Partida Rol por web

Al entrar en el restaurante, la mirada de Alex se dirige inmediatamente hasta Fussili. Si no hubiera trabajado durante tanto tiempo con ellos en el laboratorio, la joven ya estaría sospechando del cocinero que tanto se cruza en su camino. Se acerca con paso ligero y toma asiento mientras examina al resto de comensales. Inspira hondo y pone su mejor sonrisa.

"¡Hola! Muchas gracias por su amable invitación, Fussili. Qué agradable compañía nos ha reunido." — dice sentándose en la mesa y cruzando las piernas por encima.

Alyss mantuvo su usual sonrisa durante su caminata con Alex. Justo antes de llegar al sitio y tras que su hermana le exprese lo que siente, el médico niega con la cabeza y le muestra un despreocupado pulgar.

-Vamos a salir de esta, ¿sí? No te preocupes por mí. Juntos no nos va a detener nadie. Aunque parezca despreocupado, estoy nervioso y preocupado también, ¿sabes? Pero... De cierta forma, esta es la primera vez en bastante tiempo que vamos a una aventura juntos. ¿Cuándo fue la última vez? ¿Cuando lo de los McGregor, a los doce años~?-

Suelta una pequeña risa mientras recuerda buenos tiempos de travesuras y líos.

Ya en el restaurante y tras que se presente Alex, el otro mellizo saluda con la mano de su brazo bueno y sonríe con risueña alegría.

-¡Hola, hola! Fussilli, Nino.- saluda él antes de girarse a la chica que les condujo y agradecerle educadamente. Toma asiento y sonríe. -No se ve nada mal este sitio, no.-

- Pero, entonces... - dije bastante desanimado y casi a punto de morderme el puño -. No pasa nada, estamos aquí para celebrar nuestro reencuentro. Tengo muchas cosas que contarte, y tú tienes muchas que contarme a mí.

Cuando por fin llegaron los hermanos, salude con una amplia sonrisa tan bien fingida como la de Alex.

- Gracias por venir. Parece que ya estamos todos los que vamos a venir, y por fin vais a tener la oportunidad de probar mi cocina en vez de tan solo mi repostería. Estamos celebrando nuestro reencuentro, así que, ¿qué mejor momento que este? ¡Colombina! - agité la mano para atraer la atención de la muchacha que había traído a mis compañeros, la cual ya se había ido a servir otras mesas -. Ya estamos todos, parece que mi prometida no ha podido venir. Dile a Michael que prepare cuatro platos como le dije. Y si tenéis cualquier problema en la cocina, no dudes en decírmelo, ¿de acuerdo? - volví entonces mi atención a mis invitados -. Bueno, ¿que tal os ha ido desde el mediodía? ¿Un día productivo?

"Me alegra mucho oír que usted también tiene causa para celebrar, Fussili. Una boda siempre es una agradable noticia de oír." — responde la joven con una sonrisa — "¡Estoy deseando probar su cocina!"

La gente sigue entrando, ya está todo lleno y quedan dos o tres parejas fuera esperando a que haya lugar y Colombina y su abuelo, un anciano muy arrugado y encorvado que ahora mismo está dirigiendo la cocina, están que no caben en sí de alegría, aunque la primera lo manifiesta de forma más expresiva que el segundo. Pasado un rato la muchacha viene con un plato en cada mano, disculpándose por no traer todos a la vez para evitar un desastre, dado que aún no tiene suficiente destreza. Michael viene detrás con dos platos más.

Transcurre otro par de minutos, y una muchacha rubia muy abrigada hace acto de presencia asomándose por la puerta. Fussilli la reconoce enseguida e intercambian miradas.
Pasea la mirada por la mesa, encuentra a Nino, los gemelos, Fussilli y Colombina, ve los platos servidos, cuatro asientos ocupados y uno vacío. Se queda con los ojos bien abiertos, escondiendo la cara en el cuello de su abrigo.

