Partida Rol por web

Durante las celebraciones, que duran un par de días, asisten siervos de los pueblos y tierras cercanas. Con ellos traen buen vino, alimento y, sobretodo, rumores y noticias de todo Poniente.

El festejo habia sido lo que necesitaba tras los dias del torneo, mis heridas curaban lentamente y con ayuda del "amable" maestre parecian curarse con un poco mas de rapidez. Aunque parecia que no descansaria como debia con las noticias y rumores que circulaban por la fiesta. Pensando en mi nueva pocision empece a preguntar por cada una de las noticias y asi enterarme de todo lo que pasaba que no era poco.

Cuando volvi a mi lugar en la mesa, habia quedado consternado con muchas de las noticias.

"Un dragon..." pense recordando la noticia de que el Rey Quentyn habia llegado montado en uno "Como lo venceríamos ahora o acaso deberiamos aliarnos y esperar clemencia... Aunque teniamos una esperanza, si las noticias de su gran ejercito es verdadera entonces debian estar pasando hambre y con los otros reyes tenia mayores preocupaciones que nosotros. Pero igual el Dragon causaria demasiado temor en nuestros soldados."

Tomo un poco mas mientras seguia pensando, no lo habia notado pero Konrad le pregunto algo. Disculpa no te escuche... le respondi bajo.

Mi compañero estaba ansioso de discutir las noticias conmigo, por eso trataba de sacarme de mis pensamientos. Empezamos hablar de los demas reyes aunque no llegando a mucho con el Rey del norte, con la Reina de potiente fue otra historia.

Se supone que no tienen herederos como la reina dragones, algo que no parece importarle a ella ni los suyos que continuan tras ella. Tiene la marina mas gran de potiente asi que seria un error batallarla por el agua. comento Talvez en la tierra tendriamos mas oportunidades aunque oiste lo que paso con antigua. le respondi con preocupación que noto y por lo que trato de cambiar a otro tema.

Lord Tommen Baratheon, un personaje que había alcanzado bastante reconocimiento estos días, quedan bien con el rey cuando lo recibio a su llegada. Además conseguir aliarse con la casa de Luz, luego de sus mas extraños incidentes, que dejaban de parecer casualidades. Aunque no todo era buenas noticias para el Lord, El caballero Tortuga habia vuelto y no parecian ir por poco talvez deberiamos asistirle para tomar las tierras de las tormentas.

Para el ultimo tema solo pactaron que rezarían en el septo de Sir hector, por las almas de todas las personas fallecidas en los incendios y matanzas provocadas por Quentyn y sus fanaticos de la casa de la Luz. Nunca habían conocido septo de Baelor y no lo extrañarian demasiado pero lo que estaba pasando a la gente los tenia preocupados.

Al abrir los ojos noto un dolor punzante en el tórax - Puto Kordur... te voy a dar yo hojalaxante y vas a saber lo que es bueno...- digo en voz baja solo para mi mismo, como un pensamiento explicado al aire, con esfuerzo pero con paciencia me cambio los vendajes de ayer y afianzo en brazo entablillado "un par de días y estará como nuevo... bueno igual no hacia falta entablillarlo, como decía mi padre, mas vale prevenir que curar" pienso con una ligera sonrisa nostálgica en el rostro. Me pongo una de mis dos túnicas desgastadas y bajo hacia donde tendrá lugar la reunión que tendrá lugar para debatir el curso de acción de al parecer nuestra nueva casa. 

Habían llegado rumores a cientos, desde simples cuentos de abuelas hasta importantes acontecimientos fehacientes. 

Al bajar a la sala donde se encuentra la mesa donde está reunido el consejo, en una bella mesa de mármol tallado, que Sir Hector había encargado hacia ya más de seis mese para cuando tuviese preparado todo, de echo el anciano lo tenía todo muy bien planeado. Ya estaban allí todos, incluido el joven Sir Symon Watcher que nadie esperaba que hubiese llegado tan lejos, probablemente ni siquiera él mismo y también ese Quilore "Ese ciervo era mío cabrón...". 

Los comentarios se suceden poco a poco, cada uno tiene su propia opinión, y probablemente sean demasiados echos como para ser debatidos en un único día, sobretodo teniendo en cuenta la cuantía de opiniones. 

