Partida Rol por web

Le da un toque para volver por donde han venido, a buen ritmo.

-Se que puedo parecer fría y que antepongo los heridos a mis compañeros, pero lo que hago es evaluar la situación. Si hay alguien en mayor riesgo de morir, lo atiendo primero. En esta situación, nosotros somos somos más importantes que descurbrir que hay tras una puerta de mierda cerrada.

Mira hacia atrás, pero vuelve la vista al frente.

-O en un trozo de chatarra.

—Se te ha ido la puta pinza, Turk. ¿Protocolo de riesgo biológico? ¿En serio? ¿En base a qué? ¿A unas palabras arrancadas de una mujer llorosa que diría cualquier tontería con tal de salvar su pellejo? Ahora entiendo porque te han destinado aquí — gruñó por la radio, hosco, huraño, una voz de trueno con mala leche —.Pero Sara tiene razón, volved todos al blindado. Esperad, contactad con base. Nosotros tenemos nuestros propias órdenes, el teniente os lo dirá. Limpiaremos esta puta mierda y volveremos a base. Corto y cierro.

—Hay abajo hay algo, Kathe. Puede que sea una forma de vida alienígena, puede que sea otra clase de secreto de una gran corporación. En cualquier caso, es una verdad incómoda. Y me interesa. El teniente nos dio unas órdenes, no quería problemas. Quiere que limpiemos toda esta mierda. No sería complicado, bajar ahí, colocar unos cuantos explosivos y hacerlo saltar todo por los aires...—la miró, fiero, era un león enajulado que veía como sus colmillos se deshacían de tanto roer los barrotes —.No nací para morir aquí de aburrimiento. Nací para morir en la guerra. Ahí abajo hay algo grande, lo presiento. Mi viaje es un viaje sin retorno, no voy a pedirte que me acompañes. Pero te diré que voy a averiguar que esconde este regalo caído del cielo...y que voy a aprovecharlo para remover un poco de mierda entre las altas esferas. Llevo unos cuantos años deseando patear ciertos culos trajeados. Puede que sea lo último bueno que haga con mi vida. Y si fallo, al menos brillaré como una estrella que explota, no como un marine que languidece de aburrimiento. Tú decides—traspasó la puerta recién abierta, se giró —.Estoy loco, pero el mundo de ahí fuera no es mejor. Voy a soldar la puerta, no quiero que me sigan. O te quedas o te vas.

-Primero: ¿tú dirías algo como eso para salvar tu vida? Segundo: ¿Vuestras propias órdenes?

Guarda silencio antes de continuar.

-¿Vas a jodernos a todos por unas órdenes fantasma que no podemos comprobar porque las PUTAS comunicaciones NO funcionan?

Se la nota enfadada y es algo que no se suele ver. Pero se aguanta lo que ha estado a punto de decir y dice otra cosa más conveniente.

-Turk es tu superior ahora así que mueve el culo hacia el blindado.

La situación se volvió disparatada. La puerta estaba abierta y justo ahora nos decían que había algo allí dentro, posiblemente una raza alienígena y con inteligencia. Una voz en mi interior me gritaba que huyera de allí. Pero por otro lado estaba Lance, con su voz profunda y llena de confianza.Escuchar la voz de la histérica de Turk y de la doctora, me hicieron tomar una rápida decisión, que no obstante no me dejó más tranquila, aunque si me dio cierta satisfacción.

- Si que recuerdo las órdenes!!! Vamos a limpiar este agujero de mierda y luego que digan lo que quieran… No nos pueden mandar a ningún lugar peor que este agujero perdido de la mano de Dios!! Además no me vas a dejar sola aquí, ya sabes que no me gusta estar sola…Y por si no lo sabes, un marine nunca abandona a uno de sus compañeros. Tú lo has dicho!! Tenemos una misión y vamos a finiquitarla, con o sin alienígena o lo que diantres sea que haya allí abajo!!! – dije con tranquilidad, intentando mostrarme segura aunque un leve deje de indecisión se notaba en mi voz… Luego añadí, - Eso sí!!! Cuando esto acabe tendrás que hacer algo más que sermonearme y gruñir por lo bajo!!! Creo que me habré ganado algo de tu respeto… Si!!! Definitivamente me deberás algo más… - Con un guiño, cargué el arma y di un paso para entrar. – ¿Vamos a limpiar este embrollo cielo?

