Partida Rol por web

Ignoraba lo que estaba ocurriendo allí arriba, pero estaba claro que los disparos no auguraban nada bueno.  Después de todo el jolgorio que se había armado, con mi hermanita echando la puerta abajo, Rick disparando y varios del grupo hablando, le siguió unos momentos de silencio que no entendí, pero que rápidamente dejaron de preocuparme, porque empecé a escuchar voces en los pisos inferiores y distinguí alguna luz que acababa de encenderse.

Definitivamente se había acabado el sigilo.

La voz de Rick me llegó ahogada, pero muy clara. ¿Proteger las escaleras? ¿Yo?

-¡Los de arriba! ¡Creo que es el momento de ir bajando y salir de aquí deprisa! -les dije desde el rellano, mientras miraba mi arma y comprobaba que efectivamente estaba cargada y con el seguro quitado.

Pero si los que aparecían eran un montón de vampiros, de poco me iban a servir las balas, así que comencé a subir las escaleras, lentamente, hasta llegar arriba del todo.

El grupo estaba ayudando a una mujer que suponía era la que habíamos venido a rescatar.

-¿Qué tal si nos marchamos ya? -dije, temblando, vigilando y apuntando hacia las escaleras y mirando de reojo hacia el interior de la estancia -. ¿Dónde está el tío que se encontraba aquí? Porque había un hombre aquí arriba, ¿verdad? Y no me digáis que ha saltado por la ventana.

Obviamente, me lo dijeron, porque así había ocurrido.

-He dicho que no me lo dijeseis -les comenté, temblando todavía más que antes -. Bueno, y nosotros qué. ¿Nos vamos... por donde hemos venido? Porque yo no voy a saltar, de eso estoy seguro. Las alturas no me sientan bien.

¿Dónde está el tío que se encontraba aquí? Porque había un hombre aquí arriba, ¿verdad? Y no me digáis que ha saltado por la ventana.

 Como respuesta, me limité a señalar la mencionada ventana, mientras le dedicaba al asustadizo inglés una sonrisa burlona, mientras revisaba mis armas y nos disponíamos a salir de aquí

 -He dicho que no me lo dijeseis

 - Si no he dicho nada.. - Respondí, divertido, mientras me acercaba a la puerta y montaba guardia, arma en mano, mientras lo demás se decidían que hacer. - ¿Nos decidimos sobre que hacer?. Personalmente prefiero no disfrutar de la cálida hospitalidad de los habitantes del castillo, damas y caballeros

Ardeth miró con asombro, aunque sin rastro de miedo, lo que el Conde hizo para desaparecer. A fin de cuentas, no era el primer ser inmortal al que se enfrentaban.

- Necesitamos que esté en condiciones de correr por la nieve y las piedras heladas. Esas zapatillas no la ayudaran y si tenemos que cargar con ella nos retrasaremos -dijo señalando a la dama y abriendo lo que parecía un armario para inspeccionarlo con rapidez. El peligro inminente había desaparecido y podían tomarse un minuto. O eso esperó.

- ¿Por qué motivo les repelen las cruces? ¿Es que los vampiros son cristianos? Me pregunto si reaccionará igual a una sura, o si levanto mi alfanje frente a su cara... al fin y al cabo nuestro símbolo es la media luna.-dijo, hablando en voz alta mientras buscaba.

No muertos, no vivo o como se acaba de llamar hominus nocturna, hombres nocturnos. Todos son iguales, se les va la fuerza por la boca, suspiro para mi mientras echo un rapido vistazo para ver si encuentro el calzado que vi al llegar. 

Me acerco hasta el mueble donde esta todo para poder asearse y abro algunos frascos para poder oler el contenido. Los perfumes llevan alcohol y ser bastante divertido ver como se prende esto, pasaremos a los anales de la historia. 

-Rick, no creo que la dama conozca otro camino y si nos damos prisa mientras se ocupan de sofocar este pequeño problema que les voy a preparar, podriamos salir. - replico con una media sonrisa mientras derramo los contenidos de las botellas sobre las sabanas de la cama y el colchon para luego coger una lampara. -  Son objetos de poder, podriamos intentarlo con los de otra religión. Ahora empezad a salir que esto va a arder como si no hubiera una mañana, Jonathan necesito la petaca que llevas encima, es por una buena causa.

