Partida Rol por web

Mientras miras al fuego una extraña visión te sorprende. Las corredizas brumas que se mueven como nubes a ras de suelo dejan entrever a dos figuras a lo lejos. T´rijss parpadea y ya no están. Por un momento, la joven elfa drow duda de sus propios sentidos, pero al elevar la mirada de nuevo sus temores se ven confirmados. ¡Ahí hay algo!

Unos metros hacia el norte hay un enorme semiorco con camisa de mallas, dos hachas de mano al cinto y un poderoso arco compuesto a la espalda. Junto a él, un musculoso y apacible lobo blanco se agazapa detrás de un pequeño matorral. Al parecer, ambos son conscientes de que te has percatado. Sin embargo, no demuestran intención alguna. Tan sólo os observan...

Muéstrate, seas amigo o enemigo!, no escondas tu presencia en la bruma como un espíritu...

Wuzuk mira a la elfa: ¿Sucede algo? Nerviosamente, aferra su hacha. Si hay algo que no ve, por lo pronto, es una sensación que no le gusta, que no le gusta nada...

Noche en el páramo

-¡Saludos, forasteros!--ruge una gutural voz a lo lejos.

-¿Quiénes sois? Y, ¿qué os ha traído tan al norte de la inhóspita Thar?

Se trata de un enorme semiorco con camisa de mallas, dos hachas de mano al cinto y un poderoso arco compuesto a la espalda junto al que os observa un musculoso y apacible lobo blanco.

Somos buscadores. La norma de la hospitalidad obliga. Compartiremos el calor del fuego esta noche si así lo deseas. Nadie te hará daño.

T´rijss escruta los alrededores buscando otros semiorcos, por si acaso...

Mientras acaricia la cabeza del magnífico animal, el semiorco asiente satisfecho. Luego se acerca lentamente varios pasos hacia vosotros al tiempo que os observa con cautela. Cuando su vista llega hasta los azulados brazos mágicos de Wuzuk, Haravak abre los ojos de par en par y se detiene. Al mismo tiempo, el lobo se arrima a su amo ciertamente nervioso.

-¡Tranquilo, Grûnhawr! Tranquilo...--trata de calmar Haravak al cánido, dándole palmaditas en un costado.

-¿Buscadores?--inquiere el imponente humanoide sin desviar la mirada del grupo en ningún instante--¿De qué?, si puede saberse. En La Gran Tierra Gris un buscador sólo tiene garantizado que, tarde o temprano, encontrará su propia muerte.

¿Quién sois, y por qué viajáis solo por estas tierras? Mi nombre es T´rijss, él es Wuzuk, aquél es Baglir y este es Beren.

Beren, nervioso por la aparicion de este personaje en medio de la noche posa su mano en la empuñadura de su espada por si hiciera cualquier movimiento que le diera a entender que están en peligro.
Estamos siguiendo a un grupo de orcos hacia el norte. Llevan una carga que nos interesa mucho, ¿sabes si nos llevan mucha ventaja?

Sorprendido por la respuesta de los aventureros, el semiorco sopesa sus palabras durante un instante antes de comenzar a hablar de nuevo:

-Soy Haravak, un solitario explorador que se busca la vida junto a su leal y único compañero, Grûnhawr--afirma acariciando de nuevo al lobo blanco.

-Es extraño encontrar a gente como vosotros por esta zona de Thar--explica sin acercarse lo más mínimo, pero adoptando una actitud mucho más relajada--Normalmente tengo que vérmelas con orcos descarriados y algún que otro bicho hambriento.

-La patrulla de la que habláis--comenta el semiorco dirigiéndose ahora a Beren en particular--se encamina hacia Xûl-Jarak. No creo que esa... carga... vaya a tener mejor suerte de la que correréis vosotros si os metéis tan a la ligera en la boca del lobo. Es más, no creo que entendáis si quiera de qué os estoy hablando, ¿verdad?

Nos vendría bien algo de información. Ven con nosotros y hablaremos: estáis invitados, tú y Grûnhawr.

Noche en el páramo

Haravak se acerca algo dubitativo a la hoguera mientras que Grûnhawr permanece tumbado observándolo todo atentamente. De hecho, cuando T´rijss pronuncia su nombre, el lobo levanta las orejas y la mira con inteligente curiosidad.

