Partida Rol por web

Con el sol a mitad de camino de ponerse, Leonard y Kaitlin salieron a los extensos terrenos del castillo con una clara intención: averiguar quién metió los escregutos de cola explosiva en la cabaña de Hagrid.

Tuvieron la suerte de que hubieran pocas personas por allí y casi todas ajenas a ellos, por lo que no tardaron en llegar hasta la enorme cabaña del guardabosques y profesor de Cuidado de Criaturas mágicas que no tardó en abrirles en cuanto llamaron a la puerta.

- ¿Leonard? ¿Kaitlin? ¿Qué hacéis voso...?- algo se iluminó en la cabeza del semigigante.- No me digas que sigues empeñado en averiguar quién metió los escregutos.- lejos de parecer enfadado, parecía feliz y estuvo a punto de llorar. Aquella situación le recordaba a cuando Harry estaba en el colegio. Se hizo a un lado.- Venga, pasad anda. Sé que no os rendireis.

Dentro de la habitación todo presentaba aspecto chamuscado. Era un milagro que no se hubiera incendidado del todo. Lo único que permanecía intacto eran dos cajas de cartón.

- Debieron de llevarlos ahí.

Deidre cerró los ojos ante el contacto de los labios de Oliver en su cuello y tras los susurros de Oliver, terminó por dejarse llevar hacia el interior de la sala común donde echaron a un par de segundo de su sillón favorito y se sentaron, la pelirroja encima de Oliver.

Le besó durante unos minutos, llegando a recorrer su cuello tal y como el chico hacía con ella, hasta que la intriga la venció y terminó por separarse con las manos rodeando su cuello.

- ¿No piensas decirme qué era tan importante?

Asintió, conforme al plan expuesto por Zac, y tomó el brazo del chico para levantarse, quedando nuevamente a escasos centímetros de él y observando sus labios con una ceja enarcada y las comisuras de su boca levemente curvadas hacia arriba. Labios de chica, se dijo ampliando la sonrisa divertida, pero me gustan.

- Voy a buscar al gato pues, ves tirando tú, así no nos ven juntos. La segunda aula a la derecha de la de transformaciones. Si nos ven entrar simplemente pensarán que estamos liados - comentó con calma, gran conocedora de la mente colmena de Hogwarts.

Cinco minutos después Carrie entraba en el aula, con el gato petrificado metido en su mochila. Como era costumbre, cerró la puerta con un hechizo y la insonorizó, antes de dirigirse con su paso lento de costumbre hasta el lugar en el que Zac la esperaba y poner al animal sobre una mesa, que movía los ojos como si se tratara de un reloj.

- Vamos allá - murmuró acariciando el suave pelaje del animal mientras pasaba la varita por encima, haciendo desaparecer cada uno de los pelos de su cuerpo excepto pestañas y bigotes.

Repitió el mismo proceso con las uñas hasta dejar a un animal horrible ante sí. Algo en su interior le dijo que aquello era triste y de una crueldad innecesaria pero sencillamente, no fue capaz de sentir nada ante esa verdad, a pesar de ser consciente de ello.

Con expresión distraída acarició la cabeza del animal y se puso a la altura de sus ojos.

- Ahora vas a olvidar todo lo que has visto desde que te cogí pequeño - se puso en pie y se situó fuera del alcance de su vista y apartó a Zac con ella -. Es mejor no dejar cabos sueltos. ¡Obliviate!

Le costó un par de intentos pero a la tercera, cuando el tiempo que tenían ya llegaba a su fin, lo logró para, acto seguido, lanzarle una maldición Imperius.

Cierra los ojos, fue el primer mensaje para el felino, con la voz distorsionada para que pareciera la de un hombre, grave. Observó que se apresuraba a cumplir su orden. Con la sábana aún en sus manos lo envolvió y lo metió nuevamente en su mochila.

Su mirada volvió a su compañero, el cual la seguía observando con fijeza. Carrie, seria, se limitó a acercarse hasta él y darle un beso en la mejilla, marca de la casa Lewis.

