Partida Rol por web

El campus de la universidad está tal cual Jade lo recordaba. Completamente vacío a estas horas, observó con cierta nostalgia los jardines que rodeaban a los edificios. Su mirada se desvió rápidamente hacia la biblioteca de humanidades, en la cual se encontraba el acceso, secreto para la gran mayoría de los alumnos, a la Vigesimoséptima biblioteca de Seattle. Pero no era allí donde el profesor le había dicho que la esperaría.

Con pasos mecánicos, aprendidos hace años pero que surgieron de forma natural al encontrarse allí, Jade cruzó los jardines hacia el edificio con los despachos de los profesores. Saludó a un guardia de seguridad, informándole de que el Profesor Merrick la estaba esperando y pudo entrar sin problemas hasta su oficina.

Llamó a la puerta y la voz del profesor le contestó desde el interior. Todo estaba tal y como ella lo recordaba, salvo porque la estantería estaba aún más repleta de libros, alguno de ellos colocado en horizontal sobre otros volúmenes. El Señor Grend estaba sentado de espaldas a la puerta y se giraba para verla entrar, mientras que el profesor, que ahora tenía algunas canas más de las que Jade recordaba, se levantaba para bordear el escritorio y saludar a su antigua alumna.

Raymond también se levantó al entrar Jade, aunque dejó que su antiguo alumno saludase a la joven primero. Pues parecía que llevaban bastante tiempo sin verse, y se podía notar el aprecio que sentían. O al menos eso le pareció a él. Pasados unos momentos se aclaró la gargante y se acercó también.

Gracias por venir srta.Keen. Y lamento tener que involucrarla en esto, pero creo que la srta.Wright está en problemas y necesito de su ayuda.
Me temo que voy a tener que ponerla al corriente sobre la marcha, y tendrá que ser la versión más corta posible. Pero trataré de responder a todas sus preguntas.

Saludó con una pequeña sonrisa a los dos hombres que se encontraban en el interior del despacho. – Profesor Merrick, señor Grend – asintió hacia ambos, - Ojalá nos pudiéramos encontrar en situaciones menos extremas – inspiró levemente.

Sin mucho preámbulo, Jade sacó de su bolso una bolsa transparente cerrada con zip en el que se veía un coletero y un cepillo y se lo acercó a Raymond. – Espero que tenga suficiente para encontrarla – frunció el ceño ligeramente, pensativa, - No conozco mucho la situación, cuando llamé hace un par de horas a Darren no me explicó mucho… Aunque por sus palabras entendí que no estaba en peligro inminente… ¿En qué problemas está metida y quien la ha metido?

Es Mara, desde que ha desaparecido estoy involucrada en lo que sea. – Afirmó rotundamente, - Y sinceramente, mi fortaleza es en el conocimiento, en encontrar información. Sin saber qué ha pasado es como dar varazos a ciegas. –Finalmente asintió, - Cualquier información que pueda ofrecer será bienvenida.

Después de hablar con Darren, contacté con un conocido para que me hiciera una búsqueda de Mara – explicó, - Antes de salir hacia aquí, volví a contactar con él por si había encontrado algo. Sus palabras fueron las siguientes: No está en este mundo. Está en algún lugar custodiada por una gran fuerza, hay un guardián, y también puedes abrir el camino si Verano e Invierno trabajan juntos para alcanzar Otoño. – relató palabra por palabra lo que le había dicho Au, observando ambos hombres por si a ellos les parecía menos críptico que a ella.

Raymond coge la bolsa que le ofrece Jade y escucha atentamente la explicación que da.

Cree saber quién es la fuente que menciona, y una vez más se "lamenta" de la tozudez de la gente cuando las cosas son importantes. Han estado perdiendo mucho tiempo, muy valioso con todo ello.

Suspiró y se sentó en la silla de nuevo, sopesando lo que le había contado la joven.

