Partida Rol por web

Imlidrith y Araevin pasearon como dos amigas lo harían. Eran cerca de las doce de la noche, y pronto seria el cambio de guardia.

¿Cómo te las apañas para... no ponerte nervioso?

Araevin inspiró profundamente y observó a Imlidrith gravemente, con aires de profesional. 

--¿Porque soy el mejor? --replicó, estallando en carcajadas.

El elfo marrullero atajó las previsibles protestas de su compañera con un encogimiento de hombros.

--No sé. Supongo que porque estoy acostumbrado a este tipo de vida. Cuando no estoy desplumando a ingenuos en una partida de cartas, estoy engatusando a una noble para robarle las joyas o timando a algún mercader. Mi estómago y mi cuello dependen de mantener la calma, al menos en apariencia --levantó un dedo y adquirió un tono confidencial--. Te contaré un secreto. Hay mucha gente que puede saber qué te pasa por la cabeza por cosas tan sutiles como cuánto tiempo tardas en responder incluso cuando tienes una expresión completamente neutral. Pero lo que verdaderamente les despista es que mantengas siempre una leve sonrisa*.

Asintió con satisfacción, como si acaba de aclarar uno de los dilemas morales del siglo.

¿Así que por eso siempre tienes esa sonrisita traviesa...? Sonrió un poquito ella también.

Los guardias sel segundo turno de la noche comenzaban a llegar, charlando, y uno de ellos hablando a voces, al parecer cabreado por algo que le habia pasado. El resto no parecían hacerle demasiado caso.

La atención de Araevin regresó a la tarea que tenían entre manos. Señaló a los guardias con un gesto de la cabeza y siguió andando como si nada, aunque tenía el oído puesto en lo que decía el guardia malhumorado. Cualquier detalle podría ser de utilidad.

¡Yo es que lo mato. Como vuelva a verlo le rompo la cabeza!

Uno de los guardias le fue a 'consolar' dándole una palmadita

Grd: Vamos hombre... ¿Qué llevabas, dos de plata? Jajaja

 El enfadado le clavó la mirada. Tres! A uno por niño! Y es mucho dinero para como están las cosas!

Grd: Venga, que luego las pintas bien que te las tomas!

 Sí, porque me invita Parthas de vez en cuando! ¿Cuanto hace que no me ves tomar algo sin el?

Grd: Mmm... en serio?

 Claro, joder! Dio una patada a una piedra. Ya estaban con los guardias de la entrada.

Grd2: Tranquilo, si volvemos a verlo te lo traeremos para que le estires las orejas. Comentó otro compañero.

Grd3: ¿Qué le ha pasado? Preguntó uno de los de la puerta.

Grd2: Que le han robado saliendo de casa, ya ves.

Grd3: Jojo vaya vigilante estás hecho.

El comentario no sentó nada bien a la víctima del robo.

 Imlidrith ladeó la cabeza. ¿Para qué tendrán tantos niños los humanos, si luego les cuesta mantenerlos? Imlidrith había entendido que le habían robado tres piezas de plata... una por cada hijo que tenía el guardia.  No se tú, pero yo aún no les entiendo.

Araevin se encogió de hombros mientras esbozaba una sonrisa zorruna.

--Lo importante es que es una situación que una mente astuta puede aprovechar ¿no es así? --dejó a Imli intrigada durante unos instantes antes de aclararle su plan--. Un guardia descontento con su sueldo es un el eslabón débil en la cadena. Quizá podamos ayudarle con sus problemillas económicos a cambio de que haga la vista gorda en el perímetro. ¿Qué dices?

Imlidrith perdió la vista un momento.
Eso no está bien... Pensaba. Aunque se encogió de hombros. Pues casi peor está colarse, tonta. Al menos se le echa una mano al hombre.

Finalmente asintió.
Sí... que nos deje colarnos, Y... ¿Cuánto... crees que estaria bien ofrecerle? No sé de... sobornos...

--Sólo hace falta recopilar las cosas que sabemos --replicó Araevin--. 3 Monedas de Oro son mucho dinero para él, pero tampoco parece desesperado del todo. Trabaja para un noble, así que debe tener un sueldo generoso que le permita vivir desahogadamente. Yo diría que ese tipo ganará algo menos de 10 piezas de oro al mes. Si le pedimos que haga la vista gorda, podían despedirlo, así que supongo que deberemos ofrecerle el sueldo de un par de meses para que no sólo pase sus apuros económicos actuales, sino que tenga un margen de seguridad suficiente para buscar otro trabajo si le ocurre lo peor.

El elfo se rascó el mentón.

--Aunque por supuesto, prefiero que sea él el que ponga el precio. Si le pillamos de sopetón con la oferta, a lo mejor no le da tiempo a calcular los riesgos y nos hace una oferta mejor. Si conseguimos que nos franquee el paso, mejor que hacerlo por mar. 

Pero como no lo consigamos va a ser un asunto delicado para los negocios... pensó Araevin.

--Tendremos que esperar a que acabe su turno para hablar con él a solas. ¿Se te ocurre alguna cosa más que podamos mirar mientras?