- Nos vemos en el Gran Comedor - le susurró en la oreja, sin querer que el gato los escuchara. Tal vez se estaba pasando de paranóica pero una cosa era gastar una travesura y la otra lanzar una Imperius. Sabía que si llegaban a enterarse de eso sería peligroso para ella, aunque si lo hacía bien parecería que el gato estaba bajo los efectos de un confundus o simplemente estaba muy asustado.

Acto seguido se dirigió a uno de los baños de la planta, alejado del Gran Comedor para que nadie lo viera y dejó al gato encima de uno de los inodoros, todavía con los ojos cerrados. Salió fuera y cerró la puerta con un hechizo, comprobando que el animal podría colarse por debajo de la puerta.

Espera aquí, no te muevas ni hagas ruido.

Me puse realmente tensa cuándo Duncan se me acercó tanto y el corazón se me desbocó. ¿Qué se suponía que hacía? Por una décima de segundo, cuándo vi que sus ojos bajaban a mis labios, mi mente estúpida y soñadora imaginó que iba a besarme... Para caer desde gran altura al volver a la realidad y darme cuenta de que para variar sólo me estaba tomando el pelo.

Tuve que forzar una sonrisa cuándo dijo lo del perezoso, ya que en realidad en ese momento me sentía realmente estúpida por pensar que Duncan, el guapo, inteligente, divertido y alocado Mckenzie iba a besar a la empollona de Eve Colleman. Eso además hacía que todas las "señales" que según Kaitlin habían...eran sólo imaginaciones. Duncan seguía siendo inalcanzable.

"Pero eso ya lo sabías y por eso hiciste que tu mente convenciese a tu corazón, ¿verdad?"

Le dejé apuntar las cosas  de su trabajo y aparté un poco la mirada. No iba a cambiar este año, iba a ser igual que los últimos meses del anterior cuándo nos hicimos amigos, nada más. Cogí una pluma y otro trozo de pergamino apra apuntar un par de cosas más que se me ocurrían sobre licántropos y animagos, por si a él le servían de algo. Después, mientras el trabajaba, cogí un nuevo pergamino y empecé a escribir unas normas básicas para el baseball. Así me sacaba de la cabeza lo ocurrido y los que no sabían cómo iba podían echarle un ojo, si es que algún día acabábamos jugando.

El tiempo pasó tan rápidamente en la biblioteca entre el estudio y la escritura de las normas que terminó por anochecer, llegando la hora de la cena.

En la biblioteca no quedaba nadie ya, cosa que comprobaron solo cuando alzaron la vista, por fin, de los libros y del pergamino; ni siquiera Sean andaba leyendo sus cómics.

Duncan se estiró de forma llamativa, alzando los brazo y estirando todo el tronco.

- Bueno, creo que ha quedado una redacción digna de un Ravenclaw. ¿Vamos a cenar?

Sin esperar respuesta ayudó a Eve a recoger las cosas y ambos caminaron hacia el Gran Comedor.

- Muchísimas gracias por la ayuda, Eve. Seguro que tenías mil cosas mejores que hacer que pasar toda la tarde conmigo encerrada en la biblioteca. Pero no dudes de que el sábado te lo pagaré con el quidditch.

No me di cuenta de lo mucho que pasó el tiempo hasta que Duncan llamó mi atención.

- ¡Uy, pero qué tarde! Ya es la hora de cenar.

Recogí con la ayuda de Duncan y salimos ambos de la biblioteca. Por el camino Duncan me agradeció la ayuda, cosa que para nada era necesario. No sólo por el hecho de que la biblioteca era mi segunda casa, sino porque pasar la tarde con él no era nunca una pérdida de tiempo.

- No hay de qué, si para mí estudiar es casi un hobbie, ya lo sabes... - dije riéndome...de mí misma, en realidad. Si es que a veces me parecía que yo misma me cavaba los agujeros dónde enterrarme. - Aunque te agradecería lo del Quidditch, de todas maneras. Me gustaría ser capaz de sorprender a Laura, aunque tal vez necesito hacer pesas antes de nada. - dije levantando un brazo en posición de "hacer bola".

