Partida Rol por web

Al oirlo por la radio y ver el gesto de furia de Gendo, el otro orco también se rinde.

-Maldito clan de míseros orcos.- La voz de aquél que estaba al mando resuena por losaltavoces de la nave. -Sabéis que les pasará a vuestras familias, ¿verdad?.- El tono de amenaza no os pasa desapercibido.

-En cuento a vosotros, Guardianes de esta chatarra, quedáosla. Volveremos a vernos.- Los altavoces dejan de emitir para quedar la nave en silencio.
Volvéis vuestra atención al jefe orco que intentaba abrir la puerta de la sala de mando, el cual cierra los puños con rabia, ante la amenaza hacia sus familias.

Stuart confirma que la tercera nave se ha desaclopado de la Belussian y se aleja rápidamente de vosotros.

El impacto de Edariel contra uno de los orcos, que cayó ardiendo entre llamas y gritos de dolor, propició un efecto intimidatorio que el elfo no había esperado en seres tan toscos como los orcos.
Se rindieron de forma inmediata, acogiéndose a las leyes del Pacto en cuanto a prisioneros.

Mientras, una voz intimidante sonaba por los altavoces de la nave, dejando claro a los orcos que su rendición traería consecuencias.
Edariel supuso que quien hablaba era el cabecilla de este ataque, el cual aún no se había mostrado.
Stuart confirmó que la nave en la que viajaba, había abandonado rápidamente la Belussian.

Todavía con el llameante filo en sus manos, Edariel miró desafiante a los orcos mientras soltaban sus armas, recogiéndolas rápidamente.
Bien. Seréis tratados con dignidad acorde a las leyes del Pacto. Andando. dijo, apremiándolos a que caminaran a una de las habitaciones cercanas donde pretendía usarla como improvisada carcel.

Stuart, usaremos uno de los dormitorios como prisión. le dijo al Ysoki, esperando que le indicara el más cercano o apto para tal cometido.

Mori, ¿puedes ayudarme a registrarlos? le pidió a su compañero cercano, con tal de desposeer a los orcos de cualquier posible arma o herramienta oculta. Quizás lo más fácil fuera dejarlos en paños menores, algo que haría a no ser que fuera en contra de las leyes del Pacto.

Finalmente, decidido el lugar donde encerrarlos y asegurándose de que no llevaban nada de equipo, habló a los orcos, ya sin armas en sus manos.
Supongo que no queréis ser prisioneros para siempre. Y que no deseáis quedaros sin hacer nada mientras vuestro... ¿jefe?... mata a vuestras familias.
A mi tampoco me apetece haceros de niñera por mucho tiempo. Así que colaborad, sednos útiles y recibiréis la libertad.
Empecemos por algo fácil; ¿quién es vuestro jefe y qué vino a buscar aquí? preguntó el elfo, en un tono mínimamente relajado, pero autoritario, que intentaba dejar claro a los orcos que si no colaboraban estarían encerrados ahí un largo tiempo.

había sido sorprendente, estos se habían rendido, aunque por las palabras del que estaba en la tercera nave, esto no iba a quedar así para con esta gente, estaba claro que los mercenarios orcos estaban aquí no por dinero, sino bajo cohación, por lo que siguiendo las ordenes de Edariel, "tiren todas sus armas al pie de los robots y pongase en fila, uno detras del otro para que les registre" les digo a los mercenarios, normalmente no me fiaría, pero dudaba de que esto fuera parte del plan de los atacantes, y de verdad estos habían traicionado a su "patron". 

Estoy preparado para darle una segunda puñalada al orco cuando se rinde, después de haber escuchado por radio a su compañero. Aprieto los dientes de frustración pues sé que ante esas palabras, mis amigos me reprocharán mucho si le destripo como quiero hacer. 

Escupo al lado y no digo ni una palabra pues no me interesa. Guardo mi cuchillo mientras Dave le sigue apuntando.

"Te salvaste, infeliz. Solo unos segundos más y habrías sido una mancha de mierda en el piso."

