Partida Rol por web

- ¡Vaya!- sonríe y se acerca un poco más- Dí en el clavo. 10 puntos para Lestrange.- te toca el pelo y te lo revuelve- Tranquilo, que yo no tengo nada que decir. Tengo asuntos más importantes que hacer, como llenar la cabaña de Hagrid con escregutos. A no ser que me propongas un plan mejor para esta hora. Te doy prioridad pero no te acostumbres.

- Creo que tengo un asunto importante que atender. Luego te veo.

Se para en el trayecto y echa a caminar hacia atrás. ¡¿En qué piensa Oliver?! Ya debería de haber dejado de ser amigo de esa Lestrange.

Es una vegüenza para su familia.

Bolton te mira entonces, interesado en lo que puedas estar pensando.

Zac:- Bien. Solos entonces. Tú diriges.

Se despidió de Deirdre negando con la cabeza con incomprensión, pero en seguida dirigió la mirada hacia su único acompañante.

- Como siempre - dijo con soniquete mientras guiaba los pasos del chico en dirección al séptimo piso. Lo puso al corriente de sus planes -. Como recordarás ayer hubo un...desagradable... incidente en nuestro compartimento - comentó con las palabras supurando desdén -. El chico ese, O'Zebra, nos quitó el gato de Colleman que me había hecho daño. Y para acabarlo de arreglar, hoy ha intentado transformarme en clase creyéndose que así se vengaba o alguna tontería similar - le costaba entender cómo los alumnos consideraban transformar a alguien en clase de transformaciones como algo humillante cuando de hecho no era otra cosa que hacer la tara. Supongo que cada cual se busca sus motivaciones -. Lo malo que tienen es que no saben cuándo luchar sus batallas ni cuáles vale la pena librar. Yo no he tenido ningún problema en esperarme a ahora, que están tranquilamente jugando a algún deporte muggle absurdo, para colarme en Ravenclaw, coger al gatito y... oh, bueno, aún no he decidido qué hacerle a O'Zebra. ¿Se te ocurre algo imaginativo?

Aunque había optado por ser racional con Duncan y apartarle de mis posibilidades, viéndole sólo como un amigo, esa sonrisa... Esa sonrisa era demasiado. Un escalofrío me recorrió la espalda cómo si un rayo eléctrico me cruzase de arriba a abajo, pero aguanté el tipo cómo pude, ignorando ese hecho y hablando con tranquilidad.

- Oh bueno, ha sido...movido, más que fuerte. Pero lamentablemente yo he tenido que mantenerme de espectadora. Espero que esto mejore, que he tenido que esperar todo el verano para poder usar de nuevo la varita. - le contesté con una sonrisa. 

Miré a sus amigos sin saber muy bien si estaba interrumpiendo y si, por educación, debería irme. Sin embargo habíamos quedado en que todos jugaríamos a béisbol y no avisar a Duncan sería irrespetuoso, por no hablar de que era siempre interesante verle tan serio y concentrado en Quidditch, así que suponía que esto sería la mismo.

- ¿Estas ocupado? Es que verás, hemos pensado en intentar darle una oportunidad al béisbol en el descanso. Los chicos han ido a las cocinas a buscar algo para comer mientras yo venía a avisarte, hemos quedado en los jardines. Así que...¿qué te parece? ¿Te apuntas?

Observo a Katherine en un silencio premeditado. Su propuesta es muy tentadora. Por mucho que me fastidie reconocerlo, y por mucho que pueda sacarme de quicio la Gryffindor, su compañía supera con creces a la de la mayoría de los alumnos de este colegio. Por otro lado, están sus malditos principios. Y ahora mismo, no estoy dispuesto a ponerle en bandeja que arruine mis planes.

- Quiero joderle la vida a Kyle. Y a Leonard, de paso. Que se arrepientan de haber nacido.

Lo pienso, pero no lo verbalizo. Demasiado duro para la joven Lestrange.

- Tengo cosas que hacer Katherine. Cosas... que requieren de mi atención. - No tardo en arrepentirme de mis palabras. Demasiado misticismo en ellas. Seguro que su cabeza se ha activado y comienza a intentar unir las fichas del puzzle. Pero no estoy de humor para tonterías. Me ha molestado demasiado su comentario sobre Dreidre. Y necesito pensar al respecto. En solitario.

