Partida Rol por web

Aquella montaña de carne y metal se movió más rápido de lo que uno podría pensar para un cuerpo tan grande, lo cual unido al humo de los trabajos con la cortadora hizo que me resultara imposible esquivar su carga.

Una vez en el suelo luche desesperadamente para quitármelo de encima, pero pesaba demasiado y por mas que me retorcía y hacía fuerza para moverlo no había forma de conseguirlo.

Sarvus esquivó el fogonazo, no así los prebostes en llamas, uno de ellos salió corriendo por el pasillo, dejando uan estela de fuego y gritos tras él. El otro intentó apagar las llamas revolviéndose por la pasrela metálica, sin éxito, Alexander desde su silla de ruedas también lo intentó, mientras el preboste ardía. El ladrón de cadáveres se derrumbó por completo, inconsciente, sobre Regulus.

El señor del vacío disparó de nuevo sobre el servidor, pero el proyectil rebotó en la armadura de la máquina, sin herir. La preboste, valiente como ella sola, se interpuso entre el servidor y los demás y asestó escopetazo al servidor, sin dañarle en absoluto. Alzar su escopeta le sirvió para desviar el ataque del hacha sierra que el servidor  llevaba acoplada.

Dos nuevos prebostes aparecieron en el pasillo, alertados pro los gritos, pero se quedaron paralizados cuando vieron a uno de sus compañeros avanzar hacia ellos en llamas.

¿Y dónde buscará, si no es aquí? ¿En los Mundos Expósitos, en Winterscale Realm? ¿En las Estrellas Paganas? -el Tutor sonrió, arrogante- No, amigo mío. Aquí y sólo aquí, lo sabe muy bien. Tenemos lo que necesitan, pero dígame, ¿tienen algo que necesitemos?

     Los argumentos del tutor eran irrefutables hasta el punto de que por un momento Bastian no supo que contestar. - No lo se. Dígamelo usted. Dijo simplemente.

Ya se lo he dicho. Aquí y sólo aquí. Llegaremos a un acuerdo. ¡Crixo, ven aquí!

Sí, domine -contestó una voz.

De uno de los oscuros arcos que rodeaban la estancia surgió una figura. Vestía largas túnicas verde oscuro, casi gris, con capucha. Arrastraba los pies por el suelo, el calzado (oculto por la túnica) rozaba el suelo una y otra vez. La piel era blanca, grisácea, del color de las cenizas. Pero eran los ojos lo más siniestro, normalmente los astrópatas se vendaban los ojos. Aquel hombre no. Aquel hombre no tenía ojos. Se detuvo a pocos pasos, ligeramente por detrás del Tutor.

¿Cuál es tu deber, Crixo? -le preguntó el Tutor, sin mirarlo, sus ojos seguían fijos en Bastian.

Uno sirve, uno obedece -dijo el astrópata.

¿Cuál es tu cometido, Crixo?

Uno hace lo que le ha sido enseñado, y aprende lo que el amo necesita.

     Bastian asiste al despliegue de lealtad mostrado por aquel individuo desgarbado. - Impresionante. Si sus habilidades están a la altura de su disposición, será un activo valioso para nuestro capitán. Resta acordar un precio acorde a lo ofrecido y cerraremos el trato.

Unas burbujas salieron del respirador de Kungel que manaron hacia la parte superior de la capsula.
Siguió soñando con la venganza....

Nuevamente intento retorcerme y hacer fuerza para quitarme aquel peso muerto de encima pero resultaba excesivamente pesado para mi. Si tan solo tuviera un servobrazo...

Sarvus maldice que la chica se cruce en medio cuando tenía un disparo claro pero consigue alcanzar al servidor pese a todo.

Este puede ser un negocio muy beneficioso. Crixo es una magnífica adquisición, se lo garantizo.

¡No os quedéis quietos! -bramó Alexander, aún con su pistola pesada en las manos- ¡Ayudad a ese hombre! ¡Apagad ese fuego!

Los prebostes ayudaron a su compañero, apagando las llamas como pudieron, ya era muy tarde para el que yacía en el suelo, aún con el cuerpo en llamas pero el otro, aunque gravemente herido viviría.

