Partida Rol por web

Historia de un Asesino

Capítulo 3. El Contacto.

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01/08/2019, 17:42
Narrador

Al amanecer del nuevo día Asteirm se despertó muy despejado. Había pasado una buena noche en una buena cama, aunque esta fuera improvisada, los cojines eran de gran calidad. Eso era algo muy alejado de lo que sucedió la noche anterior y todas esas interminables veladas a bordo de aquel navío. La muchacha aún dormía en la confortable cama de matrimonio donde el asesino la había dejado la noche anterior. Su pillería saldría bien finalmente y su maliciosa sonrisa asomó nuevamente en su rostro.

Se vistió con presteza y recogió todas sus pertenencias para partir de inmediato. Pese a que en aquel lugar tenía cosas muy interesantes a las que dedicarse, su honor y su buen nombre, si se podía decir así, estaban en juego. Ghâlib y los suyos estarían en el mismo sitio cuando regresara con las tareas hechas en unas pocas semanas. El salón principal, donde la noche anterior se había celebrado la cena y la posterior fiesta, estaba deshabitado completamente, a excepción de un curioso mono o lemur del desierto que rebuscaba entre los restos de la fiesta, algo que llevarse a la boca.

Al asesino le trajo sin cuidado aquel primate. Asteirm avanzó por las cuevas y los laberínticos pasillos de roca viva en busca de Ben-Jhezeri, Isidore o cualquiera de sus hombres para retomar la marcha. En el día anterior aceptó no acabar con todos los asaltantes si les conducían a salvo al otro lado del desierto, pero no se comería mucho la cabeza si finalmente esas serpientes no le acompañaban. Eran armas de doble filo, y pese a que él siempre estaba atento un solo despiste podía costarle muy caro

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01/08/2019, 17:46
Asteirm

Una vez despejado y mejor descansado de lo que hubiera esperado por dormir entre un montón de cojines en el duro suelo de piedra, se levantó con cuidado y se colocó de nuevo los pertrechos de su armadura, poniendo especial cuidado en no despertar a la princesa, que dormía plácidamente. Y dormiría al menos una hora más, si sus cálculos eran correctos. Ni siquiera sabría por qué se había desmayado, ni siquiera una cicatriz quedaría de aquella mentira. La sonrisa se hizo más amplia, y echándole un último vistazo, el extranjero salió de la habitación.

Tras recorrer el túnel de vuelta a dónde se reunieran la noche anterior, llegó a la sala de banquetes para hallarla vacía, excepto por un pequeño mono que buscaba algo para llevarse a la boca. Asteirm dio una patada a un mendrugo de pan con nueces y se lo lanzó a la criatura. Esta dio un chillido molesta por que lo hubiesen interrumpido, pero cuando vio el pedazo, cambió de idea y empezó a mordisquearlo. Cuando el hombre se dio cuenta de que allí no encontraría nada ni a nadie, tomó otra salida y buscó a su guía. El mono salió corriendo detrás de él pero Asteirm se giró lanzándole una mirada de ira. El animal se lo pensó mejor y regresó para continuar buscando algo que llevarse al estómago.

Tras muchas vueltas, que al extranjero le sirvieron para estudiar mejor las cavernas del lugar, encontró a su guía dándose un baño. Bufó molesto y entró en la caverna con pasos silenciosos hasta detenerse y sentarse delante del guía, vigilándolo. Cuando este se dio la vuelta para salir, se encontró con su cliente y dio un chillido agudo por el sobresalto para volver a caer al agua. Asteirm tuvo que sacarlo del agua antes de que se ahogara.

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01/08/2019, 17:48
Ben-Jezheri

¿Cuánto tiempo llevas ahí? – Preguntó el guía al salir del agua.

Lo cierto era que aquel hombre ni se había percatado de la presencia de Asteirm justo detrás de él. Se notaba que empezaba a recuperar poco a poco sus facultades perdidas en alta mar. Odiaba viajar en navío y ahora que se encontraba en su hábitat natural, se encontraba mucho mejor.

- No... no te he oído. - Alcanzó a decir entonces.

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01/08/2019, 17:49
Asteirm

- No mucho, pero el suficiente como para no confiar en ti para una guardia nocturna. – Dijo sarcásticamente el contratante. - Date prisa, quiero salir de aquí en menos de una hora... - y salió de la caverna, dejando a Ben resoplando y aún asustado. Su vida se había acortado diez años, como poco.

