Partida Rol por web

Uno a uno, todos mis compañeros de entrevista van pasando por el escrutinio de la señora Brown. Me sorprende un poco lo sencillas que son las preguntas, y no puedo por menos de sentir que hay otros factores que se están valorando, más allá de los evidentes, como las dinámicas interpersonales o la capacidad de observación demostrada por algunos de los entrevistados. Según parece, el señor Filhërst tiene un pasado militar. Ahora entiendo algo mejor su talante tan severo, casi marcial. Me pregunto cuál será su experiencia concreta, y cuál será su motivación para dar un cambio tan importante en su vida profesional.

Por otro lado, me resulta interesante ver el modo en que se desenvuelve la señora Cassandra Toussaint, de lejos la candidata más sociable y con mejores aptitudes para la improvisación. Sin duda, ella está contratada; o al menos yo la contrataría, si dependiese de mí, y más teniendo en cuenta que el puesto al que aspira es el departamento de Publicidad. Sin embargo, ¿qué sabré yo de estas cosas?

En cuanto a O'Connell, no puedo evitar sentir cierta compasión por la forma tan evidente en que la traicionan los nervios. Por fortuna para ella, el momento de espontaneidad no planificada deja entrever una personalidad pragmática y determinada. No es lo peor que podría haberle pasado. Ahora, ya todo depende de si la señora Brown sabe ver dicha faceta, o si le interesa.

A continuación, es mi turno. Tras pronunciar mi patronímico como una auténtica islandesa, Brown me hace una pregunta igual de simple que las otras: si me siento más seguro en una discoteca o en mi casa. Inspiro por la nariz, sopesando las posibles respuestas a una pregunta tan matizable, y tratando de pensar en los «trucos» que podría esconder. Sin embargo, la pregunta ha sido formulada de un modo directo y sin subterfugios, así que no tardo demasiado en decidirme por dar una respuesta franca.

Pero antes...

—Si no le importa, preferiría que me llamase Snæbjörn —pido con seriedad, aunque sin falta de tacto—. Ha pronunciado usted muy bien mi patronímico, pero no se usa como ustedes utilizan los apellidos. Sería raro, me estaría llamando «señor hijo de Þórólf», que es como se llamaba mi padre, no un apellido familiar. Quiero decir que va cambiando cada generación, según el nombre propio del padre. En Islandia no tenemos apellidos. Todos nos llamamos por nuestro nombre de pila, da igual que sea un vendedor de periódicos o el primer ministro.

Dibujo una pequeña y fugaz sonrisa como para dar zanjado el asunto. Ahora, a lo importante.

—En cuanto a su pregunta, me sentiría más seguro en casa. Y no es simplemente porque los datos estadísticos sobre crímenes violentos demuestren que las mayores probabilidades de sufrir un asalto se dan precisamente de noche, en la calle o en locales de ocio nocturno. Se debe únicamente al hecho de que, en mi hogar, mi seguridad depende de mí. De mi atención, de mi estado de alerta y de las medidas de seguridad que haya decidido tomar en previsión de posibles asaltos, allanamientos... —Dejo escapar una pequeña exalación por la nariz antes de echarme ligeramente hacia delante en mi asiento—. No quiero que se lleve la impresión de que no confío en los profesionales de la seguridad. Es un sector muy válido de personas que se toman muy en serio su trabajo. Evidentemente, depende de cuánto decida el local invertir en su equipo de seguridad, pero con deshonrosas excepciones, suele tratarse de personal muy capacitado. Ahora bien... —No. No voy a hablar ahora de mi pasado profesional—. Ahora bien, hay muchos factores a tener en cuenta por los cuales la seguridad de un local de ocio nocturno podría verse socavada. En el ámbito doméstico siempre hay menos variabilidad. Menos impredecibilidad. Y ese es el motivo de mi respuesta.

Más relajado, vuelvo a reclinarme en mi asiento. Contengo el impulso de sonreír o de mirar a los demás en busca de reacciones que me ayuden a medir el impacto de mis palabras, pero lo cierto es que tengo la sensación de que, dadas las circunstancias, no podría haberlo hecho mucho mejor.

