Partida Rol por web

Bajé junto con todos los demás hacia las criptas. Me tomé un tiempo para admirar los detalles que poseían cada una de ellas. Fue al intervenir Ricard cuando empecé a buscar la urna. Recorrí toda la instancia, tratando de dar con algo pero no lo lograba. Negué con la cabeza, rogando que alguno de los presentes diera con nuestro objetivo lo antes posible. - Por el bien de nuestro señor Vincent - pensé.

PNJOTIZADO.

¡Mirad! -grité señalando con la antorcha, ¿lo veís?

Gorka se acercó a una zona de la pared con relieves de cráneos, pero con un grabado semi borrado en la pared que dice algo: “Quien penetre más allá de quien ahora te mira atravesar aquesta entrada sin fatiga podrá” . En el relieve hay grabados de calaveras, pero hay dos claramente más repugnantes y terroríficos que el resto. Están frente a vosotros.

- ¡ qué me aspen ! es un acertijo, no cabe duda. Dejadme probar a ver - dice mientras se acerca a las dos calaveras y empuja las dos a la vez (una con cada mano obviamente) con todas sus fuerzas - ¡ abridos malditas!

Al apretar las calaveras a la vez, las cuales no tenían mayor dificultad, los ojos de éstas se iluminaron con un poderoso verde brillante que expedían de sus cuencas... Ésto iluminó la caverna con un turquesa y los relieves e imágenes se apreciaron con mayor claridad. Luego la pared crujió. ¡Luego rugió! y finalmente se dividió en dos, a modo de portones que empujan hacia dentro...

Ante vosotros se mostraba, gracias a vuestras antorchas un pasadizo muy ancho, y alargado. La superficie de esa estancia era muchas veces mayor que la estancia anterior. Por la dirección de vuestros pasos dedujísteis que estaríais bajo el patio principal de la encomienda.

A un lado y a otro hay más tumbas, colocadas perpendicularmente a la dirección de la entrada y el fondo de la misma. Las antorchas os permiten ver cierta distancia, pero no el límite del techo y las paredes... Cuando avanzáis más pasos vuestro corazón se encoge, ¡Palpita aceleradamente!, pues a través de él oís en vuestros oidos unas músicas... cada vez más altas a medida que andáis... ¡Más y más voces! ¡Mucho más altas!

Es en estas que os quedáis maravillados con tales tonadas, pero, al cabo de un tiempo, desaparecen. Justo cuando sólo queda oscuridad os percatáis nuevamente de una luz mortecina. Avanzáis. Justo delante de vosotros se encuentra ahora un pedestal de piedra y encima... ¡Una urna!

¡Los restos de San Andrés de Turín! Su tapadera impide que lo que metros atrás pareciera la mortecina luz os haga ahora visible una brillante luz que quiere sale de ella, impidiéndoselo la tapadera. Justo detrás de la urna, iluminada por el escaso reflejo y las antorchas, se encuentra una figura tallada de piedra. Su aspecto es tenebroso: un gran cuerpo musculado, grandes colmillos y cuernos retorcidos en la cabeza. Parece que la tallaron mirando directamente a la urna.

Cuando se adentra en el pasadizo, camina despacio, mirando los ferétros de los lados con respeto y devoción, con el corazón en un puño vio aquella urna a lo lejos, cuando la tuvo delante quedó sin respiración... ¡ Los restos de san Andrés de Turín! , jamás en su vida pensó que pudiera ver algo así

Sin querer tocar la urna como si fuera a mancillarla sólo con su contacto miró detrás de la misma y entonces vio la talla de piedra, aquella no le gustó lo más mínimo...

- ¡ véis esa figura ! - baja el tono - no me gusta nada... ¿porqué hay una talla del Diablo junto a la urna? no parece una escena del Juicio Final ni nada que se le parezca. Esto no me gusta nada... ¿ y si no fueran los restos de San Andrés?

Guilleume vio las iluminadas cenizas (nunca mejor dicho), y se santiguó. Luego vio la horrible figura y debido al antojo del fuego de las antorchas, su cara pareció expedir un terror pasmoso... ¿porqué una figura tan horrible junto a las cenizas benditas?

¿Qué hacemos, señores? -dijo susurrando. Tomar las cenizas es un sacrilegio... pero no tenemos elección...

Recorrí, junto a los demás, aquel pasadizo ante donde se hallaban los supuestos restos de San Andrés. Cuando Guilleume intervino comenté yo. -Exacto, da igual lo que ésto sea o por lo que aquí esté - miré de nuevo a la estatua - o la forma en la que hallada por nos haya sido - cierto era que la situación era algo peliaguda - Si queremos salvar al nuestro señor Vincent de las garras de Constantí - recorrí con la mirada a todos ellos

Fue en estas que Gorka miraba a Guilleume, y luego a Albert. A Albert y luego a Guilleume, todo entre la penumbra y las antorchas. Sin dilación alguna y sin querer seguir debatiendo estando Vincent contra las cuerdas, se adelantó y tomó la urna. Sus manos se iluminaron y un destello de luz blanca expedido a todas direcciones iluminó toda la sala. Las antorchas ahora parecieron llamitas de cerillas comparada con los fuegos del Infierno... ¡Aquella cripta era enorme!

