Partida Rol por web

Phoebe Tyler

Universidad de Bellas Artes de Amherst, Massachusetts

Ha sido un día duro. Tenías entrega de Estética de la Modernidad, de segundo curso, y no has dormido en toda la noche preparándola. Afortunadamente, todo ha salido muy bien, y por la expresión sorprendida del profesor no te cabe duda de que vas a sacar buena nota en este trabajo. Esta noche toca dormir profundamente y recuperarse, pero piensas no estaría tomar algo antes para celebrarlo, así que diriges a tu habitación para buscar a Mariah.

Mariah Barishnikov es una emigrante cuyo apellido y rasgos caucásicos delatan su origen ruso; tiene un año más que tú y ha sido tu compañera de habitación y mejor amiga desde que entraste a la facultad. La conoces muy bien, y algunos dicen incluso que os parecéis físicamente. Ella no sale nunca a ninguna parte sin sus auriculares, que siempre tronan con esa horrible música electrónica que le gusta escuchar, y le encanta la fotografía, a la que le gustaría dedicarse profesionalmente. Tiene un carácter bipolar, tan pronto es la tía más alegre del campus como se sume en la más profunda de las depresiones.

Haces girar la llave en la cerradura y abres la puerta de la habitación. Te recibe una bofetada de olor a tabaco.

Ves a tu amiga sentada echa un ovillo en su cama, con los cascos puestos y la mirada perdida en algún punto indefinido en el suelo. Fuma un cigarrillo con ansiedad, mientras su pie derecho se mueve con impaciencia. Sus ojos están rojos, como de haber estado llorando recientemente.

Te ve entrar y se levanta de un salto, quitándose los cascos. Suena distorsionada una conocida canción Coldplay, mala cosa si está escuchando algo tan suave.

–Cielo, perdona –dice señalando el cigarro mientras se apresura a apagarlo y a abrir la ventana–.  ¿Qué tal ha ido tu entrega?

Se aparta el mechón por detrás de la oreja, y te sonríe sin mucha convicción.

Phoebe abre la puerta bostezando, cuando se encuentra con ese panorama una sensación de lástima la invade. Ya volvía a estar de bajón. Ya está acostumbrada, pero no puede evitar sentirse muy mal.

Le asiente con una sonrisa forzada y levantando el dedo pulgar triunfante.

Después de ayudarla a abrir la ventana, se sienta al lado de su amiga en su cama.

¿Estás bien? Le pregunta muy preocupada.

Tu amiga te mira a los ojos, y adivinas más que ves cómo sus lágrimas se agolpan en los ojos. Se muerde un labio y mira al suelo. Por la forma en la que empieza a temblar, sabes que va a romper a llorar en cualquier momento.

Brandon y yo hemos roto -dice Mariah con voz entrecortada.

Suspiras y le echas el brazo por el hombro. Tu amiga se recuesta contra ti y no puede evitar echarse a llorar. Le das un beso en el pelo mientras mesas sus cabellos, tratando de tranquilizarla.

¿Qué ha pasado? -le preguntas. Tu amiga se mueve para poder mirarte a la cara.

Tenías razón sobre él, ¿sabes? Sally le vio poniéndome los cuernos en el Yellow con otra tía. Menudo hijo de puta. Debí hacerte caso -Mariah coge un pañuelo para enjugarse las lágrimas.

Vamos Mary, si te ha hecho eso, es que ese tío no te merecía -le replicas. Brandon nunca te había caído bien. Algo te decía que no era un tío legal. Ahora comprendes por qué. Te revienta que por su culpa Mariah lo esté pasando mal ahora que tenía una buena racha en los estudios. Te pone furiosa, y un triste por ella también.-. Tú eres una tía estupenda, y ese tío, un capullo. ¿Qué puedes esperar de un tío que como trabajo de interpretación gráfica propuso lo del happening de las tías en bolas?

Mariah rie, y sus ojos verdes se iluminan.

