Partida Rol por web

El veterano señor miró a Normand con la decepción reflejada en sus ojos. Ciertamente esperaba más del enviado por el Rey para garantizar la seguridad del evento. A pesar de ello, el viejo tomó aire en un sonoro suspiro de impaciencia y procedió a explicarle a Normand la gravedad de la situación.

-Juntar a los Manning y a los Harte es como poner en la misma mesa a dos leones hambrientos. Y mucho me temo que no estáis preparado para...

La frase de Lord Manning quedó interrumpida por lo que sucedió a continuación en la sala.

La velada transcurría con tranquilidad, amenizada por los juglares que tocaban canciones populares y los malabaristas que deleitaban a todos con sus trucos casi imposibles. Normand Serf departía tranquilamente con Lord Mannnig y su hijo Kevan, Gisel cuchicheaba alegremente con la hija pequeña de los Harte, el maestre, Konrad y ser Yoren entablaban amistad y rivalidades con los caballeros invitados al evento, y lady Lylian regresaba de dar un corto paseo a los establos con el joven Darren Manning, el menor de los hijos de Lord Artur.

Fue entonces cuando se escuchó como una copa caía al suelo y revotaba con metálico replicar derramando uno de los mejores vinos del anfitrión. La copa se había deslizado de la mano de Lady Sylvie Hart, cuya cara había adquirido un color purpureo en los últimos instantes. La muchacha tuvo que ser recogida por uno de los invitados que se encontraba junto a ella o de lo contrario se hubiese precipitado contra el suelo. Una de las sirvientas soltó un agudo grito al verla desfallecer, y una de las damas con las que charlaba soltó una exclamación. Lady Sylvie se recuperó del mareo rápidamente, y no llegó a perder la consciencia. Sin embargo, sintió como su estómago quería expulsar la cena más rápidamente de lo que el ciclo natural estipulaba, así que echó a correr a duras penas hacía la letrina más cercana para vomitar en ella.

Es muy evidente la decepción que le ha producido a Lord Artur Manning el saber que he acudido sin tropas de la casa de mi hermano a la boda. Al parecer el confiaba en que hubiera tropas de alguna casa neutral para garantizar la celebración de la boda.

Intento buscar palabras que lo tranquilicen cuando me giro al oír el sonido del metal golpeando el suelo. Veo a la novia, Lady Sylvie Harte, cuya cara había adquirido un tono purpureo estando a punto de caer.

Por lo que se ve no sólo los Manning corren peligro en esta boda, o es otra cosa…

Todos quedamos prácticamente en silencio hasta que demostró una rápida mejoría volviendo a sostenerse sobre sus pies y salir corriendo mientras con las manos se tapaba la boca.

No puedo evitar que se me escape una exclamación. – Por los Antiguos y los Nuevos Dioses por un instante he llegado a pensar…

La mirada del caballero se hizo ligeramente sombría ante la escena de la copa, y el repentino desvanecimiento de la honrada. Ciertamente, en un banquete lo último que uno desea es ver a otros comensales descomponerse sin razón… Por suerte su rápida recuperación, hizo que la tensión se desvaneciera, en su mayoría.

-Sera mejor que vaya allá, maestre. +comento por lo bajo a Anselminus+ Pueden necesitarle. Estaremos aquí por si surge algo.

En verdad, los servicios de un sanador podían ser útiles a lady Sylvie. Por otro lado, Yoren sabía que era inútil en esos temas, y además de la reputación de los bastardos, por lo que decidió en un instante que seria prudente mantener distancia de cualquier “desgracia”.

Habia un tercer motivo, menos evidente; estaba más interesado en observar las caras en el salón y las reacciones de los demás invitados a aquella escena.

*¿Alguna mostraba algo distinto a preocupación por la dama?

Aunque incapaz de reprender a Ser Yoren, Anselminus repetía para sus adentros una lista de razones por las cuales el comportamiento del caballero había sido de lo más inapropiado, cuando el brusco restallido metálico le interrumpió, y lo que vio a continuación le hizo olvidarse por completo de los modales de Ser Yoren.

