Partida Rol por web

Vanwa avanzó, sonriente, como si todo aquello de los bandidos y Beorn fuera tan importante como el zumbido de una mosca. Aspiraba profundamente el olor a tierra húmeda. No era el aroma del petricor, sino algo más dulzón. El olor de la promesa de la tierra que con la descomposición de la materia orgánica inicia, un otoño más, el ciclo vital de los hongos renovaba el lecho del bosque.

Estaban todos pendientes de los botes, de los bandidos, de Odorico... Así que el elfo se dedicó a lo que más le gustaba, que era hacer el zángano. Bueno, siempre que se pudiera considerar que seguir el ritmo infernal de Ainar se pudiera considerar hacer el zángano.

Las palabras de los elfos dejaron a Baldbrand pensativo el resto del tiempo. Desde luego, tenían bien ganada su reputación de seres extraños y misteriosos, aunque por otro lado bondadosos.

A la jornada siguiente, el joven beórnida se sintió aliviado al llegar al Anduin, pero también era consciente del mayor cansancio de alguno de sus compañeros.

-Si lo creéis conveniente, yo llevaré el bote robado mientras el resto se reparte con el maese Vanwa y Welf. -eran los más agotados y necesitarían ayuda. Seguramente el elfo querría ir punzando al enano.- No sólo porque debamos devolver el bote a su dueño, sino porque no debemos poner en manos de esas gentes ninguna herramienta. -terminó diciendo con seriedad y el rostro ensombrecido.

Echaron los botes a las aguas del río y remontaron en ellos la corriente hasta llegar al embarcadero, donde el agradecido hombre encargado de las naves les agradeció que trajeran consigo todas las embarcaciones. Sin perder ni un solo segundo se dirigieron al corazón de Vado de Piedra. Escucharon un graznido sobre sus cabezas y Munin bajó planeando hasta posarse en el brazo de Ainar y reclamar con un peculiar sonido algo de comida. 

Mientras cruzaban frente a las casas de Vado de Piedra, sus habitantes salían a observarles con cierto temor. Algunos de ellos se guarecían en el interior de sus viviendas y observaban desde las ventanas y otros simplemente dejaban sus tareas para mirarlos con precaución. Un muchacho salió corriendo hacia la casa más grande del pueblo y, para cuando se acercaron a esta,  los líderes del pueblo salieron a recibirles. El anciano Hartwulf, su hija Ava y el primer guerrero Williferd. 

—¿Sois vosotros quienes enviaron a ese cuervo con tan malas nuevas? —Preguntó el anciano. 

Vanwa sonrió ante la pregunta del anciano. Si aquel era el sabio del pueblo, esperaba que fueran mejores guerreros que sabios. Bueno, no dejaba de ser una pregunta retórica, si habían visto a Munin posarse en el brazo de Ainar.

- Mejor portadores de malas nuevas que de malas intenciones.- Pensó, mas no dijo nada. Eran aquellas gentes orgullosas como Baldbrand, y era muy probable que escucharan antes al malhumorado beórnida que a cualquiera de ellos.

Observó al trio de Vado de Piedra, en busca de posibles motivaciones en ellos. Quería saber si Willifred se moría por entrar en combate, o bien si Ava o Hartwulf podían estar más dispuestos a retirarse que a plantar cara en las colinas... Decir aquello que esperan escuchar siempre predispone a aceptar mejor las propuestas de un extraño.

Baldbrand se adelantó observando cuidadosamente a los habitantes del Vado. Seguramente estaban algo asustados. Estaba convencido de que le escucharían antes a él que a los demás, como había sido al principio.

