Partida Rol por web

-Yo soy antropóloga forense-alcanzo a decir, entre cucharada y cucharada de sopa. Realmente estaba exquisíta, y su olor no se quedaba atrás, ni mucho menos. Después de mucho tiempo comiendo platos precocinados en el trabajo, esto se agradecía-Vine aquí con la intención de desconectar un poco.

Steve escuchó a cada uno, mirándolos mientras degustaba la comida de su plato. Hizo una pausa y se limpió los labios con una servilleta, para luego tomar un trago del agua. Dejó la copa en su sitio luego y se acarició la yema de los dedos con el dedo pulgar de cada mano.

-Yo estoy en paro.

Admitió, sin sonreir, pero con un gesto de sorna hacia sí mismo en la cara, como si fuera una broma que solo podía entender él.

-Vaya, me siento a salvo aqui, con vosotros. Si me corto la cara, me la puede arreglar usted, y si me matan, usted puede atrapar al malo y el señor Song es chino, eso siempre impone ¿sabe artes marciales, señor Song?

Ahora si sonrió, pero cordial.

-Me apasiona el tema.

¿En paro? Me sorprende bastante que un actor de una película de acción tan apasionante como Golpe Final esté en paro. Ya de por sí, me llevo preguntando bastante tiempo que llamarían a un aislado pueblo de los Estados Unidos a una cirujana de posiblemente alta clase social, a una chica que desempeña un oficio del que no tengo ni idea en que consiste (tiene un nombre demasiado técnico), a dicho actor y a su mujer. Vaya, la verdad es que un reponedor no es lo que más sorprenda en la estancia del hostal. Pero bueno, también es cierto que todo el mundo tiene derecho a evadirse, incluso la más sorprendente estrella.

Stephen hace una broma acerca de mis orígenes, y me pregunta si hago artes marciales. Realmente soy una persona templada, y estas bromas no me causan ningún tipo de efecto. Al menos, de parte de una estrella que me invita a un pub y parece medianamente simpática: las que me han hecho otras personas han sido realmente mucho peores y con menos gracia, así que me limito a responder:

- ¿Artes marciales? Creo que me queda mucho para poder participar en Golpe Final. - comento - La verdad es que no tengo ni idea. Nunca nací con vocación de monje Shaolin. - digo con absoluta calma, mientras tomo la copa de vino para degustarla entre mis labios - Aunque ojalá en el mundo laboral toda la gente pensase que un chino impone. - añado. La verdad es que según mis experiencias, la gente debe pensar que los chinos somos unos absolutos pringados a los que explotar ya que todo el mundo se cree que esto nos gusta, o algo así. Yo no soy ningún adicto al trabajo, tampoco.

Decidí no preguntarle nada a Stephen sobre su situación en el trabajo. Dicha curiosidad me hubiese parecido de mal gusto.

Steve sonrió y alzó la copa de agua hacia el señor Song.

-Touché, señor Song, me lo tengo merecido, por esteriotipar.

El gesto y las palabras fueron amistosas, sin ningún tipo de ofensa. Al fin y al cabo, le tenía mucho aprecio al oriental.

-A costa de parecer egocéntrico, diré que me encantan las artes marciales, desde que era pequeño, lo malo es que las artes marciales que yo se, son más falsas que las uñas postizas. Así que, aquí sigo.

Volvió a callarse, por si había hablado demasiado, y volvió a lo suyo: acabar de hincarle el diente a la excelente comida del señor Garrow.

Se sentó al lado de su marido en la mesa y sonrió dandole las gracias al hombre por haberles servido. El caldo no tenía muy buena pinta.. en eso era algo "especial", le gustaba saber que era lo que estaba comiendo, pero aquí mejor no protestar, asintió dándole la razón al resto de que tenía muy buen pinta, aunque oler, olía de maravilla.

Comenzó a comer una vez habían servido a todos y dejaba que su marido hablara, hasta que empezaron a presentarse y decir la profesión.

- Yo soy profesora de primaria, me encantan los niños y mi clase, la verdad, son todos muy cariñosos.. son un encanto.. - sonrió al acordarse de sus alumnos.

Cogió una croqueta, le llamaba mucho la atención y la probó, puso cara de estar realmente rica.

- Mmmmm.. está deliciosa.. - dijo referente a la comida - Me sorprende ver en un lugar asi a gente con tanta.. categoría.. sus trabajos son de los que dan bastante dinero, es raro no verles en un resort y si en un lugar así.