- ¡Lo sabía!- exclamo, al ver mis sospechas confirmadas. Me agacho para recoger el mechón del suelo y me vuelvo hacia Laura, evaluándola con la mirada mientras muestra su asombro. ¿Será un asombro sincero? Al fin y al cabo, Rita dijo que habían sido una chica y un chico. Y si eran Ravenclaws...ella y Duncan estarían entre los principales sospechosos... Eve ha estado casi todo el rato conmigo, al igual que Leo y Kaitlin. No creo que en el rato de después de Adivinación les hubiera dado tiempo a darme el cambiazo... Decidido a concederle el beneficio de la duda, respondo a su pregunta.

- Pues...el champú era mío y sólo conozco dos personas que han estado en posesión de una poción crecepelo recientemente. O bien una de ellas quería gastarme una pequeña broma- digo, pensando en Kaitlin, a quien Carrie había regalado la poción.- o la segunda quería hacerme pensar que todo había sido cosa de la primera.- añado, pensando en que Carrie podría haberse guardado parte de la poción antes de regalársela a Kaitlin para luego usarla contra ella. ¿Se tomaría tantas molestias? No lo creo. Demasiado esfuerzo si luego no le va a causar diversión... Además, habían sido dos personas: un chico y una chica. Confiando, quizás equivocadamente, en la inocencia de Laura decido contarle este último detalle. 

- Por lo que parece pudieron haber sido un chico y una chica. ¿Tienes idea de alguien que quisiera verme convertido en mujer?- digo, adoptando una expresión divertida y señalando con las manos a los lados de mi cabeza lo largo que habría quedado mi pelo. 

Laura escuchó con atención toda la información. Pronto empezaban con las bromitas este año... aunque pensándolo bien, siempre y cuando no dificultasen  a su equipo de quidditch le parecían incluso divertidas.

- No tengo ni idea la verdad. Es la primera noticia que tengo. Lo que está claro es que ha debido de ser alguien de nuestro curso ya que justamente hoy hicimos esa poción.- miró al reloj de la pared. Ya quedaba poco para la hora de cenar.- De todas maneras, ahora tienes tú la ventaja. ¿No? Y tampoco es que sea algo peligroso.

Se metió en la ducha corriendo las cortinas y colocando la toalla que la rodeaba en la parte de arriba de la ducha pero sin parar de hablar.

- ¿La utilizarás?

Duncan tocó el brazo de Eve por donde se suponía que tendría que tener algo de bola encontrándose con que estaba más blanda que otra cosa, por lo que estalló a carcajadas.

- Sin duda no le digas a Laura que te toque el músculo o será tu perdición.-continuó riendo mientras entraban al Gran Comedor, donde Carrie ya había llegado.- Ten claro que si entras en el equipo te hará trabajar muy duro la musculatura. Hazte a la idea.

La gente fue llegando al Gran Comedor aún bastante vacío para lo que solía estar. La mitad de los profesores faltaba aún y las cuatro mesas estaban a medias de llenar.

Carrie se encontraba sola en su mesa sin la llegada de todo su séquito. La persona más cercana a ella era la callada y seria Nixie, con una mano apoyada en su barbilla mirando de forma aburrida el entorno.

Eve acababa de entrar acompañada por Duncan McKenzie que reía a carcajadas.

Sigo la mirada de Laura hacia el reloj de la pared. ¡Qué tarde se ha hecho!. Al ver que la chica se mete en la ducha, hago lo propio dos duchas más a la izquierda. Antes de abrir el grifo, alcanzo a oír la última pregunta de Laura. Tardo unos segundos en responder, pues es algo que, por obvio que parezca, no se me había ocurrido. 

- Creo que sí...aunque todavía no sé con quién.- respondo y seguidamente dejo correr el agua sobre mi cuerpo, mientras mi mente le da vueltas y vueltas como una peonza a la idea. Al poco rato, adopto una decisión. La utilizaré, pero primero quiero saber quién la puso en mi bote, para hacer girar las tornas y sea esa persona la que tenga que andar pisándose su larga cabellera durante un rato. De repente me doy cuenta de que estoy sonriendo. Sacudo la cabeza y me concentro en la tarea de enjabonarme el cuerpo. El rugido de mis tripas me piden que me dé prisa. Ya pensaré en algo más tarde, con el estómago lleno y la mente en plenas facultades. 

