Partida Rol por web

Después de realizar el juramento veis un portal que esta en medio de la habitación y atravesó del cual se ve un claro con varios orcos alrededor de un puchero de sopa comiendo, al mirar ves como alarmados empiezan a gritar y a moverse... mirando en tu dirección... un instante después ves que estas en el claro frente a los orcos...

Meriele cruza el umbral sin esperar al resto de compañeros con la intención de conseguir la segunda llave lo antes posible y cueste lo que cueste. Al llegar al otro lado, la mago de guerra se percata de que, como era de esperar, el asunto no va a ser nada sencillo. Rápidamente su gesto se torna aparentemente peligroso. La rabia y la ira que siente por los orcos está por encima incluso del trono.

-Podéis terminar la comida, escoria, pues será la última que degustéis en este plano de existencia--afirma casi escupiendo sus palabras al tiempo que adopta una postura defensiva bastante felina.

-¿Lucharemos como un grupo contra estos inmundos?--se pregunta dudosa--¿O será como en la habitación de Siren, pero a lo bestia?

Observo el portal y antes de pasar las ominosas palbras de una invocación resuenan en la sala en el idioma d los infiernos.

por lo tenebrosos poderes que me han sido inbuidos protejerme de mis enemigos.

Y un humo violeta con un ligero olor a azubre me envuelbe, entonces atravieso el portal.

Recojo la ballesta de la silla y con lanza en mano atravieso el portal.
Paso sin bajar la guardia, que nunca se sabe lo que hay al otro lado.

Tras pasar el portal el joven humano se encontró en medio de un frondoso bosque. Curioso, miró a su alrededor mientras se preparaba para el combate, su primer combate.

Sebastian, destacaba por su corpulencia a pesar de su corta edad, algo más de 1'75 de agilidad. Sus movimientos, daban a entender que no solo eran capaces de golpear, sino de moverse con silencio cuando resultaba necesario. Portaba un precioso arco de madera tallado por el mismo. En la cintura una espada corta colgaba de una argolla que hacía las veces de "vaina" mientras que se podía observar una tira de cuero arrollada en su muñeca izquierda..

-Mantén la calma.... -

Tras chasquear los labios ante la enojosa conversación que se desarrollaba una vez más, Urzam escuchó con divertido asombro las explicaciones subsiguientes: vincular su alma; eso sí que iba a tener mucha gracia. Sin pensárselo dos veces, un instante después cruzaba la puerta a otro plano de existencia, sin demora. Era hora de derramar sangre y cumplir parte de su encargo.

Si es posible.

El semiorco a penas y se preocupa por balbucear las palabras del juramento, para alguien como el tales cosas no representaban nada, lo único que decía algo que importara eran las acciones y el estaba presto para llevarlas acabo. Cuando el extraño fenómeno por el cual sus compañeros se veían trasportados comenzó a formarse el semiorco da un brinco de casi dos metros hacia atrás, mas al ver que todos comienzan a internarse por el, se decide a hacer lo propio y desenvaina su terrible espadón avanzando seguro de si mismo hacia la luz.

Segundos después se encuentra en un nuevo lugar rodeado de aventureros y... Algo mas...

Por fin, diversión...

Al traspasar el portal Alfren miró a su alrededor. Muchos orcos... y muchos contendientes. Sería interesante. Por las palabras del fantasmal rey la llave estaba en el caldero, solo debía vencer a todos los presentes para poder conseguirla. No sería tan complicado... esperaba. Con su lanza firmemente empuñada se preparó para empezar a eliminar a los orcos... y a sus rivales para conseguir el trono.