Partida Rol por web

Zack fue el siguiente en tirar los dados. Ninguno parecía haberse quedado demasiado preocupado por lo que le había sucedido a Adam. Aunque Zack confió en que con su tirada el muchacho regresase, pero no fue así. Cuando los dados marcaron el 3 y el 5, la esfera central volvió a iluminarse y un nuevo verso se proyectó para que todos pudieran leerlo.

No va a ser fácil la misión.

Los monos retrasan la expedición

Zack se sintió cómodo pues creía que uno de aquellos monos iba a salir de dentro del tablero y tenía la varita apuntando a él. Pero cuando se quiso dar cuenta, uno de ellos estaba apoyado sobre su brazo y de un fuerte tirón le arrebató la varita que poseía el gemelo. Segundos después, y antes de que los demás pudieran reaccionar, otro mono agarró el juego y se lo lanzó a un tercero que estaba colgado de la rama de un árbol. Éste se lo lanzó a un último que se había colocado junto a una roca cerca del castillo y rápidamente se escapó de allí con el tablero y el resto de monos le siguieron entrando por una de las ventanas de Hogwarts. Habían sido demasiado ágiles, los monos les habían arrebatado el juego, le habían quitado la varita a Zack y lo habían metido dentro del castillo.

Lejos de estar tranquilos y relajados por haberse librado de ese objeto de magia oscura, algo les impulsaba a recuperarlo y a seguir jugando, y además, Adam seguía encerrado ahí dentro, y la única forma que tendrían de salvarlo era acabando el juego. Además, el gemelo había perdido su varita, una razón aún mayor para correr tras ellos y recuperarla. 

Los dados fueron lanzados por mi hermano y algo le dijo a Timothy en su mente que no saldrá fácilmente Adam, a no ser que sea por sí mismo. Por ello muy atento con su varita en la mano, se preparó para lo que estaba por suceder ya que caer en una casilla significaba que el juego ofrecía un desafío y al gemelo le fascinaron hasta el momento los que fueron surgiendo. Por ello en cuanto apareció un mundo, entrecerró los ojos y ya cuando se robó la varita de su hermano mientras que otros más surgieron, no quedó más opción que intervenir. 

—Venga, hay que atraerlos porque esto de correr por todos lados no lo lograremos—sugirió Timmo y miró a su hermano—. Tú intenta con magia, el accio varita y yo el mismo conjuro pero con el tablero. 

Luego miró a la Slytherin. 

—Si te pones a crear bananas, quizás sirve. Pero nada de hechizos individuales que estos son muchos y no se puede abarcar todo. Piensa en algo para atraerlos mientras que con mi hermano intentamos "de la forma fácil" atraer la varita y el tablero. 

Tras dar su idea, Timothy no dudó en dibujar con la varita el símbolo el movimiento que corresponde al conjuro y pronunció fuerte:

—¡Accio tablero Jumanjic!

Y esperó tener suerte, preparado para salir corriendo si era necesario detrás de esos monos. 

Sigma negó, más para sí misma que para el gemelo moreno que le había hablado. No, ella ya sabía que no iba a funcionar el accio ni con el tablero ni con la varita. Y atraer a los monos... Tendría que pensar cómo, y mientras tanto ellos generarían caos en el castillo. Aunque eso es bueno, ¿no? Quizás los demás también pudieran ayudarles, y por otro lado, avisar de puede que un alumno esté atrapado en la jungla tampoco estaría de más.

- Hay que ir tras ellos - dijo con determinación - No creo que ni el tablero ni la varita vayan a venir colgando con un mono agarrado - alzó una ceja - Y dentro del castillo quizás haya más gente que pueda ayudarnos, ¿no? Vamos, rápido - y les hace un gesto para que la sigan antes de echar a correr tras los monos.

La de pelo bicolor no entendía que hacía colaborando, o intentándolo porque al fin y al cabo ella aún no ha tirado dados así que no es su problema... Pero ella siente que sí es su problema y además, era la próxima en tirar dados y siente una necesidad enorme de hacerlo. 

Zack maldijo su mala suerte para sus adentros, pues no sólo los monos les habían arrebatado el tablero de juego, sino que además uno de ellos se había llevado su varita. Por ello no dio crédito cuando su hermano le indicó que tratase de ejecutar un Accio para hacer regresar a la varita.

