Partida Rol por web

Esta partida está en revisión. Si el director no da señales de vida o es aprobada por un cuervo será borrada esta noche

Grove Place

Los Acontecimientos

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06/12/2015, 10:13
Aisa

Transcurría el año 1809.

Después de un mes de abril con muchas lluvias, la primavera habia aflorado y la vida emergía por todos los rincones. Excepto para Benjamin Wisthire. La fiebre no remitía y el doctor ya no sabía qué más hacer. Dirigiéndose a la doncella, preguntó por Sir Andrew y siguió a la doncella hasta donde él estaba para explicarle que no podía hacer nada más por su nieto.

Lady Anna estaba en la cama de su hijo. Lo abrazaba mientras las lágrimas le corrían por la cara. Era todo lo que tenía. Ese niño era lo único bueno que la vida le había dado.

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06/12/2015, 21:17
Anna Wisthire

Lo único bueno que tenía, lo único que merecía la pena de mi familia, era ese niño que ahora acunaba en mis brazos, pese a tener 5 años, incapaz de dejarlo ir.

Mi padre, Sir Andrew, era un hombre exigente, siempre obligando a todos a cumplir con el deber para evitar el escándalo.
A mi me había obligado a casarme con el bastardo de mi marido, un noble arruinado al que nada importaba y que ni siquiera estaba aquí, con nuestro hijo, ahora.
A mi hermano, que era un cobarde, le obligó a ir a la guerra, cuando ninguna otra familia enviaba a su heredero.
Y a Cora la había enviado a venderse a ese mercado de carne joven que era la Temporada en Londres para que cayera en manos de alguien tan horrible como mi marido.

En cambio, las cosas buenas no permanecían cerca de él ni de ninguno de nosotros. Por la mañana, mi pequeño Ben ya no estaba.

Durante las siguientes semanas, el mundo a mi alrededor se diluyó. Gente que iba, que venía, que me hablaba, que me llevaba a sitios. Nada me importaba. Solo pensaba en Ben, en que estaría muy solo en esa tumba "¿Te aburres mucho, hijo?", en si tendria frío "¡Que tonterías piensa mama!, ¿verdad, tesoro?", en cuanto tiempo tendría que esperar para estar con él, de nuevo "Me gustaría matarme, cariño, pero entonces no estaríamos juntos en el cielo ¿verdad?"...

Un día, como otro cualquiera porque ya todos eran iguales, mi marido y mi padre me acorralaron
-No puedes seguir asi, Anna- me echaba en cara mi padre -Los criados están murmurando y los cotilleos se están extendiendo. ¡Lady Borough me ha escrito recomendandome un médico especializado en la mente! ¡¡No permitiré que digan que tenemos una loca en la familia!!-

Y así sin preguntar nada, sin importarles nada, me llevaron. Me alejaron de mi pequeño y su tumba.

Cuando era pequeña adoraba Grove Place. Era una finca enorme y allí, al estar más alejados de la Sociedad, mi padre no era tan exigente. Todos se relajaban. Y, entre lo que mi padre nos dejaba hacer y lo que no nos veía hacer, mi libertad era mayor. Alli jugaba y reía como en ningún otro sitio. A veces con mis hermanos, a veces con Harry, el hijo del guardés. Él me trataba como uno más, compartía conmigo sus tesoros de insectos y piedras mágicas y yo le regalaba historias inventadas de caballeros de brillante armadura. Cuando nos hicimos mayores nos distanciamos, porque así es como debía ser.

Pese a que yo no queria alejarme de la tumba de mi pequeño, cuando llegamos a Grove Place todo mejoró. Recordaba lo feliz que era Ben allí. Lo veía nadando en el lago, jugando al escondite entre los árboles, robando galletas en la cocina... Hasta que dejó de ser un recuerdo y empezó a ser realidad. ¡Estaba allí! ¡Mi niño había vuelto!
Mi alegría volvió. Pero no la de mi padre y mi marido que me recriminaban que estaba peor, más loca aún.

Mientras, Jacob había vuelto de la guerra. Pero no era él. Solo era una cascara. No quedaba nada del chico alegre y feliz. Tenía la mirada ausente. Gritaba por las noches en sus pesadillas. Tenía ataques de ira y luego, de repente, se echaba a llorar. Ben le llevaba flores y rezaba por él antes de acostarse, pero Jacob tiraba las flores y me gritaba a mí que dejara de hacer locuras, cuando era él quien, en realidad, se había vuelto loco.