Asteirm siguió buscando más vida por aquel lugar. Si eran una guarida de ladrones, estaba muy mal vigilada. Muy poca seguridad había en aquel lugar. De hecho, no había ninguna. Entró en una caverna amplia donde encontró a Isidore, que roncaba a pierna suelta. No le sorprendió encontrarlo durmiendo entre dos muchachas medio desnudas, que lo abrazaban como ternura y también dormían tranquilamente. Una de ellas tenía la mano dentro del pantalón del niño. Asteirm se llevó la mano a los ojos para no ver más y un resquicio en su voluntad empezó a flaquear, haciéndole perder la paciencia. Dudaba que al niño le hubieran hecho algo, pero Isidore parecía encantado por tener a dos mozas sin ropa una a cada lado. Al menos el muchacho llevaba puestos los pantalones, aunque aquella pequeña ramera lo tuviera, seguramente, agarrado de la entrepierna.

Se acercó sin miramientos y le dio una patada para despertarlo. Pero debía estar tan drogado que era imposible devolverlo a la vida. Quizás entre la droga de las mujeres y el efecto de la daga se habían combinado y una vez perdió el conocimiento, fue imposible volver a despertarlo. Una sonrisa de satisfacción cruzó el rostro del niño, que empezó a soltar risitas, seguramente recordando lo que esas dos chicas, niñas al parecer del asesino, le habían hecho. Lo peor de todo era que su bolsa de dinero ya no estaba. Aunque tampoco tenía mucho, solo las cinco piezas que Asteirm le diera cuando lo conoció.

Agarró a Isidore de la pernera del pantalón y lo arrastró fuera de los brazos de aquellas ladronas. Una de las chicas se despertó y descubrió al extranjero. Su rostro adquirió un rojo intenso y cuando se dio cuenta de que estaba mostrándole su pecho, poco desarrollado, se cubrió enseguida con los brazos. La otra despertó al segundo siguiente y se tapó también, pero Asteirm pudo ver que esta tenía mucho más busto que su compañera.

- Buenos días - les sonrió maliciosamente.

Las dos se abrazaron, realmente horrorizadas, pero el extranjero sacó a Isidore a rastras fuera de la caverna. Ni siquiera así se despertaba y para colmo, su sueño era tan satisfactorio, que su cuerpo ya empezaba a reaccionar. La idea de matarlo cruzó fugazmente el pensamiento del asesino, pero decidió simplemente llevarlo a donde aún estaba Ben terminando de vestirse. Lanzó al niño a la fría laguna frente a una sorprendida y recelosa mirada del guía.

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01/08/2019, 17:55
Isidore

El muchacho se despejó al instante y braceó, pidiendo auxilio, tragando agua y creyendose en mitad del mar bajo una tormenta.

- ¡Ayúdame! - le gritó al asesino.

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01/08/2019, 17:58
Asteirm

- Haces pie - dijo simplemente Asteirm. Isidore dejó de bracear y hundió la cara en el agua avergonzado, y su creciente excitación cortada de golpe. - Prepárate, nos vamos en una hora - dijo su maestro antes de volver a salir.

A punto de cumplirse ya una hora, el asesino se había aseado y arreglado la barba, que había crecido un poco. Ben e Isidore acompañaron al extranjero en el desayuno. Perdida toda esperanza de salir en una hora, Asteirm se tomó todo el tiempo del mundo en comer lo que un par de muchachas le habían servido. Primero comprobó que no estuviera drogado, pero al parecer, ellas creían que la princesa había tenido éxito, así que no era necesario.

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01/08/2019, 18:10
Ben-Jezheri

Ben-Jezheri llevaba un tiempo mirando de reojo a Asterim. El asesino sabía leer bastante bien el lenguaje no verbal. Estaba convencido de que aquel hombre quería pedierle algo. Finalmente pareció armarse de valor y se acercó a donde él se encontraba.

- Me gustaría pedirte un favor... - comenzó Ben.

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01/08/2019, 18:12
Asteirm

Asteirm interrumpió de pronto a Ben.

- ¿Que quieres quedarte aquí y ayudar a tu rey? - preguntó el asesino sin mirarlo. Jezheri torció el gesto. ¿Por qué su cliente resultaba tan cargante? Parecía saberlo todo.

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01/08/2019, 18:13
Ben-Jezheri

- No exactamente. Me gustaría regresar aquí una vez nuestro contrato finalice en Sundalla. - Desveló finalmente aquel hombre.

Aquella petición era un tanto extraña, pues su contrato finalizaba una vez hubieran cubierto la distancia entre Khadi y Sandalla precisamente. Por lo que únicamente le estaba pidiendo cumplir efectivamente su contrato y no extenderlo más allá de Sundalla.

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01/08/2019, 18:15
Asteirm

- Si nuestro contrato finaliza en Sundalla, no es ningún favor el que me pides. Eres libre de volver cuando lleguemos a destino. - Respondió Asteirm de manera clara. Seguía sin entender muy bien a que venía aquello.