Nino no se ha enterado, pues está charlando con Colombina acerca de lo que han preparado ahí dentro, asegurándole que si Fussilli se encargó de guiarlos, es imposible que les haya salido algo mal.

Focaccia frunce el ceño y se pone a ojear el resto de las mesas, pero no hay ninguna libre.

Me levanté de la mesa nada más verla, con la cara completamente iluminada.

- Colombina, trae otro plato, parece que al final si vamos a estar todos.

Salí casi corriendo a Focaccia. Le cogí la mano y la levanté para poder besarla sin tener que agacharme.

- Por un momento pensé que no podría verte esta noche - dije sin soltarla en ningún momento -. Ven, tenemos mesa reservada, he preparado fussilli con ragú albinense, como el día que nos conocimos. Vamos, te tengo que presentar a los demás.

Empecé a caminar de vuelta a la mesa, con Focaccia de la mano y casi arrastrándola, con una amplia sonrisa de oreja a oreja.

Alex se inclina a susurrarle a su hermano en la oreja:

"Mira los prometidos que bonitos se ven. Ahhh, la calma antes de la tormenta..."

La pistolera disfruta de relajarse con las ostentosas muestras de romanticismo que el efusivo Fussili muestra hacia su amada. Ella también tuvo a alguien así en su momento... Su atención se vuelve momentáneamente hacia tiempos mejores, recordando cómo se sentía estar viva.

Ya bien sentado y acomodado, piensa un poco en su día. -¿Mi día, productivo? Hmm... Supongo que sí, nos hemos inscrito en la carrera.-

Alyss mira a su Alex y sonríe suavemente: Le gusta verla animada. La llegada de aquella rubia y la reacción de Fussilli le alegran: -¡Vaya, que bien! Y yo que ya me estaba apenando porque no íbamos a llegar a conocerla...

Tras el susurro de Alex, Alyss le toma la mano con firmeza y responde en un pequeño susurro: -Vamos a recuperarla.  De aquí a un mes ya estarás tú igual de empalagosa, ya verás.- 

Alyss espera a que Fussilli les presente mientras busca reconfortar a su hermana.

De verdad casi la arrastra, la muchacha se tarda un rato en reaccionar y comienza a caminar al notar que Fussilli le jala con suavidad del brazo. Todavía sin pronunciar una palabra, va y se sienta donde le indicaron. Está con los hombros tensos, la mirada fija en el plato, las manos apoyadas sobre sus rodillas.

—¿Es ella? ay, ¡pero qué bonita es! —Colombina le sirvió la misma porción que al resto y se queda sonriéndole en caso de que necesite algo más.

—No debiste... —murmura Focaccia, no se oye muy bien entre el barullo de conversaciones alrededor, pero comienza a engullir como si no hubiera un mañana.

—¿Dónde estabas? ¡Mira que te busqué! ¿No has comido nada en todo el día? —le pregunta Nino, realmente preocupado.

Ella no responde y sigue comiendo. La cena prosigue sin inconvenientes, todos disfrutaron la comida y han terminado satisfechos. Focaccia murmura una segunda vez —gracias, Fussilli —cubriéndose la boca con una servilleta mientras se limpia. Habiendo terminado se queda con la mirada perdida.

Nino va por la segunda porción de postre, mirando por el rabillo del ojo a su hija de tanto en tanto.

Ha quedado claro que la cocina de Fussilli es de muy buena calidad, aunque los platos han sido muy básicos, dada la disponibilidad de ingredientes.

La noche abre paso a la mañana, y el frío pasa a ser calor de nuevo. Desde el amanecer el sol está que raja la tierra y la temperatura es ligeramente más alta aún, incluso más al llegar el mediodía.

Si parecía imposible que el sitio pudiera llenarse más de gente, pues, sí, era imposible, pero eso no evitó que más jinetes de todos lados acamparan en la periferia y más allá, y que ahora estaban formando una nueva fila para apuntarse.
Hay olor a comida viniendo de varias tiendas, de nuevo cada grupo se encarga de su almuerzo, para después tomar largas siestas a la primer sombra libre que se pueda encontrar.

