Partida Rol por web

Si las cuentas se habían dado bien podía ser esa misma tarde cuando el carro pasara por el pueblo con suministros, Hardin había amanecido algo antes de lo esperado tratándose de ella y estaba apilando a pie de calle las pieles que había ido acumulando. Un precio por lote siempre era más fácil de ajustar y evitaba gastar el dinero sin darse cuenta, por otro lado también era fácil deducir que si se buscaba acumular el dinero tenía que haber un motivo detrás y difícilmente podía esperarse que Ellen lo quisiera donar para la construcción de la capilla. 

El esmero con que cepillaba a Bonito parecía ser más bien una forma en la que mantenerse ocupada y a la espera sin perder la paciencia. 

El Douglas Anderson que había acudido a la reunión con Maeve Millay no se parecía a aquel hombre voluntarioso y optimista de la primera charla, tanto tiempo atrás. Delante de la mujer y de sus hombres estaba de pie algo más parecido a un espantapájaros muy alto y ojeroso. Guardó silencio durante el discurso de Maeve pero no esperó la respuesta de Sarah como habría sido lo más cortés y correcto. Tenía prisa por hablar.

—No sé qué es lo que espera de mí, señorita Millay pero ya sabe a lo que me dedico y creo que tengo trabajo de sobra en este pueblo —Doug miraba de vez en cuando a Jules—. No quiero convertirme en uno de sus hombres ni tampoco en su socio. Lo siento. No soy la persona que busca para ese tipo de negocios. Pero si lo que necesita son un par de manos expertas con la piedra y la madera ya sabe dónde encontrarme.

Doug se balanceaba nervioso sobre sus pies. Deseaba salir de allí, pero no quería faltarle al respeto a ninguno de los presentes.

           - No se a que tipo de negocios se refiere señor Anderson, pero me comienza a molestar su sola insinuación.    !Así que le recomiendo que cuide sus palabras!      Precisamente me refería a su habilidad y experiencia con la construcción, requiero de usted que sea el maestro de obra que enseñe a algunos albañiles de entre los colonos que han venido entre nosotros para darles trabajo temporal haciendo algunas obras de mantenimiento y adecuaciones de este establecimiento! -     Responde con cara de pocos amigos Meave Millay ante la negativa y pobre actitud del hombre con quien antes ya le había hecho una propuesta similar y quien parecía estar molesto con ella desde antes de la muerte de su hijo, como si de alguna manera la culpara por la misma, pero tras un respiro y ante su negativa de tomar nada de lo que ella le ofrecía termino de comer un desayuno ligero y nutritivo antes de ofrecerles y servirse una copa de vino, después un puro antes de terminar de decirles:  

           - También quiero que trabaje con los albañiles en una pequeña granja a las afueras que he adquirido para que allí Sarah pueda explotar sus habilidades y experiencia como vaquera para traerme oportuna comida y bebida para que este negocio compita contra los otros de este pueblo! - 

—¿Que cuide mis palabras? ¿Quién demonios se cree que es?—Douglas tuerce el gesto como si le doliera salir de su estado de apatía—. Usted no puede "requerirme" a mí nada, porque nada le debo. Usted y yo no tenemos nada más que hablar. Si quiere albañiles búsquelos por su cuenta. 

Doug hace un breve saludo a los presentes antes de abandonar el lugar con pasos cansados.

Asistí a la reunión y vi que el sr. Anderson no se había recuperado de la muerte del pequeño Samuel, su forma de ser había cambiado, se había vuelto un tanto taciturno y poco quedaba del hombre bondadoso que había conocido en la caravana. Aunque Meave era una de aquellas personas que nunca cambiaba, aún recordaba las peleas y discusiones con Ellen, así que, cuando empezaron a levantarse la voz tanto ella como Doug, recordé cuando era la mujer de los revólveres la que lazaba la voz, en cierto modo, echaba de menos aquellas discusiones.

