Partida Rol por web

Saeko para mis golpes, uno a uno, igual que en mi primer ataque. Esta vez, en vez de analizar, me limito a forzar los ataques, cada vez más rápidos. Mantengo el rostro en calma, al igual que el resto de mí. Mi respiración se acelera a consecuencia del esfuerzo físico, pero permanezco imperturbable. Golpe tras golpe, obligo a Saeko a moverse con rapidez para detener mis golpes.

Con esfuerzo debido a la falta de costumbre, mantengo la mente igual de calmada que mi cuerpo, centrada sólo en mantener mi ritmo. En un ataque improvisado, hago una ligera variación en la trayectoria. Esta vez, Saeko retrocede un paso para detener el golpe con la espada en posición transversal. A contrario de lo que acostumbro, no hay orgullo en mí, ya que no ha sido más que un leve paso. Con la mente aún en calma, guardo las emociones para más tarde.

Animada en el fondo por ver que su defensa no es impenetrable, olvido el cansancio para seguir con el ritmo. Empiezo a sentir cansancio, pero no hay comparación al dolor sentido en mi primer "intento" de meditación.

El combate continúa sin descanso. Unas pequeñas gotitas de sudor perlan mi frente. Empiezo a sentir el cansancio, pero no soy la única. Puedo ver cómo Saeko se mueve más despacio por el agotamiento. Apenas perceptibles, movimientos cortos que indican su cansancio. Tarda unas centésimas más en reaccionar, pero yo también actúo más lenta.

Cuando ya no puedo más, me detengo y dejo la espada caer, sin ánimos para sentarme.

-Creo que ya no puedo más.

Saeko baja la espada, dando por terminado el combate. Se le ve cansada, aunque no tanto como a ti. Lo has hecho bien. De hecho, lo has hecho mejor de lo que esperaba. Espero que sigas progresando a este ritmo. Despues de guardar su boken, se gira hacia ti y con gesto amigable y una sonrisa en la cara te dice- vamos, descansemos, nos lo hemos ganado.

-Gracias- Realmente agradezco el cumplido. Es la primera vez que alguien que no me admira pronuncia tales palabras... Realmente, ¿podría ser que, en vez de rivales, fuéramos amigas? ¿Seré capaz de convivir con alguien que no me profesa constantemente adulaciones? Lo desconozco, pero tengo la agradable impresión de que sería interesante descubrirlo.

El empeño de derrotarla persiste, pero no con la misma intensidad ni el mismo motivo. Si le venzo, será un claro indicio de haberme superado a mí misma. No es algo que obsesione, tengo otras metas más importantes en mi cabeza, pero el deseo está presente.

Después de un pequeño descanso, que me permite recuperar el control de las extremidades, me levanto con una ligera apatía y me dirijo hacia la puerta del dojo antes de despedirme.

-Hasta luego, Saeko-sama. Un placer. Espero que podamos continuar las clases otro día. Quiero ver si mi madre está ya disponible- Hago una pequeña reverencia como despedida y salgo del dojo, en dirección al despacho de la directora.

Cuando sales para ver a tu madre, unos gritos llaman tu atencion. Parecen provenir del campo de futbol del exterior, y son gitos de angustia, gritos pidiendo auxilio. Tambien puedes oir pasos apresurados de gente corriendo.

Siento una leve curiosidad al ver a tanta gente corriendo y los gritos, pero dado que no conozco a nadie, no tengo a quién preguntar el motivo de tanto jaleo. Si no tengo que ver con el motivo de tanta atención, no me importa. Bastante tengo ya con mis cosas, para añadir otras.. Debo convencer a Rin de cambiarme de instituto antes de acabar el curso.. No quiero volver allí.

Haciendo caso omiso del griterío, continúo hacia la sala de la directora. Mientras camino, echo una breve ojeada a ver si veo algo, pero no le presto demasiada atención.

A pesar de los gritos, sigues hacia el despacho de la directora. Cuando entras al desapcho, puedes ver que tu madre esta reunida con dos alumnos mas. Todos estan sorprendidos de verte.