Partida Rol por web

Tras defenderte de su ataque con soltura, contraatacas con una fiereza inusitada. Ni el mismo Al Jalon podría imaginarse tremenda furia del medjay. Tu corte atraviesa la carne del hijo de Iblis, el dolor se refleja de nuevo en sus ojos. Trastabilla un par de veces y suelta su cimitarra. Se aleja unos metros de ti, mientras sus hombres al ver el resultado deciden salir corriendo y huyen del oasis.

- Medjay, tu fiereza es la de un tigre sin duda. Te nombro Tigre de Farafra y espero que tus enemigos conozcan tu nombre antes de conocer el filo de tu espada. 

Se arrodilla y parece que quiere rezar a Alá antes de su final, pero haciendo un esfuerzo inmenso decide contarte algo más.

- El Oscuro me pidió que estuviera aquí hoy y matara al líder de los que aquí estaban. Tienes un enemigo poderoso Tigre - notas que dice tu sobrenombre con orgullo, no parece ofendido porque hayas acabado con su vida. - Deberás vigilar tus espaldas, y que tus hombres cuiden mientras tus ojos estén descansando.

Ardeth escuchó las palabras en silencio. El sonido de las pisadas, apresuradas, del resto de hombres de Al Jalon, que esperaban contemplar su derrota, sonaban cada vez más lejanas. Estaban solos. Aquel momento intimo y personal traspasaba el hecho de un hombre y su verdugo. Cuando Al Jalon terminó de hablar, Ardeth le hizo una reverencia.

- Te estoy agradecido, Al Jalon. Acepto tu regalo con orgullo. Llevaré el titulo y a todos diré quien me lo otorgó para que tu recuerdo nunca decaiga. A cambio te ofrezco un regalo. No retiraré mi espada de tu pecho inmediatamente. Te daré unos instantes para que, si es tu deseo, hagas las paces con nuestro señor y creador, Alah. Porque se que en tu interior, tras los velos oscuros del traidor de los abismos, aun se debate tu noble alma. Arrepiéntete del mal que hiciste, Al Jalon. Alah te acogerá después de purgar tus males por un tiempo que parecerá eterno, que será eterno para un humano, pero que tendrá un final. Y al final volverás al seno de Alah. ¿No es eso mejor que la eterna oscuridad? Cuando lo hagas, cercenaré tu cabeza y enterraré tu cuerpo en este lugar, con el debido respeto.

Ardeth, el Tigre de Farafra, esperó unos instantes la respuesta de Al Jalon. La que fuera, solo la conoció Ardeth y nunca más hablo del tema. Nadie lo sabe. Pero lo que si es cierto es que en el Oasis hay una tumba, marcada con piedras que nadie osa tocar. 

Ardeth permaneció allí toda la noche y hasta la mañana, cavando, trabajando, limpiando su cuerpo y orando.

Al Jalon agradece tus palabras y puedes ver que tras rezar al altísimo y pedir su misericordia sus facciones vuelven poco a poco a recobrar su naturaleza humana. Llegado el momento te pide que retires tu hoja de su cuerpo y te agradece una última vez tu acción.

- Que Alá guíe siempre tus pasos Medjay, nos conocimos siendo enemigos, pero ante Alá abandono este mundo sin ánimo de venganza contra ti y tu familia. Que los astros te sean favorables. Que Alá te bendiga.

Dicho esto retiras la hoja. Y en pocos segundos ves como la vida abandona su cuerpo, al expirar su último su aliento su cuerpo comienza a arder y puedes ver cómo las cenizas de su carne y huesos son desperdigados por el oasis por la brisa del desierto.

En ese momento tus hombres regresan al oasis al ver que el resto de los hombres de Al Jalon pregonaban tu victoria a gritos por las dunas del desierto. Escuchas como tus hombres jalonan tu grito a todo pulmón.