Voy a usar el alcohol de su bebida energetica como catalizador extra. Si lo decian los antiguos, el fuego purifica que da gloria.

Los nosferatu o no muertos suelen temer las representaciones de la fe que seguían en vida, en este caso las cruces cristianas. Alguien con verdadera fe podría blandir y hacerle retroceder con el símbolo de otra religión.

Jonathan sube hasta la torre y no le gustan las "respuestas" dadas por Drac sin abrir la boca, Drac parece pasárselo bien. Está en su salsa que es rodeado de enemigos y con munición suficiente para abatirlos (al menos de momento).

Eve tiene la idea de prenderle fuego a la torre, y parece que va a insistir mucho para que Jonathan le entregue su petaca. De todas formas lleváis aceite de lámpara y antorchas con brea para provocar un buen incendio.

Sobre el calzado, Ardeth busca una solución para el mismo y logra encontrar unos zapatos lo suficientemente planos que le permitan correr a la dama si fuera necesario. Por lo que se las calza de la manera más delicada posible teniendo en cuenta que en breve tendréis compañía. La muchacha no dice nada a pesar de que claramente algo de daño le está haciendo por las prisas.

De paso Ardeth consigue encontrar una capa de invierno para la joven y con eso podrá soportar el frío, el medjay parece que se ocupará de custodiar a la dama, a no ser que sea necesaria su participación en otra parte.

Sobre la salida nadie le contesta a Rick, parece que habrá que descender la torre y aventurarse por el castillo hasta encontrar otra salida.

Eve inicia el incendio, y podéis ver en sus ojos un brillo especial. Parece que la bibliotecaria tiene predilección por el fuego, podría ser que en otra vida fuera una guerrera...quién sabe...

El hombre murciélago vuela mientras llama a sus huestes al combate. Su negra sombra se recorta sobre la luna, y podéis ver que en vez de su traje lleva una armadura de corte medieval.

Detrás de él, un enjambre de miles de murciélagos parecen levantarse. Veis como vuelan desde las copas de los árboles y de las cuevas que hay alrededor del castillo. Salen de las catacumbas del cementerio e incluso de la torre que comienza a ser pasto de las llamas.

La voz de Von Carnstein ya no es melosa. Es fría, áspera, en cada sílaba que pronuncia notáis odio y dolor.

- Nadie en mis cientos de años de vida ha osado atacar mi castillo. Malditos mortales, pagaréis cara vuestra osadía. Vuestras almas serán arrancadas y conservadas para vuestra eterna tortura. Vuestros cuerpos pasto de los cuervos, se pudrirán con el sol y se escarcharán con la fría noche. Quienes os han dado ayuda serán masacrados, quemaré sus casas, llenaré de sal sus tierras, nada volverá a crecer donde habitan...

Mientras lanza su perorata permanece inmóvil, con la luna a sus espaldas haciendo de él un buen blanco para un buen tirador.

En el castillo escucháis las voces de los somnolientos guardias, que parecen estar armándose para poder combatiros, aunque aún tardarán un poco en llegar a la torre donde estáis. Debéis moveros con rapidez si no queréis encontraros entre las llamas y sus espadas.

Allí arriba todo el mundo estaba de lo más tranquilo y yo no veía el momento de salir corriendo, porque sentía como si aquello fuese una ratonera. Incluso Drac parecía divertirse con la situación.

Cuando oí a mi hermanita pidiéndome la petaca, me volví hacia ella, confundido.

-Eh... ¿C-cómo? ¿Mí p-petaca? -repetí, sacándola del bolsillo interior de mi chaqueta y apretándola contra mi pecho -. De eso nada. Esta chica y yo hemos compartido demasiados momentos como para separarnos ahora.

Y sin esperar más, desenrosqué el tapón y bebí un poco de su contenido.

El calor se extendió por mi interior rápidamente, insuflándome nuevos ánimos ante la situación en la que nos encontrábamos.

-Lo que necesitamos es empezar a movernos pero ya -dije con seguridad, mientras Eve me arrebataba la petaca y prendía fuego a la torre. Para cuando la recuperé, estaba completamente vacía -. Ahora sí que estamos en problemas.

