-¡Sí! -le apoyó el capitán- Eso es lo que pienso yo, que alguien hiso volverse loco al perro; no sé si mediante artes oscurras, veneno o qué sé yo, pero alguien le hiso algo.
Metió el lápiz en la espiral de su cuaderno y agarró el pomo de la puerta.
-Y ahorra, veamos qué hay por aquí.
Entramos por la puerta que hay a la izquierda del recibidor.
Entráis en una habitación bastante bien iluminada, hay varios candelabros en el suelo, y uno está situado sobre una vieja mesa de café, bastante deteriorada, con muchas cartas encima, que se encuentra enfrente de un viejo sofá desvencijado. Peter Crosswell se encuentra sentado en él.
Hay seis grandes ventanas en esta habitación, que parecen estar recién reparadas, junto a una de ellas, hay un gran montón de basura, producto de las obras. De las paredes cuelga papel descolchado, y hecho jirones, y camináis sobre una alfombra deshilachada, con agujeros y falta de color.
Peter recoge las cartas realizando un único montón, que coloca frente a él. Luego pone las manos sobre el candelabro, buscando un poco de calor, luego os mira sorprendido: - ¿Ya habéis acabado?
Los candelabros iluminan la habitación, y la casa pese a ser antigua, y estar tan deteriorada, parece que estuvo muy bien aislada en su tiempo, no os llega demasiado frío para la temperatura que hay en el exterior.
- Aún no señor Crosswell, pero avanzamos a buen ritmo. - respondí a nuestro anfitrión.
Después de un vistazo rápido y al ver que no había más puertas en el salón me encaminé hacia otra habitación haciendo gestos a mis compañeros: - Volveremos aquí cuando acabemos de revisar la casa y le daremos un informe preliminar, señor Crosswell. -
No parecía que hubiera algo interesante en el salón, pero aún así era mejor investigar cuando el señor Crosswell no estuviera ahí.
Me dirijo hacia la puerta que nos queda, la que está en el hall directamente opuesta a la entrada principal.
Se me pasó por completo que tuviera mensajes en esta partida... sorry!
Antes de abandonar la estancia, el capitán von Helmoltz hizo un rápido esbozo del plano de la misma en su cuaderno. Después, se despidió del Señor Croswell haciendo una ligera inclinación de cabeza mientras sujetaba la visera de su gorra.
Sigo a mis compañeros, mientras miro distraída las puntas de mis dedos. Padre Kintana, ¿se le ocurre algún aspecto en el que podamos ser más útiles? Le susurro. Dar vueltas alrededor de la casa sin hacer nada se me empezaba a antojar una pérdida de tiempo.
- Sinceramente señora Terman... - continua diciendo el padre Kintana, - este asunto me resulta desconcertante y empieza a no gustarme nada. No se me ocurre que podríamos hacer a parte de continuar buscando... buscando alguna prueba más de ... No, no puede ser. No puede ser una casualidad que ese libro ...
Mucho me temo que en esta casa han ocurrido cosas que es mejor no desvelar. Tan solo mi sentido del deber y mi entrega fervorosa a Dios me dan fuerzas para no salir huyendo. - Comento mientras continuo detrás del grupo. Un escalofrío recorre mi cuerpo al observar la desvencijada estancia donde se encuentra el señor Crosswell.
Asiento levemente. Brujería, que palabra más fea, pero si es el Padre Kintana quién lo dice... si es él no parece tanto una locura transitoria mía.
Quizá haya alguien en el pueblo, alguna anciana o algún curandero que nos pueda hablar de los... rumores, los mitos, que haya sobre esta familia y estas tierras. Susurro no muy convencida.
La puerta cruje al abrirse por la mano del Señor Kellemport, mostrando una gran habitación completamente vacía, a excepeción de un gran piano que se encuentra sobre los cimientos de la casa, en un suelo compuesto de tablones de madera casi completamente destruidos. Este suelo continúa hasta llegar a una escalera, cuyos escalones se antojan precarios, y que parece conducir al piso superior.
El capitán echa una ojeada, siendo el segundo en entrar y continúa realizando en plano de la casa, deduce que por la posición y estructura esto estaba pensado como el comedor, si bien, o nunca se uso para eso, o debido al paso de los años su utilidad ha quedado relegada a un segundo pano.