Me río alegremente con los comentarios de los señores Rush y Song.

- Sí, parece que aquí hay de todo.

Sigo con la comida, ahora mucho más relajada, pues el hielo ya estaba roto.

- ¿Profesora? Uff, si que tiene que tener usted paciencia. Es el único trabajo en el que nunca me metería por mucho que me pagaran - digo mientras niego con la cabeza. Bueno, no se ofenda señora Rush, tiene que ser un trabajo bonito, pero no me gustan nada los críos. Hago una mueca de desagrado y tomo un sorbo de mi copa.

La señora Rush continúa hablando y su comentario me parece acertado.

- Si es cierto, pero no sé, recibí publicidad de este lugar y te lo pintaban todo tan bien que me dio por ir. Conocer sitios nuevos, gente nueva, ya sabe, una escapada del trabajo siempre viene bien, ¿y los demás?

Niños... la verdad es que tener un hijo con Miao podría ser una experiencia muy bonita. Pero suena bastante cruel el hecho de dar a luz a una criatura para cuidarla si ni si quiera sabes exactamente cómo cuidarte a ti mismo en un país desconocido. Así que, hasta que pudiese trabajar en algo digno, no era el mejor tema en el que pensar. Joe no sería precisamente el tío de ensueño para una criatura indefensa...

Comienzo a tomar de mi sopa mientras escucho a los demás en silencio. Esperaba que iba a ser una comida silenciosa, pero la verdad es que aquí todos resultan de lo más sociable. Al parecer, Eva Moore nombra el hecho de que recibió publicidad del lugar, exactamente como a mi me ocurrió. Curioso, tal vez quisiesen promover el turismo hacia un pueblo al que un pequeño plus de ganancias no le viene nunca demasiado mal.

- Curioso. - comento con calma, removiendo la cuchara en la sopa, para que, cuando terminase mi frase, pudiese seguir tomando de ella. Realmente era agradable saborearla con lentitud y deleite. - A mi me pasó lo mismo, la publicidad me llegó al trabajo. Tal vez querían promocionar algo... diferente a lo habitual. - paro durante unos segundos - O algún colega me quería hacer un favor, y me veía tan aburrido en el trabajo que sintió empatía hacia mi y quiso que me diese un poco el aire.

Y la verdad es que si había sido un amigo el que me mandó el folleto, había acertado de lleno.

Seguís cenando mientras charláis animosamente, aunque no mucho, apenas cruces de palabras donde entrevéis las diferentes actitudes de cada uno de vosotros. En un momento, Garrow llega, recoge los platos con ademán rápido, y coloca platos para todos donde luce una perfecta porción de tarta de arándanos, tremendamente sabrosa. Tras degustarla, la charla prosigue, aunque con menor intensidad. La comida estaba deliciosa, y os consideráis más que satisfechos en cuanto a, como mínimo, cantidad.

De nuevo vuelve a aparecer, como de la nada, Garrow, quien con una sonrisa os anima a levantaros. Espero que hayan disfrutado de la cena. Escuché a algunos comentar sobre salir fuera a tomar algo, mas temo que eso no será posible. Comenta con una media sonrisa triste. En Golden Forest, la única cafetería cierra a las 21: 00 h. Y lamentablemente, hemos superado dicho espacio. Sigue recogiendo los platos. Luego os mira a todos y vuelve a sonreír, esta vez con su habitual mueca. Os aconsejo un buen descanso, si no en la sala de estar, si en vuestras habitaciones. Me he permitido la libertad de programar un par de cosillas para mañana para todos ustedes, voluntarias, por supuesto. Mañana os daré más información. Os guiña un ojo, enigmático. Ahora, permitidme daros las buenas noches. Descansad, y que tengan felices sueños, sí sí. Garrow comienza a silbar mientras terminar de recoger la mesa. Observáis su delantal, bastante sucio, que oculta parcialmente su uniforme negro.

La cena terminó con muy buena nota por mi parte. La comida estaba deliciosa y dejo bien lleno mi estómago, dispuesto para un poco de alcohol a medianoche.

Sin embargo, la noticia de que el único lugar donde podría salir a divertirme estaba ya cerrado, fue una gran decepción. Hoy no me importaba demasiado, pues el viaje me había dejado muy cansada. Pero, ¿qué iba a hacer el resto de noches?

Con pesar, me levanté de la mesa.