La señorita Brown escucha atenta y sonriente la respuesta del nórdico, asintiendo puntualmente y apuntando en su portapapeles algunas cosas. 

- Está claro que usted fue policía - tras esto, deja el portapapeles junto al boli bocabajo en la mesa y se levanta - De acuerdo, ya hemos acabado. En uno o dos días les llegará la respuesta por correo de nuestro departamento de recursos animales. Quiero darles las gracias por asistir y por responder a mis preguntas. Si tienen alguna cuestión, no duden en hacerla. Y si es algo que hablar en privado, pueden decírmelo también y les asistiré de uno en uno, por supuesto. 

La respuesta de la señora Brown podría interpretarse como que mi respuesta le ha agradado. O exactamente todo lo contrario. Podría significar cualquier cosa, pero al menos, la sensación de pesadez en mi estómago ha desaparecido. Ya he hecho lo que tenía que hacer, lo que podía hacer. Lo que queda ya no depende de mí.

—Muchas gracias a usted por su tiempo —le concedo a Brown mientras me levanto de mi asiento, adelantándome un poco para estrechar su ala con mi zarpa—. Si no hay nada más que desee preguntar, la dejo con sus responsabilidades. Para cualquier cosa que necesite, tiene mi número de teléfono.

Y así, tras despedirme de los demás asistentes con un gesto de la cabeza, me marcho por donde he venido con la sensación de que el día ha mejorado un poco desde que empezó.

¡Oh! Esperaba que nos informaran ya mismo. Ugh. Voy a tener unos días intranquilos mientras espero ese correo. Quizá... - Y ¿Podría darnos su opinión personal de nuestro desempeño? - Me giro para dirigirme al grupo.- Si no os importa. Solo es... por hacerme una idea. - Bueno esto ultimo es un poco mentira. Creo que en términos generales lo hemos hecho bien, pero no quiero mantenerme con la expectativa sin mas.

La entrevista había sido una putísima mierda, no solo me entero de que el puesto al que quiero acceder tengo de competencia a una serpiente lameculos, si no que además la única pregunta que me hacen me pongo nerviosa y la hago mal, y encima tengo que aguantar a la jodida serpiente compareciendo se de mi. "¡No quiero tu puta compasión, puta!" Ojalá le hubiese gritado eso, pero me conforme con guardarlo para mí misma. "Me gusta tu sinceridad" es igual a "eres gilipollas, no te quiero aquí".

En fin se acabó todo, la entrevista había dado a su fin. Supongo que preferirán no decirme a la cara, "chica estás fuera, a la puta calle", es comprensible, está feo, y más aún cuando tengo competencia para el mismo puesto, me sentiría muy mal si dijeran allí mismo que la puta de la serpiente ha sido seleccionada para el puesto en el que a mí me han rechazado.

Ya estaba levantada y de camino para salir por la puerta cuando, ¡Sorpresa! Una puta tuvo que hablar, ¿por qué no se puede morder esa lengua bífida y salir de allí reptando? Es injusto, su lengua es muy larga, para lamer el culo lo tiene fácil. La verdad es que yo prefería no saber su opinión, no por qué segura estaba de que aquella chica intentaría ser amable en sus palabras y en vez de decirme "mira chica, dedica te a otra cosa que lo de las entrevistas no son lo tuyo" pues mediría alguna mierda en plan coachin para "mejorar" mi oratoria en una entrevista, y eso me iba a hinchar más los ovarios, así que lo mejor era marchar lo antes posible de allí. Pero la verdad, no se me ocurría ninguna excusa buena.

Hanna sonríe educada ante la frase del oso. 

- No hay de qué. Es mi trabajo recibirles y hacerles la entrevista, pero también que estén cómodos. En la Sala de descanso en esta misma planta hay preparados unos refrigerios. 

Al preguntar Cassandra, la señorita Brown se lleva un ala a la boca, tapando su sonrisa. 