La verdad es que me agradaba la idea de ser un poco transgresora de las órdenes... Y sobre todo tocar los "huevos" a nuestra nueva jefa y a la doctora.

Entreabierta la puerta, la oscuridad fue barrida por el rayo de fría y potente luz de la linterna. Los sensores no indicaban movimiento alguno en un radio de ocho metros. Un pasillo de poco más de seis metros, al fondo el fuselaje de la nave, y a la derecha a menos de cinco metros, otra puerta en el lado derecho. Enfrente de los dos marines, los dos cañones de una unidad de centinela apuntaban hacia ellos, calibre normal y otro de mortero; siniestra, callada, una mancha de tinta en la negrura circundante.

No tenía encendido, ni parpadeaba, el led de funcionamiento. .

-Tú mandas en esto doctora. A mí me empieza a tocar los huevos toda esta situación. Aunque me excita, la verdad. Si la tormenta se calma, creo que Kathe y yo podemos reparar el trasto. Recoger a esta gente y largarnos. Lo volaría todo si no fuese porque me pica la curiosidad. Esto es lo mejor que nos ha pasado en mucho tiempo. -Sebas se encogió de hombros. Un hombre que no se complicaba las cosas.

-A ver, Lance –el tono de Turk era sereno, como ella. Tenía fama de sensata, tomaba decisiones rápidas y la gente solía confiar en su sentido común-. Estoy al mando y nadie se opuso a ello. Me baso en lo que ha sucedido y la información que tú nos has facilitado. Ahora tengo que salvar el culo de todos vosotros, con vuestra ayuda o sin ella, y no solo de un capullo como tú, que resulta que tiene sus órdenes privadas o eso nos quieres hacer creer. ¿Qué mierda es esa? Y no me sueltes el rollo de que son secretas, no haberlas mencionado entonces. Os quiero a todos en la sala de hipersueño de la nave. Vamos a hablar con esa gente y aclarar las cosas. Voy para allá. Misha se queda con la sargento. Kathe, respira, mueve tu culo, y tú, Lance, no hagas que vaya a buscarte yo misma. ¿He ha bla do cla ro? Sara, si se confirma, seguiremos tus indicaciones.

—No podrías salvar mi vida ni aunque te encontrases a un extremo de una cuerda y yo del otro, Turk —respondió por radio —.¿Te jode que el teniente confiase más en mí que ti? Ya sabes como va esta mierda, secretos, órdenes privadas. Soy un puto marine, no tengo que inventarme una mierda. Simplemente, mantente al margen. ¿No querrás que el teniente se enfade contigo cuando vuelvas a la base, verdad? No vengas a por mí, chica, podrían formate un consejo de guerra por eso.

—Marines, Turk no reconocería uno aunque estuviera dándola por detrás—gruñó, interferencias, molestias.
Era un cabrón nacido para las operaciones encubiertas, para limpiar los trapos sucios, acostumbrado a jugar con la baraja marcada aunque, en teoría, todos servían al mismo líder. Cada vez sentía más asco de si mismo y por el cuerpo, aquello no estaba bien. No había honor en eso.
Se asomó al corredor, vio a los centinelas.
—Kathe, ¿Granadas de pulsos?
Como él, imaginaba que no tendría, nadie traía esa mierda nunca a una misión. Menos aún en Emmerson, donde el cacharro más sofisticado que podías freir era la consola de juegos del salón de ocio. Tendrían que usar granadas convencionales, los centinelas no parecían estar activados pero claro, no iba a fiarse de un piloto que así debía indicarlo. Así que descolgó la primera granada, se apostó a un lado de la puerta, activó la espoleta y la lanzó en un rápido movimiento.