Por un segundo creyó que se le había detenido el corazón, pero al ver a la dama recuperar fuerzas para levantarse hacia las letrinas la sangre volvió a circular por sus venas. - Ha debido beber demasiado, pobre niña. - Las palabras de ser Yoren le devolvieron a la realidad, y asintiendole con la cabeza se puso en marcha, aunque se detuvo el tiempo necesario para dedicarle unas últimas palabras al caballero.

- Si pudiera buscar también al maestre Hamdan de mi parte, sirve a los Harte, seguro que la dama se sentirá más cómoda en manos de un conocido. - Y sin más preámbulos, siguió a la dama al exterior apresuradamente.

Lady Lylian volvió pensativa de su pequeño paseo, estaba tratando de analizar las palabras del joven Manning cuando el sonido de la copa de Lady Sylvie cayendo al suelo llamó su atención. En un primer impulso adelantó un pie en dirección a la joven con la intención de ayudarla, pero una idea cruzó su mente fugazmente y en lugar de aproximarse a la chica se quedó junto al hijo menor de lord Manning mientras buscaba con la mirada al futuro novio esperando para ver su reacción.

Por la mente de Normand pasaron varias posibilidades del motivo por el cual la joven Sylvie Hart había estado a punto de desfallecer por el mareo y ahora corría a toda prisa en busca de una letrina en la que vomitar, pero la más plausible de todas ellas era la idea de que la comida estuviese en mal estado. De inmediato su propio estómago comenzó a rugir con desgana, presintiendo que aquello mismo podría pasarle a él si había comido de los mismos platos que la dama.
 

La sala entera se detuvo para ver como Lady Sylvie Hart echaba a correr en busca de una letrina en la que vomitar, la preocupación inundó a cada dama o señor que allí se encontraba, pero afectó especialmente a los padres de la dama. Lord Harte y su esposa abandonaron la sala tras su hija para ver qué estaba ocurriendo. La excepción de aquella preocupación familiar fue la joven Eilene Harte que echó a reír ante la desgracia de su hermana mayor.

Los únicos que no modificaron un ápice su rostro para mostrar la más mínima preocupación por el estado de la dama fueron Lord Manning y su hijo Kevan. Con la misma expresión seria que durante el resto de la velada, Lord Manning susurró algo a su hijo y el futuro novio de la joven asintió pesadamente con la cabeza. Después ambos se levantaron de la mesa y se retiraron del salón acompañados de su séquito.

Mientras sigo dándole vueltas a lo que le ha podido ocurrir a la novia no puede dejar de llamarme la atención la despreocupación por parte de los Manning, de acuerdo que las dos Casas llevan tiempo enfrentadas pero un comportamiento así puede llegar a poner en peligro hasta la mismísima celebración de la boda.

Veo marchar a Lord y Lady Harte dándome sólo tiempo de intentar mostrarles mi apoyo tranquilizándolos. – Serán los nervios por la ceremonia.

Al darme cuenta de que se retiran respiro algo aliviado, si alguno de ellos se le ocurre proponer un brindis todo habría acabado para comenzar una pelea de taberna entre las dos Casas.

Busco con la mirada a los escasos miembros de mi Casa para hablar con ellos por si han averiguado alguna cosa acercándome al más próximo de ellos.

Una idea estrambótica cruzo la mente de Yoren, pecaminosa incluso si se quisiera, totalmente basada en sus propias experiencias. Pero no, aquello seria imposible. A no ser… No, no, mejor ni pensarlo. Aunque mas tarde, tal vez Anselminus confirmara o despejara sus dudas.

-Sigue a los Manning y mira que hacen. +susurro quedamente a Konrad, alzando una ceja en complicidad. El alguacil era sin duda mucho mas experto que él en pasar desapercibido+ Veré que las señoras estén bien y te buscare en el patio.

