Partida Rol por web

-No me tome por tonta, sr Serpens. Esos comentarios están fuera de lugar, y no se haga el listo. Le he pedido claramente que responda a mi pregunta, si no lo hace, tendré que buscar un castigo para usted, por mofarse de lo que no debe.

La profesora está sería y seguramente enfadada por los comentarios despectivos de Gabriel hacia su compañero de gryffindor. Se levanta tan alta como es y le mira con ojos serios mientras cruza los brazos.

-¿Cómo influye la luna en nosotros? Y no me venga con el tema licántropo.

- Me temo que si no respondo otra cosa es porque no sé otra respuesta que no sea la de los licántropos- dije, ésta vez poniéndome serio. Quizá demasiado. Esa profesora empezaba a incomodarme bastante. ¿Qué quería que le respondiera? Puse los ojos en blanco y me introduje en mi memoria, intentando buscar alguna respuesta que la dejase complacida y que a mí me dejase tranquilo después-. Imagino que puede influenciar también en los Horóscopos- añadí, esperando que esa respuesta le sirviera mejor. Ya no sabía que más decirle y empezaba a ponerme un poco nervioso. Entendía que tuviera tanta fijación por mí, porque venía de familia importante y porque era el hijo del que anteriormente ocupaba su puesto... Pero empezaba a pasarse.

Alex habló, al fin, temiendo que al final Gabriel acabase haciendo enfadar a la profesora sobremanera.

- Disculpe si le parece que hablo fuera de lugar- comenzó, alzando una mano de forma tímida y sumisa-, pero tengo entendido que la Astronomía es una fuente para hacer más firmes los poderes mágicos de los alumnos, y que por eso es obligatoria, pero desconozco a todas luces si es una mera superchería que he oído por ahí, y el por qué.

Se encogió de hombros, esperando que fuese la profesora la que respondiese algo así. Alex nunca había sido ningún genio en aquella asignatura, y ello se notaba en todo. Pero era un pícaro, de ahí su carácter intentando ponerse a la profesora de cara, a sabiendas de su comportamiento fuera de las clases.

-Creo que se refiere la influencia que pueden tener los astros en los ciclos naturales... por ejemplo, sin luna no habría mareas. Además, hay muchas creencias populares que dicen que la luna llena influye en los partos y que es más probable que una embaraza de a luz un día de luna llena.

La profesora asiente y se sienta mientras les pasa unos mapas celestes sin nombres y con diferentes astros.

-Para evaluar vuestro conocimiento quiero que me rellenéis esto en lo que queda de clase para que luego me lo entreguéis. Poned el nombre.

La profesora les pasa los mapas.

A Alex no le acababa de gustar la Astronomía, estaba claro. Pudo rellenar. Había estudiado los años pasados. Sabía cosas. Pero no acertó todo, ni de lejos. Eran muy pocas. Demasiado pocas. Pero eran las que habían. Hubieran sido, de haber trescientas, noventa. Por poner números redondos. Y no le gustaba.

Bufó, hastiado, pero mínimamente satisfecho. Al menos había puesto unas cuantas. Las suficientes para no quedar como un inepto total. Y teniendo en cuenta que eso era lo único que pretendía en una asignatura como astronomía, que ni le iba ni le venía, lo aceptaba.

Se levantó al final y le tendió su mapa a la profesora.

- Creo que ya- sentenció, neutro, intentando disimular su estado aunque con una sonrisa empática grabada sobre los labios.

-He escuchado que las personas con algun problema de índole...mental, tienden a tender mucha mayor actividad en luna llena por alguna razón -agregó antes de ponerse con el trabajo.

Hm apropiado para una clase, evaluar el nivel de conocimiento o ignorancia para luego proceder con un plan de estudios adecuado.

Lo que había comentado lo había escuchado de forma aleatoria en su casa, cuando sus padres hablaban sobre algun interno de San Mungo. El resto de la conversación oída no sería agradable para la mayoría de los presentes, especialmente los que tuvieran sangre muggle ya que les sonaría ofensivo cuanto mínimo.