Ya las tengo... -dijo. ¡Salagamos de aqu...!

Justo en esos momentos, algo interrumpió a Gorka. Nada más tocar la urna la figura que estaba detrás comenzó a quebrar su superficie pétrea y de debajo brotó una figura, que amplió su tamaño en gran número de veces. Era espeluznante y se parecía bastante a la figura...

Luego, un rugido inundó la sala, y ahogó vuestros corazones en la más absoluta desesperanza.

Cuando Gorka cogió la urna, todo sucedió demasiado rápido. Estaba atónito, aquello era sobrehumano. Nunca había visto una criatura así. 

Se quedó unos instantes sin palabras, tardó bastante en reaccionar y desenvainar su cuchillo. Demasiado tiempo... la visión de aquella criatura apunto estuvo de volverle loco, pero finalmente pudo dominarse y prepararse para enviar a aquella bestia de vuelta al averno.

- ¡ A las armas !

Gorka colocó en su rostro una mueca de sorpresa, dio unos pasos hacia atrás, igual que Guilleume y se preparó. No soltaba la urna por nada del mundo. ¿Podría combatir con ellas encima?

Iniciativas:

• Gorka: 23
• Guilleume: 21
• Bestia: 17
• Albert: 12
• Ricard: 12

Declaraciones:

Gorka usa hechizo (2 acciones).

Guilleume: ataca y ataca

Bestia: ataca y ataca

Albert y Ricard: declarad acciones.

Ataco y Ataco

Ataco y ataco

Gorka, en esos momentos, sacó de debajo de sus prendas un pequeño frasquito, con cuidado de no caer la urna al suelo. Destapó el pequeño tapón y lo vertió con cuidado en su otra mano. Luego se untó la mezcla en su frente, pómulos y sus mejillas ¡Qué diantres estaba haciendo! Acto seguido, guardó el frasco y dio un pequeño paso hacia delante, con la urna bien asida...

Miró a la bestia y ésta pareció temer al brujo por momentos, pues su mirada (la de Gorka) era penetrante y directa...

¡Por la Cruuuz! -gritó El Francés- ¡¡Por Cristo... muere!!

Y lanzó dos podesos ataques mientras el eco de sus ataques resonaba en la oscura estancia, de los cuales uno estuvo a punto de acertar y el otro consiguió acertarle en el pecho duro... ¡oh, y tan duro!, aunque con poca potencia.

La bestia se adelantó en un embiste preciso e imprevisto, hundiendo los dientes en la carne del joven Albert... ¡¡Le había atacado su pierna derecha!! Es más...: ¡ ¡ S E   L A  H A B Í A   A R R A N C A D O   D E   C U A J O ! !

Aquel ente, fuera lo que fuera, se volvió un poco atrás tras la batida aún con la pierna del malogrado muchacho sujeta a sus fauces, al tiempo que giraba su cabeza en un gesto de rabia y el pie sesgado iba y volvía en el aire emanando sangre. Luego la mordió y escupió al fondo de la cueva. Acto seguido intentó hacer lo mismo pero con las garras, aunque parece que la oscuridad lo descentró y falló.

Albert cayó hacia atrás soltando su escudo y su hacha y en un desesperado grito de terror y dolor... dolor infinito.

___________________________________________

Albert: -10 en Agilidad. (Modifica tu ficha).

De momento no te puedes levantar, y por supuesto no atacar en cuerpo a cuerpo. Puedes protegerte con escudo para el próximo turno o incluso ahora lanzar tu hacha (si quieres) a la bestia (con una tirada de lanzar). Si decides pasar el turno puedes hacerlo y dejar al siguiente.

Espero tus acciones/decisiones.

Todo pasó muy deprisa, la bestia se me abalanzó y en un abrir y cerrar de ojos, noté un gran dolor que recorría mi cuerpo. Cuando me di cuenta de lo que había pasado me encontraba tirado en el suelo gritando de dolor. Aquella bestia me había arrancado una pierna. La adrenalina recorría mi cuerpo al igual que el dolor, y sabía que si no trataba de actuar rápido moriría al instante, por tanto, traté de arrastrarme hasta llegar a donde estaba el escudo para poder protegerme ante un nuevo embiste de aquella criatura. Mis compañeros me miraban horrorizados, tan horrorizado como yo me encontraba, pero con 100 veces más dolor. Podría haberme matado.

Turno de Ricard.

El primer ataque de Ricard lame una de las piernas de la bestia, pero sin hacer gran cosa. Enfurecido Ricard lanza un grito de batalla y arremete de nuevo con su cuchillo, esta vez ni siquiera pasa cerca del cuerpo de aquello.