Partida Rol por web

-Ya te digo, se han enterado hasta los centauros del Bosque Prohibido- corea Rebecca a su líder.

-¿Dónde está Glackstone?- pregunta Akiko –¿Llorando?- se atreve a decir, tímidamente.

-Para nada- corta Victoria en seco el tema –Estará vomitando todo el veneno de morderse esa lengua suya viperina ahora que todo el mundo sabe la clase de mentirosa despreciable que es…- aunque Victoria sonríe, su semblante es frío como el hielo.

-Bueno, chicas, ya hemos hecho nuestra labor social del día. Vámonos a clase. No quiero llegar tarde. Bienvenida Carson- sentencia el encuentro la Reina Stratford. Se da media vuelta de forma estilosa y se dirige hacia la puerta del aula, acompañada de sus dos amigas, Rebecca y Akiko, para marcharse. como han dicho, ya han hecho su tarea de maldad diaria.

Era un alivio pensar que Dariel me perseguiría si volvía a desaparecer. Crucé los dedos para que no hiciera falta, y me dejé arropar por mis amigos. Estaba tan entusiasmada y excitada estaba segura de que si Dariel no me estuviera cogiendo, temblaría como un perro nervioso. 

Saludé a Monti-Levi vagamente con la mano, seguido de un “a mandar”. A Ivy le dediqué un gesto con la cabeza igual de apasionado que su bienvenida -es decir, nulo. 

- ¿Créditos extras? ¿Desde cuándo estáis tan aplicados? -fruncí el ceño- Vaya muermos… Pero bueno, si tenéis que hacer cosas, a mí la profe me tiene que llevar a los dormitorios. 

La busqué con la mirada, pero en vez de a Iacomb lo que vi fue al resto de compañeros a los que había ignorado por completo al entrar en la clase. En general no es que tampoco les prestara demasiada atención excepto a Sir Alvin, al que había que tratar siempre con el respeto y admiración que se merecía. 

- Sir Alvin -contesté, haciendo una media reverencia. 

Le cogí la mano a Cassia.

- ¿Tú también tienes que hacer las prácticas esas? -pregunté, con la esperanza de que no me dejaran sola. 

Pero antes de conseguir respuesta, Maddox, Bowie y las Weird Sisters se metieron en el ajo. Felicity no me caía mal; el resto se podía ir a la mierda. Tragué saliva, pensando en si habían visto a mis dos acompañantes, pero cuando mencionaron a Werd se fue cualquier atisbo de tensión. 

- Ah, sí -confirmé, despreocupada-. Venía Werd también. ¿Por qué ha empezado tarde el curso? -me giré hacia Julian- No he podido hablar con ella en el tren. ¿Tuvo que ir a casa o algo? 

De fondo, Vic Stratford y su corte de subnormales no dejaban de cuchichear. 

- Oye Stratford, a lo mejor la que acaba despellejada eres tú. Que como sigas así te voy a tener que aplaudir la carita -los defendí, instintivamente. 

No tenía ni idea de qué espectáculo hablaba, pero si April estaba involucrada, seguro que Dariel también. Recordar que estaban juntos fue como recibir una patada en el estómago. Bufé con hastío, no sabía bien si por Stratford o por April. 

- Tu puta madre, bienvenida -gruñí-. Hay cosas que no cambian. 

Negué con la cabeza, volviéndome hacia el resto. Sus caras no auguraban nada bueno. 

- ¿Qué os pasa?  

Por lo visto no somos los únicos a los que Stevie atrae. Empiezan a aparecer moscones por todos lados, qué mala hostia me está entrando.

“Espera. ¿Werd ha vuelto?”. Lanzo una mirada a Julian. Jooodeeeeer.

