Partida Rol por web

Shedinn al ver que el dragón huye lo persigue sin pensarselo dos veces y sin mirar atrás a ver si sus compañeros le siguen - No huyas reptil del infierno - le increpa

- ¡No podrás escapar de la cólera de Bahamut! - dice mientras expulsa fuego por su boca, el dragón sorprendido se ve envuelto en llamas por un momento, las quemaduras no son graves, pero lo distraen lo suficiente como para que el paladín pueda rasgar sus alas con la alabarda

El dragón gruñe de dolor y mira con furia al pequeñajo que no ceja de incordiarle. Shedinn le devuelve la mirada con arrogancia.... por unos segundos se quedan parados cruzando miradas desafiantes mientras la sangre del dragón gotea manchando el empedrado suelo de la torre.

Corro hacia el magullado dragón, y cuando lo alcanzo, le ataco con mi espada. Lo malo, es que tras la carrera, fallo mi ataque.

Tranquilo, no te alteres. Piensa en lo bien que te sentirás cuando veas a este dragón abierto de parte a parte. ¡Y mucho mejor después, cuando cobres la recompensa!

Se acerca hasta colocarse al alcance del dragón y trata de golpearle con su martillo. La dura piel del enorme reptil repele el impacto con facilidad.

Bleeder se acerca al dragon intentando rodearle y le lanza una breve cuchillada preparandose para un posible contraataque.

Cuando el mediano intenta colocarse a la espalda del dragón, este le lanza un tremendo mordisco que casi le arranca un brazo de cuajo, pero por suerte consigue sacarlo de entre sus colmillos, algo entumecido eso sí, y hasta consigue colarle una cuchillada en un afortunado contrataque.

Pero cuando pensais que el dragón está acabado, rodeado y sin escapatoria, os dais cuenta de que las runas del suelo bajo sus patas empiezan a brillar, y algunas de sus heridas comienzan a cerrarse, claro que no tiene mucho tiempo para quedarse ahí frente al acoso de vuestras armas, así que levanta el vuelo hacia el techo de la torre y, como la última vez, dirige sus fauces al suelo para cubrirlo de la escarcha mortal que supone su aliento.

Al encontraros en un sitio cerrado no podéis esquivar el ataque, y sufrís de lleno el impacto helado, excepto por Bleeder, que al estar situado a un lado del área cubierta por el frío, consigue rodar a tiempo y evitarlo por completo. El resto sin embargo os encontráis agotados de tanto tiritar, y vuestros miembros os pesan insensibles por el frío cada vez que intentáis dar un paso o atacar con vuestras armas...

Ve como sus compañeros sufren mucho luchando contra su enemigo, menos mal que no se me da bien el cuerpo a cuerpo

Pero esta decidida a hacer todo lo que pueda para ayudarlos asi que vuelve a levantar sus brazo pero esta vez salen muchas mas flechas de color pero solo algunas consiguen dar en el dragon

Shedinn siente como el frio le cala hasta los huesos, se siente debilitado, las heridas le sangran y la visión es borrosa, a punto de perder la conciencia.

Es más la fuerza de voluntad del paladín que otra cosa lo que le permite avanzar lo suficiente como para volver a atacar al dragón. Con la rabia de los de su raza, se niega a dar la batalla por perdida, y logra impactar, aunque la herida no es muy profunda, las fuerzas no le acompañan.

Tras volver a ver la sangre del dragón en su arma se lleva la mano al pecho y una luz azulada sale de ella, esta vez además la armadura refulge también. De sus labios salen plegarias a su dios - Dragón plateado, préstame tu fuerza para acabar con este ser que ensucia el nombre de los dragones - el hielo de su armadura estalla violentamente. El dracónido se encuentra mucho mejor, dispuesto a acabar con el maldito reptil.

Los proyectiles mágicos de la maga pasan rozando al dragón, que mira con furia al nuevo enemigo que viene a acorralarle, pero no tiene mucho más tiempo para pensar, pues cuando vuelve a mirar abajo sólo alcanza a ver la alabarda de Shedinn atravesando su malvado corazón...

La formidable bestia se desploma en el sitio, casi aplastando al paladín en su caida, que gracias a sus energías renovadas es capaz de saltar hacia un lado en el último momento. Una vez abajo y para asegurarse, el dracónido hunde aún más su arma, para luego retirarla al no percibirse reacción en el ya definitivamente muerto cuerpo del dragón.