Kyle y Laura se unieron al grupo de gente que volvía de los terrenos del castillo para ir a cenar. Aún faltaban diez minutos para la hora de la cena y el Gran Comedor se llenaba de forma alarmante.

Para Eve, Duncan y Carrie, que habían llegado de las primeras, fue un cambio bastante considerable.

Aún así la mitad de los profesores faltaba por llegar y muchos otros compañeros como Oliver, Deidre, Leonard, Kaitlin y Will.

Jackie y Jack entraron al mismo tiempo y se dirigieron, callados y sujetos de la mano, hacia la mesa de Slytherin.

La sensación que provoca los labios de Deidre en mi cuello me obliga a cerrar los ojos. Me siento bien; tranquilo y relajado, como si me hubiese enterado apenas una hora atrás de que, a partir de ahora, voy a tener que lidiar con la rebelión en Hogwarts. Por desgracia, la pregunta de mi novia hace que ponga los pies en la tierra demasiado pronto.

- Quieren que lidere el grupo de ataque de Hogwarts.... para recuperar el control. El control del mundo mágico - termino para mi. No sigo hablando. Mi mano se desplaza hasta el cabello de Deidre y mis dedos se entrelazan entre sus mechones. Siempre me ha gustado ese tacto y ese olor tan característico. Inconscientemente lo busco y mi cabeza se inclina hacia ella, intentando aspirar una vez más el aroma. Entonces, recuerdo. - ¿Sabes algo de que haya algún licántropo en Hogwarts? - Sé que lo más probable es que ella no tenga la respuesta pero, aun así, lo intento. Las palabras de mi primo se han quedado grabadas en mi cerebro a fuego, y ahora necesito una respuesta. - ¿Alguna vez has escuchado o visto algo?

Deidre escuchó con atención la respuesta de Oliver sin emitir ningún tipo de comentario y solo asintiendo levemente con la cabeza dejando que él jugase con su pelo. No hacía falta preguntar si había aceptado el encargo o no, pues si se trataba de esas cosas -y siendo un Carrow- sin duda habría aceptado. De no hacerlo le habrían considerado un cobarde o algo peor, un amigo del enemigo. 

Además, si le contaba aquello, que tan secreto era, significaría que ella también tendría que ayudarle en todo lo relacionado, cosa que tampoco le hizo falta preguntar.

No obstante, lo que sí la sacó de su silenciosa escucha fue la pregunta sobre el licántropo.

- ¿Licántropo?- sin duda información sumamente importante. ¡¿Un licántropo en Hogwarts?! No podía ni imaginar lo peligroso que podría ser aquello.- Nunca escuché ni vi nada. Y lo recordaría si fuera así, visto lo inusual del tema. ¿Eso te ha dicho? ¿Que hay un licántropo entre nosotros? ¿Desde cuándo?

Y ten cuidado con el licántropo. Úsalo bien pero contrólalo también.
 

Las palabras de mi primo salen de mis labios sin ninguna dificultad. Se me habian quedado grabadas en la mente a fuego, y dudaba mucho que algun día pudiera olvidarlas. No, al menos, hasta que consiguiera saber quien era el dichoso lincantropo.

- No lo se, Deidre... y saberlo sera una de nuestras principales prioridades hasta ahora. Nuestra, recalco para mí. Doy por hecho que mi novia se percata del plural, del hecho de que cuento con ella en todo momento. Que es parte de mi equipo. Que por mucho que yo sea el lider, ella es la que esta a mi lado. - Pero hay otras, por supuesto - continuo tras una leve pausa, en la que aprovecho para reacomodarme en el sofá. - Carrie y yo tenemos problemas, Dei - no estoy diciendo nada nuevo, pero necesito introducir el tema despacio. Sé lo sensible que es mi novia con él. - Y sé que yo tengo gran parte de la culpa - Mentira, no lo creo en absoluto. No es mi culpa que la malcriada y caprichosa de Lewis sea un grano en el culo desde el momento en que nació. Ni que sea una incompetente disfrazada de pasotismo. - No te lo pediría si no fuera importante Deidre. Si vamos a hacer esto, si vamos a luchar por una causa mayor, no puede haber brechas en nuestras filas. Necesito... - reduzco la voz hasta el silencio, dándole la carga de dramatismo suficiente para matener todavía mas su atención - ... que me ayudes con esto. Eres su mejor amiga.

