Partida Rol por web

Bastian seguía mirando distraídamente de un lado al otro hasta que notó el movimiento provocado por el choque de Constance. Llegó incluso a echar mano del mango de su mandoble, dispuesto a desenvainarlo para acabar con quien pudiera amenazar a la dama Nightwing. Una acción que hubiese resultado desmedida a tenor de quién había propiciado el tropiezo. No era plan de partir en dos a una anciana...

Más relajado se giró hacia Balaquo para escuchar lo que le decía. Sonrió en un acto de asentimiento ante las palabras del braavosi.

-Tienen igual fama de hermosas y peligrosas, amigo, jejejeje... Y en cuanto aquel al que te enfrentaste... no te sientas mal por la derrota, Balaquo. Es un miembro de la Guardia Real, la "Espada del Amanecer" le llaman. No se ha visto caballero más esforzado en Poniente  -exageró llevado por su respeto-. Ojalá pueda medirme con él antes de que se marche... 

Miró de reojo a Constance y a Shandi. Algo murmuraban, pero con la atención puesta en su conversación con el braavosi no lo oyó. Seguramente fueran asuntos del mercado...

Constance comprendìa muy bien lo que sentìa Shandi, la escuchò sin decir nada, la escuchò y decidiò volver, la escuchò y decidiò hacer algo. Sì, al final de cuentas ella era su amiga y le habìa cogido un cariño especial.

-Volvamos.

Terminò de llenar su bolso con unas hierbas que le daba una ùltima mujer y le advertìa que tuviese cuidado, cuando como por descuido le respondiò a Shandi.

-Yo puedo entretener a Lanna... Tù, haz lo que tengas que hacer, ¿te parece?

Ya lo habìa pasado mal con su hermana por hacer eso pero bueno, lo iba a intentar de nuevo. Ahora tenìa a Bastian con ella, no podìa ser tan malo. No esperò a que ella respondiera y volviò a montar su caballo, pasando cerca de los hombres.

-¿Se divierten viendo a las mujeres de Dorne?

Enarcò una ceja y siguiò su camino.

-Debemos volver ahora.

-Ninguna os hace siquiera sombra, Mylady Nightwing -se aprestó a responder el Fossoway sin atisbo de duda antes de que pudiera alejarse demasiado.

Acto seguido miró a Balaquo y le hizo una mueca de complicidad e hizo girar su montura en el sitio. Siguiendo a Constance, se colocó a su lado, mirándola con curiosidad.

-¿Ha pasado algo, Mylady, por lo que debamos volver ya? ¿Está todo bien?

Constance no apurò el paso, aunque querìa volver, tampoco era a gran carrera.

-Sòlo estamos cansadas y hay cosas que deseamos hacer Shandi y yo...

La joven sonriò y lo mirò.

-¿Què os parece si invitamos a Lady Stark a dar un paseo, vos y yo? Y sus guardias, claro està.

Querìa la venia de èl, si no, no podrìa ayudar a su amiga.

Bastian asintió ante la respuesta de Constance. Él, por su parte, ya había saciado su curiosidad sobre lo que se vería en un mercado dorniense. Sin duda todo distinto de lo que estaba acostumbrado, y eso que eran tierras muy occidentales aún dentro de Dorne. En Lanza del Sol y Limonar todo sería mucho más "oriental", seguro...

-Claro, ¿por qué no? -respondió en primera instancia el Fossoway-. Así podríamos conocer un poco más sobre lo que ha traído a la Stark hasta aquí...

Y, pensaba el caballero, tendría ocasión de conversar y entrenar con los afamados guerreros de la Guardia Real...

-Entonces sera mejor volver.- Dijo Shandi con cara de pocos amigos. -Recuerde mi señora de pasar a verme cuando disponga de algo de tiempo y me permito recordarle que el motivo que nos trajo a Dorne no fue hacer amistad con las casas del norte.- La mujer se adelanto un poco dejando atras a la pareja encabezando asi al grupo que volvia al castillo

El problema, según la joven pelirroja era que aunque ella si quería aprender ciertas cosas, no se trataba sólo de eso su escapatoria pero eso era algo que no podía confiarle a nadie; ya muchos sabían su secreto como para darlo a conocer a alguien mas aunque ese alguien fuera Shandi.

