Partida Rol por web

En este momento, Aimirgin parece tener claro que necesitáis descansar y os anima a seguirle fuera de esta sala. Una vez de nuevo en el patio interior que atravesasteis, contiguo al recibidor de entrada, solicita ayuda a una de las mujeres que por allí se afanan en tareas de mantenimiento y esta os indica una puerta. Aimirgin la abre y allí se os muestra un dormitorio comunal, con varias camas con soporte de madera y tiras de cuero, sobre las que hay colchones de paja limpia. Jofainas de agua y vino, platos con uvas, queso y cecina... Todo preparado para un buen descanso de mediodía.

- Vendré a buscaros en poco tiempo. Siento que no se os pueda dar más descanso. Espero que quienes han de tomar decisiones lo hagan pronto.-

-Muchísimas gracias, maese Aimirgin. No se cómo podremos pagaros tanta amabilidad con nos.

Gladstone le hizo una leve reverencia y se acercó a las viandas. Con una mano cogió un plato de queso y con la otra uvas, y se acercó a las damas.

-Disfruten de la comida, que debemos recuperar las fuerzas.

A cada una le ofreció el alimento con una gran sonrisa en la cara.

-Sí, algún día tendremos que pagaros por todo lo que estáis haciendo por nosotros. - Dijo el agradecido irlandés que no tardó en hacer suya una de las camas que había dispuestas para ellos y tumbarse a descansar.

-Bueno muchachos, hacía siglos que no veía una cama tan cojonuda así que con vuestro permiso me voy a tumbar un rato. - Murray cerró los ojos y se quedó tumbado sobre la cama con los pies cruzados uno sobre el otro y las manos entrelazadas por detrás de la cabeza.

Algunos os tumbáis y hasta lográis dormir. Otros, más espabilados por la tensión que aún acumuláis, os limitáis a descansar lo más posible. Pero poco os dura la paz. Una hora, algo más quizá es lo que os dejan descansar antes de que la puerta se abra, y con prisa.

-¡Rápido!- susurra el visitante con urgencia. -¡Debéis marcharos! Vuestra llegada no ha pasado desapercibida y se ha ordenado reteneros para ser interrogados por hombres de confianza del Odín. Eso podría en riesgo toda vuestra misión. ¡No hay tiempo para explicarlo! ¡Confiad en mí y seguidme!-

A toda velocidad el cabo saltó de la cama y cogió sus pocas pertenencias. Mientras se vestía y colocaba, apremió a los suyos para que se prepararan.

-Vamos, chicos. ¿Y Aimirgin?

Liam tenía facilidad para quedarse dormido, sobretodo si había bebido algo del buen licor irlandés que destilaban en su tierra. Pero estaba muy lejos de su tierra, y la última gota de licor ya la había expulsado del cuerpo hacía mucho. Del mismo modo, tenía una asombrosa facilidad para despertarse de súbito si hacía falta y en cuanto sintió que la puerta se abría de golpe se puso en pie de un salto. 

-¡Vamos!. -Recogió las pocas posesiones que ahora tenían, apenas consistía en las armas que les habían dado ya que dormía con lo puesto listo para salir en mitad de la noche si ocurría algo similar a lo que estaba pasando en esos instantes. Fue como un rayo hasta donde dormían los demás y les sacudió para que se despertaran. -¡Arriba, arriba! - Ya habría tiempo para preguntas después. Liam quería saber quien diablos eran esos hombres de confianza de Odín y para qué los querían pero ahora tenían que salir de allí de inmediato.

Peter todavía con algo de sueño se levanto algo tenso ya que si que pudo dormir algo. Tras entrar Alisanos Peter dijo Pero donde nos dirigimos y la misión? Quizás deberiamos equiparnos antes ya que posiblemente no volvamos! 

Peter rapidamente cogio la ropa que tenia y despues se puso las gafas y siguio a sus compañeros.

-¡No hay tiempo! Aimirgin no está. Precisamente está procurando retrasar la llegada. Simularemos que habéis huido.-

El hombre abre la puerta y os hace cruzar el patio deprisa hacia un corredor lateral. Lo recorre deprsa hasta una puerta que al abrirse deja entrar la luz de la calle. -Solo teneis que cruzar la calle corriendo y alcanzar la casa de enfrente, aquella puerta abierta, ¿veis? Deprisa, deprisa.-

Alisanos está ocultando algo. En serio, no sabes qué, pero algo oculta.