...en serio, este año me he traído un ovillo de lana, si no os lo creéis, luego os lo enseñare. Quiero ver si es tan diverti... No acabé la frase, entrando en la cocina, y oliendo la comida, alzando la vista, y cogiendo las gafas que llevaba colgando, y poniéndomelas, observando la buena pinta que tenía todo, y aquel delicioso olor. Por todas las varitas... tengo un hambre... Y lo dice el mismo que se acababa de hinchar a comer hace un par de horas atrás. Es como si no tuviera final.

El susurro fue hacia mis compañeros, momento en el que se acerca la elfa domestica, y me pongo de cuclillas, a su altura. Pues... habíamos pensado en salir a almorzar fuera. ¿Podrías darnos algo de comer fuera, por favor? Seriamos... Veamos que cuente... Will, Kyle, Peter, Duncan, Eve, Kaitlin y yo... Somos siete, pero yo tengo mucha hambre... Comida para ocho personas, por favor, Mirah. Le pedí, con una encantadora sonrisa, y me incorpore de nuevo, riendo ante el comentario de Will.

Podrías dejarte bigote, tío. ¿No hay huevos? Le digo, asintiendo con la cabeza, a ver si coge el testigo y podemos disfrutar de un Will barbudo las próximas semanas.

Llego riendo a las cocinas, a raíz de la conversación que estamos teniendo. Y, aunque intento contener la risa, cuando la elfa confunde a Will con una chica, vuelvo a reir, tapándome la boca con la mano.

-Las pestañas, Will... Yo creo que son las pestañas... -le susurro, reprimiendo una carcajada, mientras alzo una mano, sonriente, hacia la elfa- ¡Hola Mirah! ¿Como ha ido el verano?- pregunto, amable, antes de dejar que sea Leo quien se haga cargo de pedirle la comida... ¿Para ocho? Será ansioso...

Vuelvo a reir, negando, y, cuando Leo reta a Will lo miro, y esta vez si, acabo llorando de la risa. ¿Will con bigote? Seguro que no llegaba ni a pelusilla... Es la persona más lampiña que he visto en mi vida...

- En serio, Will. Hazlo. Pago por ver eso...

La risa divertida de Bolton sorprende a algunos que pasaban por ahí. Es raro que él ría con ganas cuando siempre tiene esa seriedad y frialdad característica de una buena y ricachona serpiente.

- ¿Hacerle? Se me ocurren muchas ideas. Si lo que quieres es darle una lección a ese traidor a la sangre mejor será que lo hagamos a lo grande.

Caminais por los pasillos en busca de la entrada a la sala de Ravenclaw.

- ¿Qué tal se te dan las adivinanzas? Porque sino la entrada a esa sala estará cerrada por mucho que quieras entrar. A no ser que rompas el tapiz.

Te sujeta entonces la mano y tira de ti.

- ¡Venga! ¡No seas aguafiestas! ¡Vamos a por los escregutos! Te divertirás.- parece que no tiene intención de dejarte marchar a pensar en tus solitarios planes. Una última intentona antes de que tu cabezonería pueda con sus ganas de pasar un tiempo divertido contigo.- Y lo conseguiremos antes de la próxima clase.

¿Por qué no dejo de sonreír como un idiota?

Su amplia sonrisa se desvanece un poco, aunque el brillo en su mirada continúa. Mira a sus compañeros y a estos solo les falta darle empujoncitos contra ti.

Luego te mira y sonríe nuevamente sin poder evitarlo.

- Claro. Yo ya no tengo más clases hoy. Vamos.- se coloca a tu lado y empezais a caminar. Algunos de los amigos os dedican un silbido y Duncan les fulmina con la mirada.- Ignóralos. Yo lo hago.

Y se queda callado, algo avergonzado y sin saber algo ocurrente que poder comentar.