 

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01/08/2019, 18:16
Ben-Jezheri

- Lo que quería pedirte, es que me dejaras volver, y que no me obligues a continuar contigo más lejos de Sundalla. - Insistió aquel hombre

El desierto no acababa en Sundalla y posiblemente el viaje del extranjero tampoco. Seguir viajando por aquellas arenas sin un guía podía llegar a ser complicado y peligroso. El desierto era un lugar engañoso y no sólo hacía falta tener una buena orientación para no perderse y llegar a destino, sino que se necesitaba un sexto sentido para intuir la dirección y sobre todo, la experiencia previa de haber andado y desandado muchas veces aquellas dunas.

 

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01/08/2019, 18:18
Asteirm

El asesino lo miró, y un escalofrío recorrió la espalda del guía. Se creyó hombre muerto cuando Asteirm desvió un momento los ojos, pero solo estaba mirando a Ghâlib, que en ese momento entraba en la caverna. Su vida se acortó otros diez años.

- Si en Sundalla encuentras otro guía igual de fiable que tu, entonces regresarás aquí a comer de la mano de tu rey... - y volvió a su desayuno, mientras el destronado rey se acercaba para desayunar.

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01/08/2019, 18:18
Ghâlib el-Dûm

- Buenos días - saludó. - Mi hija me ha comentado que estarías dispuesto a ayudarnos - dijo sin rodeos. Ben abrió mucho los ojos, sorprendido.

Aquello le sorprendió. Aquella muchacha, la princesa del desierto había hablado más de la cuenta. Él no había dicho nada acerca de eso y si lo hubiera dicho no tendría porque recordarlo. Eso podría ser un nuevo contratiempo, aunque Ghâlib parecía ser un hombre razonable. Un ladrón y un asesino, pero un tipo razonable al fin y al cabo.

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01/08/2019, 18:20
Asteirm

- No es exactamente una ayuda, y no será ahora. Vine a estas tierras en busca de una persona y está en juego mi reputación y mi carrera profesional. Y no quiero entretenerme con sandeces como estas. Si cuando termine mi cometido aún estáis vivos, espero que hayáis reunido el dinero suficiente para pagar mis habilidades. Entonces, y solo entonces, os ayudaré.

Su comentario provocó lo que esperaba. Jezheri estaba realmente ofendido, el niño simplemente trataba de mantener el orgullo perdido y Ghâlib aceptó de buen grado los términos de aquel contrato verbal.

 

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01/08/2019, 18:21
Narrador

Dos horas después, con un Asteirm molesto y con expresión ceñuda por haber salido más tarde de lo previsto, emprendieron la marcha por el desierto. Los acompañaban dos de los hombres de Ghâlib, en compensación por la pérdida de dos de los hombres de Ben. Era lo menos que podían hacer después de haberles asaltado. Al vigilar a todos los miembros del grupo, descubrió en sus rostros expresiones de felicidad que la noche anterior no lucían, y risitas estúpidas cuando miraban a las mujeres de reojo. Si los asaltantes no veían esto, es que eran realmente idiotas.

A punto de partir, un tercero se les unió, bajo el nombre de Graïb, con un arco cruzado a la espalda y el carcaj lleno. Asteirm lo miró con desconfianza, y tras un largo escrutinio, bajo aquel ropaje descubrió no a un hombre, sino a una mujer y al mirarla más detenidamente, torció el gesto al encontrarse con la mujer que dejara incosciente en su habitación. Aquello debía ser el castigo de los dioses por romper el Alhija, pensó. Sin embargo, ninguno de los que estaban allí descubrió la trampa, y seguramente la descubrirían cuando ya fuera tarde.

Asteirm marchaba en el centro de la formación, Isidore montaba a su espalda y a su lado marchaba Ben en el segundo de los camellos. El tercero llevaba todas las posesiones y las provisiones del grupo a cargo de Essâm y Husain. En la cabeza marchaban a lomos de otros dos camellos dos de los hombres de Ghâlib, Saqr y Mussaffaq en compensación por la muerte de Abda y la inhabilitación de Bard, su hermano, que había quedado en la ciudad de los asaltadores al cuidado de los sacerdotes. En última posición marchaba el farsante Graïb.

Era otro día muy caluroso y a medio día Mussaffaq predijo que al amanecer del día siguiente una tormenta de arena les podría alcanzar de lleno. Con lo que propuso avanzar también de noche para llegar a Sundalla y guarecerse allí de la tormenta. Pero todo quedaba en manos de Asteirm, ahora su jefe.

