Partida Rol por web

Rick dispara con su peculiar estilo hacia el Duque y logra hacerle daño, aunque menos de lo que esperaba. Parece que la distancia y el calibre de las armas no le hicieron demasiado mella al vampiro.

Lo notáis herido en su orgullo, en su mirada además de un gran odio empezáis a divisar miedo a la muerte. No está tan seguro de venceros, incluso se ha desconcentrado porque los murciélagos empiezan a huir hacia sus hogares, ya no tiene control para manejarlos a su antojo o ha perdido la concentración que eso le permitía.

En ese momento os dais cuenta de que a pesar de tener un gran poder, su cuerpo es mortal al haber sido humano en algún momento de su existencia. 

El Duque se lanza hacia Ardeth con toda su furia para intentar acabar con su vida, pero su ataque está cegado por la rabia y no es muy preciso a pesar de ser muy poderoso.

Levanta su espada y la lanza contra el medjay, que espera no tener muchas dificultades para esquivarlo.

Ardeth esquiva el ataque con soltura, realmente hasta parece sencillo verlo esquivar el espadazo del Duque. El medjay sonríe ya que sabe que a continuación vendrá su ataque sin cuartel hacia el vampiro.

En un grácil movimiento el medjay se gira al esquivar y suelta un tajo con su cimitarra que le abre una herida en todo el torso al duque. Su tajo es certero y limpio, si llega a cogerle la cabeza seguramente se la habría cercenado sin ningún problema. 

El Duque tras recibir el espadazo hinca la rodilla en tierra, es vuestra oportunidad de acabar con él. Notáis que para ser un no muerto le cuesta respirar...

Tras ver como le caía encima una rama al vampiro, y que uno detrás de otro todos iban disparándole sin descanso, me eché un poco hacia atrás, sobre todo al comprobar que a pesar del daño, o supuesto daño, continuaba avanzando hacia nosotros, y que incluso intentaba atacarnos.

-¡Cuidado, Ardeth! -le grité a este, al ver como se lanzaba hacia él, aunque no sabía para qué lo había hecho, teniendo en cuenta que no solo era capaz de esquivarlo como un bailarín de danza sino que además contraatacaba con habilidad.

Ya me gustaría a mí poder hacer algo así.

Pero era el momento, nuestro momento. Sin duda alguna, el vampiro estaba sintiendo ya el daño que le infligíamos, aunque aún no había caído. Si dudábamos, podría acabar con nosotros, aunque ser valiente no era mi estilo. Sin embargo, ver a los demás envalentonados, sentí como en mi interior aparecía el guerrero que siempre había querido ser... aunque nunca me había atrevido a dejar salir.

Así que finalmente, lancé un grito y eché a correr hacia el vampiro, mientras descargaba mi arma sobre él, una bala detrás de otra. Claro que mientras lo hacía, no me di cuenta de la rama que había en el suelo, que estaba algo más levantada que el resto. Tropecé con ella, logré mantener la verticalidad a trompicones y finalmente choqué con Ardeth... haciendo que este cayese sobre el vampiro y le atravesara la espalda con ella, dejándolo ensartado como una aceituna en un martini.

Cuando logré recuperar el equilibrio, lancé un nuevo grito y al ver que me había pasado de largo, me giré, viendo la escena que había dejado atrás.

-¡¡Ooops!! ¿Duele?

Obviamente, debía doler. Significaba eso que... ¿era el final?

Ardeth es empujado por Jonathan y le clava la cimitarra al Duque. Esta vez es una herida fea pero el condenado parece seguir con vida así que Ardeth intenta mantenerlo así para que el resto de sus compañeros acaben con él. El vampiro suelta la espada que porta impidiendo que pueda atravesar el cuerpo.

- Rick, Drac... Aprovechad ahora.... - veis que está haciendo un esfuerzo para evitar que se suelte - No sé cuando podré retenerlo...

Los ojos del vampiro se inyectan en sangre. Con sus garras araña las ropas del Medjay y logran hacerle pequeñas heridas. Si logra acertarle podría hacerle mucho daño

 Aprovecho que el vampiro está distraído con mis amigos, para descorchar una de las botellas de agua bendita, tratar de saltar sobre su espalda y intentar meter el cuello de la botella en su boca, para vaciar su contenido por el gaznate abajo, mientras grito:

 - ¡Hala, bebe a nuestra salud!.

Drac se acerca hacia el Duque e intenta hacerle tragar el agua bendita pero aunque notáis que no le gusta, no produce el efecto deseado. No parece producirle gran daño, eso implicaría que no es un vampiro propiamente dicho, o que lo que suponéis no es del todo correcto. 

El Duque sigue intentando zafarse, y Ardeth no aguantará demasiado tiempo conteniéndolo. Debéis acabar con él lo antes posible.

Un rescate que se ha convertido en la pelea mas extraña que he visto. No voy a negar que las de ganar no las tenemos, pero tampoco las teniamos con una momia y lo derrotamos.