Pongo los ojos en blanco y resoplo, claramente molesto. Aun así, una ligera sonrisa surge en la comisura de mis labios. Haga lo que haga, sé que voy a tener que aplazar mis planes. Pocas mujeres son tan cabezotas como Katherine (quizá solo Dreidre la supere), y no tiene ningún sentido ponerse a malas con ella. - Al menos, por ahora, pienso.

Acabo encogiéndome de hombros, sin cambiar ni un segundo la expresión de mi rostro.- Tú ganas. - Su mano continúa agarrando la mía. El contacto no me importa, estoy acostumbrado a él desde la infancia. Aun así, no me gustaría que alguien pudiese vernos en esa situación. Muevo la mano lentamente intentando zafarme de ella, sin ser especialmente brusco. - Pero que sea rápido. Ese estúpido semi-gigante no se merece que malgastemos en él ni un minuto de nuestro tiempo.

- Va, es cuestión de reírnos un rato, no de romperle una pierna a nadie, Zac - dijo poniendo los ojos en blanco. El chico se estaba poniendo un poco pesado con eso de recalcar lo de traidores a la sangre como si tuviera que castigarle por ello. ¿Qué más daba su sangre? Lo importante era lo que hiciera con ella. Mientras no se dedicara a manchar las alfombras con ella, no le veía el problema. Sus ojos se abrieron con astucia ante la pregunta de cómo se le daban las adivinanzas. su rostro adoptó una expresión inocente -. Perfectamente. Pero, ¿cómo se te dan a ti? ¿Te sabes ésta? ¿Qué es lo que está en mi mochila, sirve para hacerse invisibles y nos va a permitir colarnos tras algún sabiondo insulso? Una pista, se bebe - dijo con sorna mientra sacaba la botellita que contenía la poción de invisibilidad y la agitaba ante los ojos del slytherin.

- ¡Estupendo! - exclamé con una sonrisa cuándo me dijo que se nos unía. 

Levanté un poco las cejas en sorpresa cuándo sus amigos se... ¿ríen de él? ¿A qué venía todo eso?

- Kaitlin me ha hecho lo mismo. - le comenté en voz alta casi sin pensarlo. En el caso de Kaitlin sabía porque era, aunque no me hacía mucha gracia que lo hiciese. Había sido un secreto que le había confesado cómo amiga, y aunque Kyle, Leo y el resto eran amigos también... Bueno, no quería que todo el mundo supiese esa debilidad. Además, esas cosas no se compartían con todo el mundo, era muy privado... - Tienen las hormonas revolucionadas tras el verano y ven pajaritos por todas partes. - le dije con una risa algo nerviosa... y algo decepcionada, en el fondo. Podía controlar mi razón totalmente, pero cosas cómo ésta se me escapaban. Aunque desde el año pasado sabía que estaba fuera de su liga (por Merlin, ¡desde mi punto de vista no había nadie en la liga a la altura de Duncan!), ese nudo en el estómago se empeñaba en soltar mariposas cada dos por tres cuándo le tenía al lado.

- Bueno, pues... ¿Vamos? - le dije mientras empezaba a caminar hacia el punto de encuentro - ¿Qué te ha tocado a ti? ¿Ha sido interesante? ¿Ya os están asustando con los EXTASIS?

Al lado de Eve y Duncan aparecen corriendo Katherine y Oliver, dirigiéndose también a los terrenos del castillo con, al parecer, mucha prisa.

- Miedo me dan esos dos juntos...- comenta al verlos pasar, pero pronto vuelve a centrar su atención en ti.- Bastante. De hecho quiero empezar a estudiar cuanto antes. ¿Qué te parece si empezamos este sábado? Si quieres... por la mañana estudiamos, por la tarde entrenamos quidditch y así te preparas para las pruebas de dentro de dos semanas.

Quizás estoy siendo demasiado directo... ¿la estaré agobiando?

- ¡Date prisa! Que luego llega Hagrid y nos pilla.

Pasais al lado de Eve y Duncan que también van a los terrenos aunque de forma más tranquila. Recorreis todos los terrenos corriendo a gran velocidad y terminais reuniéndoos con Bonnie, que tiene dos cajas de cartón bien manejables y que te mira con desconfianza.