Me quedé sentada en la silla viendo a aquellos dos enzarzados, miré a mi alrededor y vi el local que estaba gestionando para la puesta en escena del negocio - estoy segura de que acabará triunfando, cuando venga más gente - no cabía duda que el pueblo necesitaba más bullicio, no sólo comercial sino también un aumento de la población, algo que los atrajera y no sólo para gastar su dinero en el local de la srta Millay sino porque fuera un lugar donde hubiera prosperidad - con las montañas ahí cerca, raro es que no se haya corrido la voz - porque las montañas no sólo tenían nieve en inverno, eran una fuente de recursos - ya sabéis... carbón, minería... oro.

- Puedo ayudar tanto a los Allister como aquí, aunque he de reconocer que, el viejo matrimonio con la presencia y acogida de Dory ahora son bastante autosuficientes - una manera de decir que ya no me necesitaban, de hecho fuera de llevarles el carro durante el viaje, el contrato no llegaba más allá, así que, buscar una nueva forma de ganarme la vida estaba dentro de mis planes inmediatos.

Me había acercado a hablar con el sheriff, por si quería una ayudante, aunque había comentado que Ellen era buena con las armas, por eso de aprovechar su talento colgándole una estrella en su solapa, y sino ella misma, con el rifle se defendía bien y era mucho más joven que él, así que, podía servir de apoyo y quién sabe en un futuro.

            - Creo que me ha malinterpretado caballero!    Solo soy una persona que le ofrece por segunda y última vez una generosa oferta trabajo como el maestro de una o más obras de construcción señor Anderson, a la que usted le ha respondido insensiblemente que no es la persona para "ese tipo de negocios" sin haber podido aun especificarle cual era mi propuesta laboral -    Responde Meave molesta evidentemente mientras que Jules se interpone en el camino para salir del lugar y en otro punto del mismo Harry toce para calmar el ánimo del par de hombres encontrados sin sacar aun el arma de su funda, pero entonces la mulata hace una seña para que sus hombre se calmen y no intervengan por el momento   

           - Pero si después de escuchar mi oferta usted reacciona de esa manera tan ... reactiva y grosera a mis buenas intenciones me hace dudar si realmente usted no es ese hombre que mato sin necesidad a los tipos inconscientes e indefensos de Credence un peligroso líder para los aspirantes de albañiles que como dije hace un momento ya cuento!     ¿Usted que opina al respecto señorita Baxter? -   Termina por decir la señorita Millay mientras que les sonríe a ambos tras dejar su puro a un lado

- Creo que el sr. Anderson está en su derecho de aceptar o reclinar la oferta de trabajo - tampoco íbamos a discutir porque Doug no le gustase el trabajo, aunque visto lo visto, tampoco es que este pueblo tuviera muchas más ofertas.

- De todas maneras, el pueblo está creciendo, estoy segura que aumentarán los negocios. Malo es sembrar las discusiones en un pueblo tan pequeño, no me gustaría vivir experiencias pasadas.

Jules no consigue mucha información por parte de los habitantes más viejos, pero está atento a los rumores generales y de cuando en cuando algunos otros como Harry y Jack, ponen la oreja cerca de conversaciones. Lo mismo con tus chicas, que ya se han traído a algún solterón que otro al local.

Sin embargo, de entre aquellos lugareños que ya han trabado negocio contigo, has conseguido averiguar algunos detalles de la vida de Finch, o "Pony", mejor dicho: Es un hombre bastante solitario al que no le gusta mezclarse con gente en la vida pública o privada, y a menudo interviene solo lo justo, por obligación de su posición. No tiene familiares, amantes o amigos conocidos. El predecesor de Pony en la alcaldía del pueblo fue un veterano de guerra llamado Elm Plymouth, que junto a otros veteranos y sus familias fundarían el pueblo en 1865. Parece ser que hace solo un año y poco, tanto el alcalde como otros de los hombres, abandonarían el pueblo en circunstancias sospechosas; quedando de ellos únicamente el señor Tolson en el puesto de sheriff. Poco después llegaría Pony acompañando un carro de suministros proveniente de Cheyenne, de donde desde entonces llegan los carros con provisiones. Se especula que quizá Pony fuera el dueño de una tienda de la ciudad, y que quiso probar suerte dirigiendo su propio pueblo cerca de la Frontera. Aunque esto último nunca lo ha llegado confirmar el propio Archibald. También se cuenta que tiene una pequeña fortuna de sus tiempos como empresario escondida en alguna parte de su casa, y que es el dinero que usa para pagar los suministros y otros gastos generales. Teniendo en cuenta que en este tiempo no ha establecido una recolección de impuestos, es la única teoría con cierto sentido que puede encajar.