Phoebe, me encanta hablar contigo. Me hace... sentir mejor -sus labios siguen curvados en una sonrisa. Parece caer en la cuenta de algo y dice: -Eh, mira, pensaba regalarle a Brandon unas entradas para ir a ver a Chemical Brothers este fin de semana. Se que no te emociona ese tipo de música, pero tengo las entradas pagadas y por ese imbécil no me gustaría perderme el concierto. ¿Vendrías conmigo? ¡Será divertido! Anda, dime que sí...

¡Pues claro, mujer! Exclama Phoebe sin dudarlo ni un segundo.

Ya sabes que en cuanto a música no le hago ascos a nada... Le sonríe con sinceridad. Será una buena oportunidad para que veas que hay cientos de tíos mejores que Brandon.. Dice muy segura levantándose, girándose luego para mirarla de nuevo sonriendo.

Luego se agacha para quedar a su altura. Así que nada de Coldplay, ni de manchar la cama con tu maquillaje, ¿vale?. Le dice con dulzura y guiñándole un ojo.

Mariah lanza un gritito de alegría y después te abraza. No hay quien entienda los cambios de humor de esta chica.

¡Prometido Phoebe! -dice mientras termina de borrar las lágrimas de sus ojos-. ¿Quieres que vayamos a tomar algo? ¡Para celebrar que me he librado de ese idiota!

Vas a contestar, pero notas un mareo. Ves todo borroso un momento y estás apunto de perder pie. Mariah te sujeta para impedir que te caigas.

¡Ey! ¿Qué te pasa?

Te frotas los ojos tratando de enfocar la vista. Notas un nudo en el estómago. Mariah te ayuda a sentarte en la cama.

Uf, debe ser el cansancio -respondes unos segundos más tarde-. Ya sabes que llevo muchos días trabajando en lo de Estética, me ha debido dar el bajón. Pero ya estoy bien.

¿Seguro? -duda Mary- ¿Quieres que te traiga chocolate o algo?

No, vamos a tomarnos algo juntas, ya estoy mejor -dices con más seguridad de la que sientes.

_____

Pasáis el resto de la tarde juntas, con otros amigos y amigas. El día siguiente pasó con total normalidad. Fuiste a tus clases y por la tarde preparaste tus maletas para ir al concierto de Chemical, en Boston. Mariah condujo hasta allí, y os hospedásteis en un hostal de mala muerte. Pero ver a los Chemical en directo bien se merecía aquello, oías decir a tu amiga una y otra vez.

Llegásteis a donde era el concierto unas horas antes de que empezara, y la zona estaba llena a reventar. El ambiente era increíble, y os encontrásteis a unos amigos de la facultad de Mariah, así que lo pasasteis bien. Mariah bebía y fumaba sin parar, y te paraste a pensar si en verdad había superado lo de Brandon o pensaba desahogarse aquella noche. Los Chemical comienzan a pinchar, entre el delirio de sus fans. La música, el alcohol y las luces psicodélicas generan un ambiente extraño.

A mitad del concierto, mareada por la bebida, Mariah te pregunta si la acompañas al baño. Así lo haces, y dando tumbos llegáis al pequeño casetón de obra donde han alojado los servicios. Tardáis en entrar porque están a revosar.

Dejas pasar a Mariah primero. Y nada más cerrar la puerta oyes un golpe sordo y un crujido. El pie de tu amiga asoma por la parte inferior de la puerta. Las chicas que están esperando se giran, alarmadas. Abres la puerta y ves, aterrorizada, que tu amiga está despatarrada en el suelo, bocabajo. Hay sangre por todas partes. Mary no se mueve. Alguien grita.

Phoebe se queda paralizada mirando el cuerpo de su amiga, todo ensangrentado. No reacciona, y tarda varios segundos en oír el grito. Se queda con la mano en la puerta, hasta que por fin reacciona.

¡Mariah! Grita muy asustada. Se arrodilla a su lado y le intenta dar la vuelta. ¡Llamad a una ambulancia! Grita aterrorrizada y desesperada. ¡Mariah!¿Qué te ha pasado?¡Contéstame, por favor! Le dice a su amiga, cogiendola con cuidado con lágrimas en sus ojos.