¿Qué demonios es ese monstruo?

El gigante de carne y metal estaba en el suelo, ardiendo también, inmóvil e inerte. Parte de la cámara de la tecnosacerdote ardía, con todos sus documentos, papeles, placas de datos y pruebas incriminatorias; aunque era obvio quién era culpable. Restaba saber por qué, ¿y dónde estaba?

- Sacad de aquí a esos hombres, dice Sarvus mientras ayuda a Regulus a liberarse del mastodonte. Luego activa el vox para hablar con la enfermería: Tenemos varios hombres con quemaduras severas, manden atención médica. Después entra en la sala para ver lo que se ha salvado de las llamas.

     - Perfecto. Dice el senescal. - Si no tiene mas que discutir regresaremos a la nave para formalizar el envío del pago. Estaremos encantados de tener futuros negocios con la Schola Roja como clientes, pero si necesitan algo de nosotros no duden en ponerse en contacto. Quien sabe que tipo de negocios podrían salir de tratar con los tutores, pero no había que cerrarse puertas.

El papeleo de la compra de Crixo especificaba que su amo era el Rogue Trader Karl von Schawrz, no el comprador Bastian Baild, era importante a la hora de asegurar lealtad. El astrópata, pese a arrastrar los pies se movía con la misma velocidad de los exploradores. No hablaba mucho, no si no se le preguntaba y era respetuoso en extremo. También tenía cierta manía en hablar de él mismo en tercera persona "uno esto, uno lo otro". Siempre servicial.  A veces resultaba difícil no mirarle a los ojos, o la ausencia de ellos.

Se encontraron con una sorpresa en el muelle, para reparar la Umbra Tigris habían soltado las pasarelas de embarque y nose podía subir a ella. No obstante alguien (Gaeta sin duda) había dispuesto un Halo para que el senescal y su escolta pudieran abordar la nave. El piloto estaba junto a la nave fumando una varilla de lho. Cuando llegaron los exploradores apagó rápidamente el cigarrillo y se presentó.

Soy Hans Oct, su piloto, senescal y archimilitante.

Perfecto. Procedemos a embarcar, hay asuntos que atender cuanto antes. Comenté mientras hacía un gesto a los hombres armado de mi escolta para comenzaran a subir al transporte. Sin duda aquella había sido una medida sumamente inteligente de proteger la nave, y a no ser que fueras el hombre araña o que tuvieras alas, que en aquel lugar vete a saber si ambas posibilidades estaban tan lejos de lo esperado, entrar a la nave era realmente complicado. Llévenos cuanto antes a la nave, he oído que se han producido incidentes a bordo en nuestra ausencia. Estaba segura de que aquel hombre tenía sintonizada la frecuencia de la nave y escuchaba los acontecimientos como si de un partido de futbol se tratara.

Agradezco la ayuda del señor del vacío con un asentimiento de cabeza mientras me levanto del suelo. El combate había sido corto pero intenso. Acto seguido entro en la sala tras Sarvus, con el Hellgun aún en mano por lo que pudiéramos encontrarnos dentro.

El calor era sofocante, las llamas les rodeaban y el humo dificultaba la respiración, por suerte los exploradores iban equipados o respiradores, y recurrieron a ellos. No había mucho que salvar en la cámara, pero hicieron cuanto pudieron. Algunas placas de datos no dañadas, herramientas de medicae, pergaminos de décadas de antigüedad, algunos artefactos arcanos de dudosa legalidad, como una trepanadora craneal capaz de injertar algún tipo de componente tecnológico en el cerebro.

No he oído nada de eso, archimlitante. Llevo aquí unas...seis o siete horas. Nada ha ocurrido.

El piloto abrió la puerta corredera lateral del Halo y cedió el paso a los exploradores, su escolta y Crixo. Orbest Dray permaneció en Footfall, organizando al nueva sede comercial. Había sido una escala fructífera, después de todo. Aún con la resaca del atentado terrorista. Un contrato con lso Drusianos, una sede comercial, relaciones con el Señor Feudal, un astrópata, un embaucador y promesas de riquezas. La Casa von Schwarz prosperaba.