustó brevemente. Por un momento me detuve a observar, esperando que algo saliera del follaje para atacarnos. Sin embargo lo único que salió a la luz fue la cobardía de Mario, que rápidamente se inventó excusas para volver a la casa -No nos vamos a asustar por un roedor o un conejo, como se nota que eres de ciudad Mario. Vamos a mirar, tal vez podamos ver que narices era eso. Míralo por el lado bueno Susana, a esa velocidad seguro que no era una serpiente.

Con una mano en el pecho respiro mas aliviada, pensaba que alguna actitud mía lo había molestado, pero era otra cosa, me senté a su lado cuando se quito la camiseta.

-Insisto, Susana es una chica fuerte, ahora es tiempo de preocuparse por ti, relájate disfruta de esto...- señalo la naturaleza.

-Ademas quien dice que quizás algo en ustedes gatille y tras el viaje decidan retomar...- sonreí dándole ánimos, aunque la idea de que se reconciliaran no me convencía mucho.

Miro el colgante...-que lindo, no te lo había visto antes- mencione observándolo un momento pero luego restando importancia.

Me puse de pie y continué sacando fotografías a Pablo, estaba de espaldas al lago y el cuadro que lo rodeaba era perfecto...-!Vamos¡ ya solo te faltan los pantalones y al agua- baraje la opción de quitarme la ropa también y darme un chapuzon, pero lo haría solo si él se anima.

- Reléjate y disfruta... - Esas palabras retumbaron en mi cabeza, como un eco apagado que golpeara hasta derribar una pared. La consideración de volver con Susana la retuve lo justo para negarla y volver a centrarme en la primera frase. - Relájate y disfruta de esto. 

- Tienes razón. - Le dije. Luego mencionó el colgante. - ¿El qué? ¡Ah! Gracias. - Fruncí el ceño, pero de inmediato volví a centrarme en lo que tocaba. - Sí. Me vendrá bien un baño. - Espero que no esté muy fría. - Pensé mientra me liberaba de pantalones y calzado.

La miré. Sonreí. - ¿Eres mi ángel de la guarda? - Le dije con cariño. Lo cierto es que la ayuda emocional que me había prestado Julia era impagable. Me dirigí al lago y me metí en el agua.

En cuanto dispuse de hondura suficiente, di unas cuantas brazadas para que la actividad contrastara la temperatura del líquido elemento. Entonces me erguí y miré a Julia.

- ¿A qué esperas? El agua está buenísima.

La verdad no me lo esperaba, pero hemos sido amigos tanto tiempo que andar en ropa interior era de lo mas normal, tampoco es que usara algo de encaje de lo mas hot, pero había acertado con usar prendas interiores deportivas, por lo que quitarme la ropa no sugería ningún tipo de provocación.

Su frase me encanto... -¡Tu angel de la guarda y lo que quieras!...- respondí animada.

Con una sonrisa casi desbordando mi rostro deje la cámara y me quite la ropa, corri sobre una roca que sobre salia hacia el lago y me lance en un piquero...!fría!...nade hacia Pablo y le lance agua con las manos.

Susana dió un bote en el suelo cuando se produjo el movimiento, los pelos se le pusieron de punta y un miedo irracional comenzó a apoderarse de ella... pero no gritó... tenía su clase, su estilo y su reputación.

- Vamos Mario...- se puso en plan gallilla para ocultar el miedo que le atenazaba las tripas- Por echar un vistazo no va a pasar nada- "Yo soy la única mujer... siempre os puedo echar a vosotros primero para que muráis por mí..."- no creo que sea ningún psicópata asesino ni nada de eso... aunque es posible que sea algún animal salvaje, lo mismo es un ciervo- concluyó

Míralo por el lado bueno Susana, a esa velocidad seguro que no era una serpiente.

Ante este comentario la rubia miró a Ric con los ojos entrecerrados.

- Las serpientes no me dan miedo... sólo un poquito de asco- y para dar más credibilidad a sus palabras se aceró la primera para echar un vistazo.

Vi que Julia se animaba  cuando comenzaba a desabrocharse la ropa y eso puso una sonrisa en mi rostro.

El agua estaba fría y en aquel momento sólo pensaba en la cara que pondría ella al darse cuenta que: el agua de "buena" nada. Yo me iba a reír de buena gana.

Yo siempre había considerado a Julia una buena amiga, tanto que la veía prácticamente como a una hermana y nunca había pensado en ella como una mujer. Pero cuando Julia mostró su figura de escándalo, sólo cubierta por la ropa interior, algo pasó. Un clack en mi cabeza que hizo que la expresión de mi rostro se mudase de la expectación por su reacción a la broma a otra cosa. Me quedé como embobado. - Un ángel... - Pensé. De repente, esa palabra tomó un nuevo significado.

Creo que ella no lo notó, pues estaba pendiente del salto y, cuando emergió del agua y me salpicó, se me quitó algo la tontería y volví a ser el de siempre.

- ¡Ja ja ja ja ja! - Me reí a carcajadas, pues sabía que su reacción era por darse cuenta de lo fría que estaba el agua. - Está rica, ¿eh?

- Así es como se hace. - Me revolví y, con los brazos abiertos y empujando con el pecho, provoqué una pequeña ola que impactó en Julia. - La técnica milenaria del tsunami de río. - Dije, poniendo una voz divertida.

Mi cara no era de goce total, pues la temperatura del agua había provocado ese shock térmico entre algo frio y caliente... -¡ESTA FRÍA!- parecía que mi cuerpo temblaba, pero lo cierto era que poco a poco me iba acostumbrando al agua.

También reí, luego el tsunami de rió mortal chino japones milenario tibetano, apenas una mini ola había generado chocando mi pecho -¡Estas loco!- continué salpicando empujando el agua con la palma de las manos... -Técnica antitsunami de Aquaman- 

Parecíamos dos pequeñitos jugueteando de lo mas feliz en el agua, me sentía tan, pero tan feliz en ese momento, mis propias aprensiones se esfumaban, era como si la felicidad de Pablo fuera la mía.

Entre salpicada y salpicada, nos íbamos acercando, cuando decido sumergirme de improviso y jalarlo por los pies hacia abajo, para luego volver a salir a la superficie, al ver su rostro salir del agua me quede embobada nuevamente, me mordí el labio inferior, al percatarme me gire hacia el otro lado admirando el paisaje.

-Ya no esta fría...- vuelvo a mirarle a los ojos intentando aparentar un sonrisa cándida... -esta deliciosa- dije con tranquilidad, no se si se daría cuenta de mi real mirada, esa que hace que te quedes prendido observando lo mas hermoso del mundo, disfrutaba mucho de su compañía y el paisaje marcaba demasiado el cuadro perfecto en el que estábamos.

Por un momento me bajo un arranque de sinceridad, pero contuve el impulso y guarde silencio, no quería arruinar el viaje, ni menos incomodar a Pablo, ya habría tiempo para decir todo lo que queria; suspire algo resignada, pero sabia que era la mejor decisión.

El paisaje se tornaba perfecto y aquel jugueteo entre nosotros perfectamente podría llevar a lo que he esperado por años, pero ¿que lograría con eso?...nada.

No podía decirle así de la nada que lo he amado desde que lo conocí, que ganas de tomarle el rostro y besarlo, siempre tan segura de mi y tan cobarde en luchar por ese amor...estaba libre, pero era todo muy reciente.

Sentía el pecho aprisionado, como si mi corazón exigiera libertad...simplemente no podía, no aún.