Partida Rol por web

Instantes después la niña a la que acababan de llamar cría empieza a envejecer rápidamente. Su cuerpo mantiene el tamaño pero no la fineza de su piel. Rápidamente las arrugas moldean su cara y las canas envejecen su pelo.

La niña que antes tenía un adorable peluche ahora es una anciana que sujeta un libro gran de y gordo.

Entonces mirando al hombre que la había llamado cría y acercándose a él, le dijo mientras sostenía el libro en alto como paa agredirle con él.

¿A quién llamas cría, jovencito? Ten un respeto a tus mayores y lo mejor sería que mantuvieses esa bocaza bien cerrada.

- ¿Pero qué coñ...?

Dijo el encapuchado entre muestra de asombro y certeza mientras con un movimiento agil esquivaba el librazo... Se había fijado ya en la "niña" y sabia que escondia algo.

- Disculpeme señora. No quería ofender. ¿Le apetece un trago?

- Pongale lo que le pida Feredor. Dijo al tabernero.

- Por supuesto. Dame la cerveza más fuerte que tengas. Haga usted el favor. Muchas gracias... ¿cómo dijiste que te llamabas? Yo soy Enya.

Nuevas muestras de poder arcano se presentaban enfrente de Elnora, nunca había visto tantos magos juntos, y se relamía solo con pensar los secretos que podría conseguir de ellos, sin embargo había fijado su objetivo, Etelimas sería el primero en caer bajo su red de palabras conciliadoras y movimientos seductores, sin pensárselo mucho se acercó al hombre. ¿Etelimas no? Verás, normalmente puedo pagar a un mercenario para que me proteja, pero últimamente estoy en apuros económicos y no puedo permitírmelo, ¿te importa que te acompañe? Es solo para sentirme más segura.

Cólera habia empezado a olisquear el heno que ha señalado  Barer y empezo a comer poco a poco. Vaya, parece que le gusta.- dijo Adélaïde mientras empezaba a cepillar a Colera. Le encantaba pasar tiempo junto a su caballo, era algo que lo unia más a él. Y dime Barer, ¿Como has llegado a convertirte en el encargado del cuidado de los animales? -  Preguntó Adélaïde con una sonrisa coqueta mientras acariciaba a Colera. Se acerco a Barer, colocó una mano sujetando la mano con la que Barer cepillaba al caballo y rodeo su cintura con la otra. Su pelaje brillara más si los cepillas de esta forma. - dijo mientras guiaba la mano de Barer, le miraba a los ojos con una sonrisa picara y pasaba un dedo de su otra mano acariciando la espalda de Barer.

-Valanthien. Es un placer.

Sarita salió desde las sombras y se dirigió a la barra. No le importó que la vieran, ni que la miraran, estaba acostumbrada. Había roto innumerables corazones sólo con que la vieran pasear, casi el mismo números de corazones que de carteras y bolsas de monedas.

Había sopesado desde fuera al grupo, y llegó a la conclusión que le aportaría más estar con ellos que seguir en el anonimato.

Mi nombre es Sarita, señor Valanthien. Y también estoy interesada en las riquezas ayudar a estas buenas gentes. ¿Sabeis algo que nos pueda ser de utilidad con respecto al señor del castillo y de los seres que allí habitan? .- Y mirando al camarero pidió.... un vaso de vino para mí, si sois tan amable.

De la boca de Kalalo se asomaba un ligero y plateado hilo de baba al ver a tanta mujer y de tan variados "¿sabores?". Complemente inmerso en sus pensamientos siguio hasta la barra si ver mas hallá de las nalgas de morgana y los increibles pechos de Sarita. Solo reacciono cuando el cerebro le indico mediante alarma general que estaba sirviendo tragos, y gratis!.

-"A mi me da un cerveza en la rocas, agitada no revuelta"- Indicó con galanura. La aparicion de otro "aventurero" desbalanceaba aún mas la ecuacuón en su contra. Asi que determino que era hora de ponerse en acción.

-"He!, cantinero!; Un vaso de vino para la señorita, pronto!"- Exclamó levantandose y ofreciendo la silla mas cercana a la joven.

Sarita estaba acostumbrada a que la cortejasen, algunos con mejor gusto que otros, y también había encontrado a tipos como aquel....sin apenas prestarle más atención que una medio mirada, aunque más para asegurarse que no se le acercaba demasiado....perdón, señor Valanthien, si no es mucha molestia, deje que su compañero juegue un rato con Kalalo, mientras los mayores hablamos de temas importantes.

-"No confunda mi entusiasta fijación hacia el genero femenino con idiotez, joven Sarita, si en algo le ha molestado el que yo cortésmente le ofrezca un silla y pida su bebida le ruego me perdone, lejos de mi estuvo en algún momento la intención de molestarla"- Con el mismo ademán tomo su silla y se sentó nuevamente sin esperar respuesta, aunque sin dejar de sonreír. Murmuro algo que ni el mismo hubiera entendido de no ser porque lo estaba pensando. 

Barer sintió un escalofrío recorrer su espalda cuando el dedo de Adélaïde le tocó. La miró a los ojos y notó como con su mirada la muchacha parecía querer algo más que una conversación

Bueno... digamos que fui el único que, tras los ataques de los animales de los bosques, seguía sintiendo ese cariño por ellos añadía mientras dejaba de cepillar al caballo.

