Partida Rol por web

Acabo por sonreír ligeramente ante su comentario, aunque el recuerdo de mi padre sigue sobrevolando aquel vagón, y es como si un dementor me estuviera arrebatando la dicha, la alegría. Piensa en algo bonito, Kaitlin. Y, de repente, llevo mi mano hacia la cadena que Leo acaba de regalarme, cerrando mi mano en torno a ella, en torno a esos dos anillos. Y, de repente, vuelvo a sentirme segura y a salvo... como siempre que estoy con Leonard. Noto como ese nubarrón, como esa sombra del pasado se va desvaneciendo, cediendo su lugar del nuevo al presente, a ese presente que tan brillante se presenta.

-Nunca te di las gracias por aquello. Nos salvaste la vida a mi hermana y a mi. Gracias. - le digo, cinco años después. Más vale tarde que nunca, ¿verdad? Y entonces asiento, y mi sonrisa se ensancha cuando me felicita por se prefecta- Bueno, han pasado cinco años... ya tengo dieciséis años. ¡Y gracias! La verdad es que estoy muy ilusionada con el cargo... - le reconozco, espontánea. Y, con la misma espontaneidad y naturalidad abro los ojos en una mueca de sorpresa, cuando me dice qué hace en aquel tren- ¿Como profesor? ¿En serio? Y... ¿Qué vas a enseñar? - y, de repente, al tutearlo, me doy cuenta de que estoy hablando con un profesor, y eso lo cambia todo - Disculpe... quería decir que qué asignatura va a enseñar, señor Diggory. - cambio el registro radicalmente con él. A un profesor siempre se le hablaba de usted, tuviera veinte años o setenta.

Todo aquello me parece intrigante y curioso a partes iguales y, de repente, ardo en deseos de contarle a Leo todo esto, lo que está sucediendo. Y, lo cierto es que, después de dar las gracias a Cedric, siento ese alivio de después de haber completado una tarea pendiente.

Iba tarareando alguna cancioncilla que me llamara la atención aquel verano, saludando con la mano y una amplia sonrisa a cuantos conocidos iba viendo atreves de los cristales. Que estuviera mirando los compartimentos uno a uno era un claro indicativo de que algo andaba buscando. Me paré un segundo en el pasillo, tirando de las solapas de la chaqueta para colocármela bien, y llevando el dedo índice al puente de la nariz, empujando las gafas de sol contra la cara, con una media sonrisa divertida. Seguí pasillo en adelante, cuando descubrí a Katherine en uno de los habitáculos. Me pare, dando un par de golpecitos en el cristal, para llamar su atención, y cuando la tuve, le dedique una sonrisa, y trace unos círculos con el dedo índice de la mano izquierda, indicándole que luego nos veríamos.

Pasé de largo, y fue cuando veo, en el siguiente compartimento, al grupo compuesto por William, Eve, Kyle, Laura y Duncan. Casi paso de largo. Bueno, mas bien, paso de largo y me freno pasando unos pasos de largo, retrocediendo sobre mis pasos y abro la puerta, asomando la cabeza. Al primero que miro es a Kyle. Iba a echarte bronca, pero visto la compañía, solo puedo quitarme las gafas... Dicho y hecho, llevo l mano hasta las gafas, retirándomelas, y vuelvo la vista hacia Eve y Laura. Señoritas, como siempre es un placer y alegría volver a veros. Esta vez inclino la cabeza en dirección a Duncan y William. Caballeros, se os echo de menos en el largo verano. Apoyo el hombro en el marco de la puerta. Tampoco sabía si interrumpía algo o no, así que mire a los presentes, con una perene sonrisa amable, cuando caí en la cuenta de algo. ¡Vaya! ¡Cierto! Me separo de la puerta, mirando a Eve y Laura. La Princesa os espera en el vagón de prefectos, pensaba que ya estarías allí.  Con "La Princesa" me refería a Kaitlin. Sabía que conocían el apodo con el que me refería a ella. Les informo, señalando con el pulgar en dirección al vagón de prefectos. Espero que no se esté aburriendo... Me encogí de hombros, apretando los labios, y volviéndome a apoyar en el marco de la puerta.

