Partida Rol por web

Pero, no lo entiendo. Por que palidezco? Que siento que me hace querer salir de alli?

Sailor se recompuso del trauma psíquico como pudo. Tenía el rostro demudado, atemorizado, pero, poco a poco fue adueñándose de sí mismo una vez más.

-Hay... voces dentro de esa roca. No sé cómo explicaros lo mejor pero hay... gente atrapada en su interior, gente que no quiere estar allí. Esa cosa no es buena, os lo digo yo...

Las palabras de Sailor no gustaron a Sheppard, que aunque esperaba con la granada preparada, obedecería las indicaciones de Hadyn. No era un experto en relaciones con los simbiontes, no más allá de las que implicaban el intercambio de fuego armado y explosivos. Sin embargo era un soldado y había sido preparado para obedecer.

La decisión no se tornaba fácil. Con un solo gesto de su mano la granada de Sheppard rodaría y todo volaría por los aires. Y con ello la absurda promesa de encontrar vivos a "Los lobos".

Con un rápido gesto con la mano indicó a Sheppard que avanzara hacia abajo... la granada tendría que esperar. Ajustó la cinta de su arma y con un nuevo gesto indicó al resto del equipo.

— Avanzad —ordenó.

Nova y los civiles cerraban el grupo rampa abajo.

Alice asintió con la cabeza y sin decir nada se puso en marcha mateniendo el paso del resto en la formación. Era una suerte que no hubieran volado nada por los aires aunque algo le decía que, dada la situación en la que estaban, no tardarían en empezar las explosiones y los disparos. 

Siguiendo las órdenes de Nova todos avanzaron descendiendo por la espiral. Los individuos seguían concentrados, sus miradas fijas en la piedra, sin parecer percatarse del grupo que descendía preparado para el enfrentamiento. De repente, cuando estaban a medio camino de descenso, la roca se elevó un poco más y los invocadores, por llamarlos de alguna manera, echaron sus cabezas hacia atrás.

Entonces sucedió algo realmente extraño. Del interior de la roca surgieron unos zarcillos humo negro que empezó a remolinear alrededor de los cuatro invocadores. 

- Me cago en la puta - dijo Sheppard preparando el arma y levantandolo de manera claramente hostil. Al más minimo movimiento sospechoso, abriria fuego contra alguno de ellos. - ¿Qué cojones pasa? ¿Qué cojones hacen? ¡Sailor te juro que si muere alguien el siguiente en morir serás tu!

—Joder, joder, joder —protestó Nova mientras apretaba el paso para ponerse a la par con  Sheppard—. Te necesito centrado. No se que cojones son esas cosas así que mantente alerta y al menor movimiento en falso...

Un gesto con el arma era lo único que necesitaba Nova para hacerle entender a Sheppard la instrucción. Miró al resto del pelotón para asegurarse de que estaban preparados y que la cubrían.

—¿Alguien sabe qué cojones hacen? —dijo mientras avanzaba rampa abajo a toda velocidad—. Eh, vosotros las manos donde yo pueda verlas.

-Solo se lo que os he dicho! -dijo Sailor. Me temo que no puedo hacer nada mas. O los llenamos de plomo o nos arriesgamos a ver que coño estan haciendo.

Sailor se concentro para intentar empatizar con las emociones de los invocadores e influir en ellas. Para provocar el panico en uno de ellos

Sheppard parecía perder el control pese a las amonestaciones de Haydin. Un poco más atrás Sailor se detuvo y se concentró mirando fijamente a uno de los individuos. Intentó alcanzar su psique, alterarla, hacer que entrase en pánico y quizás con ello romper la concentración.

Su víctima, un hombre de edad indefinida y con gafas de soldador, abrió de pronto la boca de par en par como si fuera a gritar. Los otros se movieron en un espasmo, como si reflejaran el estado del aterrado soldador.

Entonces varias cosas pasaron a la vez.

La piedra empezó a girar a toda velocidad sobre si misma, como si fuera la turbina de un transbordador.

Los zarcillos negros, arrastrados por el brutal movimiento de la roca, parecían disiparse.

Todos los invocadores se movían de forma espasmódica, como si los estuviesen electrocutando.

Una voz gritó desde el interior de la roca:

- ¡Veo la salida! 

Uno de los invocadores, una mujer vestida con una capa raída que caía sobre su cuerpo totalmente desnudo, parecía intentar recuperar el control del ritual. Su frente se perlaba con sudor.

- Y yo pregunto. ¿Nos conviene que salga? Si estamos en un terreno de guerra, puede que esta invocación gire las tornas y salga muy mal para nosotros. - Dijo Sheppard intentando calmarse con poco éxito - Haydn, creo que deberiamos acabar con esto antes de que no haya vuelta atrás.

Lucas apuntó a los invocadores. Le fastidiaba tener que volver a llevarle la contraria a Sheppard pero no podía evitar sentir lo que sentía.

-Es gente atrapada lo que quiere salir! Yo digo que los liberemos.

El brazo de Hadyn bajó de súbito. Era la orden para disparar. La cosa se estaba tornando muy distante a lo que la mente militar de la capitana* podía digerir.

—¡Fuego! ¡Disparad a los invocadores! —gritó mientras se deslizaba cuesta abajo para ganar una mejor posición.

Señaló a la mujer de la capa raída.

—Dejar uno vivo. Yo me ocupo —ordenó.

"Los lobos", con un poco de suerte eso que habían liberado serán ellos y no tendrían que combatir por mucho tiempo.

—Tú, échate a un lado —dijo dirigiéndose a la mujer.

Se lió.

Sheppard no dudó ni un segundo. Abrió fuego contra el grandullón, mientras daba unos pasos laterales buscando separarse un poco del grupo. Quizás encontraría la manera de parapetarse con el suelo si después de disparar se agachaba un poco. Tenían que aprovechar la ventaja que les daba estar más elevados.

Alice apretó el gatillo sin dudarlo un instante. Con el tiempo en Stigma había aprendido a obedecer las ordenes sin dudar un segundo pues de no hacerlo se solían perder vidas. No era muy propensa a la violencia y sabía que estaba allí como apoyo y medico de campo pero a veces se imponian los disparos sobre todo lo demás.

Cada uno eligió un blanco y abrieron fuego. Sailor lo hizo sobre el carroñero con cara de rata.