-¿Un Accio varita sin varita, bro? ¿He escuchado bien? -Zack sabía que su hermano le quería mucho y le consideraba muy habilidoso, pero definitivamente creer que tenía alguna posibilidad de realizar magia sin su varita iba mucho más allá de sus capacidades. Miró a Sigma y asintió-: Estoy de acuerdo. Hay que seguirlos y tratar de hacernos primero con el tablero y luego con la varita. Yo tengo esto -se llevó una mano al bolsillo y sacó unos petardos mágicos-. Se lo puedo lanzar al mono que lleve la varita para aturdirlo o asustarlo. Eso podría darnos tiempo a recuperarla. Pero vamos dentro, ¡rápido!

El gemelo Sprouse no se quedó quieto y, sabiendo que sin su varita estaba totalmente expuesto a los peligros del tablero de juego, decidió correr al interior del castillo.

—¡Ya! Somos los Sprouse, todo podemos—dijo al darse un golpe en la frente—. Mi momento rubio, pero no estoy equivocado en el hecho de que debemos usar la magia. No tú, pero ella si. 

Y ahí es cuando el gemelo señaló a Sigma. 

—Escuchame, haz un accio varita porque no puedes desaprovechar una oportunidad solo corriendo. ¡Nunca dejes de usar magia! Tú puedes, hazlo. 

Ya tras dejar aquello en claro, esperó que la Slytherin no pierda esa oportunidad porque hay que intentarlo de todas maneras, más allá de correr detrás de los monos. 

Pero Sigma ya ha salido corriendo dirección al Castillo así que no escucha esa última petición del hermano moreno. 

Timothy procedió a lanzar el hechizo de llamada y quiso atraer hacia sí el tablero. Pero el mono lo tenía muy bien sujeto y se resistió a soltarlo. El tejón trató de imprimir más fuerza sobre el conjuro lanzado y el resultado fue que el tablero terminó cayendo contra el suelo haciendo saltar los dados provocando un nuevo efecto en el juego.

Nadie pudo ver el resultado de los dados, pero otro mono agarró de nuevo el tablero y esta vez todos se habían metido dentro y habían desaparecido de la vista de los alumnos.

Los gemelos Sprouse se adentraron en el castillo y miraron a su alrededor con la esperanza de encontrar algún mono que le indicara dónde se habían llevado el tablero. 

Aunque llevaban varios años en el Castillo, aquello era como un laberinto y podrían haberse dirigido hacia cualquier lugar. Y encima, para colmo de males, no parecía haber ni un solo alumno, ni profesor por los pasillos.

Y encima... ¿dónde se había metido Sigma?

Y allí estaban, por poco no se quedó con el tablero y chasqueó la lengua frustrado. No obstante de repente en ese correr detrás de los malditos monos, terminaron allí dentro del maravilloso castillo de Hogwarts donde entre tanto pasillo era imposible identificar el camino a seguir. 

—Bro, perdimos a la Slytherin—dijo en un tono pensativo el gemelo—. Creo que usaré el oriéntame. ¿Alguna sugerencia Zack? Tenemos que hallar a los monos. 

También a los compañeros, pero bueno si buscabas a unos encuentras a los otros y en ese combo, estaba la clave de todo. Pero bueno éramos dos con una varita y a ver si al actuar en equipo encontraban la solución. ¡Dos mentes pueden más que una! 

Más aún si de los Sprouse se trata. 

Los monos habían desaparecido, corriendo al interior del castillo, pero no eran los únicos, ya que Sigma había desaparecido prácticamente al momento. ¿Habría sido cosa del tablero de Jumanji al haberse tirado nuevamente los dados o se trataba de las habilidades que poseía la Slytherin? Técnicamente estaban en el turno de Timothy, por lo que no podía ser el caso de que el tablero hubiera considerado una nueva tirada.

-Bro, creo que Sigma está utilizando una capa de invisibilidad -dejó caer Zack la idea que, por descabellada que fuera, para él tenía más sentido en esos momentos-. Quizá sea una buena idea en estos momentos, así podría llegar hasta los monos sin que la vieran, pero si se ha pirado sin decir nada, dudo que lo logre sola. Utiliza el Oriéntame, sí, pero céntralo en buscar a Sigma. Ella nos llevará hasta los monos.