Y al ver la figura alada cuya imagen se proyectaba en la luna, me pareció que eso podía ser incluso peor, porque detrás de aquel tipo que por lo visto podía volar y todo, había un montón de murciélagos.

-No sé qué me da más miedo, el ver a un hombre volando, un montón de murciélagos... o que lo único que me preocupe sea no tener más whysky -comenté, sin dejar de mirar.

Claro que al oír todo lo que dijo, no tardé mucho en tenerlo claro.

-Sip. Definitivamente ese hombre volando da más miedo. Toca bajar corriendo -dije, volviéndome y empezando a descender por las escaleras, con el arma en una mano y la petaca vacía en la otra.

 Viendo que era hora de poner pies en polvorosa, me dispuse a abrir el camino, con la escopeta en alto, pero con el crucifijo a mano, para hacer frente a cualquier cosa que se atreviera a bloquear nuestro paso, ya fuera un hombre o no. Mientras avanzaba, decía a mis compañeros, tratando de mantener la moral alta:

 - Vamos, damas y caballeros, que no se diga que un murciélago con aires de grandeza fue capaz de cogernos y ser más listo que nosotros. Cuando todo termine, les invitaré a un excelente vino español que es mano de santo para curar todos los males del alma.

No tenía muy claro que provocar un incendio fuese la mejor de las ideas. Fuego a nuestras espaldas, guardias escaleras abajo, murciélagos en el aire. Hum. De todas formas, no me atreví a decirle nada a Eve, aquel fulgor feroz en sus ojos me disuadió de hacerlo. Era uno de esos momentos de transmutación de su alma. No quise pensar más en ello.

-No se si solo son cristianos o qué. Tú prueba, Ardeth. -eché un último vistazo por la ventana, se me heló la sangre ante la visión de aquellos centenares de oscuros murciélagos.- ¡Ya cállate, vas a asustar a los niños, y vuelve al agujero del que nunca debiste salir!

Solo son ratas. Vuelan. Nada más.

Para cuando quise echar mano de un trago de la petaca, llegué tarde. Gruñí. La promesa de buen vino me animó. Armado con antorcha y revólver tiré para abajo, detrás de Jonathan y Drac. 

Sonreí. Lo normal era que mi cuñado fuese delante cuando huíamos, no cuando nos íbamos a topar de cara con el enemigo. Qué sorpresas te da la vida. 

¿por que todos los villanos tienen que dar un discurso cuando se sienten en la supuesta superioridad? Niego para mi mientras rebusco en mis bolsillos y encuentro una pequeña botella de cristal. Podria tirarsela, pero podria fallar y lo bueno es que podria guardarla por que se acercara y ahi... Sorpresa britanica. 

- Melodramatico y solo por una patada en sus partes. Solo el queda decir que matara a sus mujeres y violara a sus caballos, no me opongo a sus costumbres. - murmuro sacudiendo las manos tras ver el magnifico fuego que acabo de crear y que servira para cubrir nuestra retaguardia. - Jonathan ya te comprare una botella de licor cuando volvamos a casa o te dejo que saquees nuestra bodega durante un par de dias.

Ahora vamos al plan B, tenemos a tres hombres delante, a Ardeth conmigo detras para proteger a la dama. Solo tenemos que llegar hasta por donde hemos entrado y escapar por ahi. O en su defecto encontrar una habitación por la que desdolgarnos sin problemas y ahi mi plan para herir a esa cosa con aspecto humano, bastante sexy aunque no tanto como mi amado esposo, llegaria al punto mas algido. 

-Rick un par de plantas mas abajo si no recuerdo mal por el mapa hay una habitación. Creo que podemos descolgarnos desde ella, eso si necesitaremos algo de cobertura

Ardeth señalaba impotente a la figura que volaba, mientras echaba miradas de frustración a su alfanje.

- Pegadle un par de tiros. Estoy seguro de que no le harán mucho, pero al menos lo enfadareis más. Si está enfadado puede cometer errores. Maldita sea, debí traer la Thompson...

Dio un vistazo al pasillo y visto que no había un peligro inminente, ayudó a la dama con una reverencia a calzarse y abrigarse debidamente.

- Señora, mi nombre es Ardeth Bay. Consideradme vuestro guardaespaldas. No os alejéis de mi o de la señora Evelyn. Aqui donde la veis es tan diestra en la lucha como cualquiera de nosotros... Incluso mejor que otros -dijo mirando con discreción a Jonathan.