Aquella extraña retirada resultaba difícil de ignorar. Pero no perturbaría el deber primario del caballero, la seguridad de Lylian y Grisel, y menos si podía repartir tareas. Seguidamente fue hacia ellas, aunque dando un rodeo a la sala para moverse por el lateral,lejos de las luces del centro.

Lylian se acercó con cautela y aparente calma a su tío mientras trataba de no perder detalle.Buscó a alguna sirvienta de la casa Manning a la que enviar en busca de su señor con un mensaje. Si debían continuar la celebración sin ellos mientras Lady Sylvie se recuperaba de su indisposición o si consideraban ordenar alguna otra cosa.
Se detuvo cunado llegó junto a su tío esperando que el ambiente se destensara un poco para poder hablar de forma más desapercibida.

Al notar como Lord Harte y su esposa acudían también en pos de su hija Anselminus redujo el paso lo suficiente para que se adelantasen. No le hacía ninguna gracia quedar como un entrometido a ojos de su anfitrión, y ya fuera de la sala intentó llamar su atención para que fueran conscientes de su presencia, al tiempo que les preguntaba.

- Lord Harte, no quiero resultar impertinente, pero si necesitan alguna ayuda... - dejó la frase en el aire esperando a su anfitrión aceptase su presencia o le mandase de vuelta.

El sonido de los cuchicheos y los comentarios de los invitados en el gran salón donde se celebraba el evento fue incrementándose conforme pasaban los minutos sin noticias de la dama. Algunos incluso dejaron de comer, echándole la culpa a la carne servida durante el banquete. Lord Harte había abandonado la estancia en pos de su hija con gesto de grave preocupación y cuando fue interpelado por el maestre Anselminus ni siquiera supo que era lo que le había dicho. Su mente estaba para con su hija, y era para ella para la única persona para la que tenía atención en esos instantes.

Fueron unos instantes de incertidumbre que se hicieron largos para los más allegados a la familia. Finalmente, Lady Sylvie regresó al salón por su propio pie, acompañada de un aliviado Lord Harte que todavía se encontraba pálido por el susto al igual que su esposa. La dama se encontraba todavía mareada, con el rostro también empalidecido y el peinado ligeramente despeinado por el sobresalto, sin embargo, trataba de mantener las apariencias y mostrarse todo lo entera que una dama de su posición debía estar. Con una sonrisa se dirigió a los presentes para restar importancia al asunto.  

-No os preocupéis, -dijo para todos con una voz que pretendía aparentar normalidad. - Sin duda los nervios me han jugado una mala pasada. Creo que los preparativos de la boda han terminado por extenuarme, por tanto iré a descansar para estar mejor mañana. Seguid comiendo y bebiendo, disfrutad de la velada.

La dama se retiró seguidamente, acompañada de sus doncellas y su madre, y del maestre de su casa, que iría a prepararle algún tónico que le ayudase a recuperar fuerzas y pasar la noche. Lord Harte se quedó para mantener vivo el banquete, y ordenó a los músicos que siguieran tocando, pero el susto y la retirada de la dama alegando fatiga e indisposición marcaron el final de la fiesta para muchos. Los más gorrones se quedaron aprovechando el festival de comida y bebida gratuita del que se podían deleitar, y no fueron pocos quienes comieron y bebieron hasta saciarse por completo antes de regresar a sus aposentos.

Me tranquilizo al constatar que mi sobrina Lylian se encuentra bien, ya había buscado con la vista a su hermana Grisel instantes después del incidente acaecido a Sylvie Harte.

Le apoyo un instante la mano en el hombro mientras le digo. – Bueno al parecer no has tenido problemas con la cena. Al ver lo que le ha ocurrido a Lady Sylvie Harte me tenías preocupado. – Mi tono así lo demuestra, pero sin la menor pizca de reproche.

