Partida Rol por web

¡Ah! ¡Son los dueños del cotarro!  dijo Terry sorpendida Mira que se lo tenían callado. Pues verá, hace un par de días me llamaron porque querían que les hiciera un montaje de monitores y demás, y me dijeron que hablaríamos aquí. Pero nunca pensé que fueran los dueños de este lugar, pensé que íbamos a disfrutar de la fiesta mientras hablábamos de trabajo. Usted me entiende qué quiero decir, ¿verdad? Dijo con una sonrisilla de la que salio un ligero ronroneo que el camarero casi no percivió debido al concierto.

Ahh, bueno, ellos no exactamente no son lo dueños, el dueño del local es Edward, dice el camarero de la barra, ellos son sus ayudantes. No sabía que quisiesen cambiar los ordenadores. Pero bueno, yo solo soy un camarero.

El camarero se levanta un poco sobre la barra y mira las mesas, Parece que ahora no están en el local, puede que estén en la ofician o el reservado. Si no le importa esperar un momento, voy a buscarles.

Pasado unos segundo el camarero rubio vuelve a salir y se acerca, Siento haberle hecho esperar, pero los encontré en el despacho estaba liados con unos papeles, dice con una risa estúpida.

Mira a ambos lados como buscando algo, y agrega con cierto tono nervioso, también mencionaron que sus amigos también pueden venir.

El camarero se dirige hacia uno de los estemos de la barra y parece susurrarle algo al camarero de las mesas, el tipo inquieto que asigno amablemente la mesa de detrás de la columna. Luego el camarero rubio, el de la barra, entra por una puerta, supuestamente el almacén. Y el otro camarero se dirige hacia una mesa donde hay tres hombres sentados. No distingues bien sus rostros ni como van vestidos, la luz en esa zona del bar es escasa. Estos hablan entre ellos y con el camarero.

Luego intuyes como uno de ellos levanta la mira hacia la barra, parece que el camarero te señala con disimulo, el hombre te mira de arriba abajo, luego mira hacia la mesa donde esta sentado el resto del grupo. El hombre asiente y se levanta, le siguen el resto de los otros dos hombres de la mesa y entran por la puerta por donde entro el camarero rubio.

El otro camarero, el tipo nervioso, sigue sirviendo las mesas.

El camarero que estaba hablando con Terry se dirige hacia uno de los estemos de la barra y parece susurrarle algo al camarero de las mesas, el tipo inquieto que asigno amablemente la mesa de detrás de la columna. Luego el camarero rubio, el de la barra, entra por una puerta, supuestamente el almacén. Y el otro camarero se dirige hacia una mesa donde hay tres hombres sentados. No distingues bien sus rostros ni como van vestidos, la luz en esa zona del bar es escasa. Estos hablan entre ellos y con el camarero.

Luego intuyes como uno de ellos levanta la mira hacia la barra, parece que el camarero te señala con disimulo a Terry, el hombre parece mirarla de arriba abajo, luego mira hacia la mesa donde estas sentado el resto del grupo. El hombre asiente y se levanta, le siguen el resto de los otros dos hombres de la mesa y entran por la puerta por donde entro el camarero rubio.

El otro camarero, el tipo nervioso, sigue sirviendo las mesas.

El camarero que estaba hablando con Terry se dirige hacia uno de los estemos de la barra y parece susurrarle algo al camarero de las mesas, el tipo inquieto que asigno amablemente la mesa de detrás de la columna. Luego el camarero rubio, el de la barra, entra por una puerta, supuestamente el almacén. Y el otro camarero se dirige hacia una mesa donde hay tres hombres sentados. No distingues bien sus rostros ni como van vestidos, la luz en esa zona del bar es escasa. Estos hablan entre ellos y con el camarero.

Luego intuyes como uno de ellos levanta la mira hacia la barra, parece que el camarero te señala con disimulo a Terry, el hombre parece mirarla de arriba abajo, luego mira hacia la mesa donde estas sentado el resto del grupo. El hombre asiente y se levanta, le siguen el resto de los otros dos hombres de la mesa y entran por la puerta por donde entro el camarero rubio.

El otro camarero, el tipo nervioso, sigue sirviendo las mesas.

El camarero que estaba hablando con Terry se dirige hacia uno de los estemos de la barra y parece susurrarle algo al camarero de las mesas, el tipo inquieto que asigno amablemente la mesa de detrás de la columna. Luego el camarero rubio, el de la barra, entra por una puerta, supuestamente el almacén. Y el otro camarero se dirige hacia una mesa donde hay tres hombres sentados. No distingues bien sus rostros ni como van vestidos, la luz en esa zona del bar es escasa. Estos hablan entre ellos y con el camarero.