Tenía ganas de hablar con ellos, aunque habíamos mantenido el contacto, no era lo mismo verlos en persona, o que me cuenten algunas cosas cara a cara. Mantenía esa pose y actitud de sinvergüenza despreocupado que solía arrastrar. Por otra parte, me espere a que me dieran permiso para sentarme, aquello estaba a rebosar, y si no me hacían hueco, no veía como me iba a unir a ellos.

Al escuchar que al parecer podría hacer las practicas de aparición una sonrisa de emoción inundó mi cara. Los libros sobre normas y leyes mágicas que había leído (cosa que jamás confesaría a nadie, ya era raro leer libros de texto como hobbie...) debían de estar desfasados. Si podía hacer las prácticas podría hacer el examen y tener licencia este verano, ya que mi cumpleaños era en Febrero. Eso significaba que podría aparecerme este verano. ¡Iba a ser genial!

La reacción de Laura ante las ganas de estudiar de Duncan fue semejante a la mía, con la diferencia de que yo bromeaba y ella sospechaba algo detrás de sus intenciones. De hecho la acusación le puso nervioso, aunque no acabé de entender porqué.

- Bueno, le llegan los ÉXTASIS, es normal que quiera tener buenas notas, ¿no? - intenté salir en su defensa. 

Una de mis "virtudefectos" era el creer en la inocencia de la gente hasta que se demuestra lo contrario, así que creía genuínamente en que Duncan lo hacía por su futuro. Siempre era bueno tener unos cuántos ÉXTASIS con buena nota a tu espalda, así tenías más posibilidades de trabajo.

Cuándo Leonard abrió la puerta le saludé con amabilidad, aunque cuándo comentó sobre el vagón de prefectos no pude evitar poner una mano en mi boca para disimular el "OH" que se había escapado de mis labios. Los prefectos tenemos que empezar a "trabajar" desde el tren, y aquí estaba yo, charlando con tranquilidad. 

"Si Aaron se entera me echará bronca. Es 100 veces más estricto que yo." - pensé con cierta preocupación, pues aunque pudiese parecer ridículo que te sermonease alguien de tu edad él tendría razón y yo me sentiría avergonzada.

- Qué despiste. - acabé diciendo mientras me levantaba - ¿Os importa que deje mis cosas aquí? - pregunté al resto del compartimento, llevando la pregunta una petición implícita que decía  "y les echáis un ojo, por favor". Miré a Bikkel que ronroneaba tranquila en el calor del grupo y pensé en dejarla también. Los gatos de su edad tenían dos fases: dormidita como un ángel o hiperactiva en busca de juego. Aprovechando que estaba en la fase de tranquilidad me sabía mal llevármela - Y si le hacéis compañía a Bikkel os deberé una. No me apetece molestarla para llevarla arriba y abajo, con lo cómoda que parece.

Su rostro permaneció impasible ante las muestras ya asimiladas de afecto entre Deirdre y Oliver. Desvió la atención con gesto aburrido hacia Jack, que decía no sabía el qué de un chico dormido en el vagón de prefectos. En un gesto tan habitual en ella como el respirar, una de sus cejas se elevó, aunque no le dijo nada. ¿Qué tenía de interesante eso?

Cuando entraron los tres chicos de tercer curso, Bigotitosdos aprovechó para escapar, algo que Carrie observó sin ningún vestigio de ansiedad. Ni siquiera hizo el menor gesto de levantarse de su sitio, simplemente miró a los niños con gesto desapasionado.