-Asi es. De hecho, este mismo cuervo ha de ser enviado a Beorn para que nos preste toda la ayuda posible. En nuestra búsqueda del rastro de Odorico, topamos con este grupo de gentes de malas intenciones. -miró un momento a sus compañeros, igual no era el mejor momento para revelar todo, sólo lo básico- Hemos forzado la marcha para ganar algunas jornadas de forma que podamos ayudaros a realizar una emboscada que os defienda de sus malas intenciones. Vado de Piedra no debe caer, pues pensamos que esas malas gentes creen que pueden venir aqui a violentarnos y saquear todo el territorio del Vado a la Carraca, como si fueran viles trasgos.

Hay que ir al Viejo Vado, al norte. Welf tenía cara de estar realmente cansado. En su cabeza pesaba la preocupación por el daño que se le iba a hacer a esta gente. Es cierto que, si Odorico cumplía su parte, el daño sería menor pero no dejaban de ser gente de su pueblo y era de esperar que hubiera heridos y puede que muertos.

Descubrimos a un grupo de hombres dirigiéndose hacia aquí liderados por alguien que cree que su palabra debe ser ley. Odorico iba con ellos y sabe que debe pagar por sus actos, pero por el momento toda la ayuda que puede daros es señalar el lugar por el que cruzarán y eso ya es una gran ventaja para vosotros. Esos hombres quieren vuestras vidas y vuestras tierras y Odorico os da la oportunidad de impedirlo. En vuestras manos está aceptar esa posibilidad y proteger lo que es vuestro. Tiempo habrá despues de valorar los actos de cada uno.

Era mejor dejar hablar a Baldbrand y Welf. Sin duda las gentes de Vado de Piedra recibirían mejor las palabras de hombres como ellos, más de un beornida de los suyos. Aún mantenía en el recuerdo el trato dispensado por el propio Beorn a Ainar, Vanwa y ella misma por no ser humanos. ¿Serían diferentes sus seguidores?

Se limitó a quedarse erguida, con la presencia ultraterrena natural de los elfos, para reforzar el discurso de ambos, evitando mostrar el cansancio del camino por la marcha forzada. Ahora veríamos como reaccionaban y después tendrían que decidir con decisión su próximo movimiento para prepararse a la llegada de Valter el Sanguinario.

Durante el trayecto en bote, que se enfocó en remar y nada más. Vanwa se había mantenido en un silencio prudente, por lo que se el enano le imprimió al bote una velocidad que amainaba sólo cuando comenzaba a moverse demasiado, pero que si alguien que no conociera los temores del enano hubiera pensado que era para no separarse demasiado de los otros botes.

Cuando finalmente Ainar se reencontró con Munin, pudieron ver el alivio en su rostro. Estaba preocupado gracias a las palabras de Miriel, por lo que verlo sano y salvo, le había arrancado una sincera sonrisa. Casi parecía un niño.

Casi responde cuando el viejo preguntó por quiénes eran, pero una oportuna mano de Vanwa lo contuvo. Se dedicó a alimentar a Munin, que se merecía sobradamente el premio.

-Lo has hecho muy bien muchacho, muy bien- le decía con una sonrisa -Queda un trecho más, sólo un trecho más...-

-Sería bueno que no sólo Munin viajara a avisarle a Beorn- rompió el silencio al que se había resguardado -El que sea más rápido del pueblo también podría ir y guiarlo-

Munin no sabía dónde era el Viejo Vado, y aunque Beorn seguramente lo conocería, confiaba en que algún lugareño le podría decir algún atajo.

Ava, la hija del anciano Hartwulf, fue quien tomó la iniciativa en las conversaciones, pues era quien solía encargarse de tales tareas ahora que su padre había envejecido y caminaba encorvado por el peso de la edad. Aún así aprovechaba la sabiduría de su veterano padre para escuchar sus consejos cuando estos eran necesarios. Era difícil saber cuál era el estado de los tres líderes del pueblo, más allá de una tremenda preocupación no se distinguía ningún otro estado de ánimo. Por lo que Vanwa no pudo saber si huirían o afrontarían la amenaza con osadía. El único gesto distinto surgió cuando Welf mencionó a Odorico y los tres arrugaron sus rostros en señal de desconfianza y desaprobación. Que sus vidas dependieran de Odorico no era algo que les hiciera especial gracia. 