- No te preocupes. Él se une a la diversión.- Duda unos segundos, pero finalmente la rubia se encoge de hombros y te tiende una caja.- Venga, yo abro y vosotros los lanzais. Después salimos corriendo y vamos al puente de madera para disimular antes de ir a clase. ¿Ok?

Zac sonríe con divertimento, algo sorprendido por que poseas una poción.

- Creo que podré aprender muchas cosas de ti.- caminais tranquilamente por los pasillos hasta alcanzar el pasillo donde se encuentra la entrada a la sala común de los Ravenclaw. Hay bastantes de ellos por ahí, por lo que esperar a que se abra no llevará mucho tiempo Zac te lleva a una zona solitaria y entrelaza su mano con la tuya.- Si vamos a ser invisibles el único modo de saber nuestra posición será ir juntos.

Es la primera vez que alguen te sujeta la mano de esa manera, y más un chico atractivo, mayor y bien considerado. Y tras el gesto espera a que tomes la iniciativa después de eso.

- Seguro que no planean nada bueno... debería... - sin embargo no acabé la frase. Sí, debería llamarles la atención por correr en los pasillos y asegurarme de que no hacían nada prohibido, pues era mi deber como prefecta... Pero aparte de que estaba segura de que los dos me ignorarían y tendría que acabar llevándolos a sus jefes de casa y perdería toda la tarde, estaba con Duncan. Íbamos a los jardines a jugar a béisbol con los chicos, estábamos a solas, charlando agradablemente. Si iba tras ellos perdería todo eso y lo haría con mi cara menos agradable: la de prefecta marimandona. Seguro que eso ofendería a los chicos y a Duncan, perder la tarde porque Katherine y Oliver corrían por el pasillo. No, no valía la pena. Sólo Aaron perdería el tiempo con algo así, sobretodo teniendo planes.

- Debería pasar por la biblioteca. - concluí girando la frase con una sonrisa - Así escojo los libros que mejor vayan con tus EXTASIS. Y busco también libros sobre magulladuras y huesos rotos. - le dejé unos segundos para asimilarlo - Supongo que esto nos llena el sábado de actividades.

Su mirada bajó con curiosidad hasta la mano que sujetaba la suya. La levantó, arrastrando la del chico, y tocó sus nudillos con la mano libre, antes de devolverlas hasta su posición. Desprendía un calor agradable y reconfortante, le recordaba vagamente a cuando la niñera que había tenido a los tres años la llevaba de la mano al parque. Su padre la despidió por tomarse demasiadas confianzas, pensando en realidad que quería matar a su hija.

- Mmmm...curioso - musitó para sí con aire pensativo mientras clavaba una mirada de interés en Zac, como si no hubiera reparado verdaderamente en él hasta ese preciso momento. Sin decir más, destapó la poción con el pulgar y se bebió la mitad del contenido del frasco, empezando a tornarse invisible tan pronto como el líquido empezó a caer en su estómago. Dado que el frasquito había adquirido el nuevo color de su piel, es decir, estaba invisible, se lo acercó a Bolton a la boca y lo posó en su labio inferior -. Bebe, es mejor no arriesgarnos a tirarla por el suelo.

Mirah parece contenta de que le pidáis comida y os dedica una sonrisa agradecida.

- ¡Mirah les traerá comida a los señoritos! Pero como la hora de la comida se acerca solo puedo dadles brownies de ayer. Mirah lo siente mucho.

Agacha la cabeza con decepción mientras se va a recoger la comida para vosotros. A los pocos segundos vuelve con más de veinte brownies caseros para vosotros.

Duncan sonríe agradecido ante tu interés por ayudarle mientras salís a un soleado y caluroso día de principios de Septiembre. La gente está sentada en la hierba, o dando paseos por el lado mientras charlan amigablemente. Duncan se quita la túnica y se queda en mangas de camisa mientras se ajusta bien la corbata.

- Vas a acabar aburrida de mí, seguro.- comenta con una sonrisa amigable. Algunos compañeros de curso le saludan y él les devuelve el movimiento de mano pero no hace ningún amago de ir a saludarles.- ¿Qué tal Bikel? ¿Ya ha destrozado las cortinas de tu cama?