Después escuchó con atención a Evelyn, asintiendo.

- Es un buen plan. Sugiero que abramos camino. Pero intentemos no separarnos o no duraremos demasiado -dijo, desenvainando-. Jonathan, tu conmigo, dos pasos detrás de mi. Avísame si ves algo.

El vampiro desaparece de vuestra visión a media que os movéis, aunque podéis notar que no se ha alejado mucho. Notáis que os están observando continuamente o es la impresión que tenéis cuando descendéis buscando esa sala que Eve recuerda por el mapa. No tardáis en llegar a ella aunque los sonidos de hombres con armas acercándose se hacen cada vez más evidentes. 

Los hombres del Dique están revisando habitación por habitación, están limpiando planta a planta de una manera que creéis ya estaba planificada de antemano. No tardarán mucho en encontraros seguramente, es cuestión de minutos ya que por suerte hay muchas salas y habitaciones en el castillo. 

Cuando miráis por la ventana podéis ver de vez en cuando una sombra negra moviéndose a gran velocidad que oscurece la luz de la luna. Una luna llena que en otras circunstancias os habríais parado a ver, pero ahora no era el momento de hacer un stop en vuestra huida.

La joven se mueve rápido acompañada de Ardeth, por suerte parece tener buenas piernas o es el miedo quién hace que no baje el ritmo que vosotros marcáis. Jonathan está atento a la vanguardia de todos, que de momento no parece tener ningún inminente peligro. A su lado Drac que parece que disfruta de la aventura, luego Eve y Rick cerrando el grupo aunque Ardeth comentó que fuera Jonathan. Aunque cada pocas habitaciones el orden cambia de manera abrupta y en un momento dado Eve lidera la expedición para pasar luego a ir la última. 

Por fin llegáis a esa habitación, La ventana está cerrada pero eso no va a ser impedimento alguno. La sombra que os acechaba parece haber desaparecido e incluso os sentís seguros. La puerta es maciza y tenéis muebles de sobra. Mesas, sillas, parece que es una especie de comedor o sala de lectura porque hay decantadores llenos encima de una pequeña mesa. Desde esa altura al suelo hay unos metros pero nada que no sea insalvable. 

-Descolgarse. Cariño, en eso pensaba allá arriba. Muy peligroso, es cierto. Ahí será mucho menor la altura.

Insospechada y eventualmente llegamos a esa habitación. Un vistazo. ¿Un comedor?

Fisgoneé la noche a través de los cristales de los ventanales. 

-No se le ve. Pero debe de estar al acecho, él y sus criaturas nocturnas. Hum. Nos atacará en cuanto nos deslicemos por la ventana.

¿Acaso había otra opción?

-Descended, vamos - Solté las cuerdas que traje. - Alguien que cubra el descenso. Bloqueemos la puerta. ¡Ayudadme! - comencé a empujar la enorme mesa.

 Me apresuré a hacer lo que Rick lo que nos había pedido y procedí a ayudarle, mientras comenté, con un alegre tono despreocupado, como si esto fuera una fiesta:

 - Un sitio entretenido. ¿No os parece?. No hay tiempo para aburrirse.

 Naturalmente, a pesar de mi aspecto desenfadado, que buscaba quitarles preocupaciones a todos, estaba con la mente fija en nuestro destino, sobre todo el de las damas, si éramos capturados. Pero no servía de nada decirlo en voz alta y lo mejor era buscar el humor para que no tuvieran que pensar en lo peor. Además, me gustaba incordiar a Jonathan y sabía que mi indiferencia al peligro lo molestaría, ayudándome en mi objetivo de entretener al grupo.

Era el momento de salir huyendo y sobre todo, de salir huyendo. A mí no hacía falta que me dijesen que tenía que correr porque cuando entraba en modo “sálvese quien pueda”, no había quien me ganase. Lo había demostrado en el cementerio y pensaba seguir haciéndolo mientras corría escaleras abajo.

Además, los ruidos que se escuchaban a nuestra espalda animaban a seguir moviéndose y no mirar atrás.

-Me da que alguien nos persigue pero no pienso perder ni un momento en comprobarlo –dije, mientras corría a toda velocidad.

