Partida Rol por web

Sarita no podía creer que en un momento así Kalalo aprovechara para tocarle un pecho. Por un instante pensó que había sido un error llevado por la situación, pero cuando notó la otra mano en su culo ya no tuvo dudas.

MALDITO SEAS KALALO, LA PRÓXIMA VEZ JURO QUE TE CORTO ESAS MANOS

Con el enfado Sarita se dio cuenta que se le había pasado un poco el sentimiento de claustrofobia que tenía.

No si al final le voy que tener que dar las gracias al cerdo este.- pensó mientras volvía a aporrear la puerta intentando escapar de allí

Adélaïde volvió a atacar al candelabro que tenia delante con un ligero golpe de la espada. 

Estaba empezando a cansarme de esos muebles animado así que decido ayudar. Agarrando la maza y el escudo con fuerza me adelanto para colocarme entre los zombies y golpear al candelabro. A su vez, los muertes vivientes, siguen con sus ataques.

Aquello iba para largo... y Etelimas se había quedado con el gusanillo... disparó un nuevo rayo hacia el rosal para destrozarlo.

- Esta bien -dijo ella empezando a beber- la otra opción es morir, asi que no tengo mucho donde elegir.

Etelimas decidió salir de la habitación para atacar al rosal. No consiguió golpearle, pero de nuevo unos pétalos volaron en su dirección. En este caso, además, parecía que la planta se estaba moviendo hacia el brujo.

Adelaïde golpeó al candelabro, consiguiendo dejarlo en el suelo inerte. Las flechas de los esqueletos impactaron sobre el armario, quedando clavadas en él dos. Tanto Sarita como Kalalo vieron como una de esas flechas entraban en el armario.

Kalehid, harto de la situación, entró en la pelea, pero no hirió al candelabro. Los zombies, sin embargo, consiguieron abollar al objeto.

Ehhh cuidado..... Sarita gritó cuando una de las flechas se clavó en el armario y estuvo a punto de darle a ella

Que seguimos aquí dentro

¿Pero que pasa con estas cosas? ¿No se cansan nunca o qué? me pregunto al ver como lo único que estábamos consiguendo era abollar esos objetos. Hago otro movimiento con el brazo para que, ésta vez, todos mis subordinados atacasen al candelabro, incluido yo mismo.

Elnora ya se estaba cansando de la situación, aunque le resultaba divertido ver como el grupo intentaba machacar unos objetos que apenas podían dar problemas a un niño el tiempo la apremiaba, hacía horas que no descansaba y era una mujer muy caprichosa, con desdén entró en la habitación y apartó a un par de zombies de un empujón, apuntó al armario con la mano y la magia comenzó a concentrarse alrededor de la mano hasta que finalmente la acumulación se volvió inestable y estalló en forma de rayo que se dirigió directo al armario haciendo saltar algunas astillas del mueble violentamente y dejando un pequeño agujero en la zona de impacto.

El hombre sonrió, así que aquella planta también buscaba pelea... antes le había parecido que se movía, y parecía más entretenido atacar aquella planta que a los objetos casi indestructibles de la habitación.

Agitó sus manos y un nuevo rayo salió disparado hacia el rosal.

La flecha paso muy cerca de la cabeza del guerrero, que aprovecho para abrazar a Sarita y apretujarla contra su cuerpo.

-"Yo te protegeré con mi vida, bella damicela"- Dijo galantemente mientras, en lo estrecho del compartimiento, la rodeaba con sus manos. 

Sarita notó el cuerpo de Kalalo apretándose contra el suyo...... 

Aghhh espero que eso fuera la funda de la daga.- pensó mientras trataba de mantener sus manos lejos de su cuerpo.

Etelimas volvió a lanzar un rayo al rosal, impactando esta vez en él. Esto hizo que se moviera más deprisa, emitiendo una especie de siseo en el movimiento.

Esqueletos, zombies y su amo atacaron al candelabro, acabando con su "vida". Las teteras y el plumero cayeron inertes al suelo.

Elnora lanzó uno de sus poderosos rayos contra el armario pero, a pesar del agujero, no parecía haberle hecho mucho daño.

- Bueno, ahora que eres parte de mi. Solo nos queda esperarnos. Pronto mis secuaces nos irán trayendo a más compañeros. Pronto haremos un ejército que os someterá a todos y juntos acabaremos con la Aldea del Loto y daré por cumplida mi venganza.

Etelimas frunció el ceño y repitió los gestos y palabras arcanas. Aquel rosal también era algún tipo de amenaza y, ciertamente, era más divertido de destrozar que aquellos objetos acorazados.

Un nuevo rayo salió despedido hacia la planta.

Elnora se enfureció al ver que aunque espectacular y vistoso, su ataque no hizo gran efecto sobre el armario, sin embargo no dejó aflorar sus emociones y siguió atacando al mobiliario con saña y precisión.