Mmm... Imlidrith asintió. Está bien... y no, no se me ocurre nada. Solo que nos apartemos un poco, para que no nos vean merodear demasiado...

La elfa se encaminó hacia alguna otra parte de los muelles, cerca de donde Craer estaba haciéndose el borracho...

Craer se encontraba sentado en un banco con una botella a medias, mirando el ir y venir de los guardias. Ciertamente, era una fachada que se le daba bien. Al verles llegar, las miró.
Eeehhh... guapisimasssshh....

Imlidrith torció el gesto, sin saber muy bien si estaba haciendo comedia o realmente estaba borracho.

Araevin puso su mejor cara de indignación y se llevó las yemas de los dedos al pecho.

--¡Borracho! --replicó con altanería mientras levantaba el mentón con altivez--. Vamos, Rosalinda.

Agarró suavemente a Imlidrith y se puso a andar a zancadas enérgicas y airadas. El elfo estuvo apunto de echarse a reír a carcajadas al percatarse de que había copiado esos gestos de Imlidrith.

Craer rió un poco, y se levantó siguiéndolas a una distancia prudente, para que nadie pensara que iban juntos. Cuando estuvieron suficientemente lejos, se reunieron y explicaron el asunto a Craer.

Es un buen comienzo... Esperemos que no sea tan leal como para delatarnos el intento... Se mesó la barba. Pero bueno, si se pone muy duro, siempre se le puede pasar la factura a la Lurraxol, ¿No?

 Esperemos que no demasiado...

Hicieron un buen descanso. Al fin y al cabo, eran las diez, así que hasta las seis de la mañana, probablemente, no acabaría su turno. Araevin preparó nuevos hehcizos y a las cinco y media volvían estar frente al lugar, el turno estaba a punto de terminar.

Llegaron los compañeros del turno de la mañana, y por supuesto, los de la noche se tomaron una jarra o dos en la taberna antes de volver a casa, menos nuestro desdichado guardia, que volvió solo, cansado y cabizbajo hacia casa.

Araevin eligió para la ocasión la casaca que usaba cuando se iba a codear con la nobleza en alguno de sus escarceos. Se calzó un par de botas suave que cepilló a conciencia y se esforzó por dar un aspecto aseado. Cuanto mejor apariencia tuviera para lo que tenía entre manos, mejor.

Llegada la hora esperó al guardia cabizbajo. Una vez se aseguró de que estaba solo, lo saludó, tratando de captar su atención lo antes posible.

--¡Eh, amigo! No te interesará ganar unas monedillas ¿verdad?

El guardia se detuvo y le miró un momento, cogiendo bastante aire. Se lo pensó unos segundos, y se acercó sin fiarse. A esas horas y saliendo del puerto bien podría tratarse de un atraco.

¿Y tú quien se supone que eres? Preguntó, con voz no demasiado alta. Si intentas darme el golpe te adelanto que ya se te han adelantado.

--Oh, no. Nada de eso --desmintió Araevin.

Esbozó una sonrisa tranquilizadora y enlazó las manos tras la espalda. Era un gesto que universalmente quería decir "no busco pelea, te ofrezco mi pecho al descubierto".

--Mi nombre es Galaeron Nimedhu. hombre de negocios. Aunque es más importante lo que puedo hacer por ti. Todo el mundo habla en Athkatla del nuevo proyecto de los Kaptonneme, ese gigantesco barco. Parece que les va bien en los negocios y mueven mucho dinero ¿eh? --dijo mientras señalaba el uniforme del guardia. En su mente, la estrategia era clara. Enemistar primero a su interlocutor con sus propios patrones. Si su descontento se movía de los ladrones a su jefe, sería más fácil negociar--. Pero yo me pregunto, ¿invierten igual de bien en sus empleados? ¿O estaría uno de ellos dispuesto a ganarse unas monedillas a costa de otros patrones que sí se preocupan por los suyos?

El guardia cogió muchísimo aire. Se hacía una idea de por donde iba.
Bu-bueno.... Dijo metiendo las manos en los bolsillos. Me llamo Renan, un placer.... Di...gamos que me interesa ganar un... extra. ¿De qué va esto exactamente...?

El hombre trataba de ocultar las emociones, y lo hacía muy bien.

--Nada peligroso ni excesivamente comprometido --aseguró Araevin. Trataba de no meterse en terreno cenagoso al no poder adivinar qué se le estaba pasando por la cabeza al guardia--. En tu ronda, a la hora convenida, miras para otro lado y yo me encargo de todo lo demás. No tienes que hace nada.

El guardia repiqueteó con el pie en el suelo y mantuvo la mirada baja.
N... no... quiero sabotajes en mi guardia... lo que mm... Parecía que iba a morderse la lengua. Lo que me faltaba ahora era perder el empleo.

--No va a haber ningún sabotaje. A mi tampoco me interesa que los Klaptonneme sepan que hay gente metiendo la nariz en sus asuntos y empiecen a indagar. Quiero tanto como tú que mi paso por allí pase completamente desapercibido.