Lo que sí hice fue mirar por la ventana, viendo una sombra moviéndose por el cielo.

Las ganas que tenía ese vampiro de volar por ahí. ¿No cogía frío? A mí todo lo que no fuese mantener los pies en el suelo me parecía un método de transporte de lo más arriesgado.

Cuando llegamos a la habitación, busqué rápidamente la ventana.

-Está bien, este es el plan. Salimos por la ventana y nos largamos. Los cobardes y los niños primero, así que… allá voy –dije, abriendo la venta y empezando a salir.

Que los demás se ocuparan de bloquear la entrada pero yo me largaba de allí.

La habitación no sé que podría ser, pero descorcho uno de los decantadores para olerlo. Como sea sangre, se va a llevar una bonita sorpresa. Deslizaré un par de gotas de agua bendita en ella, a grandes males, remedios religiosos.

Y mi hermano, como siempre, siento un valiente que se pone en peligro para que los demás podamos salvarnos.
-Moved una de esas mesas tan grandes contra la puerta para bloquearla, dejadla tumbada. - murmuro mientras compruebo un poco la altura y luego a la joven lady, a la que cubro el pelo para que no sepa quién de las dos somos la que baja por la cuerda. -Ardeth o Drac, os quiero pegados a la joven, uno delante y otro detrás de ella. Cerraremos la bajada, yo y Rick, tened las armas preparadas, tengo la ligera sospecha que nos atacara para intentar llevársela. 

Bloquear la puerta no fue un problema, había tres hombres fornidos y luego estaba Jonathan dispuesto a ser el primer valiente en descender por la ventana. Con la puerta bloqueada comienza la "operación descenso". Jonathan no espera muchas indicaciones para descender, por suerte para él la altura no es mucha y la tierra está húmeda pero sin llegar a ser barro. Perfecta para amortiguar una caída. 

Evelyn decide deslizar agua bendita en las bebidas, en algunas hay sangre y en otras alcohol de buena calidad o al menos eso deduce por su fragancia.

El descenso del resto es tranquilo. Tras Jonathan, bajan Ardeth, Drac y la joven que sigue atemorizada aunque se ve que aún dispone de fuerzas para saltar un par de metros.

La chica al tocar tierra os pregunta al fin:

- ¿Os envía mi padre? Antes no os pude preguntar, os agradezco que hayáis venido a buscarme pero si veis que nos van a atrapar dejadme, sé que el Duque no me hará daño a mí pero a vosotros... Por fin estamos fuera del castillo...

Parece que la joven tiene algo de sentido común o aprecio por vuestras vidas. Justo en ese momento, unos lobos aúllan a lo lejos. La joven recapacita y mirando a Jonathan comenta.

- Aunque podríamos seguir dentro...sobre todo si vienen esos lobos a saludarnos...

Evelyn es la siguiente en bajar y luego Rick que había estado cubriendo vuestro descenso salta y da una voltereta al aterrizar. Ya estáis fuera del castillo, ahora es el momento de correr. Los caballos los tenéis al lado del camposanto, tenéis que rodear el castillo para llegar al mismo y luego ver si los zombis aún siguen por allí porque contáis que los mordavos no hayan sobrevivido ante esa marabunta.

Seguíamos con vida. Todos. La chica habló, yo no respondí, entretenido alzando la cabeza y oliendo el aire.

Lobos.

Como aquel amiguito de la otra noche.

Apreté los dientes. Apreté la culata de mi revólver en una mano. Apreté la culata de mi segundo revólver en la otra mano. ¿Dónde estaba mi antorcha? ¿Jonathan? 

Torcí la sonrisa.

-No podemos escapar sin más. Tenemos otras dos tareas. Echarles una mano a los moldavos. Si siguen con vida. - mi sonrisa se ensanchó, desafiante, atrevida, algo loca.

-Y matar a ese demonio. Si no, destruirá la aldea y asesinará a sus habitantes. 

De todas formas, el tipo ese se lo pondría difícil al grupo.

Le di un besazo a Evelyn. 

-Saca de aquí a Jenny. Jonathan, saca de aquí a las dos. Eres un tipo listo y con suerte. Piensa en la recompensa. Ardeth, Drac, vamos a patear traseros.