- Vicky - no hacía falta decir nada más, ni siquiera mirarla. La rubia entendería cuál era su tarea: ir a buscar al conejo. Y de hecho, debería sentirse contenta; si no fuera por el buen humor de Carrie en esos momentos posiblemente la morena le hubiera atribuido la culpa de la huída de su mascota. Aún con los ojos clavados en los tres incursores, la slytherin apoyó con delicadeza el mentón sobre la palma de su mano con gesto pensativo -. Acercaros - su tono era tan suave como una caricia, pero no animaba a ser desobedecido -. No tenéis permiso para estar aquí y habéis hecho que Bigotitosdos se escape... Eso está, muy, muy mal y por desgracia, merece un castigo - meneó la cabeza apenas unos milímetros hacia cada lado, lentamente, como si estuviera decepcionada, antes de apartar la mirada hacia sus amigas -. ¿Deirdre? ¿Quieres hacer los honores?

Recibo el beso de Deirdre sin mostrar ningún tipo de reacción. Igual que con el comentario de Jack. Aun así, no me pasa desapercibida esa información. ¿Un adulto en el Expresso? No suele ser lo habitual. Pero mis pensamientos son interrumpidos por la entrada en el compartimento de los tres niñatos y el previsible comentario de Carrie. Algo molesto (al igual que intrigado) observo la situación que está a punto de sucederse. Ese 'castigo' es cuanto menos innecesario, pero puede servirme para hacer el viaje algo más ameno.

La cara de perplejidad y susto de los alumnos me satisface tanto que, al final, no puedo evitar involucrarme en la conversación. - No os lo toméis como algo personal. Mal momento, mal lugar. Sin decir nada más miro a Dreidre, esperando su reacción.

- Pero entonces, ¿me van a enseñar a transportarme para luego no darme la licencia hasta agosto?- digo con un gesto mezcla de alegría y fastidio- Te dejan con la miel en la boca. No es muy amable por su parte.

Cuando Duncan cambia de tema, de vuelta a los estudios, me lo quedo mirando.  

- Ya, ya...estudiar- digo, alzando la ceja izquierda repetidas veces. Me aguanto la risa ante su respuesta. Era una broma, pero parece que se ha puesto bastante nervioso. Quizás estábamos  más cerca de la realidad de lo que pensábamos.

Estoy a punto de añadir algo más, sólo por picarle un poco, cuando un rostro familiar asoma por la puerta con actitud ¿cómo? ¿asombrada? al verme rodeado de bellezas. Bueno, bellezas y Will, que es un caso aparte. La primera en reaccionar es Eve, que por una vez parecía haber olvidado sus labores de prefecta. Pobre...no envidio para nada su posición. Tener que estar todo el día pendiente de los niños. Qué pereza... Aprieto un poco a la gatita contra mi pecho y le lanzo una sonrisa tranquilizadora.

- No te preocupes, ve a cumplir tu deber. Bikkel se queda en buenas manos.

Cuando Eve se levanta y nos abandona por el deber, vuelvo a mirar a Leo que sigue plantado en el marco de la puerta.

- Te van a salir raíces como sigas ahí plantado- le digo con una media sonrisa pícara en el rostro- Aquí se nos ha quedado un sitio libre- añado, señalando con la cabeza el sitio de enfrente, en donde se encontraba Eve hasta hace unos segundos.

Descuida, si seguro que está sola, ya sabes que se toma muy en serio estas cosas. Intente tranquilizar a Eve, moviendo la mano de un lado a otro. Quizás había sido demasiado directo, y ahora me daba cuenta. Eve se tomaba aquellos cargos de responsabilidad demasiado... en serio, al menos bajo mi punto de vista, y me coloque de lado para dejarle paso. No, claro. No te preocupes, nosotros nos encargamos de todo. Veeeete tranquiiiila. Comente, con tono de broma, dejándole asar y entrando en el compartimento en su lugar. Bikkel está en buenas manos.

Era posible, que tres años atrás hubiera encontrado a la gata sin pelo, del tamaño de un perro de las praderas, o como paso con bigotesuno... no lo encontrara. Por suerte para Eve, para mí, y sobre todo para Bikkel, aquella época había pasado. Cuando Eve se va, la sigo con la mirada por el pasillo, y acabo por encogerme de hombros ¡Hasta luego! Vaya, me olvide saludarla como es debido... ¡luego le doy dos besos! La despido, y vuelvo la vista hacia Kyle. ¿Seguro?  Pregunto, mirando hacia abajo  Bueno, si no me van a salir raíces me sentaré, que ya no hay prueba que valga...  Acabo por reír, dejándome caer en el sitio que ocupaba Eve, y estirándome ligeramente.

