Partida Rol por web

Crees que si para una criatura compuesta de huesos iría bien un perro, nada más apropiado para una criatura compuesta de huesos de plata que un perro celestial. Bañado por una luz blanca que destila pureza, el esbelto cuadrúpedo anuncia su aparición con un aullido. Sólo un perro celestial es capaz de hacer que un aullido suene hermoso.

El esqueleto baja de la mesa y propina un doloroso revés al bárbaro, quien se tambalea fuera del alcance de un nuevo golpe, dejando a Meiar la siguiente en la vanguardia. La flecha se encaja en el costillar de la criatura, sin hacerle ningún año aparente.

 Blando mi espada y viendo que va a ser dificil parar la esqueleto sin cabeza le intento cortar una pierna o al menos desastibilizarlo y  que caiga al suelo.

Tras el golpe del bárbaro, hago una plegaria a Yondalla, diciendo- ¡Yondalla, ayuda a tu siervo a curar las heridas de sus aliados! -tras decir esto, un brillo azulado cierra parte de las heridas del bárbaro.

Por otro lado, el perro celestial, se lanza a por el esqueleto, intentando moderle y arañarle...

El filo de Rognar se interpone entre su desaforado atacante y su amiga y compañera Meiar, provocando un chispazo de metal contra metal que detiene la carga de la criatura y, sin embargo, no parece dañarla. En ese momento, ¡Rómulo se expone a recibir la furia de la estatua, al situarse junto al bárbaro e imponer sus manos sobre él!

El perro enviado por Yondalla se interpone y, pese a fallar una dentellada, recibe el golpe dirigido hacia su protegido. Aunque el golpe le arranca un gañido de dolor, el animal resiste.

Jefe, deberías pensarte lo de invocar a tu estatuilla para que nos ayude parece que nuestras armas no le hacen nada dice bastante asustada mientras se aleja y dispara de nuevo aunque sin éxito esta vez

Meiar retrocede un paso tembloroso y apunta sin confianza al implacable esqueleto. La flecha ni siquiera se acerca al objetivo, pero afortunadamente evita también a los otros implicados en el combate.

 Viendo quem i espada no le hace nada cojo impulso y hago una carga con mi cuerpo para ver si lo tiro al suelo y se rompe o al menos lo dejo sin equilibrio.

Rognar suelta su arma y se abalanza sobre el esqueleto, cayendo los dos al suelo con un formidable estrépito de metal, tanto de la estatua como de las pertenencias de Rognar. Después de rodar un momento, Rognar intenta asegurarse de que el enemigo esté bien inmovilizado. Sin embargo, este se levanta sin mucho esfuerzo, se limita a sacudirse al bárbaro de encima y se vuelve a sentar en la mesa, ante la incrédula mirada de los demás (incluyendo el perro celestial).

Tras sacudirse la flecha de Meiar de las costillas y recuperar su postura original de brindis, se queda totalmente inmóvil.

Una nueva cuenta se ilumina en vuestros respectivos colgantes: es roja como la sangre de Rognar, esa que dio pie al mal rato que acabáis de pasar.

Vale, está claro que lo de poner sangre no fue buena idea... dice desanimada por la nueva cuenta roja Pero bueno si lo resolvemos creo que se nos convertirá en morada.. o eso espero porque no creo que así superemos las pruebas dice con su collar en la mano en el que se pueden ver más cuentas rojas que azules

Asustado y anonadado por el rápido transcurso de los acontecimientos, miro incrédulo como el bárbaro se avalanza sobre el esqueleto, y como este, en respuesta, se vuelve a sentar. Cuando me doy cuenta, tengo la boca abierta, con la mandibula casi desencajada.

Pe... Pero... ¿Qué ha pasado? -digo aún sin creerme lo que ha pasado. De repente, veo el resultado. Rognar tiene una nueva cuenta en rojo...

Vaya Rognar... Siento lo de tu cuenta. Aunque míralo por el lado positivo. Mejor una cuenta que no una vida. -Hago un gesto con la mano, como diciendo que venga- Ven, acercate, sanaré tus heridas.

Lamentándoos por vuestro fracaso, os disponéis a dar vuestro próximo traspiés paso.