Partida Rol por web

Escabulléndose rápido hasta una esquina de la habitación protegido entre las paredes, el mago se sentó con las piernas cruzadas concentrándose con la palma de las manos levantadas sobre sus muslos. Apuesto a que es el primer bandolero que puede hacer esto, contestó ala criatura con una pícara mueca marcada en su rostro. Un aura azul le rodeaba mientras entonaba un extraño cántico carente de palabras. Un pequeño remolino se formó sobre ambas manos, cruzando las corrientes en ocasiones dando lugar a una extraña forma de un objeto oriental valioso y díficil de encontrar. ¡¡¡Genie!!! El viento se agitaba en la sala, comenzó a llenarse de humo y un torbellino surgió de las corrientes  del que surgió estrepitoso la figura de un imponente genio que miró al mago con furia y respeto. ¡bringt das um! le susurró apuntando con su dedo sentenciador a la deforme gárgola. El genio reverenció al mago para lanzarse con violencia a la misma, envolviénola en un tornado mágico del que pocos movimientos podían seguirse, pero de extrema dureza para cualquiera que tuviera que enfrentarase a él.

 Bravo Mago!

El ataque mágico de Rincewind fue devastador. La energía mágica lanzada por el genio atravesó el pecho de Verag abriéndole un amplio orificio y segándole la vida de raíz.

Acto seguido, el genio desapareció entre una bruma de humo como si nunca hubiese estado allí.

Si no fuese por el cuerpo calcinado de la gárgola, cualquiera diría que así había sido.

Mirando el cadaver sois conscientes de que habéis cumplido vuestra misión... aunque aún teneís que salir de aquí.

El guerrero del caos consigue herirme y de repente me siento muy débil, la vista se me nubla y noto un sabor como de metal en la boca.

Un gran fogonazo hace que me gire y escucho gritar a la gárgola con horror. Eso me da algo de fuerzas e intento ponerme en guardia. Rezo a alguno de mis dioses con la esperanza de que me escuche.

Recibo los ataques del espadón de la gárgola, mientras mi rostro refleja el dolor en mi interior, contraataco con mi hacha fallando estrepitosamente.

El Elfo se acerca a el guerrero del caos. Y le golpea en la armadura con el puño cerrado. Sabia que no iva a hacerle nada, pero tenia que distraerlo para que el Barbaro tuviera una oportunidad.
Aunque por el rabillo del ojo veia a un orco fresco deseoso de entrar en combate tras la muerte de la Verag.

Con mi último aliento ataco al guerrero del caos. Esta vez consigo impactarle con más acierto. Las piernas me fallan y no estoy seguro de haberme librado de caer inconsciente.

El salvaje ataque del Bárbaro, provocado por la confianza de ver a Verag tendido y muerto sobre el suelo termina con la vida del Guerrero del Caos finalmente.

El orco avanza pesadamente hacia Khargos, más con la intención de huir que con la de matar a sus adversarios.

Ver al Caudillo y su lugarteniente tendidos sobre la roca, muertos, le hace replantearse muchas de sus lealtades.

Pero antes tiene que quitarse de encima a los ladrones que bloquean su única via de escape...

Milagrosamente consigo esquivar el golpe, más por una cuestión de suerte que otra cosa. Dado mi estado decido retirarme del combate. 'Quien huye hoy vive para luchar otro dia' es algo que aprendí de mi maestro hace ya mucho tiempo. Dado el estado de mis compañeros, no tendrán problema para tumbar a ese orco. Hecho una mirada al elfo y al enano y salgo tambaleandome a toda velocidad antes de caer rendido en el suelo.

El Elfo suelta un:

Bravo!

Cuando el Barbaro tumba al contrincante.
Pero aun no ha acabado la cosa.
Este esquiva al Orco, pero esta cansado y malerido asi que decide cubrir su huida y dejar espacio para el enano que esta tras de si deseando acabar con el orco apestoso.

Asi que poniendose frente al orco vuelve a intentar distraer su atecion para que el enano lo remate.

Toma pasmao!

Le propina una cachetada, y espera que el orco se quede atonito.

Veo al bárbaro salir corriendo y dejarme al orco para mi...estos humanos, siempre salen corriendo a la primera de cambio. Avanzo hacia el orco con mi hacha, seguro , tranquilo y confiado en mis posibilidades al verlo asustado...

Aunque el orco intentó esquivar los golpes que se le vinieron encima, el nerviosismo y la cercanía de la muerte, le jugaron una mala pasada.

Un hachazo colocado del enano acabó con su vida de forma rápida e indolora.

La habitación quedó vacía. Habíais cumplido vuestra misión. El malvado Verag había terminado sus días de fechorías.

Ahora solo quedaba regresar a casa.

Tras acabar con el orco me pongo a registrar la habitación junto a mis compañeros.

Bueno parece que esto ya está, salgamos a tomar unas cervezas y gastarnos el oro conseguido.