Bueno... ¿Qué pasa tío? Estiro la mano, para estrechársela con efusividad a Kyle, con una amplia sonrisa  Que tipo de saludos son estos, tan sosos ni nada... Tras saludar a Kyle, saludo a Will, no con tanta efusividad como con Kyle, nos llevábamos bien, pero no era lo mismo que con Kyle. Duncan tampoco se quedo corto, y, a este, tras estrecharle la mano, lo señale con picardía. Antes de que digas nada. Este año tampoco me meteré al quiddich. Comento, aguantando las ganas de reír, y miro de reojo a Laura, que aun no se ha marchado. Y la ultima pero no menos importante. Laura, no tuve oportunidad de saludarte antes como es debido. Me estiro hacia ella, dándole dos besos, y acto seguido, apoyo la espalda en el asiento, poniéndome las gafas de sol que mantenía entre los dedos de la mano ¿de qué estabais hablando?  Pregunto, mirando a los presentes. Como siempre, con ganas de meter las narices y dar mi opinión.

- ¡Muchas gracias chicos! ¡Nos vemos luego!

Con un último gesto de despedida salí del compartimento con prisas, camino al vagón de prefectos, esperando que todo estuviese en suficiente paz y tranquilidad cómo para que mi ausencia no se hubiese notado (y para tener un rato de charla con Kaitlin, claro está). 

Repantigado como estoy en el asiento, libero la mano derecha del peso de la gata y alargo la mano hacia Leo, devolviéndole el saludo con toda la efusividad de la que soy capaz. Lanzándole un gesto de extrañeza ante su comentario sobre el quidditch, se me escapan unas palabras de los labios. 

- Pues igual te toca entrar en sustitución mía. Yo creo que están conspirando para echarme- añado guiñándole el ojo a Laura y recordando su anterior comentario sobre la traca que nos espera este año en los entrenamientos. 

Volviendo a centrar mi atención en Leo, hace un gesto despreocupado con la mano que tengo libre mientras respondo. 

- Na...de estudios, EXTASIS y esas cosas- digo poniendo los ojos en blanco, inintencionadamente- Y de lo bien que va a estar Bikkel cuando se mude a mi cuarto este año- añado en tono de broma. De repente, me incorporo en el asiento cuando se me ilumina la bombilla. Me olvidaba lo más importante.- Ah, y vamos a aprender a aparecernos este año, ¿lo sabías?- La emoción ante la idea queda claramente reflejada en mi rostro y mi actitud. 

Qué raro suena eso de Señor Diggory...

- Transformaciones. La directora McGonagall me ha contratado para ese puesto.- responde con amabilidad antes de volver a sentarse.- ¿Crees que me debería ir si tenéis reunión de prefectos?

La verdad es que había decidido viajar en el tren por pura melancolía. Por los viejos tiempos como quien dice. Pero realmente una vez entró, no supo bien cuál era su sitio en el tren.

Victoria te sonríe con amabilidad.

Será puta... pronto empieza.

- Enseguida voy, Carrie.- Y sin más sale del compartimento en busca del conejo.

Mientras tanto, Deidre se ha parado a pensar unos instantes en el mejor modo de castigar a esos tres chavales que, al unísono, han tragado con dificultad. Saca la varita y es entonces cuando ya se esperan lo peor.

Deidre:- Hace caso de Oliver. No me lo tengais en cuenta. O tenédmelo, me da igual.

Con un elegante movimiento de varita y apuntando hacia los tres chicos, realiza el levicorpus, poniéndoles boca abajo en el aire. Luego les hace girar unas cuantas vueltas y para de nuevo.

Deidre:- ¿Qué opinais? ¿Habrán aprendido la lección?