Yo me mantengo al margen, a pocos metros de Sir Hector, prestando atención a las declaraciones, pero sin decir nada, miro a los lados y sonrío ligeramente "como otro copero más" pienso mientras veo a los jóvenes que sirven vino, agua y cerveza a los recien nombrados señores. 

Espero pacientemente tomando buena nota de las posiciones de cada uno me guardo mi propia opinión, puesto que estos no son temas para un simple curandero... 

Todos los presentes, caballeros, soldados y siervos, hablan de las noticias que han llegado en un clima de total fraternidad. Las opiniones son como los colores, se cuentan por cientos y cada uno ve algo que los otros no lo ven. La conversación, que puede dar para toda la noche e, incluso, para varios días, se ve interrumpida cuando las puertas del comedor se abren.

Por ella entran dos guardias de Sir Héctor, acompañando a una pequeña comitiva liderada por una mujer de brillante pelo blanco, como la plata. La anciana o, al menos, mujer madura, está custodiada por cuatro hombres musculosos y afeitados, aunque sus rostros y cabellos muestran que son también veteranos. Tienen un aire marcial extraño en esta tierra de caballeros, como el de soldados nacidos para pelear y servir.

Sir Héctor se levanta al ver a la mujer, que anda directa hasta el lugar en el que se encuentra -Sir Héctor, es un placer volver a veros. He escuchado rumores de una nueva casa que ha sido forjada en este lugar -dice la mujer saludándo al longevo Sir.

Sir Héctor parece dudar unos instantes, llevándose la mano lentamente al pomo de la espada que guarda envainada en su cinturón -Mi señora, es un placer veros ¿que os ha traído por aquí? ¿os manda acaso el rey?

Como el resto Symon mueve su mirada hacia la puerta y a la comitiva que habia ingresado. Inspeciono con cuidado a la mujer de pelo plateado, acaso tenia sangre de Valyria en sus venas. Su vista cambio a Sir Hector cuando era su turno para contestar, lo notaba bastante cauto y que pusiera su mano en la espada no lo tranquilizaba.

Luego que Ser Hector respondier, volvio con la mujer que parecia venir de parte del Rey. Pero de cual de los dos reyes hablaba.

No Sir Héctor, nos manda la reina Daenerys -responde la mujer, provocando que el silencio se extienda por toda la sala como si de una aparición se tratase -afuera tengo a un pequeño grupo de hombres y mujeres que me acompañan ¿les prepararéis habitaciones? Necesito hablar con vos y con esta nueva casa sobre asuntos de gran importancia ¿quien es el señor? ¿vos?

Todos los asuntos pararon por un instante cuando la puerta se abrió de golpe y apareció esa suntuosa... ¿Señora? Por instante todo parece gélido, la gruesa túnica no consigue apartar esa extraña sensación. La mirada de la mujer parece hielo y sus palabras puñales, es evidente la incomodidad de Sir Héctor. 

Tranquilamente introduzco las manos en mis anchas mangas, notando el cuero trabajado y suave por el uso, notarlo ahí me tranquiliza y me da seguridad. Me mantengo tranquilo, casi amable, mientras mantengo la mirada en la fría y aparentemente poderosa mujer. 

"¿De parte de una reina muerta? ¿Qué sentido tiene? ... No tiene... Que está pasando aquí y quien es esta mujer... Me encantaría pedir explicaciones... ¿Pero quien soy yo para eso? Me mantengo al margen a la espera de que la conversación siga su curso...

La difunta reina, mando soldados y mensajes importantantes del mas alla. No podia entenderlo como podia sabia de nuestra existencia antes que nos hubieramos formado. La siguio mirando aunque debia responder Sir Hector, mi miraba solo preguntaba una cosa... Quien era esta Señora?

Ahora mismo le diré a mis hombres que os preparen habitaciones, Lady Missandei. Y no, no soy el señor, solo soy un miembro más del consejo que regenta esta casa. Aún no hemos elegido al señor que deberá gobernarla en su primer período. Perdone mi insolencia, mi señora, pero ¿que es eso de que os manda la Reina? -pregunta Sir Hector, algo aturdido y vacilante. Su rostro parece tenso aunque seguro pero en sus ojos se dislumbra el nerviosismo que el Sir trata de esconder.