- Vaya, pues... entonces yo voy a mi habitación a descansar. Ha sido un día muy largo en carretera. Mañana nos veremos en las actividades que nos han programado o.. donde sea. Buenas noches. Me marcho de la sala y voy dirección las escaleras.

Mientras las subo busco la llave, que había guardado en el bolsillo.

La habitación es oscura, incluso con las luces encendidas. Busco en mi maleta mi camisón para dormir, me lo pongo y dejo donde sea el resto de la ropa.

La cama es cómoda. Me resulta muy extraño acostarme allí, tan temprano para ser vacaciones, sin salir de fiesta, sin visitar pubs de moda. Cierro los ojos, pensando en qué actividades realizaremos mañana.

Tras degustar aquel postre y charlar un poco más con sus compañeros de estancia, Steve escucha la mala nueva por parte de Garrow.

-Es una lastima que cierren tan temprano, pero no es de extrañar, seguro que a esta hora todo el pueblo estará dormido.

Steve miró interesado al viejo Garrow, el cual les había preparado algo para el día siguiente. Al menos el tipo se lo tomaba todo muy en serio, a más de un hotel les gustaría tener un servicio así. Una de las invitadas avisó de que iba a su cuarto. Steve se despidió.

-Buenas noches.

El actor se limpió los labios y luego miró a su esposa.

-Pues yo no se que hacer, para mi es demasiado pronto para ir a la cama. Quizá me vaya a explorar la zona de descanso. Seguro que me espera una gran aventura entre revistas viejas y televisión con lluvia.

Dijo, haciendo gala de su peculiar sentido del humor.

- Vaya, Señor Rush, tal vez haya que dejar ese plan que concordamos para mañana después de comer - comento dejando entrever un ligero disgusto con una mueca, sin embargo, no perdía esa seriedad intrínseca en mi aspecto externo. La verdad es que estaba bastante disgustado al oír la noticia de Garrow. Un poco de licor después de cenar en un pub con la posibilidad de hablar de una película de acción que nos apasionaba a todos mis compañeros del supermercado no me resultaba una mala idea para terminar de digerir la cena. Sin embargo, tampoco puedo quejarme, es posible que en estos 29 años de existencia nunca haya tenido una cena tan buena y que encima vaya a tener la posibilidad de poder dormir durante unas 8 horas aproximadas - Pero lo bueno se hace esperar... o eso me gusta pensar.

Observo al resto de huéspedes con una mirada ligera, y al ver que Eva Moore se despide para marcharse a dormir me despido simplemente levantando la mano y moviendola lentamente. Posteriormente, me quedo observando a ver que hacen el resto de huéspedes. Me gustaría poder tener una charla con el señor Garrow, pero no sé si será mejor momento mañana a primera hora... pienso, bastante dubitativo.

Me levanto de la silla. Doy las gracias a Garrow por la comida, y me encamino hacia la habitación 9.

-Yo iré a mi cuarto a leer un rato-pronuncio-. Que descansen bien.

No me consideraba una persona habladora, así que mejor no quedarme mucho tiempo por ahí, ya que me iba a agobiar bastante. Prefería estar sola que acompañada, es lo que tiene el haber estado tanto tiempo haciendo autopsias; nadie con quien hablar, sinlencio absoluto... Recordaba que durante un tiempo tuve que llevar un MP3 para escuchar algo.

Pero bueno, eso eran tiempos pasados... Llegué a mi habitación, y abrí la cerradura con la llave. Una vez dentro, coloqué la maleta encima de la cama, la abríy busqué un libre. Finalmente encontré uno de la colección ''Libros de Bolsillo, Best sellers''. Decidí ponerme a leer encima de la cama.

- Que descansen, gracias - dijo esto último a Garrow.

Cogió la servilleta y se limpió la boca antes de mirar a su marido.

- O salir a dar un paseo.. ¿o hace demasiado fresco? No sé si nos lo permitirán.. - mira hacia el último del grupo que quedaba con ellos -  Te apetece acompañarnos? O si no.. seguro que hay algún juego de mesa.. y seguro que esconden alguna botella de algo, podría ser divertido.. - mira a ambos hombres - Perdona que te tutee...- se disculpa.

Vuelve la mirada a su marido y coloca su mano sobre la de él.

- Qué os parece?

- No se preocupe por mi, señorita. Y no hay problemas con respecto al tuteo - comento con calma y serenidad, manteniendo aún las formas. A pesar de que no me importase en absoluto que no empleasen métodos de cortesía, yo, casi por instinto propio, seguía manteniendo esa forma de hablar respetuosa - Yo quisiera asesorarme sobre unos asuntos que quiero hacer en este pueblo con el señor Garrow. Puede disfrutar de su primera noche en pareja con el señor Rush, ya habrá tiempo mañana.