Piensa Eve, piensa Eve. Disparar la estaca con una balleras, podria. Pero no tengo una ballesta para lanzarla ahora mismo a mano. ¿Con la escopeta? la destrozaria antes de que llegara a impactarlo, ¿con un arco?, no es lo suficientemente grande para ser disparada. Balas de madera, me paro a tallarlas mientras destroza a mi marido, a mi hermano y a nuestro mejor amigo. ESto es como lanzar cuchillos y Rich se empeño en que aprendiera a hacerlo por si acaso. 

Sujeto la estaca por la punta, entrecierro un poco los ojos mirando la posición en la que se encuentra el Duque. Me mojo un dedo para comprobar la resistencia del aire, muerdo la lengua  y rezo a todos los dioses que conozco para  que lo que voy a hacer funcione. Tambien podriamos quemarlo vivo, como se hacia con las brujas en el medievo. Aunque brujas, brujas no creo que fueran. 
La lanzo, simplemente sin pensar y va en circulos moviendose como lo haria  un cuchillo. Escorandose un poco hacia la izquierda, tendre que practicar mas si sobrevivimos

La estaca que lanza Evelyn acierta de pleno en el pecho del Duque, en el momento que la estaca se clava en su pecho queda paralizado de inmediato y podéis ver cómo comienza a brotar sangre de su herida, aunque de una manera lenta. Es como si su sangre fuera demasiado espesa, no sangra como un humano corriente.

Ardeth lo suelta al ver que ha quedado petrificado y herido de muerte, su piel pálida comienza a oscurecerse y podéis ver como se van mostrando los signos de la edad en su rostro. 

Si fuera un vampiro debería haberse quedado petrificado solamente o volverse volutas de humo, lo que os lleva a pensar que realmente era un dhampiro. Un miembro de la familia vampírica que nació con los poderes de la oscuridad pero al mismo tiempo con los beneficios de ser en parte humano. 

Se hace el silencio en el camposanto mientras miráis cómo se va convirtiendo en polvo poco a poco hasta acabar siendo arrastrado por el viento lo poco que queda del señor de estas tierras.

El sol empieza a asomar por el horizonte y podéis ver como el dirigible vuela a vuestro encuentro, por lo que en unas horas embarcaréis rumbo a Gran Bretaña. 

Los miembros de la Guardia al ver que ha muerto su señor corren hacia sus casas, seguramente por miedo a que los lugareños en cuanto se enteren quieran ajustar cuentas. No sabéis si han sido crueles con sus paisanos mordavos. Solo unos pocos le rinden honores a su señor, pero a vosotros no os hacen nada. Ni siquiera osan acercarse a vosotros. 

Los hermanos mordavos se dirigen a las mazmorras y junto al resto de compañeros liberan a los lugareños presos en el castillo, algunos de ellos están pálidos y la poca luz les ciega de tanto tiempo sumidos en la oscuridad. Algunos asaltan las cocinas del castillo y arrastran los barriles de vino y cerveza para brindar por la muerte del tirano. Os dan las gracias y os ofrecen bebida y viandas como agradecimiento por haberles liberado de este tormento.

Al final vencimos. Empapados en la sangre del monstruo, observando, agotados y aterrados, al menos yo, como se refuce su cuerpo a cenizas. Me pregunto si de alguna manera será capaz de regresar a esta vida… Ese pensamiento me da escalofríos, siento el sudario de la muerte danzar en el frío viento nocturno.

Abracé a Ardeth, el vínculo de amistad y hermandad con él se acrecentaba. Le di una sonora palmada en el hombro a Jonathan que casi lo envía al suelo, sonriéndole -Todo un aventurero y amigo.

Y estreché, con energía, la mano de Drac -Lo conseguimos.

Por último, busque el calor del cuerpo de Eve. Abrazándola con fuerza y amor entre mis cansados brazos. Besándola apasionadamente.

Fundí mi mirada en la suya seductora.

-Oh, vaya, te ensucié el vestido de sangre y excremento de murciélago. Deberás cambiártelo, cariño…

Luego… ¡vino, comida y celebración!

 Miro curioso como el noble rarito se deshace ante nuestros ojos, antes de responder, con mi habitual humor:

 - ¡Vaya, se ve que estaba hecho polvo el tipo!. Es lo que tiene trasnochar.

 Luego miré con curiosidad el castillo, antes de agregar:

 - ¿No deberíamos de registrar el castillo, en busca de información de interés para el jefe?. Querrá saber si el polvoriento tendría relación con el resto de bichos raros y si estaba al tanto de sus planes.

 Además, si hubiera algún tesoro, fuera de la naturaleza que fuera, ya fuera económico o de conocimiento, no era cuestión de hacerle ascos.

Fue chocar contra el conde y levantarme como pude, pensando que otra vez la había hecho, aunque no podía decir que lo sintiese. Sin embargo, aquel vampiro o lo que fuera parecía no querer morirse.

-Este tipo sí que se niega morir. ¿Y si le clavamos... 