—Vuestro cuervo hablaba de un centenar de personas en ese grupo, y aquí solo contamos con veinte guerreros, y la mitad de ellos ya superan los sesenta años —dijo en tono sombrío—. Avisad a Beorn cuanto antes. Que ese cuervo bata las alas más rápido que nunca. 

»El Viejo Vado no es un buen lugar para afrontar una batalla como esa. Es un terreno demasiado abierto, y no hay lugar en el que se pueda preparar una emboscada, pues apenas hay escondites para hacerlo —la mujer negó con la cabeza, estaba claro que no confiaba en Odorico—. ¿Y quién nos asegura que no cruzarán el río, pues al fin y al cabo es el camino más rápido, y nos sorprendan por retaguardia, ocupando el pueblo?

Vanwa sonrió al ver al ceñudo Ainar hablar con su cuervo. No se diferenciaba tanto de él. Solo necesitaba ser más alegre. Más despreocupado. Los enanos se preocupaban demasiaod por las cosas. El devenir era como un rio, y los enanos se empeñaban en nadar contracorriente. Lo único bueno es que eran tan cabezones que podían llegar a conseguirlo.

- ¿Uno de los lugareños? ¿No sería mejor uno de nosotros? Seguro que Beorn tendrá preguntas sobre valter y los suyos. Munin es muy listo y un gran conversador, pero quizás hay conceptos que Munin los expresa de forma distinta a como espera Beorn.- Comentó.- Es más que posible que Beorn sea reticente a enviar a su gente si no tiene certeza o seguridad. Es bastante tozudo.- Razonó.

Aquellas palabras las había dicho más para Ainar y Miriel, que al igual que Vanwa se mantenía en un discreto segundo planomientras los humanos trataban temas de humanos. por ello evitó dar réplica a Ava. lo único cierto era que los números hablaban muy claro y debían ir raudos hasta Beorn.

A Baldbrand no le gustó que Welf contara lo de Odorico. No le había parecido el momento oportuno y seguía sin serlo... más cuando vio las caras de dudas y desconfianza en la cara de los habitantes del Vado.

Se reconocía en ellas y eso no era bueno. Pero habían llegado allí para que el plan funcionase.

Finalmente, negó con la cabeza.

-Entiendo vuestras reticencias porque me reconozco en ellas. Es como dice maese Ramaverde. Odorico les conducirá hacia el Folde Sombrío. Yo no lo conozco bien, pero al parecer es un buen lugar para emboscar a un grupo grande siendo uno pequeño. Ciertamente son muchos, pero no todos son guerreros. Hay varios esclavos en su comitiva asi como mujeres y niños. Bien podemos usar eso a nuestro favor, aguantando a los guerreros desde ahí mientras alguien va a su retaguardia a liberar a los esclavos para que luchen por su libertad. -hizo una pausa sorprendido de decir tanto, pero aún había más.

-No obstante... igual es bueno que la gente del Vado aproveche la ventaja del tiempo para desalojar el pueblo y marchar al norte... hasta que todo esto haya terminado. -Durante años, aquella había sido su vida- Sea como fuere, no os dejaremos a vuestra suerte. Veremos cómo llevar el mensaje a Beorn lo antes posible, no obstante. -terminó mirando a sus compañeros con cierta convicción. Era importante llevar el mensaje a Beorn, pero él no era precísamente el más rápido ni acostumbrado a viajar y, por otro lado, no podía dejar a aquellas gentes a su suerte.

Mi vida va con mi palabra. Defenderé a vuestra gente Ava porque creo en la palabra dada por quien antaño fue uno de los vuestros. Si me equivoco moriré porque no pienso rendirme a esa gente y su crueldad.

