Partida Rol por web

Ambos niños se miran y asienten. 

- ¡De acuerdo, es correcto! - Emma te pega una estrellita en la ropa - Segunda pregunta: ¿a quién quiere más, a mi o a Victor? 

- ¡Eh, eso es trampa! Seguro que a ti te quiere más - Victor se queda muy preocupado, pero Emma inmediatamente lo abraza. 

- Tranquilo Vic. Si dice la respuesta correcta, verás como te alegras - le dice Emma y depués te guiña un ojo. 

-Gracias-digo mientras dejo que Emma me ponga la estrella en la camiseta. Espero a que se piensen la segunda pregunta y mis ojos se abren un poco como platos ante la pregunta. No era algo que me esperaba, pero estaba claro que Emma se había tomado en serio lo de la pregunta difícil.

-Mmmm...-digo mientras hago como que me lo pienso y me acaricio la barba, mirando a veces a Víctor y otras a Emma. Finalmente tras una larga pausa los agarro a ambos y les doy un abrazo.

-La respuesta es obvia, os quiere a los dos por igual, fierecillas!!!-digo mientras achucho a ambos por igual en mis brazos. 

2 de septiembre, noche

Un agradable cosquilleo me recorre el cuerpo cuando siento su ala sobre la mía mientras prueba de mi Panna Cotta. Después afirmo y digo casi en un susurro y poniéndome bastante rojo casi tan buena como tú.

Por suerte el tema de la discoteca me permite apartar mis pensamientos un poco de lo anterior y centrarlo en esa ilusión que demuestra por ir a esa discoteca.

Pues entonces no hay nada más que hablar. La verdad es que no tenía ningún sitio planeado, tan solo probar en las discotecas más habituales y quedarnos en la que más nos gustara, pero me parece perfecto probar en esa. Después de todo luego puedo coger el metro o un taxi si he bebido demasiado para volver a mi casa. Porque no creo que me vaya a permitir dormir en la suya. Ya bastante he conseguido como para...

Pido la cuenta para pagarla (primero intentaré pagarla yo, pero si insiste en pagarla probaré a ver si al menos me permite pagar la mitad, aunque si no lo permite tampoco voy a discutir). Una vez pagado, le ofrezco mi ala para ir hasta mi coche, aunque por supuesto no se la soltaré en todo el camino.

-Hmm.. No sabría decirte, tu mirada esconde más de lo que dices.-Respondió. La joven intentaba mantener el tipo, no dejarse intimidar por la presencia del tigre y lo miraba fijamente. Incluso su pequeña naricilla había dejado de moverse inquieta, Savannah pese a sus inseguridades, a veces era capaz de sacar una valentía que ni ella misma entendía ¿Quién en su sano juicio encararía a un depredador? Y no cualquier depredador. Porque Pietro... Bueno, él era uno de esos que podía hacerte temblar con su mera presencia. Aún así Savannah parecía tener un imán para meterse en situaciones difíciles para alguien como ella.

Se humedeció los labios lentamente y ladeó la cabeza para poder mirarlo más a fondo ¿De verdad decía aquello? De repente Pietro parecía un cachorro juguetón, era como volver a la universidad. Sólo que ambos hacía mucho que la habían dejado.- ¿Acaso te comes el postre antes del primer plato? -Mostró una media sonrisa, mostrando a si unos pequeños dientecillos afilados, nada comunes en los conejos. Se llevó la manos hasta la barbilla y se inclinó para terminar de recortar la distancia que les separaba, quedando así a sólo unos centímetros de su cara.- Pero... No es el placer lo que me trae aquí ¿Me equivoco?.-Separó la mano que tenía en la barbilla y la posó bajo la del tigre, evitando que se alejase en caso de que lo intentase.- No se juega con lo que no te vas a comer, Gatito.-La mirada de la coneja era afilada, mostraba una decisión que pocos conocían y el tigre... Solo la había visto en una ocasión.