- Ah, Oliver, en cierto modo sí es algo personal, el conejo es mio - canturreó risueña sin prestar atención a Victoria, que se coló detrás de los chicos y salió del compartimento -. Pero no os preocupéis, si no le pasa nada será un castigo insignificante, absurdo, algo que cuando pase os parecerá incluso ridículo. Pero os servirá de primer aviso - su sonrisa se difuminó paulatinamente en su rostro mientras se acercaba a los chicos que Deirdre mantenía presos en el aire, bocabajo -. El primer aviso siempre es así, suave y casi divertido, al menos para nosotros, claro. El segundo a todos nos hace un poco menos de gracia. No me malinterpretéis, yo lo disfrutaré, pero hay ciertas visiones que no son divertidas, aunque puede que vosotros no las contempléis, sólo las sintáis - su mirada se había vuelto glacial y dura, ya no bromeaba mientras hablaba en voz suave y acariciante, aunque, como había dicho, sí disfrutaba -. De momento, vamos a dejarlo así, chicos. Pero a partir de ahora tened en cuenta que antes de abrir, se debe llamar a la puerta. Haréis bien en recordar vuestros modales y en no interferir en mi camino. O sí... eso lo dejo a vuestra consideración - por último, sujetó la cara de uno de los chicos, apretándole las mejillas hasta que sus labios estuvieron tan juntos que parecían la boca de un pez -. ¿Entendido?

Miro a Cedric con cierta sorpresa, cuando me dice que será el nuevo profesor de transformaciones este año. - ¿Transformaciones? Vaya... entonces seguro que me das... que me da clase. - vuelvo a corregirme. Diggory apenas tiene cinco o seis años más que yo y me cuesta verlo como a un profesor tipo MacGonagall. De hecho creo que no seré la única que encuentre extraño que el chico nos de transformaciones. Verás cuando se entere Leo... Va a flipar...

Es entonces cuando me pregunta si es conveniente o no que se quede en el vagón. Alzo entonces ambas manos, negando, inmediatamente, entre aspavientos- Oh, no, no... Claro que no hace falta... Además, como habrá podido ver, mis compañeros son de lo más puntual... Esto está de un concurrido... - acabo por bromear, riendo brevemente, lo que me hace volver a pensar en Eve. ¿Dónde se habrá metido esta criatura?

-No se preocupe, no creo que nada de lo que vayamos a decir en esa reunión no sea apto para sus oídos de profesor... -le digo, alzando ambas cejas, aún sonriente- Lo que me sorprende es... ¿Por qué ha decidido venir en tren? Pensaba que todos los profesores se aparecían cerca de Hogwarts, como poco... Nunca había visto a ninguno en el Expresso de Hogwarts...

Aunque pregunta, por un momento casi puede adivinar la respuesta. Y es que, pensándolo fríamente, si ella tuviera que volver a Hogwarts como profesora, también lo haría en aquel tren en el que tantos buenos recuerdos guarda. Aún así, cada uno tiene sus motivos, y esa absoluta necesidad suya por meter el hocico en todas partes hace que se vea preguntando, incluso antes de pensarlo.

Es parte de su encanto.

Avísame el día que me veas sobre una escoba.  Contesta, acompañado de una carcajada.  Creo que lo mas cerca que me veras del campo será en las gradas. Miro a Laura de reojo, y luego a Kyle. ¿Habrían vuelto a discutir sobre el asunto del quiddich? Apenas les había dado tiempo a saludarse, era imposible. Lo mejor sería cambiar de tema...

¿De los estudios? La sorpresa se dibuja en mi rostro, mirando a mi alrededor, con cierta sorpresa desmedida, exagerando, por supuesto. ¡Pero si aun no hemos llegado al colegio! Ya habrá tiempo para preocuparse de esas cosa, no os preocupéis. Cuando los profesores comiencen a exigirnos cosas, alguien acabé metiendo la pata haciendo algún conjuro... Ya sabes, lo que suele suceder todos los años. Me encojo de hombros, mirando por la ventana un momento. No puedo evitar fijarme unos segundos en un punto del andén, sin decir nada, hasta que Kyle vuelve a hablar de Bikkel. Vuelvo la cabeza hacia él, mirando al animal en cuestión, e inclinando la cabeza ¿Eres consciente de que si se muda a tu habitación, Eve te matara, no?  Pregunto, con una sonrisilla, señalando al animal mientras alzo las cejas.