-Eh Jules, no querías ir, ya sabes… a “eso”- trato de distraer la mente de mi amigo antes de que se lance como un loco pasillo abajo. Hago una mueca de disgusto cuando Queen Victoria nombra el “incidente” de esta mañana entre Cassia y yo. Casi había olvidado por un momento eso. Cuando llega el turno del Asunto Glackstone simplemente miro para otro lado. Esa ya no es cosa mía, ni ganas. Debería darme pena (pero no). Es lo que tiene “atar” al míster. Cuando Stevie dice lo de unos créditos extras no tengo ni idea de qué está hablando.

-A mí no me mires, ni idea. Últimamente están muy misteriosos- me encojo de hombros.

-Ehm… sí, te has perdido unas cuantas cosas en tu “ausencia”- le digo en voz baja, intentando apartarla del núcleo chungo y que no se lanzara como un lobo asesino contra Victoria. No era plan de que la expulsaran el primer día.

-Ve con Iacomb a instalarte y luego te paso a buscar y te pongo… al día. O Cassia, seguro que es más “rápida” que yo…- gruño eso último, recordando lo ofendido que estoy con la irlandesa.

Noto el revuelo que se monta cuando entra la chica nueva y joder, qué sexy es. Debe haber más agua en mis bragas ahora mismo que en el maldito lago de Hogwarts. - ¿Quién es esa chica? - les susurro a Sigma y a Mack sin prestar atención a su conversación en voz baja mientras dibujo notas musicales (bastante mal) en el borde de mi pergamino. Si era algo importante ya se encargaría de decírmelo alguna de las dos.

Suspira, exasperado. ¿Por qué siempre le daba la información a medias? -¿Puedes decirme algo más de esos chicos? ¿Nombres, aspecto, casa de Hogwarts?₁ - pregunta entre dientes, tragándose el fastidio.

_{1 En voz baja}

Levi se distrae tan solo unos segundos cuando ve una cara nueva entrando al salón de clases y la reacción en cadena que ello provoca. Y nota, también, que Dariel finge estar desinteresado cuando saluda a la chica rubia y que ésta se emociona al saludarlo. ¿Quién diantres sería ella? La presentación de Dar no le dice mucho, pero devuelve el saludo a Steve, muy educadamente. Por otro lado, parecía que Dariel pronto se largaría con Julian. Pues bien, ya se iría él solito a investigar la pista de Metho. Eso hasta que lee el mensaje que le escribió Dar en su pergamino. -¿De qué madriguera de conejos hablas? - le pregunta en voz baja, confundido.

-Si. Podría- contesta el pequeño unicornio. Revolotea y suelta un montón de purpurina sobre la cabeza de Levi. Mira de reojo hacia el grupo de Slytherin, entusiasta.

-Eran dos culebras muy gordas- vuelve a mirar de reojo, desconfiado, hacia el gentío que rodea a la recién llegada.

Suelta unas carcajadas divertidas ante el intento de Ian de hacerle cosquillas en la barriguita regordeta y peluda. Flotando se cuelga del cuello de éste.

-No sé, ¿a Hawaii?- contesta el oso amoroso rosa.

El baúl, al ser manoseado por alguien que no es su dueño, abre una rendija y le pega un mordisco en la mano a Ian, cuando menos se lo espera.

-O… podríamos bañarnos en el lago. ¡Eso sería divertido!- propone el oso volador.

-¿Qué buscas ahí dentro? ¿Te puedo ayudar?- pone ojillos y pestañea como si llevara alas de mariposa pegadas en los ojos.

Pongo los ojos en blanco. No sé qué le pasa al Rubio hoy, pero está en la parra por completo.

-Ir a por el chinorris…- le susurro disimuladamente -Ayer noche estabas ahí…- le digo, sin comprender en qué demonios está pensando.

Asentí a lo que dijo Ivy, agradecido, todo sea dicho. Estaba claro que aquello que había ocurrido en San Mungo la última vez que lo visitamos no podía ser una coincidencia y aunque no estaba muy seguro de ir al principio, lo cierto es que ahora estaba convencido de que podía ser útil.