Vale. Iba a hacer una prueba para asegurarme, pero lo que comentas me lo confirma. Mara está en el Nuncamás. Ha sido llevada allí por Darren, diría que sin consentimiento de ella, aunque también creo que ha podido sin querer. Y el anticuario y yo no nos hablamos actualmente para poder corroborarlo. De hecho no sé si volveremos a hacerlo, se ha abierto una grieta entre nosotros por culpa de...Ha habido diversidad de opiniones.

Como bien dices tienes derecho a saber qué sucede ya que te estás metiendo en ello. Así que trataré de resumirlo.

Esta mañana, ¿ha sido hoy? sí, se presentó un alto señor shide en la tienda de antiguedades con la intención de conseguir un libro que acababa de conseguir Darren. Se llegó a un acuerdo y quedaron en venderselo mañana.
Por otro lado apareció Mara pidiendo ayuda en un suceso con una especie de espíritu en la Biblioteca. Un suceso un tanto violento para Mara. Fui con ella y pude averiguar que quién entró fue precisamente el shide que fue a la tienda, y creemos que buscaba ese libro aquí. También sirvió para corroborar el poder innato de ese ser. Que supera con creces a mucha gente que conozco, no digamos ya a mí.
Durante ese encuentro llegamos a la conclusión de que podía seguir a Mara de alguna manera, creemos que por su sangre. Preocupados volvimos a la tienda y allí empzamos a...hablar de la mejor manera de proteger a Mara. Como quisieron quedarse un momento a solas para hablar entre ellos salí a por un café a la cafetería de enfrente. Allí percibí de repente un gran estallido de magia proveniente de la tienda, una magia relacionada con viajes. Volví corriendo y cuando pude entrar Mara no estaba. De algún modo había desaparecido y Darren no quería decirme cómo ni por qué. De ahí mis sospechas de que algo no fue como quería el joven.
El problema es que tal y como estabamos hablando los tres dudo que Mara quisiera marcharse sin más, o al menos sin comentarlo conmigo primero. Eso más las reticencias y nerviosismo de Darren me da que pensar que puede estar en problemas.

Volvió a suspirar.

Por lo que me cuentas ahora que te ha dicho tú... fuente, supongo que un shide que conoces, es posible que no esté tan en peligro como imaginaba en un principio. Pero algo me dice que no puede irse por sí misma si hay un guardian. Prefiero correr el riesto de ir a buscarla que no hacer nada y luego enterarme de que le ha pasado algo.

En definitiva que voy a ir al Nuncamás, y lo que te he pedido de Mara es para poder localizarla una vez allí. Lo que me deja un poco a cuadros es lo de otoño.

Escuchó atenta la explicación de Raymond de los sucesos ocurridos ese día y asintió, - Mara me envió un mensaje pasado el mediodía, se la notaba bastante preocupada. Por alguna razón quería que le asegurara que iba a ir con cuidado – frunció el ceño, - No es que estuviera haciendo nada raro ni preocupante… solo investigando un incidente de posible amnesia rara – hizo un gesto como que no tenía importancia, - Decía que algo había entrado sin invitación a la Vigesimoseptima, llegando del Nuncamás, que tenía sangre suya…  - cabeceó tratando de aclarar sus ideas. – Debería haber ido a la tienda en vez de esperarla en casa – gruñó.

Los sidhes hablan más crípticamente de lo que suele gustarme – sonrió, obviando la pregunta sobre su contacto, - Aunque no creo que sea algo hecho a propósito… sino más bien que la magia que tocan tiene un punto de vista diferente al nuestro. - teorizó. - Lo de Otoño estoy igual que tú, totalmente a cuadros, hasta lo que yo sé solo hay dos cortes… por lo menos conocidas. Por lo otro… no he caído antes, pero hay un lugar que he ido alguna vez con Mara – Y Au pensó mentalmente – en el que suelen trabajar las dos cortes en un símil de alianza.

¿Qué tipo de preparación me recomiendas para seguirte al Nuncamás? – Preguntó, sin dudar que iba a acompañarlo a ese plano de existencia a buscar a Mara, pero sabiendo que podía estar más indefensa de lo normal si no se aseguraba de tener algo que la protegiera. – Aunque quizás vale la pena pasarnos por ese sitio de las dos cortes antes de pasearnos por el Nuncamas.