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01/08/2019, 18:25
Isidore

A medio viaje, Isidore se atrevió a hablar.-

- Maestro... - Tragó saliva. Se le veía nervioso y le temblaba la voz. Asterim le miró de reojo. No sabía que era lo que tenía entre manos, pero sin duda alguna no podía ser nada demasiado importante. Al menos para lo que a él respectaba. - Lo que habéis visto...

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01/08/2019, 18:26
Asteirm

Asteirm interrumpió el dubitativo en sus argumentos.

 - No me llames así - advirtió el asesino fríamente. El chico lo pensó mejor, y eligió las palabras con cuidado. - No he visto nada - volvió a cortar al joven. Este se pasó la mano por la pelada cabeza, con una risita de impotencia.

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01/08/2019, 18:28
Isidore

- No volverá a pasar - dijo finalmente.

Isidore se sentía reconfortado. No parecía que su maestro, porque era su maestro aunque no quisiera admitirlo, se había tomado bien su pequeño escarceo de la noche anterior. Empezaban a hacer buenas migas él y el maestro. Y cuando estaba a pensando aquello, Asteirm volvió a hablar para borrar aquella sonrisa y llenar nuevamente de dudas al pequeño.

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01/08/2019, 18:28
Asteirm

- Por el bien de tu cuello, espero que no. Y si lo haces, procura vigilar la bolsa del dinero cuando te metan la mano dentro del pantalón. Normalmente después de eso, tu bolsa desaparece. Y tu orgullo también. - Asteirm esbozó una sonrisa, aunque no llegó a sonreír demasiado.

El chico miró su cinturón y descubrió que efectivamente, ya no tenía la bolsa donde debía estar. Y cuando recordó como efectivamente aquellas pequeñas ladronzuelas lo habían tocado y besado por todas partes, se encogió sobre la silla para calmar la excitación creciente. Asteirm recurrió a su infinita paciencia y ya no volvieron a sacar el tema en toda la mañana.

Con la capucha echada para evitar la insolación, avanzaron buena parte sin problemas. El tercero en discordia viajaba en pos de Essâm y Husain, manteniendo las distancias, pero vigilando el trayecto con cautela. Delante, Saqr y Mussaffaq abrían la marcha. Al mediodía, Mussaffaq predijo una tormenta de arena y propuso avanzar de noche.

- Si viajamos de noche, el frío nos congelará. Pero si llega el día y nos alcanza la tormenta, moriremos asfixiados por la arena. Así que espero que hayáis traído ropa de abrigo... - comentó Asteirm terminando de comer. De su bolsa de viaje, que cargaba Isidore, sacó la ropa que había traído, y le tendió una pieza al pequeño. El resto se debían arreglar ellos solos.

Descansaron parte de la tarde para poder ponerse en marcha una vez llegara la noche. Cuando esta llegó, la temperatura bajó en extremo. Acostumbrado al desierto de su hogar, Asteirm se abrigó bien para soportar el frío. Detrás de él, Isidore se le abrazó para entrar en calor. Y así, avanzaron por el desierto medio congelados, sintiendo como sus huesos se enfriaban y como su respiración se hacía cada vez más insoportable, con la sensación de respirar agujas en vez de aire.

 

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01/08/2019, 20:08
Narrador

La caravana avanzaba a través del desierto sin detenerse. El frío era muy intenso y la ropa de abrigo no era suficiente para soportarlo. Sin ella todos habrían muerto congelados, pero si la noche no acababa pronto morirían de todas formas. A cada hora que pasaba se sentían más cansados, la fatiga por la hipotermia finalmente se apoderó de todos ellos y en especial del joven Isidore, que a mitad de la velada cayó en la inconsciencia.

Ben se acercó hasta el niño que había caído del camello. Aún respiraba pero su estado de congelación era de importancia. Ben corrió hasta el camello que portaba sus pertenencias y rebuscó entre sus alforjas. Regresó junto al niño portando un pequeño frasco con líquido azulado. Abriéndole la boca le hizo ingerir aquello y poco a poco los ojos del niño se abrieron de nuevo.

El sol comenzaba a asomar en el horizonte y con los primeros rayos de luz se vislumbró a lo lejos la ciudad que tanto tiempo había estado buscando Asteirm. Sundalla se erigía orgullosa en la lejanía, en pocos minutos estarían allí y Ben y los suyos quedarían libres del contrato que les ataba junto al asesino.

Los camellos llegaron a la ciudad en el momento en que el sol comenzaba a confortar los helados cuerpos del grupo. Las puertas de la ciudad estaban abiertas y no había ni un guardia en la puerta que les preguntase sus motivos de entrada. Al parecer no era una ciudad muy segura.