Partida Rol por web

Susana que se se encontraba perfectamente tras la cura, asintió en parte a la propuesta de su amiga.

- Me parece estupendo eso de ir preparando la cena... pero no creo que sea conveniente utilizar la barbacoa de fuera, me ha dado la sensación de que antes habría que lavarla bien a fondo... Si quieres vamos preparando la carne, la podemos hacer en esta cocina y luego avisamos a los otros, creo que puedo hacer una salsa barbacoa decente- se detuvo en ese punto para sagurarse de que contaba con las cosas necesarias- ¿Habéis traído especies, aceite y cosas de esas no?
 

Correspondí al brindis de Mario, con otro vaso imaginario en mi mano y chocando ambas.

- Eso es, ¡A pasarlo en grande!

Acabé de vestirme mientras hablábamos. Con el calor reinante, mi ropa interior ya estaba casi seca del todo, así que no hubo problema con ello.

- Escucha Mario... entre tú y yo y por la amistad que nos une... - Hablé en voz baja, por puro instinto, pues sabía que nadie podía estar escuchándonos. - hasta hoy mismo nunca había mirado a Julia como la mujer que es. Quizá por aquello de que hemos crecido juntos y para mí ha sido siempre como una hermana, quizá por estar comprometido con Susi, que yo esas cosas me las tomo muy en serio, ya me conoces... Pero cuando la he visto en ropa interior, colega... buffff... Algo en mi cabeza ha hecho ¡Clack!

Reí. Entonces miré a Mario, sin perder un ápice de sonrisa, invitándolo con la mirada a que diera su opinión al respecto. Él era mi mejor amigo, así que no me imaginaba compartiendo estas palabras respecto a Julia con nadie más que con él.

Asiento ante las palabras de Susana, la barbacoa parecía estar bastante asquerosa como para hacer nada en ella. Y, de nuevo, otro fallo del gran Mario...

Yo no soy muy de cocinar y no he sido yo el que ha comprado la comida. Si queréis podéis poneros vosotras con eso y yo le doy una buena limpieza a la barbacoa. Así os libráis de mi un rato y no picoteo la comida que vais haciendo -comento a ambas mujeres, mostrándome colaborador y atento.

Bien, la podríamos usar para mañana o por la noche, Richard ahora preparemos algo mas casero, podría ser algunas ensaladas con carne y arroz, he traído de todo lo necesario, aunque nada muy extravagante, pero hay condimentos, aceite, sal y lo necesario para comer dos días.

Me agradaba lo animada que se veía Susi, me tranquilizaba después de toda la tensión que se había generado, aunque mas llamo mi atención la preocupación de mi hermano por mi amiga...¿que te traes entre manos Ric?...pero si las cosas se daban por ese camino, esperaba que resultasen bien, así todos felices.

Toma, aquí tienes desengrasante y una virutilla de acero, ten cuidado no te vayas a romper una uña...dije a mi hermanito a modo de broma y frotándole el cabello.

Por la sonrisa que había puesto Pablo al comentar lo del baño en el lago, me estaba empezando a oler algo. Pero siempre he sido demasiado de ver señales e imaginarme cosas donde no las hay, así que en el fondo me pilla un poco de sorpresa la revelación de mi amigo. ¡Por una vez parecía que mi intuición era acertada! Antes de quedarme demasiado tiempo reflexionando y me empiece a mirar con cara rara, me apresuro a decir:

-¿Julia? Emmm... Vaya, tío, esa no me la esperaba. Supongo que como has dicho tu, llevamos juntos toda la vida y resulta raro fijarse en alguien, después de tanto tiempo, de otra forma que como amigos. ¿Así que por eso estabas haciendo planes para tratar de coincidir el año que viene en la universidad con ella, eh pillín? - Alargo un brazo para intentar hacerle cosquillas en un costado.- De todas formas, por aquello de no estropear el ambiente, supongo que no estarás pensando en intentar nada estos días, ¿verdad? No sé, Susi y tu acabáis de romper. Y si intentas algo, tanto si tienes éxito como si no, y se entera la rubia... "Se va a habé un follón, que no sabe ni donde s´a metío" - Digo imitando un famoso chascarrillo de un programa de la tele.*

Susana se puso manos a la obra con los preparativos de la comida, la verdad es que eso de cocinar no era una de sus pasiones, pero tampoco se le daba mal del todo.