-Muchas gracias, Ivy – le digo, con una leve sonrisa. Al final, de alguna manera u otra, todos me estaban demostrando que lo que acontecía les importaba. Y la verdad, no voy a parar a pensar si por mi o por el bien común, porque me parece superficial – Hablaré con Dariel y en principio iremos los dos contigo. Ya sabes, siendo tres podremos enterarnos de más – le guiño un ojo.

Pero entonces, ENTONCES, viene la tropa de “zorras implacables” a soltar LA BOMBA: Werd está aquí. Y yo tengo que reprimirme mucho porque estoy seguro de que están esperando una reacción desmesurada por mi parte y no debo… No debo, aunque lo que más me apetece ahora mismo es ir directo a pedirle explicaciones sobre lo de la fiesta y por cómo se ha desarrollado todo. Estoy seguro de que no fue del todo sincera conmigo, y para colmo tuvo la osadía de besarme.

Me quedo mirando a Stevie cuando comienza a hacerme preguntas sobre ella pero no…ahora no… No puedo explicárselo. Y menos mal que Dariel me habla para recordarme lo de Reed porque la mente se me nubla últimamente enseguida. O puede que siempre fuera así pero me he dado cuenta últimamente…

-S-sí… Vamos – murmuro, algo desencajado, aunque después se pone a hablar con Levi – Stevie, como bien ha dicho Dariel, han pasado muchas cosas… Nos vemos después, ¿vale? – le doy una palmada en el hombro y acto seguido miro a Cassia. Dudo un poco pero termino abrazándola sólo unos segundos para susurrarle algo al oído – Yo también tengo ganas de ir a por ella, pero no lo hagas – me separo y la miro un momento a los ojos – Anda, ayuda a Stevie a acomodarse y eso; sé más educada que nosotros – intento bromear – Rubito, ¿vienes o qué? No tenemos todo el día – le digo ahora a Levi, que está incluso más raro que de normal.

Es todo bello y emotivo hasta que la cantidad de gente alrededor empieza a abrumarme. No, no creo que sea eso; es la sensación de estómago apretado que me da al oír el tono misterioso de Remy. Ese es su tono de "a mí no me afecta, pero a vosotros os va a joder la existencia".

Y vaya si lo hace. Es oír su puto nombre y nublárseme todo juicio, cambiar todas mis prioridades. Sí, miro un segundo a Julian porque me preocupa que le afecte, ¡¡pero más preocupada debería estar yo!! ¡Al menos a Jules se supone que "le quiere"! Ahogada en mi propia rabia, le hago una peineta a Dariel. No sé exactamente qué ha dicho pero ya su tonito no me ha gustado un pelo y no estoy yo para tonterías, ¡que Werd está aquí, joder!

Estoy así hasta que Julian me abraza, y es como si comenzase a evaporárseme ese ardor interno. Soy mejor que Werd, puedo demostrarlo no dejándome llevar... Puedo ignorar su existencia; ¡eso es fácil! Acabo asintiendo y me vuelvo con una sonrisa hacia Steve.
— Te acompaño, rubia. No tengo nada que hacer de todos modos -quetedenWerd- —carraspeo. — Así te actualizo en los últimos acontecimientos.

Alzo la cabeza cuando Mack me habla. Tiene razón con lo del esquema pero coño, somos brujas, seguro que hay una manera de esconderlo o mantenerlo oculto a ojos de quién no queramos.

Entonces, me hace fijarme en el nórdico. Yo no había notado nada pero lo cierto es que tampoco estoy muy fina esta mañana, que digamos; tengo la cabeza sobresaturada.

-No me había fijado, no… – respondo, llevando ahora toda mi atención al tio enorme. Da un poco de mal rollo. Entonces, Nissa pregunta quién es la recién llegada – Es Stevie Carson, una antigua alumna – digo a su pregunta - ¿Qué? ¿Te gusta? – miro socarrona a Nissa. Seguro que sí, básicamente le gustan todas las tías. Todas. Sin esperar respuesta, sigo hablando para Mack, aunque no me importa que Nissa nos escuche: ella está de nuestro lado – Alguien que hubiera hecho desaparecer a un alumno, tendría un comportamiento extraño, ¿no? – deduzco, ladeando la cabeza – Y me encantaría encontrar a Lance pero no tengo ni idea de por dónde empezar – sigo, sin quitarle la mirada de encima al nórdico.