- Lo siento mucho. Me encantaría decírselo pero no soy yo quién decide, sino el Departamento de Recursos Animales - y, tras esta frase, guarda sus cosas en un maletín y sale tras de vosotros. 

- Bueno, si no les importa, debo preparar otra entrevista. Ya les digo, nada más salir del pasillo, el mostrador de Atención al cliente está a la izquierda pues enfrente tienen la sala de descanso. Que tengan un buen día - y os despide, moviendo el ala, pero sin perder la sonrisa. 

¡Oh vaya! Esperaba poder tener una respuesta, aunque fuera vaga. Ahora estaré comiéndome la cabeza hasta que reciba ese correo. Aun así le devuelvo la sonrisa a la señorita Brown.- Entiendo. Muchas gracias. Espero volver a verla. - Le digo antes de salir por la puerta.

Pues tomar algo no suena mal. Pero la zona de descanso... por un lado podría conocer a gente nueva, por otro puede que no nos seleccionen y estar allí me parece algo cruel. Me lo parecería si no me escogieran. - ¿Queréis ir a tomar algo? Hay buenas cafeterías por aquí cerca. - Digo dando unos pasos largos hacia delante y girando para ver al resto del grupo de frente cuando sugiero el plan. 

De pronto, la señora Toussaint sugiere que nuestra entrevistadora nos dé su opinión en este mismo momento. Es… extraño. Nadie hace eso. Estoy convencido de que Brown, a pesar de toda su amabilidad y educación, no accederá. Y, con todo, no puedo evitar sentir un leve acceso de ansiedad ante la posibilidad de que me saquen de la incertidumbre tan pronto, sin haber tenido tiempo de digerir la entrevista y mi actuación.

Sin embargo, los nervios solo duran unos segundos: como pensaba, la señora Brown se niega afablemente a comentarnos su impresión. Lo suponía. Bendita ignorancia, o eso dicen; ya tendré tiempo de ponerme nervioso esta tarde. Por ahora, prefiero aferrarme al alivio de haberme quitado el peso de la entrevista de encima, aunque solo sea durante media hora.

Toussaint, demostrando una vez más ser la sociable del grupo, propone que vayamos a tomar algo a algún lugar cercano. Y, aunque la propuesta se agradece, en estos momentos no me siento con los ánimos para intentar confraternizar con una serie de desconocidos a los que, no nos engañemos, es muy posible que no vuelva a ver. Además, si por aquellas casualidades acabase manteniendo el contacto con alguno de ellos, me recordaría que no lo he logrado.

En resumidas cuentas: no es la clase de situación que me imagino disfrutando.

—Lo siento, yo he de irme. Tengo cosas que hacer —digo sin más; no deja de ser verdad, en cierto modo—. Mucha suerte a todos. Hasta la vista.

Con un saludo de la mano y una sonrisa discreta, me dirijo nuevamente hacia los ascensores.

2 de septiembre, 9:30 de la mañana

El despertador sonaba incesante indicandote que un nuevo día comenzaba... Los rayos de sol se colaban entre las rendijas de tu persiana, dandote aquel calor y aquella sensación de que el mundo despertaba. Un mundo nuevo, repleto de cambios que estaban por llegar, que estaban por endulzar tu nueva vida en la gran ciudad y lograr aquello que estabas por proponerte...

De hecho, aquel día era incluso más especial si cabía, pues tenías la entrevista más importante de tu vida, una que daría un cambio radical a tu vida. Una entrevista de trabajo para abrirte camino a cumplir tus sueños, desde los más grandes a los más pequeños, pero en un principio, aquí lograrías ser el secretario de la junta directiva... Aunque primero debías superar la entrevista.

Habías preparado la hora del despertador con tiempo más que suficiente para llegar a la entrevista, entrevista planeada a las 9:30. Quizás una hora un tanto un poco inusual, pero con suficiente tiempo como para también apreciar toda la magnificencia de la ciudad en su despertar. Y por supuesto de las oficinas que esperabas que te contrataran para trabajar.