Deidre asintió con la mente centrada en las palabras citadas. ¡Un licántropo en su propio bando! La de posibilidades que podría dar aquello. Si bien los licántropos pueden resultar impredecibles y un problema si no son controlados de forma contínua o como mínimo en noches cercanas a la luna llena. ¿Quién sería? Estaba de acuerdo en que averiguar de quién se trataba era una prioridad.

Sin embargo, Oliver sacó otro tema: Carrie. En un principio la pelirroja transformó su expresión interesada en una molesta. Era obvio que Carrie y Oliver tenían problemas y mucho más tras la última pelea que llevó a Carrie a la enfermería. No le gustaba hacer de intermediaria, pero algo cambió su parecer. ¿Acaba Oliver de admitir que había sido culpa suya?

- Admitir la culpa es un buen comienzo.- comentó la chica pasando a colocar un mechón de pelo corto tras la oreja del chico.- Supongo que podría intentar ayudarte, ya que parece que quieres contar con Carrie en el equipo. Pero sabes que la mayor parte tendrás que hacerla tú.- le miró a los ojos, consciente de que lo que iba a decir no le gustaría ni un pelo.- Podrías probar con pedirle perdón personalmente.

Que las palabras de Deidre no me cojan por sorpresa no reducen la mala hostia que me provocan. Por suerte, no tengo problemas en contener mi reacción y  me limito a apartarle la mirada, dándole a entender lo poco que me ha gustado lo que acaba de decirme. Aun así, sé exactamente lo que tengo que decir.

- Lo haré - las palabras salen de mi boca acompañadas de una visible tensión y esfuerzo. - Ahora bien, de su reacción no respondo - continuo, con una fingida impulsividad. Quiero que quede claro que pondré "todos" mis esfuerzos en esta 'empresa' y que, si no sale bien (cosa muy probable) la culpa no será mía. 

Antes sus palabras, Deidre sonrió complacida y le dio un beso en la mejilla a Oliver. A continuación tomó impulso y se levantó con la tanta rapidez como elegancia, extendiendo sus brazos hacia el chico para ayudarle a levantar.

- Vamos a cenar entonces. Antes de que te arrepientas.

Quizás en el Gran Comedor descubramos quién es el misterioso licántropo... lo más normal es que sea un Slytherin, pero si contamos con un mayor factor sorpresa, quizás lo sea de otra casa.

La reacción que esperaba. Perfecto.

Me levanto sin poner objección y asegurándome de quitarle a Deidre todo el peso posible. - Vamos - respondo, pero mis palabras no corresponden a mis actos. Rodeo su cintura por detrás impidiéndole emprender el camino, y la sujeto por la barbilla asegurándome que sus ojos van al encuentro de los míos. - Gracias - le susurro, sellando mi confesión con un suave beso. Solo entonces relajo la 'prisión' en la que se encuentra permitiéndole guiarme hacia la salida. Conforme lo hace cierro los ojos y me obligo a mantener la compostura. Ahora no hay vuelta atrás.

Saludé con pequeños gestos a la gente que pasaba cerca y reconocía hasta llegar a un hueco en el banco de los Ravenclaw. Me fijé que no había nadie del "grupo" ya sentado, así que miré a Duncan.

- Supongo que tras soportarme toda la tarde querrás sentarte con tus compañeros, no conmigo. - le dije sonriendo mientras dejaba la bolsa en el banco. Tenía el hombro un poco entumecido. Eso de tres meses sin llevar material escolar colgado al hombro me había malacostumbrado.

Eché un vistazo a los más jóvenes de mi casa para asegurarme de que se estaban comportando. Eran solo los primeros días, pero poco había hecho aparte de guiarlos el primer día a sus habitaciones. Menuda prefecta estaba hecha. 

"Es porque estás un poco más despistada este año..."

Fue entonces cuándo vi a Laura y Kyle aparecer, así que les saludé con la mano y una sonrisa.