Se giró para estar frente a frente con la muchacha, y rodeando su cintura con sus brazos, la dijo:

¿Y tú? ¿Qué haces por esta aldea? ¿Te quedarás mucho tiempo?

Al abrir la puerta, ves a todos tus compañeros entre la mesa y la barra. Tras la barra, se encontraba el tabernero y en una silla, un hombre cubierto por unos ropajes que no te permitían ver su cara.

A sus pies, un simio haciendo un movimiento negativo con la cabeza

Kalehid se une a vosotros mientras el tabernero se queda con la boca abierta al ver a la niña cambiar a una mujer anciana.

Tan asombrado estaba, que decidió no decir palabra.

Se giró y empezó a preparar las cosas que les habían pedido.

¿Entonces viene a luchar contra el Señor del Castillo? pensativo, dejó las cosas en la barra y miró a Valanthien.

Valanthien, quizá... quizá... miró al resto del grupo y les dijo:

Mi querido amigo Valanthien tenía esa misma intención. No me parecía buena idea porque, a pesar de ser poderoso, iba a ir solo... Pero si vais todos juntos, quizá podríais...

No terminó su frase. Repartió lo que habíais pedido y se giró, mientras añadía a Etelimas

Aquí no hay habitaciones peores o mejores, todas son iguales. El mismo colchón de paja en las habitaciones del piso superior

El chico habia caido en sus redes, se habia olvidado del caballo y ahora sus manos estaban en la cintura de Adélaïde. Pues veras Barer, fue una curiosa historia. Me encontraba recorriendo los caminos montada a lomos de Colera en busca de aventuras cuando el viento arrastro vuestra nota de auxilio hasta mi. Pareció cosa del destino. - dijo Adélaïde mientras sus manos acariciaban los biceps de Barer. Dejo un instante de tensión antes de ponerse de puntillas para susurrarle al oido ¿Y tu Barer? ¿Crees en el destino?

Acarició suavemente la mejilla del joven mientras volvia a poner los pies en el suelo y se separó de él lentamente. Se dirigió a su caballo, vació las alforjas y se volvió a mirar a Barer.

Respecto al tiempo que estare aqui, quien sabe, parece un buen sitio para vivir. Igual despues de acabar con el trabajo busco alguien con quien sentar la cabeza. ¿Que te parece si entramos a la taberna y me invitas a un trago mientras nos conocemos mejor? - dijo Adélaïde mientras sonreia con picardia y hacia tirabuzones con un mechon de pelo de su flequillo.

Morgana da un trago a la bebida, la respuesta de Kalalo le ha resultado graciosa, al final va a resultar que es un tipo interesante y todo.

- A mi me es igual si Valanthien viene o no, mientras no estorbe.

La ancianita tomó el vaso lleno de cerveza que había pedido y se lo bebió de un gran trago y después expulsó un fuerte eructo que retumbó por toda la sala.

Después os miró a todos, mientras se acomodaba bien en la silla.

- Bienvenido entonces, Valenhein. Supongo que ahora somos todos un grupo, no? Lo mejor será que vayamos a descansar, a retomar energías y mañana partamos en dirección al castillo. Me temo que encontraremos muchos enemigos por el camino y tendremos que librar poderosos encuentros. Cuanto mejor preparados estemos, mejor.

Kalehid casi sin fijarse en sus compañeros que se habían sentado en una mesa, con lo que parecía, un nuevo miembro, le hizo un gesto a Etelimas para que subiesen los dos a sus aposentos. Había tenido un día largo y duro, y quería descansar.

Al pasar al lado de la mesa, izo un gesto con la cabeza y subió las escaleras...

Etelimas se quedó un momento sin palabras ante la aparición de la bella Elnora. La escuchó en silencio, esforzándose en no desviar la mirada de sus ojos, y pensó rápidamente una respuesta apropiada.

-Si no os importa dormir algo apretada... el señor Kalehid desea tener una habitación para él solo, y mi presupuesto no me permite alquilar más... -entonces, por fin, el tabernero encontró un momento para contestarle. Etelimas puso cara de contrariedad ante la falta de habitaciones de calidad para Kalehid, pero decidió que no valía la pena quejarse- Reserveme dos entonces. -dijo mientras extendía una bolsa de dinero y recibía sendas llaves de dormitorios. Se giró de nuevo hacia Elnora y sonrió- Os dejaré el colchón de paja para vos, yo ya dormiré en el suelo.

Entonces Kalehid entró en la taberna, miró enrededor y cuando cruzaron las miradas le hizo un gesto casi imperceptible para que le siguiera.

-Discúlpeme señorita, pero el señor Kalehid me requiere. -le mostró una de las llaves a la hermosa mujer- ¿Deseáis subir a descansar ahora mismo o esperaréis un poco?

Elnora observó el cortejo de Etelinas con una pequeña sonrisa mientras planeaba la forma de sacarle información, no parecía demasiado nervioso, aunque sí un poco torpe a la hora de inventar excusas, decidió que sería divertido jugar con aquél hombre. Acepto con gusto la oferta Etelimas, sin embargo aún parece un poco pronto para meterse en cama, si no te importa que suba un poco más tarde me quedaré aquí un rato más.

-Por supuesto. -dijo Etelimas haciendo una nueva inclinación de cabeza- Ahora, si no le importa debo acudir con el señor Kalehid, pero antes desearía saber vuestro nombre...