Esperan encontrar un poblado desprotegido y si vuestros guerreros tienen mucha edad también tendrán experiencia y valor pues lucharán por su gente, por sus tierras. ¿Esperáis encontrar valor en unos malechores cansados del viaje que creen venir a rapiñar el trabajo de otros? No lo creo. Pero yo si veo valor en vuestras miradas. No habéis levantado todo esto dice señalando todo a su alrededor para dejar que se destruya por los primeros bandidos que pasen por aqui.

Todo indica que vendrán por el Folde Sombrío, allí será más fácil detenerles. Tiene laderas empinadas y lugares donde guarecerse. Rocas para arrojar y si quieren correr hacia nosotros les costará llegar y si lo hacen lo harán sin aliento.

Conocéis el terreno, si creeis que no se puede hacer una emboscada hagamos que sea posible. En el bosque mi pueblo construye constantemente zonas donde esconderse, aquí podría hacerse, matorrales y piedras acumuladas como parte del terreno y detrás arqueros. Cerrar una parte del camino con piedras afiladas clavadas en el suelo, no impedirán que se pase pero si que lo hagan lentamente. Acumular maleza seca y prenderle fuego para crear un muro de fuego.

Ainar hizo oídos sordos a lo que decía la mujer. No enviaría a Munin sin aclarar qué harían allí, así que se centró en la conversación en segundo plano que estaban teniendo los no-humanos.

-Seguramente conmigo se llevaría muy bien- dijo serio el enano -No sé, aquí cada uno puede ser de utilidad, en cambio, para hacer de mensajero algún niñato habrá en este pueblo. Entre él y Munin, va a confiar. Especialmente si se lo dice un cuervo-

El enano se apoyó en su hacha, mientras acariciaba al cuervo. Pronto tendrían que separarse nuevamente, así que aprovechaba para darle la atención que no le había dado.

...si quieres que permanezca a tu lado, protégelo, hazlo sentir útil... pero préstale atención, aliméntalo bien, y serán grandes aliados además de amigos...

Esas habían sido las palabras de su abuelo, y siempre las había seguido al pie de la letra.

A pesar de la conversación entre no-humanos Miriel no había perdido detalle de la conversación de los humanos. Ava había dicho “avisad”. Estaba delegando la tarea en el grupo de extranjeros, aunque parecía satisfecha con mandar a Munin nada más.

- Opino como Vanwa. Mejor sería que alguno se presentara ante Beorn y respondiera sus preguntas. No tengo inconveniente en marchar a tratar de convencer a Beorn, pero sería conveniente que Welf o Baldbrand fueran también. Seguramente sus palabras sean mejor recibidas que las mías. – se ahorró hacer referencia a que el motivo de ello pudiera ser la raza de cada uno.

- Aunque está claro que también hará falta que otros se queden aquí para ayudar a organizar la emboscada y la vigilancia de los avances de Valter.

- Yo poco puedo hacer aquí. Todos esos asuntos de los que hablan, sobre empalizadas, trampas y muros de fuego, no son cosas sobre las que me guste opinar.- Masculló.- De más utilidad puedo ser avisando a Beorn. No está muy lejos y aunque no sea muy amigo de los elfos, ni nadie en general que no sea ya amigo o conocido suyo, también es cierto que ya contamos con su confianza.

- Con eso, la plata y la espada de Merovech estoy seguro que Beorn creerá todo lo que le contemos Munin y yo, y acudirá raudo a auxiliar a su pueblo.- Explicó con un amago de sonrisa.- Aquí hará buena falta vuestro arco, dama Miriel, así como los gruñidos de Ainar.- Remató, intentando mantenerse al margen del intercambio de opiniones entre los hombres.

—El Folde Sombrío... —meditó Ava considerando la opción presentada. Miró hacia Williferd y éste asintió—. No es mal plan. Siempre y cuando Odorico cumpla... —dijo menos convencida de aquello último. 