Y, poco después llegó Cora. Mi dulce Cora. Deshonrada y pérdida. Embarazada. ¡Ben iba a tener un primito! Pero a Padre no le gustó la noticia. Le dijo cosas horribles. Y Cora... ¡oh, mi pequeña Cora! contestó cosas aún más horribles. Le dijo que si iba a ser una furcia y permitir que cualquier viejo la comprase con un título para sobarla la noche de bodas, bien se merecia antes un par de veces en las que ella disfrutase. Después de la discusión intenté hablar con ella, pero tampoco era la persona que yo conocía. Me dijo cosas muy feas. Que era una ignorante, que vivía de sueños, que despertara de una vez y afrontara la realidad...

Era horrible como se comportaban todos, pero las familias no son perfectas ¿verdad? Y no pasaba nada por discutir a veces. Lo importante era estar juntos, todos juntos. Para siempre.

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06/12/2015, 21:19
Harry Fiennes

NOTA DE HARRY FIENNES (Encontrada en la mesa de la entrada - noviembre de 1922)

"¿Quien sabe si no sería algo ponzoñoso en su sangre? Su hermano volvió loco de la guerra y ella acabó loca también y su hermana tampoco se comportaba normal en los últimos tiempos.
Quizás era el sino de su familia...

Recuerdo cuando Lady Anna volvió después del fallecimiento del pequeño Ben. Cuando bajó del carruaje casi no la reconocí. Esa no podía ser mi Anna, mi ángel... Estaba viva pero no era ella. Había perdido mucho peso, tenía unas ojeras enormes y la mirada perdida.

No tengo hijos y no puedo saber qué se siente al perderlos, pero he visto otras personas que los han perdido y no tienen ese aspecto. Sentí que la rabia me invadía porque no me cabía duda de que, si se encontraba en ese estado, era culpa de su padre y su marido.

¡Esos bastardos nunca la trataron como se merecía! Y yo, siempre lo presencie en silencio, sabiendo que las cosas eran así, sin más. Pero ahora la estaban matando.

Durante las siguientes semanas, cuando la veía sola, intentaba acercarme, hablar con ella, recordarle momentos alegres... Estaba seguro de que no era consciente de mi presencia, tan ida como estaba, así que la tuteaba y le hablaba más con amor que con el respeto que debería haber utilizado. -Mira, Anna, el lago ¿recuerdas cuando nadaba Ben? Decía que no le importaba el agua fría- le susurraba si la veía mirando al lago, -¿Te acuerdas, Anna, cuando estuvimos buscando a Ben media mañana porque se había escondido en ese árbol?- le contaba mientras paseaba por el bosque, -Toma una galleta, Anna, eran las favoritas de Ben ¿te acuerdas?- le decía para que intentase comer algo...

Así, poco a poco, fue recuperando el aspecto y la alegría. Es verdad que ya no estaba muy lúcida y su padre y su marido no estaban satisfechos. Seguro que hubiesen preferido que muriera para no avergonzarles, pero eso es porque eran unos egoístas. Anna, mi Anna, nunca volvería a estar bien del todo pero, al menos, volvía a sonreír.

Entonces empezó a llegar más gente. Gente que no venía a consolarla ni a ayudarla. Gente que traía sus propios problemas y que, en su egoísmo, le devolvían desprecio cuando ella les demostraba cariño. Su hermano, trastornado por la guerra y su hermana, deshonrada y embarazada de quién sabía quién, no hicieron si no empeorar una situación que había mejorado un poco en el último año.

Una noche, hace ahora 12 años, me levanté al oír ruidos en la casa. Escuché un grito y me apresuré a calzarme para ir a ver. Cuando llegué no vi nada raro al principio. Todo estaba en silencio y no había candiles encendidos. No me atreví a gritar preguntando por si estaban durmiendo. Supuse que había sido algo que oí en mis sueños.

Cuando ya me volvía escuché al Sr. Flint gritar -¡¡Por Dios!! ¿¿qué ha hecho??-
La voz salía del salón azul, así que me dirigí allí.
Cuando llegué no entendí que sucedía... todo lo que vi fue a Anna cubierta de sangre, con un cuchillo en la mano, en actitud defensiva y al Sr. Flint que se dirigía hacia ella. Rápidamente me abalancé sobre él, sujetándole por los brazos -¡¡Déjala!!- le grité. Pero antes de que tuviera tiempo de hacer nada más, Anna le clavó el cuchillo en el vientre
-¡Anna, para! ¿Qué haces?- no podía poder creer lo que veía...