Voy a hacer algún comentario más sobre Bikkel, bajando la mano con el que lo señalo, cuando dice que enseñaran a aparecernos. La noticia hace que me incorpore del asiento donde estaba comenzando a recostarme, y me quite las gafas. ¿¡En serio!? Pregunto, alzando algo la voz ¡Joder! Eso estaría más que bien. Pero la licencia no es hasta los diecisiete... ¿No?  Pregunto, frunciendo el ceño, señalando hacia atrás con el pulgar, como si estuviera señalando la dirección donde se encontraba el ministerio. Si lo se hubiera echado el papeleo de paso, vengo de allí... y la burocracia siempre es un autentico coñazo...

La idea de aprender a aparecerme era tentadora y mas que atractiva. Sobre todo para poder ir a ver a Kaitlin desde Kilrush rápidamente, sin tener que perder dos días entre autocares, que, cabe decir, me fascinaban, pero prefería pasar tiempo con ella a pasarlo solo en un autocar.

Por cierto ¿Habéis visto a Peter? No me extrañaba no verlo. Posiblemente, volviera a perder el tren, o estuviera metido en algún compartimento haciendo quien sabe que, pero por preguntar, que no faltara.

¿A quién le importa la licencia?- pienso, pero recapacito antes de expresarlo en voz alta. Si te pillan apareciéndote sin licencia lo cierto es que se podría liar parda. Me limito a contestarle con el aspecto positivo. 

- Sí pero...Duncan dice que la clase la damos todos juntos aunque no los hayamos cumplido. Lo que luego igual no nos dan la licencia directamente...no sé, supongo que ya nos enteraremos. - Me encojo de hombros. Por lo pronto lo único que me interesa es el hecho de que nos lo vana a enseñar. Los papeles ya vendrán más tarde, pues como ha dicho Leo la burocracia es una mierda. Si quieres que algo salga bien, hazlo tú mismo.

La verdad es que en el corto rato que llevábamos en él tren no me había dado tiempo a preguntarme dónde estaba el resto de la gente. Me los había ido encontrando por casualidad. Echo un vistazo al exterior, observando el movimiento de los alumnos y algún que otro prefecto lanzando órdenes a diestro y siniestro. Miro a Leo.

- Yo no le he visto. Pero, aparte de los que estamos aquí, no sé nada del resto. 

Teniendo en cuenta que la Red Flu no era algo que acabara de gustarme, llegando al punto de preferir el transporte muggle a la red flu para viajes de media distancia, y que la escoba era algo que no tocaría ni de lejos, aparecerme me parecía la mejor de las alternativas con diferencia. Las ventajas que le veía no eran pocas, precisamente.

Aun así, la noticia había conseguido emocionarme, con una amplia sonrisa, mientras seguirá medio recostado en el asiento, con la cabeza inclinada hacia la ventana, y una amplia sonrisa. Si no fuera porque llevaba varias horas en pie ya, que había comprado algunas cosas, y que había pasado por el ministerio, es posible que el sol en la cara hubiera conseguido por hacerme bostezar y amenazarme con llevarme al mundo de los sueños. Es posible que nos hagan practicar todos juntos, pero dudo que nos den las licencias de serie... muchos no daremos la edad, y si nos la dieran así, los del ministerio se aburrirían sin toneladas de papeles simplemente para pedir numero. Pero bueno, cambiemos de tema, que hablar del ministerio siempre acaba por ponerme los pelos de punta.  Bromeo, entre risas. Todo el mundo sabe que me retiraron la varita en dos ocasiones, y que desde entonces no le tengo demasiado cariño.