No llegué a terminar la frase porque en ese momento, mi hermanita le lanzó una estaca que se le clavó en todo el pecho, paralizándolo al instante.

-Uffff. Eso sí que ha tenido que doler -comenté, viendo como empezaba a salir sangre de su herida, aunque parecía tan espesa que por un momento hasta dudé que fuese de verdad -. Argggg. Parece una lata de tomate rota.

Por un momento hasta pensé en los espaguetis que solía comer, cubiertos completamente de tomate. Pero rápidamente, su piel empezó a parecerse cada vez más a un papel viejo, como si se estuviese estropeando a cámara rápida. Eso sí que era desagradable.

-Estoooo.... me parece que hemos hecho algo... ¿bien?

Y así fue, evidentemente, porque poco a poco acabó por convertirse en polvo y desaparecer, quedándose el lugar completamente en silencio, roto solamente por la palmada en la espalda que me propinó Rick, y que casi me lanza al suelo. Cuando recuperé el equilibrio, y mientras me dolía del golpe, me volví hacia él y los demás.

-Bueno, después de todo no ha sido tan difícil, ¿verdad?

Drac quería registrar el castillo, aunque yo no veía nada buen en eso.

-La verdad, amigo, Drac, ¿qué sentido tendría hacer eso? Cualquiera de sus amigos habrá huido al ver lo que le hemos hecho a su jefe -le dije, pasando una mano alrededor de su espalda, como si fuésemos camaradas, y retirándola rápidamente al darme cuenta cómo me miraba.

Entonces se me ocurrió.

¿Y si... guardase algún tesoro en alguna parte, como por ejemplo, todo el dinero que hubiese podido conseguir de la gente del pueblo y aquellos a quienes hubiese capturada?

-Claro que... pensándolo mejor, quizás debiéramos registrarlo... para acabar con todos, ya sabéis. No estaría bien dejar a alguno con vida y que pudiese hacer daño a la gente del pueblo, ¿ver-verdad?

Después de aquello, tocó asistir a una espléndida fiesta en la que, como no podía ser de otra manera, nosotros éramos los invitados especiales. Nuestro comportamiento, digno de cualquier héroe de la mitología, había salvado a la damisela en apuros y a todo el pueblo, y eso merecía comida, bebida y que por su puesto, le pusieran nuestros nombres a sus hijos y nietos. 

Y ya que estaba, a lo mejor podía aprovecharme un poco de la situación. Me acerqué a una de las chicas del pueblo y muy sonriente, me dirigí a ella en los mejores términos.

-Hola, soy Jonathan. ¿Te gustaría conocer a un héroe de verdad? Pues aquí tienes a uno, dispuesto para lo que necesites -le dije, muy sonriente.

No esperaba que después de devolverme la sonrisa, me pidiese que le ayudase a traer otro barril de cerveza junto a su marido, un hombretón que era tan grande como tres Ricks.

Me tendría que conformar con ser un héroe en otra parte.

Hemos ganado, solo puedo sonreír y es que he tenido un poco de suerte con mi tiro de estaca. Al final eso de tirar cuchillos si ha tenido sentido.

-Cariño, puedes llenarme de sangre y excremento de murciélago todo lo que quieres. Es mejor que polvo y sesos de momia - me rio devolviéndole el beso, la verdad es que hubiera esperado que lo hiciera él. Es más de su estilo

Lo único que me queda a hora es explorar esa biblioteca, seguro que tenía algo que me interesara mucho. Era una maldita bibliotecaria y si algo sabia hacer, era encontrar libros. Así que volvemos al castillo, mientras se llevan a la dama al pueblo bien escoltada. Las enormes puertas de madera envejecida por el tiempo, ocultan la biblioteca. Estanterías con libros y pergaminos apilados, polvo, olor a cerrado y algo de humedad, nada que un poco de trabajo no quitara.
Con algo en las manos para iluminarme y que no fuera peligroso para el papel o las telarañas que sé que me voy a encontrar en algunos lugares. Registro, moviéndome entre las estanterías, dejando en la mesa que se utilizaría para leer lo que me parece interesante. Como ese libro de encuadernación roja y dorada, que estaba cerrado. Tiene una cerradura, curiosa y extraña, creo que la puede abrir un anillo o una llave que estará en algún lugar. ¿Dónde podría estar?

-Rick, cariño, necesito que me encuentres una llave - mis ojos brillan de emoción, la última vez levante a una momia, ¿qué podría hacer si leyera las páginas de este libro? Puede que nada, que solo fuera un registro o puede que fuera todo y hubiera un listado de algo que no debería leer nadie. Nos vamos con más de la mitad de la biblioteca saqueada, he sido selectiva, primeras ediciones, algún incunable del que había oído hablar y todos buenas adquisiciones para la biblioteca familiar.

-Adoro el olor del papel, espero que nunca se pierda la costumbre de escribir un libro. Me apetece comer un buen chuleton a la parrilla, bien churrascadito