Raymond no pudo evitar sonreir ante el comentario inocente de Jade sobre el incidente de la amnesia, ya que en realidad había sido cosa suya que entrevistara al vigilante. Cuantas cosas habían pasado en sólo un día.

Mejor no pensar en eso. Además, no creo que hubiesemos podido hacer nada al respecto de lo pasó. Me parece que fue algo no intencionado que escapó al control.
Lo que tenemos que hacer es centrarnos en ayudar a Mara. Que eso ahora sí que podemos hacer alguna cosa.

Los sidhes son muy suyos. Sí. Aunque hay de todo, como cualquier raza. Los hay bueno y los hay malos, y luego entremedios.

No le gustaba ya que imaginaba que el tiempo es esencial, pero tampoco era cuestión de ir a ciegas a buscar a Mara.

El sitio que comentas supongo que será el Elíseo. Lo conozco, aunque admito que hace mucho tiempo que no voy. Tenía pensado abrir directamente un portal, pero lo mismo nos interesa pasar un momento por ahí. A lo mejor conseguimos algo más de información.

El comentario de la joven sobre que le iba a acompañar le sacó una sonrisa un tanto triste. Imaginaba que iba a querer ir, pero en el fondo prefería que no lo hiciera.

Una mente aguda y unas piernas agiles. Y desconfiar de todo lo que encuentres allí. Es el único consejo útil qu conzco sobre aquel lugar. En fin.

Se volvió a su antiguo alumno.

Profesor Merrick. Gracias por su ayuda. Vamos a ir al Elíseo, pero si no averiguamos algo nuevo tendremos que crear el portal. ¿Podríamos abusar de su usted algo más y prepararlo aquí?

Asintió, interiorizando los consejos que comentaba Raymond, - Si, lo principal es encontrar a Mara – sonrió divertida, - Mente aguda y piernas ágiles, lo tendré en cuenta, señor Grend.

- Profesor Merrick, ¿Me podría hacer el favor de ver si puede encontrar más información del libro que me comentó Darren y de su autor aquí en la Vigésimo séptima? – preguntó, - Quizás sea importante, y tengo la intuición de que el autor no es un simple mortal. Si quiere le puedo pasar la información que he podido recopilar.

El profesor asintió. — Sí, por supuesto. Estaré encantado de ayudar...

Jade le dio toda la información que había descubierto sobre el libro y Merrick acordó en que la llamaría cuando tuviera algo al respecto. — Por favor, manténganme informado sobre Mara. No podría perdonarme que se hubiera metido en problemas por mi culpa, si su desaparición tiene algo que ver con la biblioteca.

Os despedís, y el profesor llama a un taxi para vosotros, para que os dirijáis al Eliseo.

Dal Riata, más conocido por todos como el Elíseo, se encuentra en un pequeño callejón, oculto a la mirada de la gran mayoría de los mortales. Jade ha estado aquí alguna vez, acompañando a sus amigos, por lo que el conjuro no surte efecto sobre ella, aunque está segura de que, si intentase venir sin compañía sobrenatural, acabaría desorientándose con todas las calles de la zona y sería prácticamente incapaz de llegar al lugar. Esa seguridad, por supuesto, proviene de su experiencia, porque ya lo ha intentado alguna vez.

El bar es una vieja taberna, ambientada con un estilo irlandés, que se ha adherido a los tratados Unseelie y se considera un lugar neutral para todas las criaturas sobrenaturales. Cuando entráis, un hombre tras la barra saluda amablemente.

— ¡Vaya! Hacía tiempo que no teníamos el placer de recibir a un mago en nuestra clientela...

Sólo un momento después, lo que parece una versión más oscura del mismo camarero aparece en la barra desde la cocina.

— ...y mucho menos acompañado de una humana sin poderes — dice sonriendo a Jade y dedicándole una ligera inclinación de cabeza. — Aunque no es la primera vez que te vemos por aquí, jovencita.