Una habitación vacía no dice mucho a mis sentidos de investigador. El piano es lo único destacable pero teniendo en cuenta que el señor Crosswell ha oído ruidos raros, y no a nadie tocando el piano, o algo de música... creo que no hay mucho que investigar.
Por si acaso me acerco y echo un vistazo al piano en busca de marcas. Reviso si parece que se use o si lleva tiempo abandonado y pulso con suavidad una de las teclas... quizá alguno de mis compañeros tenga conocimientos musicales: - ¿Alguno podría indicarme si esto está afinado? Querría saber si lleva tiempo sin usarse. -
- Interesante deducción señor Kellemport. - comenta el padre Kintana mientras observa el suelo de la estancia en busca de señales de sangre. - Lamentablemente mis conocimientos música son bastante precarios.
Me situo cerca de las escaleras y observo el suelo detenidamente. El suelo de madera y el inicio de las escaleras, pero sin llegar a subir. - ¿No fué aquí donde se supone que el perro atacó a la madre del chico?
El capitán alzó la vista de su cuaderno.
-La verdad, no lo recuerdo. Y me temo que tampoco tengo conosimientos sobre música.
Miró a su alrededor en busca de algún tipo de indicio en aquella habitación vacía, tal vez una muesca en el suelo o algo así.
El Kapitan observaba la habitación con detenimiento, minetras el padre Kintana mirabas las escaleras cuyo deterioro notorio hacia que tuvieran un carácter precario. El suelo no parecía mostrar indicios de lo anteriormente ocurrido en aquel triste lugar, sin embargo el ambiente de aquel lugar aparentemente abandonado inundaba cada recóndito lugar de la estancia.
La nota que pulso el señor Kellemport sonó queda, extraña a los oídos de la mayoría, al probar con al siguiente, esta apenas emitió ningún sonido, y la próxima mostró un sonido agudo y chirriante que se tensó ligeramente hasta romperse. En cuanto Kellemport quitó la mano, la tapa del piano pareció cerrarse creando un gran estruendo, con un pesado golpe que os sobresaltó a todos unos instantes.
Pude ser por la antigüedad del piano, o simplemente al mover la mano, la tapa, deteriorada e inestable cayó por su propio peso. O quizá haya alguna otra razón...
El capitán dio un respingo. No pudo reprimir un escalofrío.
-Serrá mejor que no lo toque mucho, parrese a punto de caerse a pedasos.
Carraspeó.
-Creo que ya hemos revisado toda la planta baja. ¿Subimos?
- Aún nos queda esa puerta a la izquierda Herr Kapitän. - indico a mis compañeros mientras me dirijo a abrir.
Si no me equivoco nos queda una puerta q sale del comedor, no?
Después del susto probocado por la tapa del piano, el padre Kintana se giró hacia la puerta de la izquierda. - Si, sigamos por ahí antes de subir arriba. Caballeros.... - les indicó amablemente para que continuasen.
-Oh, tiene usted rasón. Lo siento, deben de ser los nervios.
Carraspeó, se alisó la ropa, y palpó la chaqueta para asegurarse de que su vieja Luger seguía en su sitio.
-Bien, pues veamos esa otra habitasión -dijo sosteniendo su cuaderno.
Lo primero que os recibe al entrar en la habitación es un olor inconfundible a guiso de verduras que parece venir de un cazuela sobre una cocina de hierro forjado frente a vosotros. Esta habitación se encuentra más limpia, aunque bastante vacía. Tan solo hay una gran cocina, un gran fogón y un inmenso horno lleno de carbón dando cierto calor al ambiente, las chispas se pueden ver desde donde estáis.
Les sigo, caballeros. Murmuro, buscando algo interesante a mi alrededor.
El capitán terminó de dibujar, metió el lápiz en la espiral del cuaderno, y miró brevemente a su alrededor.
-No crreo que haya nada de interés en la cosina, pero al menos ya he completado el plano de la primerra planta -dijo volviéndose hacia sus compañeros-. Ahora podré compararlo con el de la segunda.
Me acerco a echar un vistazo rápido a la cocina y al fogón. Quiero ver dónde se sitúan las especias y condimentos, y dónde los guarda el señor Crosswell, es posible que ratas u otros animales pequeños se hayan colado hasta aquí produciendo los ruidos.
Reviso también la ventana por si el cristal estuviera roto o algo parecido. Después de un vistazo rápido me vuelvo hacia mis compañeros para proseguir con la investigación en el piso superior.