Entonces veo la computadora que estaba manipulando. Le quito el arma de las manos y la guardo mientras le pregunto:

 - "¿Que buscabas en el computador del Capitán? ¿Ah? ¡Mejor responde o lo pasarás muy mal!"

Miro la máquina, a ver qué es lo que veo que tiene abierto y estaba haciendo. Eso nos puede dar muy buenas pistas de cual era su plan y qué debemos temer.

-Será mejor que colabores. Tiene malas pulgas cuando se enfada.- Dijo el protocolario CT.

Mientras Mori registra a los orcos y les deja puesta la ropa (como dictan las leyes de prisioneros del Pacto sobre tratos vejatorios o humillantes) Gendo descubre que intentaban acceder al ordenador del capitán, aunque no lo habían conseguido.

Sin embargo la respuesta del orco que hablaba con el humano no se hizo esperar.

-Teníamos órdenes de recuperar el cuaderno de bitácora del capitán y las últimas coordenadas de salto de esta nave.-

Luego, el que parecía ser el jefe (ya que todos los orcos os parecen iguales) habló. -Somos mercenarios contratados por la facción que se hace llamar "los caballeros infernales". Nos dijeron que era una nave abandonada con tan solo la oposición de unos chatarreros miedicas.- Hace una pausa mirándoos. -Parece que no sois ni miedicas ni chatarreros. Nos han mentido y como no hemos completado la misión para la que nos contrataron matarán a nuestras familias para "mantener el ordden". Su orden.- Agregó con furia.

— Si te parece bien... — Empieza a responderle al elfo —... llevalos al cuarto donde estaban almacenados los droides de combate, ahora que los tenemos en uso podemos dejarlos en cualquier otro lado. Mira bien por si hay piezas de refacción o herramientas que pudieran ser usadas como garrotes. — Luego de ello Stuart se puso a trabajar tecleando con brío. — Estoy asegurandome de que el hangar vuelva a ser habitable, hay mucho que hacer ahí... como quitar los cadáveres de goblins.

Una vez Stuart re-habilitó el hangar, mientras Edariel y los demás se encargaban de los orcos, Stuart procedió a encargarse de intentar hackear el ordenador de la nave para forzar la apertura de sus puertas. Sorprendentemente para él, no lo consiguió al primer intento; obviamente subestimó el cortafuegos, y aunque podría haberlo intentado una vez más poniendo algo más de esfuerzo que en la anterior... prefirió ir directamente y en vez de forzar por medio del software, pues, mejor forzar el hardware.

— Compas, esta nave ya es nuestra. — Dijo satisfecho cuando las puertas se abrieron. — Canto primero para que la pintemos de color rojo! Jeje.

El sonido de la estática seguido de un clik de conexión sonó por lo altavoces. -...O tal vez no volvamos a vernos nunca.- Era aquella voz otra vez. Aquél que dirigía la operación y si las palabras de los orcos eran fiables, pertenecía a los caballeros infernales. -Adiós y espero que os guste mi regalo. Solo unos estúpidos desesperados podrían considerar hacer suya una nave goblin.- Una risa malvada resuena por los altavoces y el ordenador os manda un mensaje de advertencia a vuestras unidades com. Una fuente de energía se ha activado dentro de la nave del hangar, junto al sistema de combustión.

— ¡HIJO DE...! — Empezó a exclamar Stuart estupefacto, pero no desperdició más tiempo ni en completar la frase, dando una vuelta de ciento ochenta grados y echando a correr lo más rápido que pudo, en linea recta, hacia la puerta del hangar. Y cuando él ya casi la estaba alcanzando les grito a sus compañeros — ¡Que alguien vaya al Puente de Mando y que intente cerrar la puerta del hangar! — Dudaba mucho que alguno de sus compañeros pudiera llegar a hacer eso a tiempo, pero si la fuerza de la explosión era lo bastante grande podría abrir otro agujero demasiado importante, así que cuanto antes se pusieran a mitigarlo... mejor. 