Una buena ducha, arreglarse bien la ropa, quizás un poco de colonía y un buen desayuno para empezar el día. Necesitabas todo aquello para ir lleno de energías y ponerte de camino a la dirección de las oficinas centrales de SouthPort, el centro neuralgico de la ciudad y el gran almacen por excelencia de muchos.

Una vez estás frente al edificio contemplas la magnificencia y clásicismo de un lugar tampoco muy antiguo, pero si hermoso según para que ojos. De pocas plantas pero que suponía toda la organización de unos grandes almacenes. ¿Lo harías bien? ¿Los nervios te traicionarían? ¿Serías capaz de aguantar todo lo que estuviera por delante y más?

Tan solo un paso te separaba de tu destino. Un paso, una puerta, y todo lo que viniera a continuación...

Mierda, en el fondo deseaba saber su opinión, bueno, quizás era mejor así. La chica ave nos indicó que en una sala de esta misma planta había dejado algunos refrescos para tomar, la verdad, la idea de quedarme mas tiempo en una empresa donde era muy probable que no me llamarían no me agradaba, y mucho menos si tenía que aguantar a cierta zorra viperina. Ya estaba apunto de marchar con un simple saludo con la mano cuando, la lagarta hablo.

“Si, no tengo otra cosa que hacer que aguantarte por mas tiempo y fingir que nos llevamos suuuuper bien” Pensaba para mi mientras aquel corpulento oso fue el primero en responder a la cobra, culebra o la que sea que fuese su raza, y menos mal, en estas situaciones el primero que habla es el que termina haciendo presión de grupo, si el hubiese dicho que si, era mas probable que el resto dijese que si y yo me viese en la obligación de decir que si o seria la “anti social”… que igualmente los hubiese mandado al carajo, al fin y al cabo, ¿cuántas probabilidades habían de que todos terminásemos en la misma empresa? Yo por mi parte ya tenía más papeletas de quedarme fuera.

– Yo también tengo cosas que hacer – Mentira… bueno, en parte, estar tumbada en el sofá se considera hacer algo, verdad? –  Os deseo mucha suerte… a todos – mentira, a esa zorra no le deseo nada, ni aunque me paguen.

Con una simple despedida con la mano marche fuera del edificio, sacando el móvil para dejar un mensaje de texto a mi compañera de piso.

[Nora sai:] A menuda puta me acabo de encontrar…

Habría mantenido el silencio una vez comenzaba a caminar detrás de todos cuando la entrevista termina y hay una breve, pero por lo que puedo ¨oler¨ en el ambiente incómoda interacción con los comentarios de Cassandra y la señorita Hanna con los demás. La verdad es que esta entrevista fue tan importante como lo serán los resultados, pero verdad es que el actualmente no siente ningún tipo de estés por el resultado, no puede hacer nada para cambiar lo que hizo o dijo por tanto el ser contratado o no ya está en juego. - (¨Los dados algo¨ dicen los americanos) 

Pensaría para sí mismo mientras escucha como Cassandra ofrece su idea de ir a tomar algo cosa que le parece bien. Le agrada la idea de conocer personas nuevas y el hecho de que contraten a todos o no le importa poco. No sería fantástico tener compañeros en diferentes empresas.

- _^Verflixt...​​​​ Pena que no puedan. Niega con la cabeza. 

Tal vez sea diferente para ellos, pero para el compartir un trago trae buena suerte y rechazarlo es de mala educación, pero esto último no lo toma en cuenta por obvias diferencias.

- Espero no te moleste que te acompañe solo yo en este caso. Se cruza de brazos mientras mira a Cassandra.

La noche había sido larga a causa de los nervios a causa de la entrevista que se avecinaba, mis ojos estaban abiertos de hace rato cuando finalmente la alarma empezó a sonar, la cama cálida me abrazaba mientras iba repasando en mi cabeza las posibles preguntas que podrían hacerme o no en la entrevista, sabiendo que todo esto podía ser un punto de inflexión.