-Te estás comportando como un capullo. Desde que comenzó la misión. Espero que te pesen las muertes de tus compañeros. A ti y a Kathe.

Al final lo ha dicho. Porque las muertes de sus compañeros han sido consecuencia de los actos y los humos de esos dos, de las informaciones mal dadas.

-Simplemente ha confiado en ti porque pareces incapaz de pensar con mente propia, Lance. "Soy un marine". Esa frase no va a significar nada. Si pones en riesgo a todo el equipo, ¿como vas a volver? ¿Andando?

—Yo al menos estaba peleando con Hank en lugar de curar a nuestros enemigos—respondió, muy serio. Perder a alguien le afectaba sobremanera, había sido un golpe muy bajo por parte de Sara usarlo en la conversación. Muy bajo. Si, era un capullo, pero sentía la muerte de un marine como sentiría la muerte de un hermano, de un padre. Usar ese dolor, esa carga...dolía más que la metralla.—¿Quién pone en riesgo a quién? Esperad fuera, cuando amaine la tormenta, recibir órdenes. Sigue el protocolo, eso se te da bien. No os va a pasar nada si os quedaís donde estaís.—La respiración, entrecortada. Siente ira, pero también algo más. ¿Desengaño? ¿Decepción?—Adiós Sara, sigues siendo la que más vale de todos.
No había ironía, solo una sincera certeza. Cortó la comunicación.

Escuché el cruce de palabras entre Turk, Sara y Lance. Decidí no inmiscuirme...de momento. Me sabía mal por Turk. Era una buena chica!!! Demasiado para estar en un antro como aquel planeta...pero Sara... Sara había acabado por exasperarme con su palabrería y su calma. Y encima se permitía achacarnos la muerte de los demás y poner en peligro a los demás... Pero que coño!!! No era ella la que estaba sudando hasta las bragas allí dentro con una amenaza palpable en el ambiente!!! Pero a pesar de todo, de la tensión del momento, de las palabras, me sentía más viva que en anteriores ocasiones.

- Vamos Lance!!! Olvida este tema y céntrate!!! Los que han caído han caído y punto. Ya no tienen que soportar más esta mierda de calor!!! Esta noche brindaremos por ellos y listo!!! - tras aquello saqué otra granada esperando ver el efecto que hacía la lanzada por Lance...

Me sabía mal aquella situación, pero por alguna extraña razón me sentía bien en aquel momento. Sonreí desde mi posición.

Sebas ofreció su punto de vista:

-Joder, tío, eres más fantasma que yo. Y cabezota. Podrías decir la verdad, que tú y Kathe queréis un poco de intimidad para echar un polvo, y no tanto rollo. Jajajaja. Ahora en serio, estoy convencido de alguna mierda de órdenes has recibido, pero, joder, necesito a Kathe para sustituir el eje. No la caguéis, llevan varios días aquí, no va a pasar nada por esperar un poco y pensarlo con la cabeza y no la polla

-Me acabo de cagar encima, Lance. ¿Enfadar al teniente, un consejo de guerra? ¿En serio? Eso no es propio de ti. Se te está fundiendo el cerebro. Escucha a Sara, y que te haga un reconocimiento-dijo Turk.

La marine era inteligente. Khan no iba a cambiar de opinión, sabía que las órdenes debían existir, y empezaba a sospechar cuales podrían ser. Pero dudaba que la pareja pudiera manejar esto, si no era tirando de gatillo y pisando duro con sus botas; y ella, sin galones, aun siendo su superior directo por las circunstancias excepcionales, no podía amenazarle con represalias; a Lance le faltaba sensatez y Kathe seguro que tenía mojadas las bragas, así era la rebelde zorra.