7...6...5...

Miro un poco desconfiado al orco mientras sostengo el computador, sabiendo que es una de las cosas que nosotros deberíamos manejar y no ellos. Ya lo revisaremos cuando llegue el momento.

Escucho que los vamos a reunir en aquel cuarto para usarlo como celda de detención, pero entonces se escucha la voz del que parece ser el enemigo detrás del ataque y entiendo que dejó una bomba en el hangar, dentro de esa nave de los goblins.

"De seguro la rata codiciosa corrió a apropiarse de ella y cayó."

Niego con la cabeza, sabiendo que en esos segundos no alcanzo a hacer nada para intervenir. Me aseguro que mi traje esté sellado por si la nave se despresuriza y me quedo en mi posición, esperando a que pase aquello para sacar al orco por el pasillo hacia la que será su prisión.

Stuart le indicó el lugar más óptimo donde encerrar a los orcos, así que tras asegurarse de que no llevaban equipo oculto, los hizo ir hacia allí.
Le contaron algo sobre una banda llamada “Los caballeros infernales”, un mote bastante pasado de moda pero que dejaba claro que se dedicaban a hacer el mal.

Sea como fuera, Edariel no pudo preguntar mucho más, pues una voz que parecía haber hackeado los altavoces de la nave, les explicó que había dejado una bomba en la nave goblin.
Stuart trató de que fueran al Puente de Mando, dudaba que tuviera tiempo, pero empujó a los orcos a la habitación y cerró las puertas.
Si se daba la casualidad de que la bomba no estallaba en el tiempo previsto, quizás pudiera llegar al Puente de Mando y sellar la nave.

Dave se sujetó al sitio más seguro que vió, una mesa anclada al suelo. La falta de oxígeno no le afectaba, pero el intenso frío del espacio podía congelar su parte biológica. Ajustó su traje por si lo necesitaba.

4...3...2...1................

El último segundo se alargó demasiado en vuestra mente. Es verdad que los últimos momentos pasan a cámara lenta.
Cuando la nave explotó, el hangar de la Belussian se llenó de llamas que recorrieron el piso inferior avivadas por el oxígeno de la atmósfera artificial.

Stuart, situado en el nivel inferior corrió todo lo deprisa que le permitieron sus pequeñas patas hacia la parte trasera de la nave, a la sala de máquinas, donde las paredes eran más resistentes y tenía más posibilidades de sobrevivir.

El resto habíais ido a encerrar a los orcos en el cuarto de los robots guardianes. La advertencia del Ysoki y la cuenta regresiva solamnete os había dejado tiempo para cerrar la puerta y agarraros a lo primero que teníais a mano.

La tremenda explosión hizo que la estructura de la Belussian comenzara a ceder y chirriar retorciéndose como un animal agónico, hasta que partió. La Belussian quedó dividida en dos trozos. La sacudida os lanzó a todos por los aires y la descompresión inmediata os arrastraba tirándo de vosotros con una fuerza inusitada hacia el vacío exterior, donde nadie podría recogeros hasta mañana, y eso, si había suerte de encontraros en la inmensidad del espacio.

stuart había activado una trampa o eso creía, mientras yo estaba guardando a los prisionesros, no sabía porque iban a volar por los aires una nave, pero estaba claro que esta nave o era suya o de nadie, por lo que al llegar la explosión, intento agarrarme a lo que puedo.

Y de pronto, la explosión. Menos mal que me aseguré de que mi armadura estuviese lista para la despresurización pues es justamente lo que siguió a la gran explosión.

La atmósfera artificial nos intenta arrastrar con rapidez, por lo que intento aferrarme con desesperación a lo que sea que se cruce en mi camino.

Por suerte, una baranda se pone frente a mí y mi mano la aferra con fuerza. Aprieto los dientes para resistir el embate de aire saliendo. Cuando termine de salir despedido, la fuerza de expulsión disminuirá y podremos comenzar a movernos. Es solo cosa de aguantar.