Algo ocurre. En tu cabeza se visualiza una imagen, no sabes de dónde sale, pero es la sensación clara y rotunda de que allí, al otro lado del vano, en la calle, hay un peligro. Un peligro grave.

Gladstone abrió los brazos bloqueando la salida a todo su grupo.

-¡Quietos! Algo no anda bien ahí fuera.

Estiró el brazo, intentado agarrar a Alisanos y acercándolo a ellos.

-¿Quienes nos esperan ahí fuera?

-¿Qué? Nadie, ¿por qué? ¡No hay nadie! ¡Debéis pasar! ¡Van a llegar pronto!-

-He tenido una mala sensación. ¡Llévanos por otra puerta!

Retrocedió dos pasos con el anciano agarrado y apoyó la mano en sus armas.

Si he de morir, que sea luchando.

Liam estaba dispuesto a salir corriendo hacía la puerta como si el mismísimo diablo le persiguiera pero las palabras de Gladstone le detuvieron en seco y, con ceño fruncido, su mirada fue de uno a otro.

-Haz lo que te dice, viejo. -Amenazó a Alisanos con la mano en el pomo del arma y echándole una mirada furibunda. A el también le extrañaba que Armingin no estuviera allí con ellos.

Peter miro con exactitud a Alisanos y dijo: No entendemos porque tenemos que seguirte tan rapido como si el mismisimo diablo viniese! Aunque por otro lado, debes entender que en tierra de extraños no todo es como aparenta ser. Así que solicitamos, antes de partir, hablar con Aimirgin.

Peter cruzo los brazos y espero a que el monje dijera algo.

-Paz, hombres de bien, paz. Aimirgin, en verdad debes andar cierto.- dice levantando la voz y esgrimiendo una sonrisa. Entonces, el buen hombre de Fay asoma tras de la puerta que íbais a travesar.

-En verdad facéis honor a las leyendas, amigos míos. Habéis de excusar esta treta que os hemos tendido, pues era necesaria para al menos facer ver a Alisanos que en vuesas mercedes había lo que yo tengo por intuido. Habéis de saber que vuestra llegada de alguna manera fue predicha, más otras leyendas otra cosa decían. Ahora pensamos que parte de ellas fueran aritficiosas, escritas por mano traidora e interesada. Venid conmigo pues en verdad habéis de andar a otro lado por si a buscaros vinieran los hombres de Oleg Dedos Negros. Si supieren de vuesas mercedes, sin duda querrían interrogaros e no de manera amable; no en vano la presencia de Aesires de Midgard en este momento de profecías pareciera desmentir las principales que se han hilado e supuesto el encierro de Balder. Es historia larga, sí, e la iré desgranando de camino. Hacedme la merced de seguirme e preguntar cuando deseáreis en el camino.-

Vuestro forzoso anfitrión sale a la calle y os hace un gesto para ser seguido a una calle lateral vacía y se acerca a un callejón aún más estrecho a donde os da paso. -Habeis de saber alguna cosa antes. Los hombres que habitan estos lares nascen en castas, todas ellas nombradas en favor de nombres de antíguos héroes de la su historia, cuyas andanzas se mentan en las gestas primeras al primer Ragnarok. Este, sabed, fuera una gran conflicto que arrasara todo el Asgard antiguo. El Asgard que veis nasció de la nada e solamente antiguas historias de boca a boca, restos encontrados de ruinas perdidas, ecetera, construyeron la nueva cultura deste lugar.-

-Quienes se dicen Aesires descendientes de los antaño héroes habieran de fundar la ciudad de Asgard. Ocúpanse de la cultura, la sapiencia i el arte. Asímesmo, gobiernan a la casta de los comunes, los Askembla.-

Antes de seguir andando se vuelve a comprobar si le seguís o si tenéis alguna pregunta antes.

El cabo asintió con una relativa cara de extrañeza, ya que las leyendas nórdicas se le escapaban en su mayoría. Poco sabía, y lo que Aimirgin le contaba le resultaba confuso.