-Tranquila, lo haré.

Aunque volvían a buen ritmo, la Nigthwing iba callada, pensativa, no sabía si la rubia estaría molesta con ella. Esperaba que no. Se volvió a Bastian unos momentos antes de llegar.

-Creo que quizás deberíamos marcharnos pronto... Esta noche lo hablaremos.

Le sonrió, de él no tenía queja alguna.

Al llegar al castillo Shandi tomo del brazo a Constance. -Si me permite Mi lord voy a necesitar de Contance por un rato, se que Balaquo tenia intenciones de preparar una pelea de practica con Ser Arthur Dayne.- Dijo a Bastian mientras tiraba del brazo de la mujer.

-Ya tenemos mucho para trabajar, ahora podremos comenzar a hacer algunos preparado.- Comento la chica en voz baja mientras alejaba a Constance de su prometido.
 

Constance se apartò o mejor dicho, fue apartada por Shandi de Bastian pero estaba bien, los hombres tenìan que hacer cosas de hombres o se aburrirìan y las mujeres, bueno, cosas de mujeres o en este caso cosas que sòlo le importaban a ella y que esperaba que nadie nunca supiera. En este punto, la pelirroja creìa que podìa confiar en Shandi como en ella misma.

-Pues vamos a ello... Y pongamos manos a la obra.

El andar de la pelirroja era constante, hacìa un gracioso salto apenas perceptible al caminar del brazo de la rubia y juntas eran casi un cuadro para algunos. Por suerte, Shandi conocìa muy bien todo aquel lugar y sabìa a dònde llevarla sin demorar demasiado. Mientras avanzaban, la joven Nightwing se emocionaba de pensar que finalmente podrìa aprender de verdad lo que tantas ganas tenìa de aprender.

Bastian sonrió para sí. Ante los comentarios de Shandi cualquiera diría que guardaba cierto rencor contra Lady Stark. Sin embargo, no dijo nada. Simplemente, cuando la joven Shandi tiró de Constance la dejó hacer. Los dioses sabrían qué planeaban aquellas dos jovencitas. Pero, en cualquier caso, si Lady Nightwing quería ir con ella, él no se lo impediría.

-Está bien, pero cuídala, Shandi... -dijo sabiendo que no hacía falta. Luego se volvió hacia el braavosi-. ¿Vamos en busca de esos Capas Doradas, amigo?

Sin duda el Fossoway tenía ganas de practicar con los otros caballeros. Sabía que seguramente lo batirían, pero también confiaba en su valía y habilidades, y no lo pondría nada fácil...

Shandi eligió una habitación dentro del castillo de Lady Blackmont, en la misma había algunos muebles viejos y entraba algo de luz, parecía una vieja habitación de costura ya dejada en desuso.

-Bien aquí podremos trabajar bien.- Dijo la mujer tomando una de las polvorientas sillas y sentándose en ella, no sin antes pasarle una mano para quitar el exceso de polvo.

 Sobre una de las mesas comenzó a poner utensilios que se suelen usar para la medicina, un mortero, varios cuchillos, una pequeña botellita con agua y otras con recipientes vacios.
 Una vez logro acomodar todo comenzó a poner ingredientes, algunos venían en frascos, otras eran hierbas o pequeños polvos.

-Bueno, yo haré algunos y tú me iras siguiendo, ten cuidado con lo que tocas hay muchos ingredientes que son venenos de contacto asi que presta mucha atención.

Luego de la advertencia comenzó a tomar los objetos y puso manos a la obra

 Balaquo encabezo el paso hacia el patio de armas donde estaba seguro que encontraría a la espada del amanecer. Para su sorpresa el caballero no estaba allí pero el que si estaba era el Lord Comandante de la guardia real que se encontraba cruzando aceros con un lancero Dorniense al cual parecía haber vencido.

 El hombre se saco su casco en forma de toro níveo y miro a los recién llegados. Que dificil es encontrar fieros caballeros en estas tierras. dijo -¿Quieren acompañarnos a entrenar?

Constance estaba atenta pues no quería perder detalle de lo que hacía la rubia porque también quería ser bue a alumna aunque había momentos en que no podía evitar pensar en su familia.