Seguro que llega tarde... como siempre. Pero bueno... Niego con la cabeza, mirando en la dirección al pasillo, y acabo por encogerme de hombros Bueno, no sé como lo hace, pero siempre se las arregla para esta en el momento correcto en el lugar correcto. Ahora volví a dirigirme a Kyle. ¿Y qué has hecho tu en el verano?

De camino al vagón de prefectos Eve no se ha encontrado con nadie conocido. Quizás todos están demasiado ocupados hablando sobre el verano, comprando cosas a la señora del carrito y probablemente los prefectos estén en el compartimento al que llega tarde.

No obstante, no es así. Una vez llega al vagón se encuentra con que solo está Kaitlin acompañada de un chico que parece algo mayor. Él está a punto de responderle algo a la pelirroja cuando la llegada de Eve le corta.

Cedric:- Hola.- sonríe a la nueva y luego se centra en responder con amabilidad a Kaitlin.- Supongo que quería volver a sentir esa emoción de cuando iba en el tren ante un nuevo curso.

Duncan:- Las licencias llegan como regalo de cumpleaños. Justo el día en que cumplais los diecisiete os darán las licencias. Y os aseguro que os pasareis el día apareciéndoos en un sitio y en otro.-  comenta con simpatía.

Unos chicos corriendo acaban de abrir sin querer el compartimento en el que estais, pasando de largo. Sin embargo, ha sido el momento justo para que un conejo blanco entre en la zona, salta a las piernas de Kyle, ahuyentando a Bikkel que sale corriendo afuera, seguido inmediatamente por el intruso animal.

Duncan:- ¡El gato! ¡Que se ha ido el gato!

Tras el grito se asoma afuera. Al momento Victoria pasa como una exhalación siguiendo a los animales.

Victoria:- ¡Ven aquí! ¡¡Bigotitosdos!!

Los chicos responden al unísono usando una forma militar de saludo, como si Carrie fuera su capitana o comandante. A continuación salen corriendo despavoridos hacia la zona más alejada del lugar.

- Qué aburrimiento... ¿alguien tiene hambre?

Deidre:- ¿Qué os parece que este año aprendamos aparición?

Cuando Eve llega al compartimento, acabo de incorporarme, con mi bolso en la mano. A juzgar por la situación, no es difícil de suponer que, en mi línea habitual, se me ha caido todo al suelo. Es por eso por lo que cuando veo que Cedric se interrumpe, me giro hacia la puerta.

Una enorme sonrisa se dibuja en mi rostro, una sonrisa de pura felicidad- ¡Eve! ¡Oh que bien, ya estás aquí! ¡Qué alegría, por favor! - me lanzo practicamente sobre mi mejor amiga, sin que parezca importarme mucho que Cedric Diggory esté delante. Y acabo por dejarle un sonoro beso en la mejilla, tras dedicarle un emotivo abrazo. Eso sí, no pierdo ocasión de "cotillear" cuando mis labios están cerca de su oido, aprovechando el momento- Fíjate quién es. Es Cedrid Diggory. Flipa. Luego te cuento...

Se lo susurro lo suficientemente bajo como para que él no pueda oírlo y quede en algo entre nosotras dos. Y, cuando me separo de ella, la señalo, y después señalo al chico- Profesor Diggory, esta es Eve Colleman, mi mejor amiga y prefecta de Ravenclaw. Eve, aunque supongo que lo habrás reconocido... él es el profesor Diggory... Va a darnos transformaciones este año... - le hago un buen resumen a mi amiga, en tan sólo unos segundos.

Y, a pesar de que mi aspecto es más o menos el mismo que la última vez que nos vimos, hay algo en mí que Eve puede detectar fácilmente, y que antes no estaba allí: una cadena de plata, con dos anillos colgando de ella. Y, dado lo que parecen representar, no es muy difícil deducir de dónde lo he sacado.

Y, antes de empezar a fusilar a mi amiga a preguntas y a intercambiar información sobre el verano, espero a que terminen de formalizar las presentaciones, con una radiante sonrisa en el rostro.