Luego intuyes como uno de ellos levanta la mira hacia la barra, parece que el camarero te señala con disimulo a Terry, el hombre parece mirarla de arriba abajo, luego mira hacia la mesa donde estas sentado el resto del grupo. El hombre asiente y se levanta, le siguen el resto de los otros dos hombres de la mesa y entran por la puerta por donde entro el camarero rubio.

El otro camarero, el tipo nervioso, sigue sirviendo las mesas.

Pasado unos segundo el camarero rubio vuelve a salir del almacén y se acerca a Terry, Siento haberle hecho esperar, pero los encontré en el despacho estaba liados con unos papeles, dice con una risa estúpida.

Mira a ambos lados como buscando algo, y agrega con cierto tono nervioso, también mencionaron que sus amigos deberían venir.

El despacho esta pasada, esa puerta, señala la puerta por la que acaba de salir,es la puerta del almacén aunque tambien da a los despachos. Una vez pasada la puerta a la derecha hay unas escaleras, las suben y es la primera puerta. No tiene perdida. 

Psst Terri Flash susurra en voz muy baja Cuidado, algo va mal, el camarero con el que hablabas ha avisado a unos tipos que te han mirado de arriba a abajo y se han metido por la puerta por la que nos han dicho que entráramos, no he podido fijarme en cómo eran.

Muchas gracias, aviso a mis compañeros y vamos. Terri se aceró a la mesa de su ompañeros y, después de escuchar la advertencia de Flash dijo Ya, yo también me he fijado. Lo raro es que me ha dicho que vayamos todos, si quisieran hacer algo malo habrían pedido que subiera yo sola, bueno, no sé. Estad alerta por si acaso, me han dicho que vayamos al despacho del jefe, creo que sé por dónde ir. Por cierto, por si mi mentira ha colado, que creo que no, somos informáticos para poner un sistema nuevo de ordenadores.

Con un gesto les señalo la puerta por la que debían entrar y los guió por donde el camarero le había dicho.

De acuerdo, entremos a ver que pasa.

Mientras caminamos me fijo en las auras de los matones que nos acompañan ( de una en una ) y luego en la de los camareros

Creo, que es la única opción que tenemos. Subamos. Dice Emerson con voz decidida, sin ninguna nota de duda en su voz. Se levanta de la silla, alisa su traje y se dirige hacia la puerta.

Pasáis la puerta sin ningún problema, tras esta hay una gran sala llena de cajas y barriles, cuidadosamente colocados en estanterías. En un lateral de la sala hay unas escaleras de mano, que suben hasta una pasarela superior de metal, con varias puertas de metal, una de las cuales tiene un cartel donde se lee oficinas. La puerta está cerrada, cuando posáis la mano sobre el pomo esta cede con un leve crujido.

La oficina es parca, con solo el mobiliario básico: un par estanterías, una caja fuerte y un escritorio con tres sillas. El cuarto no es excesivamente grande.

En una esquina de las sala, hay un hombre corpulento y musculoso que os observa con una sonrisa estúpido en la boca; mirando la caja fuerte con curiosidad se encuentra un hombre delgado, con un sombrero, parece que no os presta atención.

Sentado sobre la mesa esta el tercer hombre, su aspecto es inhumano, montuoso, que se marca aun más con la luz de la habitación. Es tremendamente alto con un cuerpo atlético y musculo. Su cabeza es cuadrada, con una mandíbula fuertemente marcada, sus ojos están unidos y poseen un tono ligeramente rojizo. Lleva el pelo muy corto.

El hombre que está mirando la caja fuerte habla, parece que sigue sin prestaros atención. Earl, ¿crees que si le mangamos algo de pasta el jefe se cabreara?

El tipo grande que está en la esquina parece darse por aludido. Creo que el jefe no se molestaría. Solo diría “arancele la cabeza a ese granuja del El conde”, y yo lo haría sin rechistar. Finaliza la frase con una sonrisa brabucona.

Dejar de hacer el bobo, ruje el monstruo sentado sobre la mesa, Tenemos una misión y la vamos a cumplir. Entendido. El rostro de los dos hombres cambia, dejan de mostrar sus sonrisas, para pasar a una expresión inexpresiva y seria

El hombre os mira de arriba, abajo; uno por uno, en completo silencio, tomándose su tiempo en cada uno de vosotros.

Me centro en las auras de los tres personajes que tengo enfrente de uno en uno y sopeso lo que veo.