La alarma me perforaba los oídos hasta que finalmente con un movimiento pesado deje caer mi mano para apagar el despertador y salir de la cama para iniciar la rutina matutina, primeramente un desayuno bien cargado para tener energías mientras canturreaba cualquier canción que iban poniendo en la radio, para después cepillarme los dientes, ducharme y pasar un buen rato acicalando el pelaje y la cola -Seguro que todo sale bien....tiene que salir bien...- me decía a mi mismo mientras la cola finalmente quedaba bien peinada y mullida, saliendo del baño para vestirme con el traje nuevo que mis hermanos me habían regalado para que me diera suerte.

Una vez en la puerta de mi apartamento chequee que lo llevaba todo -Llaves...móvil...cartera...- Iba mencionando mientras tocaba los bolsillos y notaba que cada cosa estaba en su sitio y tomar el frasco de colonia esparciendo una cantidad suficiente para oler bien pero no resultar ofensivo al olfato.

La puerta hizo un ruido sordo y a mi salida me encontré con el nuevo vecino al cual ayudé a entrar un par de cajas que aún tenia en el pasillo, ondeando la mano como despedida mientras salía del edificio y tomaba un paseo hasta la entrada del metro mas cercana pero sin evitar comprar una revista en el quiosco cercano para pasar el tiempo en el trayecto con los cascos a plena potencia engullendo el sonido de la gente alrededor en un intento de distraer mi mente y relajarme.

Por suerte no se me pasó la parada del metro en la que debía bajarme e inspire el aire fresco al salir de la boca de metro, observando los edificios de alrededor mientras andaba distraídamente en dirección a las oficinas donde me habían citado, notando como sin preverlo alguien salía de la esquina, un can de pelaje oscuro por lo que atisbé a ver antes de caer un poco hacia atrás golpeando la pared, moví mi cabeza algo atontado para alzar la mirada a un dóberman que me sacaba mas de una cabeza de altura y pinta de pisar el gimnasio mas de 4 veces a la semana -Lo siento, no miraba por donde iba...jeje-  Sonreí mientras me rascaba un poco la nuca, esperando algún tipo de gruñido o algo por el estilo , pero supongo que las cosas no eran como en el instituto, el cánido me ayudó a enderezarme del todo y se disculpó también por el tropiezo -Por cierto señor ¿sabe donde se encuentran exactamente las oficinas de SouthPort?- Pregunté sintiéndome un tanto perdido al ser la primera vez en aquella zona de la ciudad, encontrándome con una risotada y señalándome a su espalda, de donde acababa de salir haciendo la situación un poco mas cómica a la par que ligeramente mas embarazosa -Oh..ehmm..bueno, gracias jajaja.... no lo entretengo más ¡tenga un buen día!- Dije a modo de despedida mientras el dóberman se despedía también y seguía por su camino.

Tomé algo de aliento mientras miraba la puerta de acceso al edificio, sintiéndome casi el protagonista de una de esas películas que solía ver de vez en cuando, interiorizando mi monologo hasta que alguien a mi espalda me pidió que me apartase porque quería entrar, avancé finalmente a través de la puerta, aguantándosela a quien venía tras de mi, recibiendo una de esas miradas con una ceja arqueada que solía recibir no tan de vez en cuando como querría, la persona sencillamente pasó y se dirigió a los ascensores mientras yo me ponía en dirección al mostrador de recepción mientras buscaba a quien estuviera allí -Hola, buenos días...He venido por una entrevista de trabajo-

Tal parece que tanto Sne... Sni... que Bjorn, el oso, y Nora, la gata; tienen cosas que hacer y no podrán venir. Tanto si es cierto, como si es simplemente una manera educada de rechazar la oferta es una pena. Pero el lobo si que viene. Le dedico una sonrisa y le tomo del antebrazo para tirar de el.- Bien, bien ¿Como me va a molestar? Entonces vamos. Hay buenos sitios por aquí ¿Te gustan los dulces? ¿O eres mas de sandwiches?- Pregunto animada jalando del brazo del canido. - Pondremos una sonrisa en ese rostro tuyo. Ya veras.