-Esa ciudadela está a unos cuatro días de aquí--informa el semiorco poniendo sus manos a calentar sobre el reparador fuego--Siempre y cuando el camino se recorra a caballo, claro.

-La verdad es que resulta muy raro que los orcos hayan capturado a unos humanos--prosigue Haravak contemplando los brazos de incarnum del goliath con bastante aprensión--Sin duda, algo se cuece ahí dentro. Demasiada actividad en los últimos meses, demasiada.

Bauglir saca de su mochila algo de comida y un poco de carne seca que deja delante de lobo. – Perdona amigo ¿conoces la ciudad de Mélvont?.- pregunta Bauglir mientras le entrega el resto de los alimentos. - ¿piensas qué de alguna manera la actividad que comentas puede estar relacionada con ella?.

Grûnhawr mira a Haravak antes de probar bocado para terminar devorando con avidez el regalo de Bauglir tras un gesto de su complacido amo.

-¿Mélvont? Sí, claro que la conozco--afirma el semiorco asintiendo con la cabeza.

-Sin embargo, no creo que el enorme trasiego que he observado en las últimas semanas tenga algo que ver con la ciudad. Al menos directamente...

-Según he podido escuchar en alguna de mis incursiones, representantes de diversas tribus orcas de la zona han ido presentándose últimamente en Xûl-Jarak para rendir sus honores a un nuevo señor de la guerra.

Perdona que sea tan directo pero, ¿te importaria acompañarnos hasta la fortalez? Necesitamos llegar alli lo antes posible y interceptar al grupo que perseguimos antes de que entren. sino será muy compliacdo rescatar a los prisioneros.
Ya se que no nos conocemos y no tenemos derecho a pedirtelo pero estoy seguro que las familias te lo rencompesaran enormemente si los rescatamos con vida.
Mientras dice esas palabras a Haravak espera ver en su rostro algun signo que le esperanzas de poder atrapar al grupo de orcos a tiempo.

-¿A la fortaleza? ¡Ja, ja, ja!--ríe Haravak llevándose una mano a la parte posterior de la cabeza--Gracias, pero ni por todo el oro que pudiera haber en Mélvont. No, todavía no ha llegado mi hora. ¡Ja, ja, ja!

El semiorco parece realmente sorprendido por la proposición del explorador. Sin embargo, no muestra posibilidad alguna de acompañaros.

-De todos modos, la patrulla orca de la que hablais os saca casi dos jornadas de distancia, por lo que me temo que para recuperar esa carga tendréis que entrar en Xûl-Jarak. Ciertamente, una completa locura--confiesa Haravak bastante desconcertado al conocer las verdaderas intenciones de los aventureros--Aún así, si de verdad estais decididos, quizás pueda ayudaros...

¿De que manera? La verdad es que te estariamos muy agradecidos si fuera posible de alguna manera. Beren observa a sus compañeros para ver si tienen algo más que añadir.

-Bueno, la verdad es que hace varias semanas que no he estado lo suficientemente cerca como para observarlo de primera mano, pero hace un par de meses visité las proximidades de la ciudadela y parecía encontrarse en bastante mal estado--informa Haravak al grupo.

-También he podido escuchar en más de una ocasión que las labores de reconstrucción no están siendo todo lo rápidas que deberían, máxime llegados a este punto en el que han comenzado a llegar a Xûl-Jarak representantes de las tribus orcas de Thar--prosigue el semiorco mientras una sonrisa va dibujándose en su rostro.

-A menos que hayan cambiado mucho las cosas, y hasta dentro de un par de meses más, casi puedo afirmar que la fortaleza todavía presenta un punto débil que permite un fácil acceso a su interior. El muro occidental está completamente en ruinas y es muy vulnerable a posibles incursiones. Aunque otra opción sería hacerse pasar por orcos de alguna tribu lejana o poco conocida... Difícil en cualquier caso, me temo.

-Bueno, creo que será mejor que me dedique a mis propios asuntos. Se está haciendo tarde y refresca mucho por la noche, ¿verdad? ¡Je, je, je! ¡Buena suerte, valientes!--concluye Haravak poniendo los brazos en jarra y acercándose hacia el apacible lobo blanco para alejarse con él finalmente entre las brumas.

Je je. Ambos superamos la tirada.