Por algo empezaba a aclararse, aunque seguiamos sin saber el motivo de su visita. Talvez decidiria guardarselo para cuando el consejo se reuna, lo que no le preocupaba ya que formaba parte de este. Que vendria a decirnos la consejera de la reina y lady de la casa Libertad.

El futuro de Poniente pero, me temo, ello debemos discutirlo en un círculo más cerrado ¿no creéis? -responde tajante Missandei.

La mujer se acerca a uno de sus guardaespaldas y, tras susurrarle algo, se lleva la mano a la boca y bosteza con disimulo -Estamos algo cansados ¿podemos reposar y hablar al alba?

Sir Héctor sale de la estancia acompañando a los recién llegados y dejando tras de sí un ambiente frío y algo tenso. Poco a poco la celebración comienza a vaciarse, perdido ya el espíritu de ello.

Al darme cuenta de quien es realmente abro mucho los ojos "maldito imbécil, pues claro, es la niña, pero claro... Hará más o menos treinta años que dejó de serlo" en Meren había oído muchas historias de la pequeña escriba que seguía a todas partes a la reina, pero ignoraba por completo está subida de estatus... 

- ¿Ser Héctor os acompaño?- pregunto con un hilillo de voz cuando el anciano caballero de levanta de su silla. Si es afirmativo lo seguiré a un par de pasos por detrás, alerta como siempre y con el oído bien atento "nunca sabe uno que se puede oír...". 

Cuando terminemos de aposentar a nuestros nuevos invitados me dirigiré a Sir Héctor de nuevo - Mi señor, le recuerdo que todavía no se ha elegido al señor de la casa, por mucho que Lady Missandei se acomode tras nuestros muros, deberíamos seguir con nuestros asuntos, si mi ser lo permite por supuesto- digo haciendo una pequeña reverencia - ¿Convoco al consejo para alguna hora mi señor o se quedará para mañana todo? - sigo a Ser Héctor por toda la estancia con paso tranquilo mientras medita sus palabras.

Si, tienes razón. La llegada de esta extraña visita me ha distraído de mis deberes como anfitrión. Reune a los miembros del consejo en dos horas en nuestra sala de reuniones. Meditaré mientras tanto -te responde el Sir tras varios segundos de lapso, pues estaba pensando en otras cosas, distraido.

Llego a la taberna tras el intento frustrado en las estancias de Sir Symon aunque probablemente tendría que haber venido aquí antes definitivamente, pues parece que Symon no es el único que parece aquí más cómodo.

Me coloco tras él y carraspeo - Ejem, ejem, Sir Symon, si sois tan amable de ir a la sala de reuniones de nuevo, creo que tenemos que terminar lo que se había iniciado en un principio, Sir Héctor os a convocado de nuevo- digo tranquilamente con gesto educado y tranquilidad - Y ahora seguiré comunicándose lo a los demás, hasta ahora Ser- 

Tras esto me dirijo hacia Kordur que está unas mesas más halla Armando algo de escándalo con un buen jarro de cerveza, y en voz baja se lo comunicó también, hasta que finalmente desaparezco de nuevo por la puerta en busca del resto de miembros del consejo.

Tomaba cerveza luego haber realizado un rezo, junto demas personas, por las habitantes de desembarco.

Le estoy agradecido Jean. dicho esto se para y despide a su compañero para ir solo a la reunion.

Aun no habia juntado una buena idea de lo me esperaria en la sala de reunion, aunque suponia que empezariamos rapido el proceso para elegir un lider para la casa. Lo demas dependia de la Lady Libertad.

Os reunís todos en el salón personal de Sir Héctor, todos aquellos lo bastante hábiles para ocupar un lugar en el consejo. Y Jean Buridan, mano derecha de Sir Héctor, aunque sin voto en la reunión.

Sir Matius Trant, Sir Hector de Disirous, Sir Jared Wisp, Sir Jaron Armidal, Sir Symon, Sir Ander Worrius, Maestre Elijah, Aron Quilore y Kordur Merronen. Todos ellos sentados en la gran mesa de reunión.

Junto a Sir Hector permanece de pie su consejero y amigo Jean Buridan.

Las cosas se han acelerado y tenemos muchos asuntos que tratar con celeridad. Para ello necesitamos elegir a un líder de entre los aquí presentes, aunque todos tendremos derecho a voto y a hacer propuestas, aunque esta será la cara visible. Ahora podéis presentaros los interesados -concluye Sir Héctor.