El que le tomara del antebrazo le habría sorprendido un instante, pero no se habría negado, gusta mucho de los gestos físicos solo que le sorprende que alguien lo haga con él a pesar de su carácter y su tamaño sin juzgarle a la primera.

- Nueva persona, nuevos gustos. Diría refiriéndose hacia el elegir, solo negaría con la cabeza hace su pregunta y se dejaría llevar por ella. - Sorpréndeme.

Había conocido a un grupo de ofidios en Alemania, aunque muy diferentes a Cassandra antes y aprendió un chiste de ellas siendo que les gusta abrazar muy fuerte... tendrá algo de cierto.

- Entonces no te lo pendré fácil jeje Diría para ir a tu lado saliendo del edificio.

Hincho los carrillos.- No, no. Tienes que poner de tu parte para sonreír mas.- Replico. Me agarro a su brazo mientras bajamos. - Ya veras, hay un sitio en la quinta, Keki Modern Cakes, tienen un café excelente pero la guinda son las tartas. Casi se me hace la boca agua. Y tienen para llevar, por si prefieres que nos acerquemos a Central Park.- Le voy contando animada, intentando olvidar un poco que no se los resultados de la entrevista.

Quiero decir creo que lo hemos hecho bien, pero me gustaría saber que tal. Quizá he hablado demasiado o me he metido donde no me llaman... pero es creo que es lo que debía hacer. Además es una gran oportunidad y la empresa esta contratando y renovando. Puede que sea capaz de ascender rápido, buscar un sitio mejor que ese pequeño estudio y... Necesito poner mi mente en otra cosa.

La persona que entró gracias a que le sujetaste la puerta parecía ir con mucha prisa, apenas prestó más atención que hacia tu caballerosidad, igual porque dudó en algo en cierto momento.

Entrar a la empresa fue facil y sencillo, quedaban superar las principales barreras de esta. La primera tenía tamaño de rinoceronte, y no solo tamaño, también aspecto. Un señor rinoceronte esperaba tras la mesa de recepción con una expresión no demasiado amigable. Casi parecía que pudiera levantarse a aplastarte si le decías algo mal. No obstante, cuando le llamaste su atención con aquella pregunta, te miró poniendo una sonrisa bastante dulce y una expresión mucho más liviana

-Buenos días. Dejeme ver un momento... - Empezó a teclear en su ordenador como buscando algo. - Usted es el... ¿Señorito Amery? - Dudó por un momento quizás pensando que podrías ser una señorita trajeada, pero no tardó en corregirse así mismo viendo las citas que había pendiente - A las 9:30 la tenía la cita ¿Verdad? - Esperó a confirmar de forma concreta que eras tu por esos datos - Mire - señala entonces al ascensor donde la persona anterior había ido - Coja el ascensor, suba hasta la primera planta y gire a la izquierda. Verá una puerta doble que pone Entrevistas. La cruza y estará en un pasillo con muchas puertas. Espere ahí sentado al entrevistador - tras este discurso, con un tono muy amable, alza ambos pulgares y sigue sonriendo afectuoso - Mucha suerte.

Dicho eso y esperando a que recorrieras tu camino a continuación, volvió a ponerse a su trabajo donde, si espiabas un poco, podías ver que luego de hacer un par de clicks en dos ventanas, estaba jugando al solitario. Parecía ser que el inicio de mañana era muy aburrido.

Si continuabas por dicho camino, el ascensor te llevaría a donde te dijo el señor rinoceronte, la planta de las entrevistas. El pasillo tenía la misma decoración que el resto de la planta. Las paredes tenían placas de madera, lo suficientemente lujosas como para que la primera planta fuese "Atención al cliente". El suelo está enmoquetado y el resto de pared era lisa, con un claro color a roble. Toda la planta destilaba tranquilidad. Salvo quizás que en un momento dado pudiste escuchar de una de las puertas el cierre de su llave, como si quisieran intimidad dentro. ¿Qué pasaría allí dentro?

Por otro lado, un poco más allá una puerta se abría dejando aparecer a una empresaria de aspecto zorruno suspirando. 