A Alana se le vió sonreir ligeramente mientras rellenaba el mapa. Aparentemente estaba abstante a gusto en esa clase, como la mayoría (por no decir todos probablemente). Podría haber dicho lo de la luna y la marea, que era lo mas lógico y que se le había venido a la cabeza en primer lugar, pero detestaba especialmente hablar fuera de lugar, y paqrecía respetar mucho esa costumbre.

Una vez se convenció de que a partir de ese punto comenzaría a fallar en cuanto a nombres de astros, decidió entregar la hoja.

Decidí olvidar el percance con la profesora y dedicarme a hacer el nuevo ejercicio. Ya me había hecho bastante el gracioso, aunque en ningún momento había perdido mi elegancia.
Con una sonrisa maliciosa comencé a rellenar el mapa que nos había dado la profesora, mirándola de vez en cuando para no perder de vista su gesto.

La profe les observa trabajar mientras ponen nombres en las estrellas, algunos más rápidos que otros. Cuando falta media para acabar, la profesora da una palmada.

-Muy bien chicos, como es el primer día podéis iros antes... que se que mañana os tenéis que levantar pronto. Entregarme las cartas celestes y podéis marcharos.

Se pone en pie mientras dobla la manta.

-Nos vemos el jueves.

- Mil gracias- replicó Alex, entregando la carta y poniendo rumbo a su habitación.

Tenía mucho que escribir en su diario, y desde luego necesitaría las energías para el jueves. Empezaban ese día, así que tendría que estar preparado, en parte por no saber a quien se enfrentaría y por otro, que había de coger cierta soltura con según qué conjuros antes de lanzarse a la piscina del todo.

Así que se fue rumbo a la torre su casa, a usar la pluma y caer rendido al poco rato, a la espera de su tercer día en el colegio como alumno de 5º curso.

Alana entregó la hoja y se quedó mirando un instante analítico a la profesora, fijamente. Luego guardó sus cosas como si nada, aunque con lentitud. Echó un vistazo hacia el firmamento nocturno y dejo salir primero a los apurones que estaban siempre entre los primeros en atropellar para salir de clases.

Suspiró, y cuando la salida estuvo despejada, también salió directo hacia su dormitorio.

HERBOLOGÍA

La mañana ya está avanzada y la clase de encantamientos ha quedado atrás, sin pena ni gloria y con Fiore enseñándoles cosas inútiles que solo sirven para acabar castigados o con menos puntos, dando paso a la nueva clase de ese día: Herbología. Los invernaderos, situados en el lado sur del castillo para aprovechar todo el sol que puede haber, están repletos de plantas tan raras como peligrosas. En esos momentos, la puesta del invernadero que le toca a los de 5º está abierto y deja escapar de su interior la humedad que reina allí.

En el interior predomina una larga mesa de trabajo donde se van situando todos los alumnos mientras esperan a que la profesora de comienzo a la clase.

-Buenos días chicos! Espero que esteis animados con esta nueva clase - dice la jefa de la casa Hufflepuff mientras entra en el invernadero -. Hoy trataremos con plantas bastante peligrosas así que espero que hayáis traído vuestros guantes de piel de dragón.

Alex entró, bastante taciturno por culpa de la clase anterior. Qué poco, poquísimo le gustaba, santo Dumbledore. Sin embargo, se clavó en el sitio y sonrió abiertamente, enseñando media dentadura con la luz del sol.

Así sí.

El mujer, célere cual céfiro, buscó un sitio y dejó sobre la mesa los guantes de dragón, preparado.

- Buenos días- se apresuró a responder con una educación solo mostrada a las madres de sus amigos.

A Alex no le hubiese importado ser un Hufflepuff. En absoluto, no con esa jefa de casa. Tenía un vago aire a Scarlet y a su madre que no dejaba de dar pie a ciertas reflexiones inquietantes, dada la asociación inconsciente de servidumbre y atractivo. Récese para fuesen dos elementos separables y cada uno de su madre y de su madre. Osease, de su madre y de Scarlet respectivamente.

La cuestión es que a sus ojos, era parecida, aunque eso no se le había ocurrido pensarlo.

- Pues claro que estoy animado- murmuró para si con cierto rubor.

Como para no. Todo crío de quince años tenía algún tipo de referente así.