Todo esto lo habrías conseguido a lo largo de los meses, hablando directamente con algunos de los viejos habitantes más confiados. Algunas cosas son rumores y otras parecen certezas bien asentadas en el recuerdo, incluso con testigos de primera mano. Estos serían los familiares de los veteranos, aunque mucha de esa gente ya habría abandonado el pueblo el año anterior. De todas formas, las dos personas que quedan de esta primera generación, no podrían aportar mucho más que lo que ya sabes.

En cuanto a lo de Ellen, tendrías que decidir si darte más prisa en poner en marcha tu venganza, pues no parece que Hardin se quiera quedar mucho más tiempo en el pueblo.

Jochane pasará probablemente un tiempo más dentro del trato y a la cabeza de su negocio.

Doug mira a Jules que le corta el paso. Sabe que da la espalda al resto de matones de Millay pero parece que no le importa. Ahora se concentra en Jules Rubens, con el que compartió un momento de gran tensión en Credence y una charla posterior: le había pedido que enseñara a disparar a Samuel. Jules ya no podía cumplir su promesa y Samuel nunca aprendería a disparar. 

—Jules, voy a salir de aquí ahora mismo —le dice mirándole a los ojos, hablando con parsimonia y levantando las manos a la altura del pecho—. No te creo capaz de disparar a un hombre desarmado por mucho que te lo ordene tu jefa. Sin embargo, si crees que es tu deber impedirme salir de aquí por las malas aquí me tienes. Yo no voy a cometer ninguna locura como tratar de golpearte o de robarte el arma. No puedo privar a mi mujer ni a mi hija también de su padre; no está en mi mano tomar esa decisión. De modo que, si te apartas saldré y si no, tendremos un forcejeo que probablemete ganes y del que saldré herido de alguna manera. Pero te juro sobre la tumba de mi hijo que voy a salir de aquí y que está será la última vez que te dirija voluntariamente la palabra a ti y a tus compañeros.

Doug se calla y reanuda su camino hacia la puerta.

Ellen termina levantando la mirada hacia el edificio al ver tanto movimiento, guarda el cepillo de Bonito en las alforjas y lleva la mirada a la oficina del Sheriff.

Ya decía yo que esa mujer iba a traer problemas y nadie quería escucharme... 

De momento no se acercaría por allí, se conocía lo suficiente como para saber en qué terminaría el asunto si decía ir a ver que ocurría. 

La situación se tensaría por momentos hasta que Millay dio su orden. Ellen podía ver a ambos hombres en el umbral de la puerta de la cantina. Jules dedicaría unos segundos a reflexionar en silencio, cambiando la vista entre su patrona y el albañil. Hace un gesto con la boca, como manifestando que ha terminado de decidirse, y se aparta de en medio, sentándose en alguna de las sillas del local y quitándose el sombrero. Harry se quedaría en su sitio, mirando a Jules.

Si Ellen echase un vistazo hacia fuera del pueblo, en la dirección desde la que llegarían hace unos meses, podría ver cómo se aproxima un carro con bastante parsimonia. Sus cálculos parecían certeros.