-Si, yo me encargo - Dijo antes de colgar su teléfono móvil y entonces darse cuenta de su presencia. Casi en un par de segundos te miró de arriba a abajo como analizándote escrupulosamente, y al terminar de hacerlo alzó su cabeza ligeramente mirándote de manera seria - ¿Puedo ayudarle en algo? ¿Tiene una cita o se ha perdido? - Poco a poco mientras lanzaba aquellas preguntas, se fue aproximando a tí, moviendo ligeramente sus caderas en cada paso, poniendo cierta fuerza de caracter en su caminar. Se paró justo enfrente tuya, esperando una respuesta.

Al principio parecía ligeramente intimidado por el porte serio y malhumorado del rinoceronte lo que hacia que mantuviera la cola baja aunque al ver su cambio de expresión no pude reprimir un ligero suspiro de relajación Exacto, me llamo Mikah Amery  Dije en tono suave mientras veía al hombretón teclear en su computadora , asintiendo con la cabeza y un Ahá Ante la mención de hora a la que había quedado, no pudiendo reprimir sacar el móvil para volver a chequear que no llegaba tarde. Elevé la vista para atender a las indicaciones que me brindaba y mi cola se meció en el aire algo mas alzada al ver ese gesto tan gentil al darme ánimos Muchas gracias, Jack. ¡Eres un solete! Le dije mirando su nombre en la chapita que le colgaba en el pecho de la camisa, con mis ánimos renovados y algo mas calmado a como había entrado para finalmente despedirme ondeando la mano ¡Ten un gran día!

Suprimí el impulso de correr hacia los ascensores, girándome una última vez cuando los alcancé para despedirme una última vez solo para vislumbrar a Jack entregado a su solitario lo que hizo que riera un poco por lo bajo y finalmente entrar al ascensor, sintiéndome algo estrujado en el ascensor ya que la mayoría de los que estaban allí eran mayores que yo de una manera u otra Disculpen...¿me..me dejan salir? Dije una vez llegado al primer piso y saliendo de aquel embotellamiento y reacomodándome un poco la ropa, y el pelo y hasta sacando un pequeño frasco de perfume del bolsillo y rociándome un poco de nuevo para renovar el olor.

No hice ningún atisbo de acercarme a la puerta que habían cerrado aunque observaba alrededor e iba mirando de placa en placa hasta encontrarme con la zorra que salía de otra de las oficinas Oh, buenos días...Si, tengo una cita ahora a las 9:30 para una entrevista y buscaba la oficina del entrevistador para sentarme a esperar cerca, señorita Dije con tono medido y profesional mientras componía una sonrisa amistosa sin dejarme intimidar del todo por aquella mujer, sabiendo que toda muestra de debilidad podía ser tomada en cuenta y actuar en mi contra en frente de cualquier empleado de las oficinas

-Jeje... No hay de que. Hay que ser amistosos entre nosotros - Dijo pues el rinoceronte mientras te alejabas hacia tu destino.

Pero más adelante, ya con la señorita zorra delante en aquel pasillo, todo parecía cobrar un cariz más distinto, serio cuanto menos, pero sin duda que necesitaba de respuestas... ¿A fin de cuentas como alguien podría ser tan recta a la hora de una entrevista? Bueno, pronto lo descubrirías - Así que tu eres el de las 9:30... - se echó su peso sobre una pierna apoyando una de sus manos en la cadera para mirarte mejor - Ya veo... - pero parecía haber más allá donde tu solamente veías respuestas sin sentido - Está bien, sigueme. Eres a quien estaba buscando. - Dijo con una pequeña sonrisa de medio lado mientras se daba la vuelta y caminaba de nuevo hacia la oficina que había salido previamente.