- Vaya parece que al menos si que estamos bien equipados de comida... voy a preparar salsa barbacoa y si acaso un poco de alioli le van bien a las patatas- comentó organizando las cosas y disponiéndolas sobre la cocina.

Tu mandas hermanita -respondo mientras cojo las cosas de limpieza y salgo fuera para dejar reluciente la barbacoa y poder disfrutar de buena carne mañana.

Prefiero limpiar antes de quedarme con Mario un rato más...

Me reí de buena gana con el comentario de Mario. Mis carcajadas se perdieron por entre la espesura del bosque, pues reí a pleno pulmón.

- Tienes razón, amigo mío. - Le dije, cuando pude contener la risa. - Más vale estarse quietecito. Pero no puedo prometer nada. - Le guiñé un ojo y le di un empujón en el hombro, sin perder la sonrisa. - Na... no me hagas caso. Creo que la presión de estos días se me está saliendo por donde no debe.

Luego ya me relajé del todo. Miré alrededor. El lago, el bosque, la naturaleza, parecía un entorno idílico, pero podía mudarse completamente si se nos hacía demasiado tarde. Mesé inconscientemente el colgante con mi mano derecha.

- Quizá sea hora de que vayamos regresando. Quizá pronto oscurezca, dicen que en los bosques oscurece antes, por aquello del follaje. - Sonreí. - Y no me gustaría encontrarme con el gato de Susi o con algo más grande.

- ¿Qué te parece? ¿Volvemos?

A pesar de las bromas, parecía que el rubio iba a considerar mis consejos, lo que me dejó más tranquilo. Lo más importante ahora era no estropear a las primeras de cambio este plan que tanto había costado poner en marcha, y que parecía que finalmente estaba empezando a ir bien. Sabía que mi amigo era un tipo inteligente, lo suficiente para no estropear el fin de semana solo por un capricho.

Tras los comentarios de Pablo, miro mi reloj y creo que tiene razón: Es probable que empiece a oscurecer dentro de poco rato. Puede que fuera buena idea regresar a casa con los demás.

-Pues sí, si no he calculado mal, no debería faltar mucho rato para que empiece a oscurecer. Y la pinta agradable que tiene este sitio puede empezar a dar mal rollo en cuestión de minutos con algo más de oscuridad. Por mí, volvemos ya para la casa, a ver como van los demás y si han resuelto ya lo de la herida de Susi. 

- Vamos entonces.

Enfilamos el camino de regreso a la casa, amenizando el camino con charla banal, chistes y carcajadas.

De nuevo todo el grupo estaba de nuevo en la casa.

Mario y Pablo acababan de reincorporarse, parecía que Ric se había encargado de dejar la barbacoa completamente limpia mientras que las chicas estaban dedicándose a prepara la comida.

Por un momento podía parecer que los recién llegados se habían escaqueado de las labores.

Vuestros estómagos comenzaban a rugir, ya se iba acercando la hora de la cena a medida que la noche ocupaba todo el protagonismo que antes tenía el sol.

El sazón de Susi era como los dioses, la salsas le habían quedado de maravilla, mientras me debatía a muerte con las lechugas, les había dado un corte fino, ademas de acompañarlo con algunas julianas de pimientos de colores, la carne la había sellado a fuego alto para dejarla cocinar luego a fuego medio en el sartén, unas patatas fritas cerrarían el platillo, jugo natural de manzana y unas rodajas de pan calentadas al horno con un toque de aceite de olivo. Las chicas se afanaban en la cena, aunque Julia le ponía un esfuerzo extra, a ratos le robaba salsa a Susi cuando esta no la estaba mirando.

Los chicos llegaron y de inmediato mande a Pablo y a Mario a preparar la mesa. Mario tu a los cubiertos, Pablo con la vajilla y mi hermanito que ponga la música, ¿Susi me ayudas con los vasos?, indicaba mientras sostenía en una mano la jarra de jugo y con la otra una bandeja con los panes a la oliva.

Al llegar y ver que los demás se habían esmerado con los preparativos de la casa y otros quehaceres, le di un toque con el codo a Mario.

- Creo que ya sabemos quienes vamos a fregar los platos esta noche. - Le dije sonriendo, pues si otros había preparado la cena, lo justo sería que los que no habíamos hecho nada por su preparación nos encargásemos de lo opuesto.