El día transcurre sin percances, todo demasiado tranquilo.
Sólo para Alex:

Spoiler (marca el texto para leerlo):

Sólo para Fussilli:

Spoiler (marca el texto para leerlo):

Vuelve la noche, otra vez a hacer frío, y la única diferencia con la anterior es que ahora se ve que hay mucha gente nerviosa sin poder dormir y se oyen instrumentos musicales y voces cantando por aquí y allá, que no hacen un buen trabajo dejando dormir a los demás. Varias veces se aparecieron paisanos a quejarse, y la mayoría fueron ignorados.

...

Y llega entonces el 25 de setiembre, cuando a las doce del mediodía estaría programada la largada para la carrera que podría convertirse en uno de los eventos más famosos de la historia.

Donde estaban los puestos de inscripción, ahora hay un gran escenario muy bellamente decorado y con una pancarta con el nombre "Steel Ball Run" escrito enorme en letras bien vistosas. Hay una banda de unos diez músicos, varios representantes de Providence, Topeka y Speedwagon, y más personas que parecen venir de la nobleza o políticos.

Detrás de Steel hay un gran mapa de los Estados Unidos de Espheria, donde allí se ha marcado el recorrido a completar durante los próximos meses.

—¡A todos los participantes! —se oye un vozarrón que suena por un megáfono, alzando la vista al cielo descubren un montón de globos aerostáticos flotando a decenas de metros de altura. —Cada uno tiene un número asignado. ¡Ese número será el correspondiente de cada uno en la grilla! ¡Favor de colocarse en sus respectivos lugares! Durante los últimos dos minutos antes de partida deberán permanecer allí, si alguien se mueve de su lugar o no consiguió ubicarse, será penalizado.

A lo largo del pie de la montaña hay una cuadrícula gigantesca que hace a uno preguntarse todo el tiempo que habrá tomado trazarla en la tierra. Ya más de tres cuartos de los competidores están en sus puestos, todos los números están ordenados, así que son fáciles de encontrar.

—Luego de la banda, nuestro director y spónsor oficial, el señor Strato Steel, nos dará un pequeño discurso introductorio.
Allí el señor Steel, un hombre de mediana edad que da la impresión de haber vivido un gran número de experiencias, ahora alza su mano pidiendo silencio encima del escenario. Detrás de él se ve una enorme copa de oro bellamente ornamentada con el logo de la carrera, que está completamente sellada dentro de un bloque de hielo de grandes proporciones.
—Este hielo ha llegado hasta aquí desde un sitio llamado Bekent, tierra de nadie. Según científicos, lleva congelado desde hace más de cien mil años.
—Hemos abierto un hoyo en este bloque para incrustar el trofeo dentro. ¡Este será el hielo sagrado de la Steel Ball Run, y nuestros ardientes deseos lo conseguirán derretir! ¡Será transportado vía ferrocarril hasta Osborne y se calcula que se derretirá para cuando ustedes lleguen a la meta!

Se oyen vítores y aplausos, todo el mundo gritando "¡Osborne!, ¡Osborne!".

¡Ya están apareciendo los favoritos! ¡Los candidatos a la victoria!
¡El campeón invicto nacional de equitación, Johnny Joyce! ¡Se lo ve muy seguro de sí mismo, a saber qué clase de mirada esconden esas gafas tan extrañas!
¡Desde el gran Imperio llega el maestro ecuestre albero, Zeo Jasper! ¡Es un gran honor!
¡Los hermanos Cartwright han venido desde el lejano oeste, y también tenemos al gran Sambapatí, de Manterra!

Quedan sólo cinco minutos antes del límite de tiempo para colocarse y algunos aún no lo han hecho, pero se están dando prisa.