Los dos sidhe, tan parecidos y al mismo tiempo, tan diferentes, os saludan y os invitan a pasar.

— ¿Queréis una mesa o preferís sentaros en la barra?

Entrar en el Eliseo trae recuerdos a Raymond, algunos incluso buenos. Hacía tiempo que no venía, y la verdad es que no tenía excusa para ello. Era un lugar al que se podía venir sin miedo a represalias. Y más con la guerra en ciernes. Pero bueno, quizás después de aquello volviese a frecuentarlo más. ¿Quié sabe?
El mago se quita el sombrero para saludar, después de todo son shides y la etiqueta siempre es importante para ellos.

-Caballeros. Muy buenas noches. Es un placer volver a este emblemático establecimiento, sin duda. Espero que la próxima no tarde tanto-

Miró a su alrededor buscando un buen lugar con buena visibilidad.

-Si fueran tan amables querríamos una mesa. A mí edad empieza a primar la comodidad.-

Sonrió a sabiendas que para cualquiera de los dos sería un simple infante. No pudo evitar también echar un vistazo a la clientela que había. No tenia muy claro qué buscar, pero si la criptica ayuda de Jade tenía razón allí habría alguien o algo que les podría ayudar.

Encontraba muy injusto que tuviera que ir acompañada de alguien sobrenatural para encontrar el Dal Riata, pero tenía suficiente sentido común para no mencionarlo en voz alta. Sonrió divertida al entrar al bar, observando el interior con curiosidad y viendo si reconocía a alguien de los presentes.

Devolvió el saludo de Avallach y Avander, ampliando su sonrisa, - Un honor como siempre. – respondió, - Prometo portarme bien – añadió tratando de parecer angelical. Por el resto, dejó que en este caso Raymond llevara la batuta, en ese lugar respetarían más a alguien sobrenatural que a alguien mundano. Mientras, fue pasando la mirada por las mesas con la excusa de buscar una que estuviera libre, y, a la vez, tratando de descubrir si allí encontrarían lo que Au le había comentado.

Os señalan una mesa libre en una discreta esquina y, desde allí, observáis el resto del local. No se diferencia demasiado de cualquier otro pub irlandés, con las paredes forradas de madera y con numerosas botellas de cerveza y un gorro colgado de San Patricio que se rumorea que perteneció a un leperchaun real que intentó pagar la cuenta con oro falso.

No hay demasiados clientes ahora mismo: un grupo de chicos jóvenes, cambiaformas, por lo que podéis suponer de su comportamiento que, de alguna forma, os recuerda a una manada de cachorros jugueteando y midiendo sus fuerzas. Un poco más lejos, un tipo sombrío bebe solo y os observa con unos ojos demasiado amarillos y felinos para resultar del todo humanos, lo que os genera un escalofrío y apartáis rápidamente la mirada. Una pareja tontea en otra de las esquinas del bar, aunque han buscado un lugar un poco sombrío precisamente para que nadie se fije demasiado en ellos mientras se abrazan y charlan animadamente.

Luego, por supuesto, están los dos sidhe de la barra. Tan parecidos y a la vez tan diferentes. Uno de cada corte... ¿No era eso lo que estábais buscando precisamente? Verano e Invierno trabajando juntos para poder así llegar al Otoño.

Es Avallach, el sidhe de la corte de verano quien se acerca a vosotros para preguntar qué vais a tomar.

Después de mirar la estancia de camino a la mesa Raymond se sentó, pero aún desconfiaba de todo. Así que su paranoía estaba en alza.
No obstante cuando Avallach se acercó para ver qué querían no tuvo más remedio que preguntar. No tenían tiempo, o eso creía, para sutilezas.

-Estaría bien algún tipo de te relajante. Aunque no en exceso, que me hace falta estar sereno y tener la mente abierta esta noche.-

Mientras el camarero sopesaba sus opciones, el mago añadió en voz un poco más baja.

-También necesitaríamos hacer un pequeño viaje. No sabrás cómo alcanzar otoño ¿verdad? Tenemos una amiga perdida que encontrar.-