Dejó caer el cuchillo y, por primera vez en muchos años, volví a ver la mirada que me dedicaba cuando eramos niños
-¿No lo ves, Harry? Así estaremos todos juntos. Recordaremos las cosas buenas sólo y ellos vendrán, alegres, a acompañarnos...-

Entendí entonces la magnitud de lo que me decía... Dejé a Anna allí y subí los escalones de 3 en 3, hasta los dormitorios. Uno tras otro fui viendo como los había matado...
Debía de haberlos drogado con algo, láudano quizás, porque casi todos estaban en sus camas y no parecía que se hubiesen resistido mucho.
El cuarto de la doncella, en cambio era un desastre. No debía estar drogada, al igual que Flint, y había intentado huir, pero la había alcanzado en el pasillo.
La única persona que encontré con vida fue a Sir Andrew. Probablemente se salvó porque la doncella apareció y, después el Sr. Flint vino tras oir el mismo grito que yo, que debió ser de Betsy. Sir Andrew estaba vivo porque Anna no tuvo tiempo para matarle. Seguía drogado, así que baje a ver a Anna. La tranquilicé, le dije que no se preocupara, que yo cuidaría de ella y le pedí que me diera el láudano para darle un poco a ella. Sorprendente me dijo que sí y me miró de nuevo, con sus ojos avellana, dedicándome una de sus maravillosas sonrisas, mientras me decía -Siempre fuiste mi caballero, el único en el que confiaba, el que me salvaría...-
En ese momento fue cuando decidí que sí, que yo la protegería, que no dejaría que fuera infeliz nunca más. Al menos, mientras yo pudiera, nadie volvería jamás a tratarla mal.

Durante la noche enterré los cadáveres. Sentí mucho que no pudiera ser en tierra consagrada pero, al menos, intenté que fuera en sitios agradables que, con el tiempo, fui cuidando más para hacerlos aún más hermosos.

A la mañana siguiente, hablé con Sir Andrew que entendió la necesidad de mantener el secreto. Más aún cuando, unas horas después, la Sra Brigth, el ama de llaves, se presentó a anunciar el desayuno. Pensé que me había vuelto loco o que yo también estaba muerto. Pero cuando me volví a mirar a Sir Andrew, su cara me aclaró que no era yo solo quien estaba viendo fantasmas literalmente.

Salimos de la habitación siguiendo al ama de llaves para encontrarlos a todos en el comedor. Como si nada hubiera pasado.
Corrí hacia donde los había enterrado y, con mis propias manos, abrí la tierra, solo para comprobar que seguían allí.

Siempre se oyen rumores, leyendas... sobre fantasmas de personas que han muerto de manera violenta. Y lo vi claro. Siempre estarían allí. No se irían nunca. Siempre alrededor de mi Anna. Y ella no querría marcharse de Grove Place porque allí veía a Ben que, en realidad, era el único que no estaba. Pero en sus delirios, Anna hacía cosas como si fuera él y luego se sorprendía e ilusionaba al verlas, porque eran las pruebas de que su hijo vivía. Se traía flores, dejaba los juguetes tirados... Donde estaba enterrado solo lo veía muerto, en una tumba. Y ese no era el recuerdo que querría.

Alguna vez, yo mismo me pregunté porqué Anna no acababa con su vida y su sufrimiento pero, en algún lugar de su cabeza sabe que, si ella muere, Benjamín desaparece.

Despues de eso cerramos la casa a las visitas. Su padre encerrado en su habitación durante 5 años. Yo me encargaba de Anna y de mí; compraba la comida, cocinaba, la llevaba a pasear por la arboleda... Y ella hacía su vida, feliz, entre fantasmas e ilusiones.

Cuando su padre murió recibimos una serie de visitas para la lectura del testamento. Creo que, por fortuna, ninguno llegó a saber qué ocurría aquí realmente. Excepto el nuevo Lord. Él se comportó como un caballero y retorció la petición del testamento para intentar dar a Anna una posibilidad de seguir aquí. Los últimos años no han sido fáciles. La familia de Anna no se marchó pese a alguno intentos discretos promovido por Lord Laker. Y las enfermeras que vinieron aquí para dar una apariencia de sanatorio a esta casa, la abandonaban en un mes o dos entre llantos histéricos sin entender qué le pasa a este sitio.

Anna enfermó de una fiebres y murió hace poco. Ya no hay nada en esta casa que me importe. Esta nota es para explicar porqué hice lo que hice, para que procuren darle sagrada sepultura a las personas enterradas cerca del huerto, entre fresas y plantas aromáticas, y para despedirme.

Nunca pretendí hacer nada malo. Ahora iré en busca de otro lugar, alguno que me haga olvidar.