—¿Y cómo ha conseguido una Capa de la Invisibilidad?—preguntó curioso—. La verdad, no la veo tan lista como para que tenga una. Pero lo dejaremos en el beneficio de la duda y conjuraré el Oriéntame hacia ella, a ver a donde nos lleva. 

Y sin dudar, el gemelo más inteligente de los Sprouse dibujó en el aire el símbolo que corresponde al hechizo a utilizar. Sólo esperaba que su hermano esté en lo cierto, aunque no tenía sentido que Sigma no esté con ellos cuando los dados fueron lanzados y era el turno de Timothy.  

—¡Oriéntame hacia Sigma!

El conjuro oriéntame de poco les sirvió a los gemelos. Por lo visto, aquello tan solo servía para indicar la posición del Norte, muy útil cuando estabas perdido al aire libre...

Quizá tan solo tendrían que servirse de sus sentidos, pues el Castillo parecía como si estuviera especialmente silencioso. No había nadie por los pasillos, algo que resultaba bastante inquietante...

—Vaya, hermano. Estoy pensando si conjuro el patronus para enviarle un mensaje y de paso lo seguimos para hallarla ya que este hechizo no funciona. 

Le preguntó Timmo a su hermano mientras se rascaba la cabeza, pensativo. Era un tick que tenía cuando la situación se tornaba complicada y debía usar su ingenio para resolverla. Lo cual era muy estimulante, aunque en este caso, se trataba de sus compañeros y en especial la varita de su gemelo. 

El Oriéntame no había resultado especialmente efectivo, por lo que no les había servido para mucho. No sabían dónde estaba Sigma y, más importante todavía, tampoco tenían la menor idea de dónde podían estar en esos momentos los monos. Aunque lo más extraño de todo es que no se encontraban con ni una sola persona en los pasillos de Hogwarts.

-Intenta conjurar un patronus para buscar a Blount -accedió a la sugerencia de su hermano, aunque un tanto extrañado de que el Oriéntame no hubiera dado resultado-. Aunque deberíamos salir del castillo mientras aún podamos. ¿Notas el silencio? Puede que los monos ya no estén dentro y que el ruido nos guíe en su dirección. ¡Vamos!

Zack no se quedó quieto. Y dichas estas palabras, echó a correr de nuevo al exterior del castillo, con intención de tratar de determinar dónde podían encontrarse los monos.

—Vale, vale. ¡Vamos saliendo del Castillo! 

Aquello ya era una decisión tomada y con varita en mano solo se tomó unos minutos para decir en un tono firme y conciso aquellas palabras mientras que en su mente lo recuerdos junto a su hermano gemelo se hacían presentes. Era en su casa, un día de verano dónde ambos conocían la magia de primera mano. No tenían varitas, ni tampoco es que solían leer conjuros de los libros, solo era ver cómo el papel comenzó a tener forma sin saber lo que estaban haciendo. 

Desde ese momento, entre risas, entre el desconocimiento mismo de lo que por linaje ya tenían, descubrió junto a su gemelo la belleza de la magia y justamente ese mirlo que se formó con aquella hoja de papel, fue el pájaro que lo acompañó toda su vida con el bonito recuerdo de lo vivido con Zack. 

Por esa razón con esa sonrisa característica, evocó su patronus. 

—¡Expecto patronum! 

Y de repente un pequeño Mirlo luminiscente comenzó a sobrevolar encima de ellos. Claramente Timmo sonrió con alegría, emoción y antes de perderse en ello, decidió dar el mensaje. 

—A Sigma: ¿Dónde estás Princesa? Te buscamos. 

Ya tras usar su patronus para enviar un mensaje, le indicó a su hermano que sigan al pequeño Mirlo para dar con la chica. Era una opción.  

El pequeño mirlo revoloteó alrededor de Timothy como si se tratara de una mascota que acababa de ver llegar a su dueño tras varios días de ausencia. La blanquecina figura brillaba en la oscuridad que había alrededor del castillo pero le escuchó y rápidamente salió volando hacia una de las torres del colegio. Se trataba de la torre de las lechuzas, el lugar donde los alumnos enviaban sus cartas para comunicarse con el exterior del colegio.