Se retiró, dejándose recaer sobre la silla. Con suavidad cruzó las piernas y brazos.. Esperando un "Lo siento, no das el perfil que buscamos para la empresa"

1 de septiembre, noche

Por supuesto tras levantarse Sheila suelto su mano. Yo también me despido de los camareros con un movimiento de cabeza y un gracias dicho sin palabras (más que nada porque hasta tan lejos no va a llegar), antes de acompañar a la nutria fuera de la cafetería.

La ventaja de haber escogido una cafetería en el mismo lado del parque es que puedes salir de la terraza casi directamente al propio Central Park. Y aunque es de noche caminamos por zonas iluminadas, con lo cual los dos estamos (o así me parece) tranquilos.

Escucho atento su relato, notando un cambio en su forma de relatar cuando habla de su padre. Por un momento me dan ganas de hacer algún gesto para apoyarla, pero me corto pues después de todo somos casi desconocidos que están empezando a conocerse. Y aunque me resulta agradable, todavía no tengo tanta confianza.

Sin embargo cuando menciona su participación en las pruebas para participar en los Juegos Olímpicos y su lesión sí que ya no puedo contenerme, y aprovecho que se ha parado mirando por encima de un puente que pasa sobre uno de los canales para poner un ala en su hombro y apretar un poco en un gesto de apoyo. Si me mira verá que estoy sonriendo con comprensión, pero no añado nada porque quiero terminar de escuchar historia. Y tras un momento con mi mano en su hombro la suelto para seguir escuchando.

Cuando termina lanzo un fiuu... como si hubiera estado conteniendo el aire todo el tiempo y ahora lo dejara escapar. ¿Aburrida? Aburrida es la historia de mi vida, la tuya es simplemente increíble. Eres realmente asombrosa. Y es que me encanta la gente que es capaz de mirar más allá y encontrar la solución o la salida a sus problemas. Déjame que te felicite por ello, y si tenía alguna duda por tu timidez en ese puesto ahora estoy convencido de que serás la mejor candidata para él.

Ahora mismo la estoy mirando con los ojos brillantes de emoción ante su historia. Ojalá pueda verla terminar, cuando trabajemos juntos y vea cómo va superando los obstáculos y consiguiendo nuevos retos. Estoy convencido que te comerás el mundo.

2 de septiembre, noche

Sorprendentemente, escucha tu susurro. Y su expresión es divertida a la vez que alegre. 

- ¡Percival! Jiji - agita una de sus alas, en gesto de negación. Aunque había que admitir que Stephy tenía buenas curvas, "objetivo" de cualquier depredador. 

Tras pagar la cuenta vais al coche. Stephy saca su móvil, conecta el Google Maps y lo ajusta para llegar a la discoteca RWBY. 

- De acuerdo, sigue sus indicaciones - arrancas el coche y vas siguiendo sus indicaciones. Cuando te fijas en Stephanie, ves que está nerviosa. ¡Obvio, va a bailar con su recién declarada pareja! Una vez llegas te fijas que realmente está cerca de su piso, a menos de dos manzanas. Dos manzanas muy estrechas. Cuando salíste fijas el el enorme neón de fuera que anuncia el nombre. Cada letra es de un color: R roja, W blanca, B negra y Y amarilla. Nada más entrar, Stephy te coge de la mano, muy emocionada. 

- ¿A QUE ES GENIAL? - la música la obliga a elevar su tono. Es música disco, muy pegadiza y reciente, una mezcla de disco y techno. Te guía hasta la barra - ¿QUÉ QUIERES TOMAR? INVITO YO. 

Noto como coloca su ala sobre mi hombro. Era reconfortante. Mi yo triste lo aceptaba. Mi yo alegre también. Mi sonrisa se amplía con sus palabras hasta una risa tímida. Aunque estaba diciendo palabras muy bonitas de mi. 