Jamás olvidarás la terrible sensación que te da sentir la flaccidez del cuerpo de tu amiga en tus brazos.

La das la vuelta y tienes que contener un grito. Sus ojos verdes te miran fijamente, sin verte. Y sangre. Sangre por todas partes. De la nariz, de la boca. Te llenas de ella. Casi puedes oler su aroma metálico.

Alguien sale corriendo a pedir ayuda, pero la música estridente atenúa los gritos. Otra chica llama por móvil. Y tú vas notando como lenta, inexorable y pavorosamente, la vida de tu amiga se va escurriendo entre tus brazos.

La ayuda está tardando en llegar. Sabes que la ambulancia no llegará a tiempo. Sabes que si no haces algo pronto, tu amiga va a morir.

Aún con su amiga en brazos y nerviosa y asustada, la abraza con mucho cuidado.

Te pondrás bien, Mariah, te pondrás bien...ya verás. No te preocupes, pronto vendrá una ambulancia y te curarán... Le iba susurrando estas palabras una y otra vez, mientras cerraba los ojos deseando que su amiga le contestase.

Solo intentaba engañarse a sí misma. Sabía que la ambulancia no llegaría a tiempo. Vamos, Mariah, contestame.. Tienes que ponerte bien...Despierta... Dime algo... Le seguía susurrando con los ojos cerrados.

Continuará...

Phoebe Tyler

Hospital de Boston, Massachusetts

Te despierta el sonido que todos tenemos asociado como el pitido de las constantes vitales de las máquinas de los hospitales. Escuchas también el sonido de tu propia respiración, enrarecida. Notas el calor, y el sudor de tu cuerpo. Estás tumbada en una cama. Abres los ojos y ves el techo de una habitación, iluminada por un fuorescente. Te duele hasta el último músculo de tu cuerpo, y parece que necesitas respiración asistida mediante un tubo. Recorres con la mirada la habitación y ves a tu madre, dormida en un sillón. Su novio, levanta la vista del periódico y sonríe al ver que te has despertado. Lo pliega a un lado y se acerca a ti.

Caleb tiene casi cincuenta años y tiene el aspecto de tipo duro que siempre le ha gustado a tu madre en los hombres. Es ancho de espaldas, y tiene la constitución fuerte de alguien que ha dedicado su vida a mantenerse en forma. Es escolta retirado, y tiene una fea cicatriz en la frente de la que nunca habla. Tiene la sensibilidad de un ladrillo, aunque siempre te ha tratado con amabilidad y parece querer a tu madre.

Hola Phoebe, ¿cómo te encuentras? -dice mientras se sienta en la cama a tu lado. Se esfuerza en mostrarte la mejor de sus sonrisas aunque sabes que no encontrarás cariño de él-. Tu madre te ha estado velando las últimas dos noches. La pobre está exhausta.

Phoebe abre los ojos, lentamente. No entiende lo que ha pasado. Cuando revisa la habitación ve a su madre en el sillón y le dedica una mirada de ternura. Después mira confusa a Caleb. A pesar de ese aspecto, ella tenía la sensación de que quería a su madre, y a ella.

Bien... Miente y le dice a duras penas.

¿Qué me ha..? No termina la frase, pues siente su cuerpo apunto de romperse y el dolor no la deja terminar.

Trata de no moverte mucho -susurra Caleb, poniendo su mano sobre la tuya. Su tacto es áspero y encallecido, pero fuerte y reconfortante-, la operación ha sido muy delicada. Pero eres una chica fuerte y joven, los médicos han dicho que te pondrás bien muy pronto.

Caleb retira la mano y parece pensativo unos instantes. Después se inclina sobre ti.

Mariah nos ha dicho que fuistes al baño, os resbalasteis y tú te diste un golpe contra el inodoro y perdiste el sentido -dice mientras escruta tu rostro-. ¿Te acuerdas ahora?