Realmente, pensándolo bien, tenía muchísimas ganas de dialogar con Stephen acerca de multitud de escenas de "Golpe Final", pero no era mi voluntad importunarle una noche a un matrimonio. Al fin y al cabo, según había observado en la mujer del actor, parecía una mujer bastante tímida, por lo tanto, por propia humanidad, ahora que ella podía disfrutar de un ambiente familiar y cálido... no iba a tratar de dejarla al margen en un paseo teniendo un diálogo que posiblemente sería digno de un profesional. Después de todo, yo mismo me sabía de memoria la película, de principio a final.

Sin más, me levanto y me acerco hacia donde se encuentra el señor Garrow, para poder decirle lo siguiente:

- Si tiene un momento, señor Garrow, querría hablar de una cosa con usted.

Esta vez la cosa iba más allá de preguntar si había algún lugar habilitado en el hotel para fumar.

Garrow abrió la puerta que daba a donde minutos antes estábais comiendo. Lydia y Eva decidieron marcharse a la cama, mientras los restantes hablaban entre ellos. El viejo conserje se acerca a vosotros con una sonrisa en el rostro, secándose las manos en su impecable traje negro. Perlitas de sudor asoman por su frente. Os dirige una sonrisa y escucha la conversación. En un momento, antes de la pregunta de Yi-Jie, ríe para él.

Temo, señores Rush, y señor Song, que es imposible salir en estos momentos. Las leyes de nuestro pueblo son muy estrictas, sí sí. Y a partir de las 21:30 h deja un breve espacio de tiempo, sonriendo se impone el toque de queda. Naturalmente, no es por nada en especial, pero hay animales salvajes cerca y puede ser peligroso, sobretodo en una hora donde todo está cerrado. Alza sus cejas y os contempla a los tres. Eva y Lydia escuchan estas palabras antes de continuar su camino. Mi consejo es que descansen. Entiendo que para las personas de ciudad esta hora no es nada fuera de lo común. Pero aquí el tiempo pasa de forma...distinta. Hace un extraño gesto con los ojos, que os incomoda. Durante un brevísimo espacio de tiempo...¿los tenía blancos completamente? Imposible de determinar. En unos segundos ha recuperado su compostura. Bien, si no pueden dormir, pueden pasar un rato en la sala de estar, claro. Están como en su casa. Abre los brazos en un gesto fraternal. Y sin embargo, el tono de sus palabras era....diferente. No acorde a sus gestos.

Tras ello, mira un momento a Yi-Jie. Claro que sí, señor Song. Lo que usted quiera. Aunque si es algo relacionado con asuntos ajenos a su propia comodidad en la estancia...fija la mirada en la del inmigrante asiático. Durante unos momentos, la mirada de Yi-Jie se queda prendada. Le aconsejo que lo haga mañana. Buenas noches, y descansen.

Silbando, Garrow pasa a vuestro lado y toma dirección a sus propios aposentos, situados a la zona este de la recepción. Sus pasos se pierden con la oscuridad que le acompaña, pues va apagando las luces, dejando solo un mínimo reguero de las mismas colocadas en forma de lamparillas.

¿Qué tenían los ojos de Garrow? No sabías cuanto tiempo habías quedado prendado de los mismos. Al fijar su mirada en él, estos comenzaron a dar vueltas sobre sí mismo. Primero en espirales tan negras como sus pupilas...luego fueron tornándose en rojo, y finalmente...!!eran llamas¡¡ ¿!Qué dempnios era eso?¡ Parecía como si el mismísimo infierno abriese sus puertas por los mismos. Como si un abismo insondable se abriese ante tus propias narices. No había nada bueno ahí abajo, solo un gran camino polvoriento...un encapuchado de alrededor dos metros de alto, una mirada que se tornaba fuego...

-Zaliste por el zitio equivocado...¡¡puto chino de mierda!! Azco...azco...azco. Las palabras salían de todos lados, con un deje de burla.

Sorprendido, das medio paso atrás. Ahí estaba Garrow hablando como si nada. Tenías el cuerpo febril, e incluso notabas los latidos del corazón en tu oreja, como si fuese un tambor sonando a un ritmo demasiado alto...pero Garrow estaba allí. No había encapuchados. Ni cosas rojas. Solo un sudor frío. ¿La comida? Posiblemente. Lo que estaba claro es que todo había sido como una maldita alucinación...porque a simple vista, todo seguía absolutamente igual, con Steve y Aisha mirando al conserje, que seguía sus pasos fuera del propio comedor.

