Partida Rol por web

Confía en el Emperador, y lleva siempre un arma de gran calibre

Purga
Vecinos

El monorraíl se detuvo en la "Cubierta de atraque y sección mecánica". No habían podido aterrizar allí cuando llegaron con su nave porque estaba sellado, era obvio que ahora no lo estaba. Hangar D24, ese era su destino. Los primeros supervivientes organizados que encontraron en la Ejulve. Su misión había sido cumplida en su mayor parte. Si bien los dos objetivos prioritarios no habían podido completarse. El Doctor Smith ya estaba muerto y el Inquisidor desaparecido, quizá en Vesper, quizá en la Ejulve, quizá su cuerpo vagaba por el vacío. A través del traje podían percibir el sonido amortiguado de los disparos. La puerta del hangar no era automatizada sino que debieron girar la válvula de presión para abrirla. Junto a ella había varios trajes de vacío bajo un letrero.

"Todo operario debe llevar el traje reglamentario mientras se realizan reparaciones exteriores"

En el hangar había una docena de soldados equipados con unos trajes acorazados herméticos, un carísimo equipo que superaba a los trajes autosellantes de los acólitos. También había dos naves de carga de estilizado diseño cuyas bodegas estaban repletas de contenedores metálicos. Los disparos los provocaban ellos, dando caza a numerosos xenomorfos que surgían de los distintos conductos de ventilación. La mayoría eran de los pequeño, pero de vez en cuando surgía uno de los grandes y sólo el fuego concentrado lograba matarlo.

Los acólitos se situaron tras unas enormes cajas de almacenamiento de herramientas y una grúa, observando los acontecimientos, valorando sus opciones.

En ese momento, surgiendo del interior de una de aquellas naves, precediendo a un grito de sorpresa contenido por Linus y Davies, apareció el Doctor Steve Smith, objetivo de los acólitos, bramando a los soldados acorazados que se dieran prisa. Abrió una placa de datos y de ella surgió Avina, recibiendo instrucciones del acólito.

Poco más que encarar una ceja en alto pude hacer. Les miré algo desconcertado. Siiiii....Claaaaaarooooo....

¡Silencio! -ordena Linus a Crairman.

El adepto recarga muy, muy despacio, los cartuchos que le faltaban a su arma mientras observa la escena. Después, tras pensarlo un instante, saca unos diminutos artefactos que se coloca en los ojos, visores oculares.

Debemos proceder...con cautela.

Yo le vi morir...vamos, creo. Sí, yo estaba al otro aldo del cristal cuando...bueno, no le vi morir, pero se le echaron encima tres bichos...o espera, no eso fue...ahh. ¿Dónde fue?

Nicodemus revisa sus armas y observa la escena: Debemos decidirnos; si vamos a impedir que escapen debemos atacar ahora que están distraídos con los bichos.

- Mmmmmm- Slavick emitió un sonido mecánico, como de una radio con estática. Estaba pensando. - Dada su abrumadora superioridad numérica... Deberíamos pensarlo dos veces antes de iniciar un combate. Van bien pertrechados y nosotros solo somos cuatro- dijo dejando de lado deliberadamente al tarado, ¿Qué iba a hacer ese tipo si no era causar más problemas en cuanto las balas comenzaran a volar por doquier?. - De todos modos, quizá pueda intentar algo que los retrase. Si los xenos acaban con varios de ellos y los dejan diezmados, tendremos la oportunidad de finiquitar a Smith.-

les comentó.

¿Que esperamos? Vayamos a darles caña a esos tipos. Vamos al hangar, aquí el experto piratea las puertas y mientras tanto, los mantenemos entretenidos con un poco de energía de la dura. ¿Em? Arqueo las cejas expectante mientras doy saltitos sobre los dos pies juntos con el rifle en la mano. Venga venga venga tíos... Todos sabemos que esta es una misión de ida. Me acerco a ellos y me inclino para hablares confidencialmente. La única forma de que cumplamos es que os quitéis el miedo a palmarla, ya somos putos fiambres, y solo cumpliremos cuando lo aceptemos. Los señalo uno a uno y luego sentencio: ¿Estáis listos para hacer lo que hay que hacer?

- Bueno, pues cubridme mientras trabajo. Voy a cerrar la compuerta de salida y la bloquearé para evitar que puedan abrirla. Esas dos naves aún están conectadas al sistema central, para recibir órdenes de despegue y los protocolos de salida, así que quizá pueda entrar en sus sistemas y dejarlas sin combustible. Si lo consigo, disparad al combustible y todos morirán; en cuanto empiecen los disparos irán derechitos a las naves porque querrán salvar sus vidas.-

dijo Slavick tras las palabras de Crairman. Si se iba a ir todo al garete, al menos lo harían con estilo. Y si el pequeño plan del tecnosacerdote funcionaba, iba a haber una bonita exhibición de pirotecnia.

Anton vio una terminal cerca, a escasos metros, y se acercó allí agachado y con muchísima discreción.

Luego, estando ahí mismo, se conectó a la misma. Entró en el sistema central de la nave y tecleó con presteza las direcciones de control de despegue para entrar en el sistema de control del hangar. Halló el conjunto de comandos que usaban los controladores de vuelo y aterrizaje para guiar a las naves y los fue descartando uno a uno. Cientos de números y datos se plasmaban cada segundo en la pantalla de la terminal mientras el privilegiado cerebro de Slavick los iba evaluando.

Consiguió hallar la señal del panel de control que conectaba con los ordenadores de a bordo de ambas naves del hangar y lo utilizó para hackear los sistemas de seguridad de las naves. Fue complejo, pero lo logró, no era la primera vez que trasteaba con aquellos programas.