Casi tocó algo por error al estar pensando que su padre podría estar enojado con ella pero retiró la mano justo a tiempo. Exhaló aliviada de no haber hecho una estupidez u por primera vez se preguntó si ella serviría para eso.

Luego, como buena Nigthwing se contestó que ella podía hacer lo que se le diera la gana. Se irguió cual si estuviera ante un jurado y volvió a poner atención en su amiga. De ahí en más no dejaría de poner atención, no pensaría en lo que estaban haciendo ellas ahí.

Hacer venenos no era nada facil, habia que moler bien las hiebas para extraer su escencia, habia que mezclar bien los ingredientes y habia que tener cuidado con las medidas, el trabajo era casi el de un alquimista y tras varios intentos Constance logro hacer una pocion debilitadora muy acuosa que Shandi termino por desechar, 2 frascos de poleo que en opinion de la meretriz no eran buenas pero tal vez podrian llegar a servir y finalmente un frasco de sangre de viuda en perfectas condiciones.
 

Bastian por fin entendió el sobrenombre de aquel guerrero: El Toro Blanco. Sin duda lo era, recio, fiero, fuerte... Su mirada era la de un comandante, un instructor y un defensor. Defensor de la Corona y de lo que parecía recto y correcto. Viendo cómo despachaba al guardia dorniense, el Fossoway no quería imaginarse cómo sería luchar contra él, mucho menos contra la Espada del Amanecer. Sin embargo, Bastian no era hombre hecho a empequeñecerse. Aquella misma imagen le hacía arrojarse a probarlo, a probarse, a medirse con aquel caballero y con todos los que se le pusieran por delante.

-Buenos días, Sir Gerold -saludó antes que todo manteniendo la cortesía-. Quizá los caballeros de pro se hayan quedado al este, en Lanza del Sol... -dibujó una afilada sonrisa antes de proseguir-. O deban venir del oeste para suponeros un reto a considerar... -la sonrisa pasó a ser franca y relajada-. Será un placer y un honor unirme a vuestros ejercicios, Sir...

Bastian no tardó en retirarse la capa larga que vestía tras haber montado, muy necesaria en Dorne por la eterna cantidad de tierra y arena que levantaban las monturas. Se la pasó a Balaquo, al que miró expresándole sin palabras su deseo de ir primero. Sin esperar respuesta se dio la vuelta hacia el Lord Comandante.

-¿Duelo a primera sangre, Sir? -propuso-. Vos elegís las armas.

Por momentos la Nigthwing se sentía frustrada, especialmente al momento en que Shandi le desechó dos frascos pero para el tercero le tenía preparado una importante rabieta que no llegó a ser ya que finalmente consiguió algo bueno.

-Mi primer sangre de viuda!

Dijo saltando y dándole un abrazo a la rubia meretriz. Danzó un poco alrededor de los frascos y las cosas que casi tira algo pero se dio cuenta a tiempo. Mucho había pasado pero ahora tenía su primera poción hecha por ella misma.

-Si, has hecho un buen trabajo en apariencia.- Dijo Shandi mientras comenzaba a limpiar el lugar. -Debemos probarla en alguien.- Propuso mirando a Constance.

-Dejamelo a mi, yo encontrare a alguien para poder probar la calidad de tu invencion.- La meretriz estiro la mano para recibir el frasco mientras la miraba con una sonrisa simpatica en su boca

-Asi se habla ser.- dijo con alegria el toro blanco mientras desenfundaba su espada.

-Estoy un poco cansado de pelear con hombres de lanza, prefiero chocar mi acero con una buena espada como esa que tienes ahi.- Se notaba la felicidad del hombre a la hora de enfrentar a este nuevo rival.

-Que sea a primera sangre entonces.- Dijo finalmente y miro a un Dorniense -Traenos 2 escudos, asi la pelea dura un poco mas.- Ordeno a uno de los soldados derrotados

A Constance le habría gustado poder probarlo ella misma pero tal como estaban las cosas, era mejor que lo hiciera Shandi.

-Me avisarás pronto, ¿no es así?

Era evidente que estaba ansiosa por saber pero también que la dejaría hacer su voluntad porque al fin y al cabo ella era su maestra.

-Gracias, Shandi.