La sala de entrevistas era totalmente distinta al pasillo. Las paredes estaban pintadas de gris claro, muy de oficina, y los rodapiés de un gris más oscuro, pero todo da sensación de que es una oficina más o menos lujosa. No tan lujosa como la casa de tus padres, claro. Había una planta junto a la ventana, situada tras una mesa de oficina de madera, con los típicos objetos de una mesa de oficina, excepto un ordenador, claro está. Hay un papel bocabajo en el centro de la mesa, frente a la cual hay una silla para que se sienten los invitados a la sala. En ambas paredes frente a la mesa, hay más sillas acolchada, con una pinta súper cómoda, exactamente iguales a la silla de invitados. - Sientese por favor. - dijo mientras fue dirigiendose hacia su sitio tras la mesa - Me llamo Misato Kyunari, y me encargaré personalmente de su entrevista. La señorita Brown que es la que estaba llevando todo este asunto, me lo ha pedido como un favor personal. No se preocupe que está en buenas manos señorito... - miró concretamente la cita para ver su nombre - Amery... - Y volvió a mirarte como si te analizara.

-Delante suya tiene un formulario para rellenar con preguntas claves así como su información personal. Le ruego que lo rellene antes de poder hacerle unas preguntas extras. - Dicho eso, la señorita Kyunari, se sentó en su asiento y te acercó un boligrafo junto al papel para que pudieras rellenarlo - Oh, y no se preocupe, tarde lo que tenga que tardar, y haga las preguntas que tenga que hacer.

 

DATOS PERSONALES

• Apellido:
• Nombre:
• Número de identidad (DNI):
• Edad:
• Teléfono (fijo y móvil):
• Dirección:
• Detalles (alergias, intolerancias alimenticias, etc):

ESTUDIOS

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EXPERIENCIA LABORAL

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MÉRITOS OBTENIDOS

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¿CUÁLES SON TUS PASATIEMPOS?

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¿CÓMO TE DEFINES EN TRES PALABRAS?

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¿QUÉ ES MÁS IMPORTANTE PARA TI, EL TRABAJO O LA FAMILIA?

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¿SI UN VASO TIENE LA MITAD DE AGUA, ESTÁ MEDIO LLENO O MEDIO VACÍO?

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¿POR QUÉ CREES QUE MERECES EL PUESTO MÁS QUE EL RESTO DE CANDIDATOS?:

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- Bueno bueno, prometo tratar. Diría negando con la cabeza divertido ante tus ánimos.

No me molestaría que te sostengas de mi brazo y más tendría cuidado de chocar contigo al bajar las escaleras mientras te escucho con atención, la verdad es que me pierdo un poco en la conversación al intentar seguir el ritmo del inglés... hablan muy rápido.

- (Bueno, esto también me sirve de práctica) Aunque ella no estuviera mirándole al bajar las escaleras (Espero que no o sería peligroso xd) una pequeña sonrías se le escaparía.

- Oh... la verdad su lo dices así todo suena bien pero, ¿Qué es guinda? Aunque lo pronuncia mal espera que se entienda. Más todo lo demás se le nota que le interesa en el movimiento de lado a lado que tiene su cola.

- Me parece bien para llevar, si hay un lugar de tu agrado en central park podríamos visitarlo y así sé un poco más de ti. ¿Te parece bien?

-¡Oh! Una guinda es una fruta roja y dulce que normalmente se pone en las tartas, pastelitos y en algunos cocteles. Parece una pelotita roja.- Le explico.- Es una expresión que quiere decir... uhm... - Pongo un dedo sobre la barbilla intentando pensar como explicar esa expresión.- Es como decir que esa es la mejor parte, o la parte que termina por encajar perfectamente.

Aplaudo la idea, y guio al lobo hasta Keki Modern Cakes, por suerte no hay demasiada gente para pedir. La cafetería tiene suelos y pareces blancas decorados con un estilo renacentista. El lugar huele a café y dulces recién hechos. Hay expositores con muestras de lo que se puede pedir y la gente guarda fila delante de la caja. - Oh, quiero probar eso, y eso, y eso... y oooh que pinta tiene esa. Que rico parece todo. - Me relamo al ver la exposición de pastelitos y tartas que tienen.- Uhm, creo que lo mejor será pedir un combo variado con un par de bebidas ¿O prefieres otra cosa?