Los ojos de Phoebe se abren de sorpresa.

¿Qué yo qué? ¡Pero si fue Mariah! Acababa de acordarse de la horrorosa escena al abrir el baño.

Niega con la cabeza. ¿Cómo está..? Pregunta por su amiga.

Caleb te mira largamente durante unos instantes que se te hacen eternos, hasta que tienes que desviar la mirada.

Ella está bien -dice al cabo de un rato-. Mucha sangre pero nada grave, al parecer. El labio lo tiene peor, la han tenido que dar puntos. Está en la habitación de al lado, si quieres le puedo decir que venga a verte más tarde. Ahora voy a llamar a la enfermera. Me han dicho que les avise en cuanto despertaras.

Caleb sonríe y te da un beso de forma rígida. Demostrar cariño nunca ha sido su especialidad. Gime mientras se levanta de la cama con cierto esfuerzo. Tiene una hernia de disco mal curada y cuando el tiempo cambia le dan ataques de lumbago.

Ahora vuelvo, nena -dice mientras se va cojeando.

_____

El resto de la mañana pasa a velocidad vertiginosa. Los médicos, la enfermera, tu madre y tus tíos de Boston todos vienen a verte. La habitación se llena de flores, bombones y ositos de peluche. Te enteras de que se te partió el hueso de la nariz a consecuencia de un golpe de abajo a arriba, y que apunto estuvo de penetrar en el cráneo. Estuviste seis horas en el quirófano mientras uno de los mejores cirujanos de Massachussetts extraía esquirla por esquila. Te tuvieron que hacer una reconstrucción a partir de células madre de un donante anónimo, que tu cuerpo pareció aceptar perfectamente. Los propios médicos están impresionados de tu recuperación y bromeas diciendo que siempre quisiste retocarte la nariz. Pero no haces más que darle vueltas a lo que pasó.

Después de comer, Mariah aparece en la puerta. Tiene el labio superior deformado por los puntos, y el medicamento que la han aplicado parece sangre reseca. Por un momento, tu memoria te devuelve la imagen de tu amiga, muerta en un charco de sangre.

Caleb sugiere a tu madre que ya va siendo hora de que coma algo ahora que estás recuperada, y se la lleva fuera de la habitación. Antes de cerrar la puerta tras de si, el antiguo escolta te echa una mirada pensativa.

Cuando os quedáis a solas, Mariah recorre la habitación en silencio, al compás del sonido de tu respiración artificial. Lees el miedo en sus ojos. Se sienta a tu lado, con la mirada en el suelo.

¿Cómo estás? -es lo único que acierta a decir.

Bien.. Vuelve a mentir. Le dolía mucho todo.

No te pongas así.. solo he venido a retocarme la nariz. Vuelve a bromear.

¿Y tú? ¿Seguro que puedes levantarte? Le pregunta algo preocupada.

Estoy perfectamente -dice sin mirarte.

¿Qué ocurre? -preguntas.

Dímelo tú -contesta cortantemente, mirándote de forma extraña-. Me estaba muriendo, y de repente recobro el conocimiento en mitad de un charco de sangre, de MI sangre, contigo inconsciente a un lado. Y cuando viene la ambulancia, me entero de que tienes la nariz echa pedazos como si tuvieras metido una ostia contra el inodoro contra el que YO me di. ¡No he hecho más que contar mentira tras mentira desde entonces! ¿Qué coño me has hecho?

El cuerpo de Mariah tiembla convulsivamente, como si estuviera apunto de darle un ataque de ansiedad.

¿Qué? Piensa sorprendida y eso se ve en su cara.

En realidad, no sabía si eso tenía más sentido o no de lo que le habían dicho. Ella recordaba ver a Mariah en el suelo, habría jurado que casi muerta mientras ella estaba bien, y luego se despierta ahí.

No..no lo sé.. Te lo juro.. Le responde muy asustada y con sinceridad. No recuerdo nada después de encontrarte en el baño... Cierra los ojos intentando recordar.