- Nah. Cualquiera con suficiente fuerza de voluntad puede con todo. Lo único que hace falta es tenerla. Uy y sí, estoy dispuesta a comérmelo en menú gigante, con patatas Deluxe, jeje - el chiste de comida rápida no fallaba nunca. Al menos me había servido hasta ahora. Pero me río otra vez porque... Él es un pájaro, y es demasiado bajito para comerse una hamburguesa gigante. Era perfecto para recursos animales. 

- Yo también creo que tu te mereces el puesto de RRAA. En serio, sabes escuchar y das consejos muy buenos. De verdad - le lanzo una sonrisa muy dulce mientras le cojo las manos y las aprieto suavemente, como agradeciéndole el tiempo que ha pasado escuchando mi historia.

- Bueno, yo te he contado parte de mi vida. Creo que es justo que me aburras contándome la tuya - le digo, acompañando mis palabras con un  guiño de ojo. 

2 de Septiembre, noche

Me sonrojo un poco pues no esperaba que me hubiera escuchado, pero tan solo sonrío. No es que me quejé de que me haya oído, tan solo no lo esperaba. Pero es evidente que lo que digo es una realidad, o al menos es evidente para mí. Sin embargo no añado nada más y vamos camino de mi coche.

Reconozco que en el camino me voy poniendo paulatinamente más nervioso a medida que nos acercamos al sitio. Aunque intento relajarme para no tener problemas en la conducción. Pero en un semáforo te puedo mirar un poco a Stephy veo que está más o menos igual que yo y me sonrío. Parece que los dos pensamos lo mismo.

Al llegar me sorprende los realmente cerca que está de su casa. Si casi pienso que puede oír la música desde allí. Me fijo en el cartel luminoso y ahora comprendo el nombre tan raro del local.

Por supuesto la acompaño dentro sin soltarle la mano (no sea que se me escape), siguiéndola hasta la barra. Aquí nuestro pequeño tamaño juega un papel importante para poder llegar y pedir, pues podemos colarnos entre algunos tipos más grandes.

Pero estás pagando demasiado le digo a modo de protesta, aunque no insisto. Al final le digo que un cubata con lo que ella quiera estará bien. Todavía pensando en volver a mi casa en taxi o en metro y ya mañana coger el coche cuando esté despejado.

1 de septiembre, noche

No puedo evitar una risita con su comentario sobre comerse el mundo. Yo no creo que cualquiera pudiera hacer lo que tú. No hay tantos animales con tanta fuerza de voluntad. Así que no te hagas de menos le digo con una sonrisa sincera.

Agradezco que coja mis manos, y la verdad es que no la soltaré a menos que ella se suelte mientras nos dirigimos a un banco para poder sentarnos mientras seguimos hablando.

Mi historia es bastante típica en realidad. Nací en un pequeño pueblecito de Carolina del Norte y pasé mi infancia en la granja de mis padres. No les iba mal, y mi madre había sido profesora infantil así que nos dio clases a todos los hermanos, incluyéndome a mí, en casa.

La verdad es que en esa época salía poco de casa, pero tenía una vecina, Stephanie Bird, que venía siempre a jugar conmigo y me contaba cosas sobre el colegio y los estudios que hacía. Desde entonces no hemos dejado de ser amigos.

Cuando llegué a la High School supuse que tendría bastantes problemas por ello, y es cierto que al principio tuve algunos, pero cuando aprobé el primer trimestre con un pleno de matrículas y además había conseguido hacerme un buen grupo de amigos todos tuvieron que callarse la boca.

Después de eso no hay mucho que contar. Pensaron en adelantarme algún curso pero al final no lo hicieron, pero pasé toda la High School sin suspender ni una sola asignatura e igual en la carrera. Y aquí estoy.

2 de septiembre, noche

Asiente ante tu pedido. Tras un ratito, vuelve con tu cubata y un mahantan con poco hielo para ella. Da un par de registro a su bebida. Entonces te fijas que empieza a seguir el ritmo de la música. 