            - Por supuesto que tu, el señor Anderson y cualquier otra persona que trabaje conmigo siquiera puede aceptar o declinar mis ofertas de trabajo, así como yo tengo derecho de terminar la relación laboral si la persona falta a su responsabilidad, o le falta al respeto a sus compañeros o a mi,     ¡Ya que por supuesto estoy en contra de cualquier tipo de esclavitud Sarah! -      Responde Meave ofendida por tener que aclarar lo anterior, pero tratando de calmarse pronto mientras que le da una calada a su puro y mira de reojo a sus hombres tras escuchar las últimas palabras de Doug y antes de que se retire le dice decepcionada, pero con un tono conciliatorio termina por decir:

           - ¡Que tengan lindo día su familia y usted señor Anderson!     ¡Salude me por favor a Molly y a su pequeña hija!   Solo por ellas le dijo pasar la flamante amenaza que le ha hecho a mis hombre sin justificación alguna, pero le recomiendo sincera que recapacite su actitud porque hace unos años atrás yo también perdí a mi familia a manos de un asesino a sueldo por actitudes negativas de mi pasado ... y me dolería mucho que por sus arrebatos usted provocara lo mismo con la suya! -    Tras decir las últimas palabras la mujer le dio la espalda a Douglas y terminó de un sorbo su copa de vino mientras que detuvo una lágrima que fluye por su mejilla que detiene con un pañuelo Harry al acercarse a ella con una sonrisa

- Meave, tal y como lo veo, este pueblo necesita expandirse, crecer - aquello sería bueno para todos, para su negocio y el resto también - habría que buscar la manera de traer gente al pueblo, hacerlo atractivo y sobretodo mejorar las comunicaciones - que hubiera que a travesar territorio indio y que hubiera bandidos durante la travesía era un problema; pero si Coldforge se convertía en un lugar de referencia habría comercio y multitud de gente vendría a invertir aquí.

- Si hubiera telégrafo - o ferrocarril, aunque para ésto último aún tendría que crecer y asentarse todo - quizás la ganadería o la minería, un aserradero traigan gente de lejos - de todas maneras faltaba alguien que invirtiera en la región.

          - Todas las ideas que propones me parecen buenas Sarah, sin embargo por el momento tal vez solo podamos comenzar por la del ganado en la granja que te propongo  y con la ayuda del alcalde tal vez se pueda conseguir la parte del telégrafo ... pero para el tren primero creo que requeriríamos minas o un aserradero viables y en uso, pero para ambos necesitamos una inversión superior a la que por el momento podría ser capaz de asegurar y sinceramente ninguno de los presentes tenemos experiencia administrando ninguno de esos negocios para hacerlo confiable por el momento! -   Le responde Meave a Sarah un poco mas relajada pero de reojo mira para saber si Douglas decide quedarse o retirarse de una buena vez

En cuanto Jules le deja paso, Douglas se marcha del local sin mirar atrás, ignorando las amenazas de muerte que Meave lanza sobre él y su familia, aunque le cuesta, mucho. Aprieta los dientes, maldice, pero sigue adelante. No quiere tentar a la suerte con Jules.

Encamina sus pasos al carromato y dedica un breve saludo a Ellen Hardin cuando pasa cerca de ella. Vivir en Coldforge va a ser igual de duro que haberse quedado en Boston, masculla airado. Está seguro de que Millay no va a dejarles vivir tranquilos y él no dispone ni de los recursos ni de las ganas para enfrentarse a ella y a su banda. Tratará de negarme el pan y la sal, así que no voy a tener mucha mano de obra para contratar.

Sus pensamientos se oscurecen por momentos, pero al contemplar el rostro de Becca se tranquiliza un poco y puede explicarle a Molly lo sucedido en la cantina.

—No va a ser fácil, cariño —confiesa a su esposa mientras le acaricia el rostro—. Pero nunca lo ha sido, ¿verdad?

En no mucho tiempo, el carro termina de acercarse al pueblo. Desde la lejanía era prácticamente imposible de adivinar, pero el caso es que tras el carro llegaba una comitiva de dos hombres. Una vez los tres vehículos entran en el pueblo, el hombre del carro aparta lo suyo a un lado y abre la parte de atrás para empezar a descargar la mercancía. Un par de hombres del pueblo se acercan a ayudar al tipo y a meterlo todo en el almacén trasero de la cantina.