El Patronus de su hermano se había dirigido volando hacia una de las torres del colegio, concretamente la torre de las lechuzas desde la que los alumnos enviaban cartas, generalmente para comunicarse con sus familiares por correspondencia. Zack parpadeó, realmente sorprendido, y después miró a Timothy, sin saber cómo tomarse lo que acababa de suceder.

-No sé si tu patronus nos está diciendo que le enviemos una carta a Sigma o nos está marcando el camino para llegar hasta el tablero -dijo Zack, encogiéndose de hombros y dando por hecho que al fin y al cabo el tablero se habría tragado a Sigma del mismo modo en que antes había hecho con Adam-. Pero sea como sea, tenemos que ir en esa dirección. Vamos, Tim, ¡esto es un trabajo para los gemelos Sprouse! -exclamó, con entusiasmo.

Sin más, Zachary echó a correr por los pasillos del castillo de Hogwarts con intención de llegar cuanto antes a la torre de las lechuzas, seguro de que encontrarían el tablero de Jumanji y a los monos allí.

—Hm, no sé hermano. Pero tenemos que seguir los pasos de aquel patronus porque de alguna manera nos llevará hacia lo que buscamos. ¡No me imagino el hecho de tener que enviar una lechuza! 

No pudo evitar el reírse de aquello, pese a la situación y el asunto de que su gemelo seguía sin varita. La verdad es que para Timo esto se estaba complejizando en demasía y la incertidumbre hizo mella en el chico, más allá de que no sería capaz de demostrarlo por mero orgullo. En sí la clave de toda esta búsqueda tenía que estar allí, pese a que solía ser un lugar de mensajería y lleno de caca de lechuza. 

«¿Qué tendrá para ofrecernos la lechucería?»

Sólo hay que averiguarlo, así que mientras revisaba los alrededores por sí había alguna huella o detalle importante siguió a puro ritmo apretado hacia el sitio objetivo.

— ¡Vamos! ¡Vamos!—incitó a su hermano y pensó—. Oye... ¿No tienes la escoba medianamente cerca? Para invocarla y apurar esto. 

Varios tramos de escaleras en movimiento y algunos minutos después, lograron alcanzar la torre de la lechucería. Lo normal es que es que algún alumno, profesor u otro empleado estuviese allí mandando alguna misiva. Siempre era un lugar en el que al menos había una o dos personas. ¿Dónde se había metido todo el mundo? Tampoco habían visto a nadie por los pasillos, ni oído a los alumnos dentro de las clases... ¡Estaba todo desértico!

El castillo estaba cubierto de un absoluto e incomprensible silencio y lo único que se podía oír era el grito desgarrador de las lechuzas, pues los monos que habían aparecido estaban asesinando a las aves sin ningún tipo de contemplación. Por suerte para los gemelos, estaban tan entretenidos, que habían dejado tirados tanto el tablero como la varita. Desgraciadamente cada uno estaba en una esquina de la sala, y no podían hacer ningún tipo de ruido si querían conseguirlo. De lo contrario alertarían a los monos y podrían volver a huir.

Zack se sentía extrañado de que no se viera ni a un solo alma por todo el castillo de Hogwarts. ¿Qué estaba sucediendo? ¿El juego de Jumanji había hecho desaparecer a todas las personas que vivían en el castillo o directamente ellos habían quedado atrapados por el juego, ajenos a la realidad que podía haber en Hogwarts? No tenía las respuestas, pero en esos instantes no era tampoco algo que le importara. El juego debía continuar, y no podrían hacerlo si no recuperaban el tablero y su varita.

La visión de los monos acabando cruelmente con las lechuzas del colegio fue sumamente dolorosa e impactante para el chico, aunque en esos momentos no podían hacer ya nada por las pobres aves mensajeras. Tan solo centrarse en recuperar lo que los monos les habían quitado.

-Voy a por mi varita -le indicó a su hermano, bajando su tono de voz para que solo Timothy le pudiera oír-. Tú ve a por el tablero. Suerte, bro.

Acto seguido, agachándose ligeramente, echó a andar hacia la esquina en la que se encontraba su varita mágica, tratando de ser todo lo sigiloso que podía para que los monos no lo descubriera.