- ¡Vamos! Sé que puedes menear el esqueleto - te grita, ahora más bajito porque estaban cambiando la canción. 

Entonces, su rostro cambia a sorpresa y emoción. 

- ¡Vamos, esta canción es una pasada! - entonces, deja vuestras bebidas en la barra y te saca a bailar, al centro de la pista. Se acerca a ti en los primeros minutos de canción. Tanto que llegas a sentir su aliento en tu pico. 

Red like roses fills my dreams and brings me to the place you rest. 

Su baile es pausado mientras te mira con una pasión que notas como crece en su interior. Debe de ser el alcohol o que está locamente enamorada de ti, pero te besa muy profundamente a la vez que menea su cuerpo, el cual sientes muy cerca del tuyo. 

2 de Septiembre, noche

Cojo mi bebida mientras yo también muevo un poco los pies al ritmo de la música. Aunque sonrío ante sus palabras. Nunca lo haría tan bien como tú. Recuerdo que ganaste un concurso de baile en la High School.

Aún así cuando me arrastra hasta la pista de baile tras solo haber dado un par de tientos a la bebida me dejo arrastrar con una sonrisa un poco bobalicona.

Stephy nos lleva al centro de la pista, lo cual me pone un poco nervioso hasta que siento como pega su cuerpo al mío. Por un momento no sé lo que hacer pues no quisiera precipitarme, pero cuando siento sus labios en los míos acepto encantado el beso, probando incluso si me deja jugar con nuestras lenguas, mientras la agarro de la cintura solo para poder seguir mejor sus movimientos.

Aquí me temo que ya no solo el copete está levantado, pero por suerte lo puedo ocultar fácilmente. Menos mal que no soy como un elefante o un rinoceronte.

1 Septiembre, noche

Mientras nos sentamos, escucho su relato, soltándole las manos y colocándolas en mi regazo, atenta a su historia. Si él había estado atenta a la mía, yo debía corresponderle. Aunque las historias personales me interesaban. No por nada raro, sino para tener empatía con los demás. Me impresiona lo inteligente que podía llegar a ser. Pero aún me fascina más cuando menciona por segunda vez a Stephanie Bird. Cuando lo hace me sale sola una sonrisilla.

- ¡Guau, increíble! - entonces se me ocurre preguntar - Y... durante el instituto, ¿Stephanie también estuvo? No sé, es que ya la has mencionado dos veces y se te ha puesto una cara. ¡Perdona si me estoy metiendo en terreno pantanoso! - inmediatamente me tapo la cara con las manos pero aún sonriente. Era un mecanismo de "autodefensa" de las nutrias.

Ambos niños se ríen y te abrazan muy muy fuerte, como si hubiesen dejado de jugar.

- ¡Definitivamente, tu eres nuestro tío! - dice Victor muy alegre - ¡Eres más escotilla de lo que pensábamos!

- Es cotilla, Vic - lo corrige Emma, con una sonrisa. Ambos se ríen, los sonidos más preciosos del mundo según tu parecer. Cuando te sueltan siguen sonrientes. Entonces el niño salta de emoción.

- ¡Oh, juguemos a las adivinanzas! Emma me enseñó el año pasado, porque es muy lista.

- ¡No lo soy! Jeje - contesta la niña, poniéndose roja.

No puedo evitar sonreír cuando me devuelven el abrazo y se ríen. Les tenía mucho cariño y disfrutaba mucho cuidando de los dos. Estaba seguro de que en el futuro serían capaces de grandes cosas. Eran momentos como estos los que me confirmaban que hice lo correcto al volver a Nueva York. Cuando vivía en Colorado, no podía ir a visitar a la familia con la frecuencia que yo quería por el trabajo allí. Si, definitivamente hice lo correcto.

Cuando terminamos el abrazo Víctor salta alegre y propone que juguemos a las adivinanzas. Cuando Emma se sonroja por el cumplido me río y le acaricio la cabeza un poco. -Es una idea genial. ¿Quién de los dos quiere empezar?-les pregunto a ambos con curiosidad. 