El otro par de hombres, uno de aspecto muy atípico, y el otro más común, se acercan, sin mediar palabra con nadie, hasta la oficina del sheriff. El viejo Tolson habría despertado hace no mucho, pero aún tenía la botella de aguardiente en la mano, y seguía pegándole algún trago que otro mientras se medio tambaleaba enfrente del edificio. El tipo extraño, que sería el único de los dos desconocidos en hablar, vestía un atuendo negro de caballero a medida, sombrero ancho y plano del mismo color y unas gafas redondas del tamaño de sus ojos. Presentaba a su vez una piel paliducha con algunas marcas de quemaduras solares recientes, en varias partes de la cara. Hablaría durante un par de minutos con el viejo, y este terminaría por dejar caer la botella al suelo, solo para marchar casi de inmediato hacia la casa del alcalde. Cualquiera podía haber visto este particular intercambio.

Seguramente esté dando de comer a los caballos, ya que levantar un buen establo cerca de la cantina podía ser un negocio próspero. Así que, cuando llegó el carro, me acerqué para atender a los caballos, lo habría hecho también con los dos forasteros que iban detrás pero tenían bastante prisa en hablar con el sheriff, aquello me llamó la atención. También que éste saliera al poco de su oficina a buscar a alguien, seguramente al alcalde.

Movida por la curiosidad me acerqué a la oficina del sheriff - buenos días, forasteros... he visto que acaban de llegar. Me ocupo del establo, ¿quieren que les de forraje y atienda a sus caballos? - era una buena excusa para iniciar la conversación, aparte que me daría alguna ganancia, al fin y al cabo, el forraje no era gratis.

- ¿Qué les ha traído a Coldforge, si se puede saber? no acostumbramos a ver forasteros cuando llega el carro de las provisiones.

[Música recomendada]

Ambos hombres miran a Sarah acercarse en cuanto se pone a su alcance. El hombre de negro sonríe un poco ante la propuesta de la vaquera, pero no parece genuinamente interesado.

—Buen día, señorita —Hay algo en la forma de hablar del hombre que no suena del todo normal. Al principio parece el acento, y de hecho tiene un tono bastante agudo, pero quizá tenga que ver con cómo pronuncia una letra en específico. Sí, definitivamente arrastra las eses algo más que el resto de sonidos— Lo siento, sería un placer, pero no nos quedaremos mucho tiempo. Espero. Asuntos legales, no se preocupe. Vuelva a sus labores.

Gira la cabeza de nuevo en la dirección que tomó el sheriff. Esperando paciéntemente. Mientras, el otro hombre mira fijamente a Sarah. Su enorme mostacho y su bombín son lo más característico de su persona.

No pasa mucho tiempo antes de que el alcalde salga con cierta prisa hacia la oficina del sheriff, con Tolson por detrás, siguiéndole como puede. Al llegar a vuestra altura, el alcalde le echa una mirada a la señorita Baxter, y luego la posa en el hombre desconocido, añadiendo una amplia sonrisa.

—¡Muy buenas, caballero! El sheriff me ha informado de todo —hace un gesto, como señalando con el cuerpo hacia su casa— Mejor será hablar donde el Sol no nos chamusque la piel, ¿cierto? —El hombre de negro mantiene un gesto serio, y es el alcalde el que cambia su disposición alegre— Síganme, por favor.

Los tres hombres emprenden la marcha hacia la casa. Uno a pie y los otros dos a caballo. El tipo del mostacho se toca el bombín antes de apartar la vista de Sarah, y luego se concentra en el camino. Es Tolson el único que debe darse la vuelta y volverse hacia la casa, siendo que estaba aún a medio camino. En nada llegan, desmontan y los tres entran a la casa, siendo que Tolson recibe un portazo en la cara y acaba quedándose fuera, guardando la puerta.