Iacomb y Bakshi se acercan juntas a donde está Stevie, reunida.

-Bueno, Stephanie, veo que estás teniendo una gran bienvenida. Me alegro- dice la mujer más sensual de la escuela –Esta es la profesora Iacomb, se encarga del ala femenina de tu Casa. Te acompañará y te indicará donde instalarte. Te dejo con ella. De nuevo, bienvenida- sonríe cálidamente y se marcha, dejando a la pequeña Carson con la bruja de aspecto huraño.

-Vale, vale, dejaos de tanto abrazo de oso amoroso, que hay prisa- dice la profesora Iacomb –Te llevaré al dormitorio que te toca y luego ya podrás seguir con… esto- hace un gesto con su mano oscura. Iacomb enarca una ceja cuando Cassia se une a la visita reglamentaria a los dormitorios de Slytherin, pero no parece importarle demasiado.

-Fine- se resigna a ello. El trayecto es hartamente conocido por todo el que haya sido miembro de tan "selecta" Casa. Ascendeis por el lateral asignado a las chicas y os parais en una puerta.

-Es aquí. Es posible que conozcas a tus compañeras de cuarto: Nana Morgenstein (buena suerte con eso) y la griega deportista... -hace una mueca de duda, tratando de recordar el nombre. Se da por vencida -La profesora Bakshi me ha informado que la Directora te ha dispensado y tienes el día libre para que te readaptes y mañana ya te engancharás a las clases- dice con indiferencia -Como veo que sois muy amigas, ¿entiendo que se ocupará de que se acomode, señorita O'Brendhel?- tras decir eso, se marcha. No es muy entusiasta de estas tareas, que digamos.

[Habitaciones femeninas Slytherin - con Cassia]

Estaban raros. Rarísimos. Si no hubiera sido porque Julian me dijo que nos veíamos después, hubiera intentado indagar más sobre el tema. La tendencia de acatar cualquier cosa que dijera el Capitán parecía que no la había perdido. Por lo menos Cassia se había podido acoplar a la pequeña excursión de Iacomb, que era una rancia de cuidado, por lo que obviamente se había convertido en mi profesora favorita a pesar de dar Transformaciones. 

Bufé en cuanto mencionó a Nana. 

- Pffffft. ¿No me podéis poner en mi antiguo cuarto? 

La respuesta, obviamente, fue que no. 

- Sí, sí. Cassia me explicará el horario de todo eso. 

Me tiré sobre el colchón de la que sería mi cama. Estaba mullido y olía bien. Definitivamente me iba a costar dormir ahí. 

- Supongo que no tendréis un colchón un poco más duro -levanté la cabeza para ver cómo Iacomb se iba-. ¿No? Ok. Gracias, eh. 

Me erguí, apoyándome sobre los antebrazos. Le di un par de palmadas al colchón, invitando a que Cassia se sentara conmigo. Era una pena que no nos hubieran puesto en la misma habitación, aunque supuse que no tardaríamos en colarnos en la de la otra. 

- Cass, me ha molado un montón la bienvenida, pero estáis raros de cojones. Más de lo normal. 

— ¡Au! —chillo cuando el baúl me muerde. ¡Malo! Pero es lo justo, he intentado profanarlo sin permiso así que es mi justo castigo. Namasté.

Miro a Descartes, sorprendido.

— ¿Puedes ayudarme? Oh, pero no puedo pedirte que hagas eso por mí... Aunque... si pudieras abrir el baúl sin dañarlo ni hacerte daño, no debería haber mal karma si luego meditamos. —razono yo mismo.

— Descartes, ¿puedes abrirlo por mí? ¡Te daré un abrazo! —extiendo los brazos.