Noto que mi sobrina quiere comentarme alguna cosa, no en vano la conozco desde que nació. Una vez estoy seguro de que me esta mirando a los ojos giro ligeramente la cabeza deteniéndome unos instantes en las puertas y la mesa enarcando levísimamente la cejas dejando en sus manos que me indique donde quiere decirme lo que desea decirme.

Se aproximo a las Serf y a su tío con un andar tranquilo e indolente, como un paseo. Sonrió y les observo un momento, antes de hablar por lo bajo.

-Solo vine a constatar que estén bien. Voy a salir un momento a ver que ha sucedido con los Manning. +informo, tanto para las señoras como para con el castellano, que debía hacerse cargo de ver por ellas a solas un rato+ ¿Se quedaran aquí?

Una pregunta simple, pero que podía ser importante si debía buscarles luego de sus pesquisas. Tan pronto tuvo la respuesta, Yoren cabeceo un saludo y se retiro al patio, a buscar a Konrad, aunque todavía con un andar calmo y apacible. Ya no quería llamar la atención, después de todo.

Al parecer el único incidente ha sido éste y puede haber sido completamente producto de los nervios de la novia.

Estoy a punto de decirle una cosa a Ser Yoren pero prefiero esperar a estar en un sitio más tranquilo, me limito a aun escueto. – Tenemos que hablar después todos, a solas.

– Sobre lo de permanecer aquí,,, – me giro hacia mi sobrina Lylian enarcando las cejas.

- Bueno, personalmente no me parece de buen gusto abusar de la hospitalidad de los Harte después de lo ocurrido. Cuanto antes volvamos a nuestros aposentos, mejor para todos. - Comentó Anselminus tras unirse a los demás, habiendo captado los últimos retazos de su conversación. La dama no parecía haber sufrido nada más grave que unas nauseas repentinas, y había decidido que era más sensato dejarla en manos de su propio maestre de mayor confianza.

Sin embargo se permitió un momento para dirigirse a Ser Yoren, que parecía dispuesto a hacer alguna de sus "pesquisas", y conociendo los métodos del caballero no esperaba precisamente una demostración de temple y caballerosidad. - Ser Yoren, normalmente me fío de vos para estos asuntos, pero ¿estaréis bien solo? Los Mannings no parecen precisamente de trato fácil. -

-Creo que lo mejor es que regresemos a nuestros aposentos, mañana será un día largo para todos. Asintió ante el comentario que Anselminus le dedicó a Ser Yoren antes de ver a este partir hacia el exterior.
Después de eso se agarró del brazo de su tío en dirección a sus aposentos, -todos deberíamos descansar.No quería decir abiertamente que deseaban hablar en privado pero s7u comentario era una invitación clara para la familia.Deseaba que pusieran en común lo que habían descubierto durante la velada, en caso de que alguno de ellos hubiera descubierto algo, claro.

Apoyo las palabras de mi sobrina Lylian.

– Lo mejor es que hagamos lo que ha indicado Lylian y nos retiremos a los aposentos que nos han indicado, todos. – Mirando alternativamente a Anselminus y Ser Yoren, – ¿Alguno tenéis un compromiso ineludible que no os lo permita?

– Señalando a Grisel le indico a mi sobrina. – Mejor ves tú a buscar a Grisel para que se retire con nosotros. Intenta dejar a la hija pequeña de los Harte al cuidado de alguna de sus doncellas. Algunos parecen haber bebido en exceso y parece muy inocente. Si nadie te parece de confianza la acompañaremos a los aposentos de los Harte antes de retirarnos a los nuestros.

– Te esperaremos aquí.

-Bien, entonces los veré después en los aposentos. +indico, guiñando un ojo ligeramente+ No hay que temer, maestre; ya envié a Konrad por delante y debe estarme esperando. Eso puede contar bien como un compromiso, si, al igual que lo que le pedí hacer…

Por más que quisiera acompañar a las damas, lo que más le preocupaba ahora era vigilar los movimientos del novio y su cohorte. Esa retirada tan poco cortes presagiaba pocas cosas buenas.