Luego accedió al panel de datos que controlaba los tanques de combustible de ambas naves:

Data D24 --> Orders to: Transport 1 & Transport 2

Fuel tanks: Full

Order: clean now.

Order in Process...

Order accomplished.

Y como por arte de magia, los tanques de combustible de ambas naves comenzaron a vaciarse por toda la cubierta de despegue. En breve las naves quedarían secas y sus ocupantes no podrían largarse.

Pero a Anton aún le quedaba tiempo, así que, sin salir de los ordenadores de a bordo, siguió introduciendo órdenes

Data D24 --> Orders to: Transport 1 & Transport 2

Order: check systems

Reply: systems ready

Order: disable all systems

Order in Process...

Order accomplished

Ahora, definitivamente, las naves no iban a despegar. Sin radio, sin radar, sin los sistemas de cálculo de distancias y demás, aquellos pájaros no podrían ni alzar el vuelo. Todos los sistemas estaban desactivados.

Anton cerró la conexión con los ordenadores de a bordo y se centró en el sistema de control del Hangar D24. Su objetivo: la compuerta de salida.

La encontró y volvió a enviar nuevos comandos:

Data D24 --> Order to: Gate D24

Order: close gate

Order in process...

Order accomplished

Order: change Gate D24 password --> from (639562905//DXR) to (929947593//TYW)

Order in process...

Order accomplished

Y aquello era todo. Naves con los sistemas off y sin combustible y puerta exterior cerrada. Además de un toque personal y dedicado a AVINA con todo el amor del mundo: le había cambiado la contraseña requerida para abrir o cerrar la puerta y permitir los aterrizajes y despegues.

Todo ello, en un minuto escaso. Slavick volvió con sus compañeros: ahora sí que empezaba la fiesta.

Los comandos introducidos en la terminal fueron los correctos, pero el resultado no fue el esperado. Aquellas naves no estaban conectadas a la Ejulve, de hecho ni siquiera parecían tener afinidad tecnológica imperial.

Cuando Anton abrió los depósitos de combustible el prometio empezó a fluir sí, pero no desde las naves, sino desde los tanques de combustible, extendiéndose por la sala, poco a poco. Al desconectar los sistemas de radar nada pareció ocurrir sobre las naves.

Los enemigos seguían disparando contra los xenos, cuyo número aumentaba a cada momento, era obvio que tenían prsa por irse.

Con al compuerta del hangar tuvo más suerte, los sellos magnéticos hiceron un ruido sordo al activarse y als runas de las puertas se volvieron rojas.

Cuando las puertas se sellaron los enemigos parecieron reaccionar y empezaron a gritar órdenes, distorsionadas por la distancia y las máscaras de sus equipos. También parecieron percatarse del combustible que había empezado a fluir.

Mientras Slavick computaba órdenes en uno de los terminales del hangar el Doctor Linus terminó de cargar su arma y ajustar sus visores. Comprobó su equipo y observó lo que pronto iba a ser el campo de batalla, inspecionando coberturas

Siento haber llegado a esto -dijo mientras os miraba-, pero estáis cometiendo un gran error.

De su mano surgieron dos granadas sin espoleta, el experto saltó por la valla y una granada detonó. Un enorme fogonazo blanco inundó la estancia.

- Pero, ¿Qué demonios?-

atinó a decir el tecnosacerdote al ver como el tal Linus se lanzaba al vacío con dos granadas sin espoleta.

Luego vino la detonación. Por poco no le cegó, pero Anton estaba curtido y pudo evitarlo.

Comprobó su arma, cargada y lista para la -ineludible, en opinión del tecnosacerdote, dadas las actuales circunstancias- acción.

Acto seguido, comprobó las naves de un vistazo, quería saber el modelo, origen y autonomía de las mismas. Y sobre todo, por qué no había funcionado su pequeña maniobra técnica. Al menos el portón de salida estaba bloqueado; menos daba una piedra.

También pudo observar un par de cañones automáticos, en su opinión, eran la clave para eliminar a los comandos y a los posibles xenos que pudieran aparecer. Tres hombres -y un tarado- poco iban a hacer contra una decena de profesionales bien entrenados.

!No no no! Me asome a la barandilla mirando abajo !Pero no nos dejes así! !Explícanos esto cabrón! Dije muy indignado ante lo que acababa de hacer el colgado. Seguro que había perdido por fin la cabeza, no debía haberse quitado la máscara en las zonas no aconsejables o algo por el estilo. La había cagado, y seguro que el gas lo había tocado. A mi poco más podía hacerme, todos decían que estaba bastante tarado... Es que no entendía de esas cosas. Estaba claro. Muy bien patán, podías haberte muerto de un infarto y no haber desvelado nuestra posición a todo el mundo... Egoísta hijo de perra. Murmuré mientras evaluaba la situación que se estaba dando justo ahí abajo con el arma bien aferrada en mis manos.

Nicodemus no pudo reaccionar a tiempo y cuando miró hacia Linus solo vió un destello blanco que le dejó ciego...pero le pareció que el doctor tenía dos granadas: Moveos, nos va a lanzar la otra

El fogonazo había dejado ciegos a Nicodemus y Crairman. Flash. Los sensores ópticos del tecnosacerdote reaccionaron a tiempo protegiendo los augurios de visión del ataque.

¡Atención! ¡Enemigo! -gritó una de aquellas voces.

Anton aún podía ver pero una densa cortina de humo había aparecido donde antes estaba lInus. Un humo denso que impedía ver nada más allá. Empezaron a escuchar voces y gritos.

No disparen, no disparen -aquella era la voz de Linus- ¡Benjamin Linus, Ordo Xenos!

Estaba claro. Estaba con ellos. Desde el principio. Aún así...sonaron los disparos. Largas ráfagas. Algunos de aquellos proyectiles impactaron muy cerca de ellos.