Welf salió en defensa de Odorico, manteniendo su confianza en el joven muchacho descarriado y abogando por que le dieran una segunda oportunidad. Ava no parecía muy convencida, pero el hombre del bosque insistió y argumentó que él había confiado su propia vida a Odorico. Pero Baldbrand bien sabía que, al igual que él mismo, aquellas gentes no creerían en la redención del joven hasta que no la vieran con sus propios ojos. 

—Por muchas ganas que tengamos de defender este pueblo, que las tenemos —le respondió a Welf—, de nada servirá nuestra determinación contra guerreros mejores armados y que nos superan tan ampliamente en número. Ojalá esos esclavos de los que habláis luchen por su libertar, en lugar de correr por ella lo más lejos que pudan. Pero tal vez el Folde Sombrío nos de alguna ventaja, y me convence vuestra idea de preparar trampas y escondites, aún así mandaré algunos guerreros a proteger a quienes desalojemos al norte —dijo apoyándose en la sensata idea de Baldbrand. 

Mientras la conversación se desarrollaba para ver cómo defender Vado de Piedra, se llevaba a cabo una conversación secundaria en la que Miriel, Ainar y Vanwa trataban de ponerse de acuerdo sobre cómo avisar a Beorn y convencerle para que se movilizara en defensa de Vado de Piedra. 

- Es muy gentil por vuestra parte ofreceros Vanwa, pero sabemos que Beorn es poco amigo de acertijos y del arte de tejer las palabras. Creo que sería mejor que fuera uno de nosotros que sepa hablar con el corazón diciendo la verdad de forma directa. Eso sería más apreciado por Beorn. – estaba segura de que su compañero elfo entendería a la perfección que hacía referencia a Welf*

- Miradlo, Miriel...- Comentó, por lo bajo, señalando conun amplio gesto de la mano al protegido de la elfa.- Está convenciendo a estas gentes, ejerciendo de líder, comandante, o como queráis llamarlo. Hablando de trampas y emboscadas. ¿Qué pensarán las gentes de Vado de Piedra si primero les invita a defender sus casas y luego se marcha? ¿Realmente creeis que Welf es más útil con Beorn que aquí?- Explicó.

- Creo que Beorn dará más crédito a Munin que a Welf o cualquiera de nosotros.- Señaló, con una sonrisa.- Nosotros solo serviremos para darle detalles que Munin puede tener problemas para explicar. Creo firmemente que no hay mejor embajador que Munin para convencer a Beorn del aprieto de Vado de Piedra.

El joven beórnida asintió firmemente comprobando que sus palabras habían calado en los líderes de Vado de Piedra. 

Se volvió a hacia sus compañeros y notó que estaban decidiendo si enviar sólo a Munin o no.

-Si algo se de Beorn, es que es capaz de comunicarse con las bestias mejor que con los humanos, elfos o enanos y que incluso parece disfrutar mucho más de su compañía. Lo único... que yo le mostraría al cuervo el lugar de la emboscada antes de enviarlo con él. Pero podéis estar seguro que será más rápido y que será mejor atendido y entendido. -terminó por decir con convicción.

Lo que agregó Balbrand a su discusión amistosa fue justo lo que estaba faltando.

-Excelente idea- dijo simplemente, y mirando a Vanwa agregó -¿Crees que no tendrás que poner en práctica todo el entrenamiento que hicimos?- y le palmeó la espalda al elfo -Vamos, que te divertirás-

Ainar estaba más animado ahora que sabía qué iban a hacer, contra quién y con quiénes. No era el mejor ejército, pero habían defendido un fuerte con menos...

-Muchacho, tendrás una tarea más que importante, de ti depende que sobrevivamos o no...- comenzó a apalabrarlo al cuervo, alejándose un poco de los demás, mientras le daba semillas y bayas que aún le quedaban.

No lo iba a admitir, aún, pero necesitaría a Vanwa para su recolección semanal...