Todos suspiráis aliviados y os miráis unos a otros sonrientes, lo peor ha pasado, así que os reunís dentro de la torre, donde el clima adverso no es tan evidente y la temperatura es más soportable.

Además, pronto os dais cuenta de que el círculo mágico del suelo no sólo funcionaba para el dragón, pues el mediano observa satisfecho como el mordisco del drgón empieza a cerrarse poco a poco mientras se mantiene sobre las brillantes runas.

Así que al final todos tomáis ejemplo y os colocáis en el centro de la sala para aprovechar la magia curativa del lugar...

El dracónido mira hacia arriba y se para a escuchar a ver si hay más amenazas, al no presentir nada inmediato se sienta mientras el círculo va cerrando sus heridas. Mientras descansa echa un vistazo alrededor a ver si hay algo que pueda ser util.

La batalla ha terminado por fin asi que Jerisse se acerca hacia donde estan sus compañeros

-Parece que hemos cumplido la misión-

Bleeder se acerca a la cara del dragon, le da una ligera patada y se sienta en el suelo apoyando su cabeza y sus brazos sobre la hinchada panza de este. -Bueno, tampoco ha sido tan complicado... -Dice mirando al cielo relajado.

-Murtun, seguro que te mueres de ganas de cortarle la cabeza y salir de aqui zumbando.

La torre está medio derruída y ya no tiene plantas superiores, de hecho el techo de la planta baja ha desaparecido en muchos puntos, permitiendo que parte del gélido clima se cuele al interior y congele el mobiliario.

Entre este mobiliario se encuentran las escaleras de madera que subirían al piso superior inexistente, y una trampilla de madera en el suelo de la esquina sureste.

Además de esto hay varias cajas a la vista que parecen llevar menos tiempo allí, más que nada porque aún no están cubiertas de hielo, en las que distinguís las insignias de algunos mercaderes locales. Debe de tratarse de las mercancias robadas por el dragón que os encargaron recuperar.

A parte de esto solo llaman vuestra atención las saeteras de las paredes, que junto al círculo mágico debieron de hacer de esta torre de vigilancia un lugar bastante fácil de defender en su día.

Por los dioses... ¡Al fin a muerto!. Pienso llevarme algo de recuerdo, aparte de las piezas de oro, claro está. -Diciendo esto, miro al dragón, buscando algo que poder llevarme de recuerdo, para dejar luego en el pueblo y que me hagan una estatua... Bueno, y a los demás, si quieren.

¡Ah!. Antes de irnos, revisemos este lugar a fondo. Los dragones, por muy grandes o pequeños que sean, siempre tienen algún tesoro. Y no pienso irme de aquí sin encontrarle...

Shedinn arranca una de las uñas - esto hará un buen colgante - dice imaginandose contando la historia de como acabaron con el dragón.

Mirando alrededor no hay muchas cosas interesantes, salvo la trampilla y las cajas de los mercaderes - Bleeder, será mejor que eches un vistazo a las cajas y esa trampilla - señalando al sureste - no vaya a ser que hubiera puesto alguna sorpresa el reptil. - El paladín revisa por si ve algo extraño, pero sabe que el pícaro tiene mejor vista para estas cosas.

La torre con saeteras, circulo mágico, tiene que haber alguna historia detrás de estas ruinas, pero no recuerda los detalles.

Bleeder se levanta de un salto y comienza a mirar alrededor de las cajas y las saeteras con las manos en los bolsillos, paseandose de forma despreocupada.

Entre las cajas solo hay mercancias y suministros, nada de oro, y aunque es posible que sacaseis un buen dinero vendiéndolo todo, sólo pensar en el trabajo que llevaría transportarlo a otro reino donde no sepan que la mercancia es robada y conseguir un buen trato por ella os da pereza, así que el cobrar las 500 piezas de oro de la recompensa en cuanto volvais a Baluarte del Martillo se os hace más atrayente incluso a los peor pensados.

Cuando el mediano llega a la trampilla se detiene y la observa con atención, pero pronto llega a la conclusión de que no es peligrosa. Está claro que lleva años sin utilizarse, y una gruesa y sólida capa de hielo la cubre, manteniendola cerrada. Bleeder hace un tímido intento de abrirla, pero no cede. Tal vez alguien con más fuerza pueda ayudarle...