Alex apenas había podido dormir, los eventos del día anterior la tuvieron en vela hasta que el alba la sorprendió fumando un cigarrillo en el balcón después de una pesadilla. Su pasado aún la perseguía... Iba a ser una carrera divertida.

El lugar estaba abarrotado de gente, todos los participantes en la carrera se habían aglomerado allí y Alex percibía todo tipo de sentimientos allí, excitación, ansiedad... Pocas cosas podían ser más emocionantes que aquello, sin duda. La joven se había pasado la noche estudiando el mapa que recibieron de la organización, el primer tramo era extremadamente corto, como había podido comprobar. Si podían ganar una ventaja en ese tramo podrían mantenerla durante el resto de la carrera y ganar fácilmente.

Ella y Twilight Princess observan desde su lugar asignado el discurso del señor Steel. Un hombre extravagante, sin duda, debe ser por eso que estaba dispuesto a regalar su dinero. Dinero que llevaba el apellido de McAllister, por supuesto. Impaciente por el disparo de salida, la jinete ya estaba subida a la silla de montar.

Alyss estaba tan nervioso como Alex. Toda la espera se la pasó caminando de un lado a otro, revisando una y otra vez las listas de cosas que tienen, comprobando que cada cosa esté en su sitio y bien organizada... Faltaba muy poco para que comience una gran y peligrosa aventura, mucho más difícil que cualquier otra que jamás haya experimentado.

El tiempo pasó volando y pronto ya estaba subido a Wind Waker junto a su hermano y Fussilli. Le dedicó una sonrisa a cada uno, sin poder enmascarar del todo su nerviosismo. Una vez el discurso acabó, Alyss se quita el sudor de la frente y asiente.

-Trofeo en hielo, ¿eh? Es un hombre extravagante. Supongo que todos los millonarios deben ser así... 

-Nos irá bien. Seguro.

Me hallaba ya en posición, montado sobre Gorgonzola y notoriamente con los ánimos bajos. Me pasé gran parte del día buscando a Focaccia por todas partes, pero no fui capaz de encontrarla. Eso no me impediría ayudarla, eventualmente, y por lo menos pude completar mi plan al mediodía mientras me encargaba de alimentar a los caballos.

- Supongo, no he tenido la oportunidad de conocer a muchos - dije echando una ojeada a la competencia hasta que se dirigió hacia Alyss de refilón -. Recuerda el trato, gane quien gane, la mitad para cada uno. Es mucho dinero, sea lo que sea para lo que lo necesitéis, con la mitad tendréis más que de sobras, igual que yo - mis ojos volvieron a virar hacia el resto de participantes, tratando de localizar a Nino y a Focaccia.

—Tu caballo es demasiado joven —la misteriosa participante de las bolas de acero se había colocado en su casilla inmediatamente a la izquierda de Alyss— al contrario de los caballos más adultos puede que no tenga la experiencia necesaria para una carrera de estas categorías. Los caballos viejos son más prudentes y evitarán terrenos peligrosos. Los jóvenes sólo son más rápidos. A veces. —Le explica al muchacho.

—Me has caído bien, así que voy a darte un consejo —coloca su mano sobre una de las bolas en su cinturón— las riendas siempre se sujetan con las dos manos —le dice, mirando su brazo izquierdo.
—Jue~
Sonríe, revelando otra vez su dentadura dorada con extraños relieves, que no son sino letras formando las palabras "Go! Go! Rondinelli!". Se queda pues mirando al frente, al horizonte. Su caballo lleva una máscara de cuero color púrpura oscuro y su crin está tusada en forma de trenzas dobladas terminadas en moño.

¡Es casi la hora de empezar! ¡Faltan sólo dos minutos!
¡Tres mil cuatrocientos noventa y tres participantes en total! ¡Los caballos están ingresando de a poco en la cuadrícula y no consigo ver el final! ¡Se ubican todos alineados en la ladera de la montaña, qué escena más abrumadora!