- Bueno, a decir verdad... - digo, comentando hacia el resto de huéspedes con una voz entre suspiros y una respiración completamente agitada. Mis ojos están completamente abiertos, dejando entrever una ausencia de credibilidad en mis pupilas ante la situación que acababa de completar. Por una parte, tengo ganas de alejarme de ellos para no tener que rememorarles la experiencia que he vivido si me lo preguntan. - Creo que no me siento demasiado bien.... así que me voy a mi habitación

Todo había sido una alucinación. Eso estaba claro: sin embargo, yo nunca había tenido una visión tan espeluznantemente real en mi vida.... aunque todo fuese parte de una jodida fantasía onírica, de una pesadilla momentánea... ¿cómo iba a estar tranquilo? Algo tenía que haberla causado... y aún así, el shock me resultaba demasiado fuerte. Aunque sea una persona templada, es imposible no conmoverse ante ese infierno que había vivido por momentos... joder, necesito un Laramie's. Ojalá ahora sintiese el cuerpo en condiciones para ello. Ahora más que nunca. Quiero irme de aquí: que le den a la charla con Garrow. Mi búsqueda de trabajo puede esperar por esta noche... creo que en los últimos años, nunca había sentido tantas ganas de llegar a mi habitación, encerrarme, y fumarme un cigarro.

Levanto la mano como si me despidiese, y entre prisas, y a marcha rápida, mucho más de la acostumbrada en mis pasos siempre lentos y ausentes de prisa alguna, me encamino hacia mi habitación y a subir las escaleras que me llevan a éstas, mientras tomo en mis manos la llave de mi habitación. A lo mejor le estaba dando demasiada importancia a una visión falsa... pero joder, parecía que esa angustia que tenía en el pecho se resentía a salir. Y a decir verdad, me está empezando a doler la cabeza de forma insoportable...

Si llego a la habitación, cierro la puerta y me tiro hacia la cama como si en los últimos cinco años no hubiese cabido en mi tanto deseo como el de tirarme encima de un colchón ahora mismo, para olvidar semejante escena.

Apoyó de buen grado la propuesta de Aisha, sería divertido, sin embargo, el señor Song la había rechazado.

-Lastima, hubiese sido un buen sustituto de una copa.

Bromea. Pero luego el señor Garrow dijo algo que no le gustó ¿Que pueblo era ese que daban toques de queda? bueno, lo de los animales salvajes tenía su logica pero ¿de forma radical?

Tomó a su esposa por la mano mientras miraba al frente, hacia Garrow y Song.

-Si, será mejor que vayamos a descansar.

Ya tenía ganas de llegar a su cuarto para cotillear con su mujer sobre eso.

- Vaya.. que pena.. bueno.. que descanses - dijo despidiéndose de Song.

Miró a su marido con un poco cara de fastidio, le apetecía salir a dar una vuelta, pero estaba prohibido. No había vivido antes en un lugar así, por lo que no tenía ni idea de si estas cosas eran normales. Aunque a decir verdad, no le parecía tan normal, por el hecho de que se encontraran animales si, pero tan estricto?? No lo entendía, pero no se podía hacer otra cosa.

Se levantó y tiró suavemente a su marido hacia ella para irse de alli.

- Vamos a la cama.. abriremos un poco la ventana.. con eso me conformo - rie y camina hacia su cuarto.

Ambos marcháis hacia la cama comentando el viaje. Estabáis cansados, y el hecho de no poder salir, aunque extraño, solo aportó un par de comentarios más. Os ponéis el pijama, y os metéis en la cama. Intercambiaís pocas palabras, acerca más de lo extraño de ese Garrow y del estado del hotel que de vosotros mismos. En los últimos tiempos os habiaís acostumbrado a no hablar mucho, menos en la cama, por lo que al rato os dais un beso y, sonriendóos, os acostáis. Ciertamente, quizá este viaje si funcionase, si os uniese, si diese de nuevo lo que necesitabáis para salir adelante, para que el matrimonio avanzase. Pero no había que ir con prisas. Lo mejor era dejarse llevar. Aun quedaban cuatro días allí. Y mañana....mañana sería otro día.

Con esos pensamientos, el sueño llama a vuestras puertas.