2 de septiembre, noche

Te escucha mientras baila, pausadamente, al ritmo de la canción, muy cerca tuya.

- ¿Ah sí? No recuerdo eso - en los siguientes segundos, la canción acelera, por lo cual ella se mueve cada vez más rápido, pero aún así, cerca tuya, de espaldas, pegando su emplumado trasero a tu entrepierna y frotándola al ritmo. Hay un momento en el cual la canción vuelve a ser pausada y Stephy recupera su posición original, aún bailando como una diosa.

White is cold and always yearning, burdened by a royal test.
Black the beast descends from shadows.
Yellow beauty burns gold.

La parte cantada la baila igual que la instrumental, pero cuando llega a Black beast se empieza a apartar, aumentando la velocidad de los pasos. Y, antes de llegar a Yellow beauty te habla al oído.

- Prepárate - y justo cuando llega al final del verso, se detiene... Por no mucho tiempo.

Ambos se muestran pensativos. ¿Qué recorrería esas cabecitas? 

- Mejor tu Emma que a mi no se me ocurre ninguna - dice Victor, muy humilde y se sienta a tu lado, moviéndose como si estuviese escuchando música.

- Hmmmm ¡De acuerdo! Esta la escuché en un videojuego y me pareció genial - se levanta, se aclara la garganta y habla con voz solemne. Todo lo solemne que puede ser una niña, claro - "Aparecen por la noche sin poderlas tocar; se pierden por el día sin poderlas robar" - su sonrisa ha aumentado - A ver, ¡a adivinar!

Victor parece esforzarse mucho - Hmmm por la noche... ¿Los grillos?

- Noooup.

Observo como los dos deciden quien empiezan primero con las adivinanzas y espero con calma. Finalmente deciden que Emma empiece primero.

Escucho con atención su adivinanza y me pongo pensativo. -Cielos, has empezado con una bien difícil-comento pensativo y con una sonrisa a mi sobrina. Dejo que Víctor lo intente primero y finalmente se me ocurre una posible respuesta. 

-Mmmm...-digo mientras me acaricio la barba. -¿Podrían ser las estrellas?-le pregunto a Emma.

Tu respuesta hace a Emma la persona más feliz del mundo.

- ¡Sí! ¡Muy bien tío Calvin! - corre hacia ti y te abraza. Aunque también sientes como te abraza Victor - Venga, ahora tu.

- ¡Sí, suelta una complicadísima, que no pueda ni Emma! - dice Victor, a lo cual Emma le saca la lengua, con una sonrisa.

Siempre que los veo sonreír de alegría no puedo evitar conmoverme. Los dos me dan un fuerte abrazo y yo se lo devuelvo. -Ha sido una buena adivinanza Emma. Buen trabajo-digo con una sonrisa.

Ante la propuesta de Víctor me río. -De acuerdo, veré si se me ocurre alguna que pueda suponer un reto-les digo con una sonrisa a ambos.

Empiezo a pensar en una adivinanza que sea algo difícil pero no tanto para los pequeños. Finalmente se me ocurre una. -Bien, a ver si sois capaces de adivinar esta-digo con una mirada algo traviesa. -Todos pasan por mí, yo nunca paso por nadie. Todos preguntan por mí, yo nunca pregunto por nadie-

Ambos te escuchan y se quedan pensativos. Pero unos segundos después, Victor chasquea los dedos. Emma se sobresalta, aunque sigue sonriente.

- ¿Ya la tienes Vic?

- ¡Claro, es muy fácil! Todos pasan por LA CALLE, la calle nunca pasa por nadie. Todos preguntan por la calle pero la calle nunca pregunta por nadie. ¿Es correcto, tío Calvin? - te pregunta mientras te mira, con ilusión y una sonrisa enorme. Entonces, Emma te mira y asiente con una sonrisa y alzando el dedo pulgar a escondidas suya. Ella también lo había adivinado.