Estirándose un poco, Fussilli puede vislumbrar a Focaccia unos cuantos metros a la derecha, pero no así a Nino .

El señor Steel, acompañado por varias docenas de periodistas, va directo a un tren que los intentará seguir durante la carrera. En el escenario donde estuvo antes están a punto de lanzar unos fuegos artificiales.

¡Estallan en el cielo los fuegos artificiales! ¡Se ha dado la señal de partida!
¡25 de setiembre de 990 a las doce del mediodía, la Steel Ball Run acaba de empezar finalmente!
Los comentaristas en los globos aerostáticos están que no caben en sí con los megáfonos.
¡Más de tres mil cuatrocientos caballos! ¡La cuadrícula se extiende por más de cuatro kilómetros! ¡Parecen una avalancha cayendo lentamente desde la montaña, todos corriendo a la vez!

En efecto, la polvareda que se levanta es inmensa mientras el sonido amortiguado del galope de los caballos retumba en todo el ambiente.

En los 4000km entre Cedural y Osborne hay puntos control colocados en nueve sitios, incluyendo Osborne, como se les mostró en el mapa entregado. Estos controles estarán para definir los puestos, tiempo de carrera y actividades ilegales, como por ejemplo cambiar de caballo.
Cada carrera hasta un punto lo llamaremos "etapa", son nueve etapas en total. La etapa que ha dado comienzo justo ahora será una prueba de velocidad de 15.000m que acabará en la capilla de San Tomasino en Proveon.
Se decidirá además el campeón de cada etapa, entregando ¡un bono de 100 oros y un bono de tiempo de una hora! Es decir, se puede usar el bono para reducir el tiempo total en una hora. Será muy útil en las etapas finales, si, por ejemplo, un campeón sale segundo al final, pero el primer puesto le lleva menos de una hora de antelación, usará el bono para pasar inmediatamente a ser el ganador.
El señor Steel le explicaba todo esto a los periodistas dentro del tren, y también le fue explicado a los participantes anteriormente en algún punto de la mañana o del día anterior.

-¿Sí? Pues el que me lo vendió me dijo que joven era mejor...-, respondió el rubiales a la chica de los dientes de oro y luego dejó salir una risa despreocupada: Es el tipo de persona que estafas y no se ofende.

Ante la pequeña broma sobre su brazo inutilizado, él vuelve a reírse y luego le guiña un ojo. -Bah, podría ganar esta carrera con un brazo atado a la espalda~ _{Aunque técnicamente no tengo otra alternativa...}-, si bien lo que dice suena a que tiene el ego por las nubes, se nota mucho en su tono y expresión que solo bromea. Si realmente pensase eso, no estaría aliado con otras personas, después de todo.

En la primera etapa de la carrera, Alyss ciertamente demuestra que no es ningún jinete experto. El caos de la polvarada, los codazos, el ruido y todo eso hacen que no esté de lo más concentrado. Eso sí, hace lo posible por no alejarse de sus compañeros.

Durante esta primera etapa, Alyss comienza a preparar sus defensas. Lo primero es afinar sus sentidos a lo sobrenatural y relajar su mente para poder defenderse en caso de necesitarlo.

Mi rostro se iluminó al ver al fin a Focaccia en la linea de participantes, y aunque sabía que no me había visto ni miraría hacia aquí, intenté llamar su atención con un gesto de manos. Desgraciadamente la carrera estaba a punto de empezar, y en cuanto se dio el pistoletazo de salida arreé las riendas de Gorgonzola, saliendo disparado a una velocidad que muy pocos caballos podían imaginar. Una de las razones por las que Speedwagon echaría de menos el caballo que su trabajador se llevó a la carrera.

- Vamos amigo, estamos aquí para ganar - le dije a Gorgonzola -. Dalo todo ahora y tendrás el resto del día para descansar.

Y casi como si me entendiera, Gorgonzola apretó aún más el paso. Esos bonos serían míos.