Al montón de mierda que soportaban se le sumó esta complicación. Tampoco Sara convenció a Lance, y era sabido por unos pocos la amistad y ascendente que tenía la doctora con Lance. Pensó en enviar a Sebas, pero de poco serviría, consideró. Turk, como todos, se había metido en muchas historias en su carrera militar, y esta no era la peor. La resolvería de alguna manera.

Se encontró con Sara y Sebas y entraron en la nave.

La granada rebotó un par de veces contra el suelo, un seco golpeteó en el metal, igual que latidos de un corazón artificial. Chocó con las patas de la unidad centinela, rodó un poco más, en semicírculo. Se detuvo.

Transcurrieron unos segundos,,,y más segundos, hasta que el tiempo marcó un minuto.

La granada no explotó.

Sara, junto a Lisa Turk y Sebas, regresó a la sala de hipersueño. Se encontró con la mujer de mediana edad inconsciente y aporreada, y a la mujer más joven a quien había intervenido, estable y dormida.

Las tres personas recién despertadas presentaban mal aspecto; atadas de pies y manos, ensangrentandas estas últimas, constataron que les habían cortado las yemas de la mano derecha. Una chica de menos de treinta años los miró entre desafiante, asustada, y avergonzada: tenía huellas de haber llorado en su cara, y orines alrededor suyo. Un hombre levantó la cabeza, con expresión de sereno dolor y un tercero, con mordaza en la boca incluida, les clavó una mirada de odio intenso.

-Khan y sus métodos brutales. Gilipollas.-rezongó Lisa.

-Jo der...

Es lo único que dice cuando ve a los pobres tripulantes de la nave. Que tenga una misión secreta concedida por el mismísimo teniente no le da derecho a tratar a la gente como basura.

-Se le ha ido la olla...

Mira a Turk.

-¿Podemos desatarlos? Creo que no suponen un peligro en su condición y desde un principio nunca fueron un peligro hasta las provocaciones de Lance y Kathe. Y desatados podré tratar mejor sus heridas.

Era difícil concentrarse con tanta gente hablando, pero la verdad es que, a pesar de estar en la intimidad con el hombre que posiblemente más me ponía de toda la base, la situación no estaba del todo clara. Para cuando la granda rodó y se paró al lado de la torreta para no hacer nada, ya comenzó a inquietarme.

- Joder!! ¿Aquí también hay inhibidores? Por que si vamos a tener que pelearnos con algo con las manos desnnudas no se si me acaba de poner. ¿Qué dices grandullón? – le pregunté, aunque ya casi sabía su respuesta, - No voy a dejarte solo!!! Si decides ir allí abajo, iré!! Pero las cosas se están poniendo complicadas y sin armas se ponen todavía un poco más duras… Por no hablar de que diantres pasa. ¿Está apagada esa torreta? ¿O solo averiada? La verdad es que solo se me ocurre una forma de saberlo… pero no creo que sea la más adecuada.

Saqué mi arma un momento y disparé a la torreta para ver si esta tampoco funcionaba…

Lisa negó con la cabeza.

-No, de momento se quedarán así. Realiza las curas necesarias, te las apañarás.

Sebas los mantenía encañonados, mientras husmeaba por el habitáculo. Turk avanzó hasta el tipo amordazado y le quitó el trapo de la boca. No se esfumó la mirada de rabia contenida del hombre. Luego, la marine, con voz calmada y firme, les informó de su nombre y rango, y el de Sebas, a la doctora ya la conocían, y les explicó en qué planeta se encontraban, en el culo de la galaxia, así como su condición de prisioneros. Su fuerza de seguridad había matado a dos marines, de manera que serían trasladados a la guarnición y tratados como gente hostil.

Se colocó el rifle al hombro y se paseó por la sala.

-Hay poco espacio en el M577. Depende de ustedes.

-¿Usted está tan loca como ese otro sádico de antes? –preguntó el hombre que no había estado amordazado.

-El calor y el viento en Emerson suelen provocar reacciones extrañas y anómalas en la gente.