Alana entró a la clase puntual para variar y tomo un sitio cualquiera en la mesa. Escuchó lo de los guantes de dragón y sacó los suyos, que estaban hechos de escamas azuladas que tenían reflejos tornasoles. Nada parecía fuera de lo normal en cuanto a entorno. Solo le llamó la atención que le pareció escuchar a Blair hablando solo en voz muy baja. No llegó a entender que había dicho, pero frunció el ceño sin comprender.

Se encogió levemente de hombros, poniendose los guantes.

Da unas palmaditas animada e indica con la mano unas macetas dispersadas por los laterales con una flor muy bonita, de colorines.

-Bien chicos, esto que veis aquí es con lo que trabajaremos. Su nombre común es Flor del Sueño, pero tranquilos... solo "dormiréis" si dejáis que su veneno toque vuestra piel. Así que extremad las medidas de seguridad. Tendréis que trasplantar la flor a una maceta más grande para que puedan crecer estupendamente. Así pues... ¿alguien puede decir que usos puede tener esta flor?

Dormir... ¿cómo? ¿En qué nivel de consciencia? ¿Por cuanto tiempo? ¿Simple sueño rutinario o coma inducido? Alex no se sabía la planta, por interesante que pareciese. Con lo poco que había oído decir a McGarden, se le ocurría algo bastante simple. Demasiado, pero de seguro discutido por San Mungo y contemplable como posibilidad, si sus ideas eran acertadas pese a los posibles efectos secundarios.

Alex levantó la mano, y cuando la profesora le miró, habló.

- Anestésico- explicó el chico, rotundo pero humilde. No dudó, pero tampoco lo afirmó con exacerbado despotismo-, por el efecto hipnótico y quizá sedante. También podría ser usado como tranquilizante en casos de extrema necesidad- hablaba un poco a disparar a ciegas, pero no tenía más remedio-. Por ejemplo, frente a criaturas peligrosas exaltadas.

-Es mucho más que eso, querido Alex. Yo llamo a su esencia "El Sueño de la Doncella" en referencia a la maldición del sueño que sale en muchos cuentos de hadas... que podrían ser verdad... teniendo en cuenta esta planta.

Saca la varita y hace en el aire unos dibujos y letras como explicando las partes de la planta y que es lo peligroso en ella.

-Existen varias formas de extraer el jugo, el veneno. Y también existen varias partes y formas de prepararlo. El veneno se encuentra en los tallos verdes que como veréis tienen diminutas espinas que hacen que se introduzca en el organismo el veneno. Para obtener el veneno, se deben utilizar peligrosas técnicas que solo deben realizar los magos expertos. En los pétalos encontramos un veneno menos potente que es el que se podría utilizar para anestesiar de forma segura... pero no es recomendable porque no se conocen las dosis exactas... un exceso podría conllevar el sueño eterno... Ahora necesito que trasplantéis las plantas a esos tiestos más grandes para que puedan crecer hermosas. ¿Alguna pregunta?

Alex preguntó, volviendo a alzar la mano antes de hablar, por educación. El "querido Alex" no le pasó desapercibido, haciéndole lucir por un instante sonrisa de satisfacción.

- Dónde suele encontrarse la planta, y forma de revertir los efectos, ya sea con un antagonista, un conjuro, o el paso del tiempo- fue lo preguntó antes de ponerse manos al sueño eterno.

No temía en absoluto a aquella prueba, más allá del respeto por poder pincharse accidentalmente. En comparación con El Basilisco aquello no era nada. Criaturas Mágicas solía ser bastante peor.

Comenzando a estudiar con la vista por donde remover la tierra inicialmente, Alana preguntó de forma casual, con interés.

-A parte de su propiedad sedante, ¿tiene algún otro uso como para que sea necesario hacerlas crecer en buenas condiciones, o es solamente por la toxina?

Quizá la respuesta (se imaginaba) fuera simplemente que tenía algun atractivo decorativo o fuese la alimentación de alguna criatura concreta. Si no había otra, realmente sería un tanto peligroso conservarla, aunque quizá usandola en sedante para animales extremadamente peligrosos...

Quintaped...

Sonrió.