- ¡Señor, sí señor! - Fue mi respuesta a la "sugerencia" de Julia y me dirigí con porte militar, y sin mitigar la sonrisa, a por la pila de platos para ir distribuyendo éstos por la mesa. Una vez estuvieron en su sitio, miré por si faltaba algo más (pan, servilletas, vasos), para ir a buscarlo y también colocarlo en su sitio.

Cuando me crucé con Susana le pregunté. - ¿Qué tal tu brazo?

Cuando llegamos a la casa, los chicos ya estaban en plena faena preparando la cena, que ya tenían casi lista. ¿Tanto rato nos habíamos quedado Pablo y yo por el lago antes de regresar?

Pablo me comenta que tendremos que compensar nuestra ausencia en estos preparativos, a lo que le respondo: -Desde luego, es lo mínimo que podemos hacer.- Digo guiñándole un ojo. Odio cocinar y no se me da muy bien, así que acepto encantado el trato de ayudar a poner la mesa o fregar después, con tal de no acercarme demasiado a los fogones.

-¡Oído cocina!- Respondo a las instrucciones de Julia. No se notaba rencor en sus palabras por entender que nos podíamos haber escaqueado de la preparación de la cena. Simplemente estaba animada y con energías, ya que a Julia siempre le gustaba manejar la situación y organizar. Espero a que Pablo vaya colocando los platos en la mesa para ir repartiendo tras él los cubiertos y los vasos, que he cogido ya de paso.

-¡Chicas, no sé qué estaréis preparando pero huele de maravilla, que hambre me está entrando!- No está de más animar y valorar el trabajo de las cocineras, incluso antes de probar los platos. Pero la verdad es que empezaba a notarme hambriento, y el olor a comida avivaba esa sensación.  

Siguiendo las órdenes de mi hermanita coloco los altavoces y enchufo el móvil, buscando una lista que había preparado. La primera canción me gustaba pero parecía que el momento no era el más indicado para ponerla, dado el mal final que había tenido la relación de Susana y Pablo. O puede que sea el mejor momento.

Tras encogerme de hombros decido darle al play y dejarme llevar, sin importar que piensen unos u otros.

Susana había decidido pasar aquellos días de la mejor manera posible, por eso se ofreció a hacer la cena pese a que aquella actividad no era santo de su devoción y lo cierto es que las chicas cocinaran para los chicos mientras que estos... a excepción de Ric, no hacían nada... no terminaba de convencerle. Pero lo cierto es que se sorprendió a si misma preparando una cena que realmente olía bien. En aquellas estaba cuando Pablo se le acercó interesándose por su brazo... "¿Ahora te interesas...?" pensó entre sorprendida y molesta a parte iguales, aún así adptó como pudo una actitud neutra.

- Bien, sólo ha sido un arañazo... escuece pero vamos no voy a mirir de eso. Además tanto Julia como Ric, me han cuidado estupendamente- dijo sin mostrar toda la critud que llevaba por dentro- gracias por preguntar- concluyó hasta esbozando una sonrisa amable- Bueno, ahora si me haces el favor termina de poner la mesa- le dijo cambiando de tema y centrándose en otras cosas, entre ellas la música que acababa de poner Ric- Buena elección Ric- le sonrió al muchacho, la canción era pegadiza y Susana terminó por acompasar el ritmo de la melodía con un movimiento continuo del pie

Estaba concentrada terminando de preparar las ensaladas y llevándolas a la mesa, cuando la música comenzó a sonar, el ritmo era contagioso y era un de mis favoritas, algunas cosas en común teníamos con mi hermanito; no puedo evitar cantar en voz alta la estrofa que mas me gustaba...

...Wednesday my empty arms were open
Thursday waiting for love, waiting for love...

Incluso seguí con mi ritmo los pasos de Susi, bailando junto a ella cuando la tenia cerca, Pablo y Mario había terminado de poner todo en su sitio, solo faltaba el jugo de frutas que había hecho.

Chicos, tengo cerveza en la nevera, ¿alguien se anima?...saque un par para ofrecerlas. ¡Todos a la mesa, ahora!, cada uno tenia su plato, espere a que todos tomaran asiento para tomar el mio.