Partida Rol por web

Todo comenzaba como un día cualquiera, un día en que podía pensarse que nada raro ocurriría, ya que el sol salió de manera natural, las mismas personas pasaban por el mismo camino de todos los días y todo lo relacionado con lo extraordinario era para alguien más.

Entonces, la lata de sardinas se abrió y alguien tocó a la puerta. Al abrir, viste que, frente a ti, se encontraba una caja con una carta encima de esta, la cual tenía el símbolo de la fraternidad más popular del campus. Tu corazón dio un vuelco al ver que tenía tu nombre, ya que por un momento consideraste que no te pertenecía y, mirando alrededor, la entraste a tu habitación

La carta poseía instrucciones precisas de todo lo que se debía hacer a partir de ese momento:

Querido seleccionado.

Como presidente de la fraternidad, quiero darte la bienvenida. Para participar en la prueba, sigue las instrucciones al pie de la letra:

1. El punto de encuentro está en un mapa dentro de la caja. Te esperamos a las 0:00 horas el día de mañana.
2. Para ser reconocido como partícipe, debes vestir la túnica que viene en esta caja, al igual que la máscara que le acompaña. Esto no es discutible.
3. No debes avisar a nadie sobre esto, menos a la policía. Créeme, lo sabré.
4. No debes hablar con nadie sobre esto. También lo sabré
5. Quien no esté a la hora estipulada, quedará por fuera de la prueba.
6. Quien revele algo de la prueba, sufrirá las consecuencias.

Te esperamos…

Y con ello, el sello de la fraternidad.

Eran algo escalofriantes las instrucciones, pero era lo que habías recibido, así que decidiste seguirlas sin chistar.

Las ansias se apoderaban de ti y por fin decidiste mirar la túnica y la máscara que usarías para llegar allí. Al verlas, te alegraste bastante de que la cita fuera tan entrada la noche, ya que cualquiera creería que estás loco si te ven así.

Una máscara de porcelana con toques femeninos y una túnica salida de una película de terror.

Llegado el momento, te vestiste con tu equipaje y el extraño atuendo mientras dudabas si salir o no a la calla vistiendo así.

Para tu sorpresa, la ruta que iba indicada en el mapa era una ruta desierta y solo podías ver siluetas vestidas como tú caminando en la misma dirección. La vergüenza se convertía poco a poco en expectativa y la expectativa en ansiedad.

El punto de encuentro era una fuente que parecía ser bastante vieja, casi tan vieja como la casa y compartiendo su estado de descuido. Allí, había tres figuras esperando su llegada. El silencio era sepulcral y nadie se atrevía a pronunciar una palabra, hasta que las campanadas de un reloj cercano mostraron que llegaba la hora.

Al terminar las doce campanadas, la figura que se encontraba en el centro retira la capucha y la máscara, revelándose como el presidente de la fraternidad.

- Sean bienvenidos. Quiero recordarles que están aquí en busca de aventura o del dinero que les daré por lograrlo – su sonrisa y su gesto eran bastante ácidos, típicos de un chico con su estatus social y tamaño de ego.

- Ahora pueden remover sus atuendos. Han pasado la primera prueba – dicho esto, comienza a aplaudir despacio, revelando a los otros dos que lo acompañaban. Su novia y su mejor amigo, los tres inseparables de la fraternidad y quienes se rumoraba movían los hilos invisibles de la universidad.

Con esa carta blanca, comenzaron a remover sus máscaras y a identificar a quienes estaban allí.

Daisy Thomas estaba incómoda bajo aquella capa y tapada con la máscara. Ella no quería estar allí, ella no debía estar allí, luchando por su estatus en la universidad, pero los errores del pasado la habían llevado hasta aquella fuente rodeada de extraños enmascarados. Cuando la primera persona se quitó la máscara, lo reconoció al instante y su inseguridad inicial se convirtió en curiosidad. Los ojos de Daisy brillaron con avaricia cuando mencionó el dinero. Cuando los otros dos desconocidos se quitaron las máscaras, Daisy sonrió, completamente metida en lo que fuese aquello. Y yo que pensaba que iba a ser una convención de frikis y patéticos desesperados.

La joven se quitó la máscara, dejando que su pálida piel de porcelana resaltase en la oscura noche, pero se quedó con la capa. Le gustaban el toque misterioso que le daba a la escena. Espero que no todas las pruebas sean así de fáciles. Comentó, con sorna. Si no, no habrá forma de diferenciar a los que valemos de los... mediocres. En el mejor de los casos. Comentó, mirando alrededor.

Para los desafortunados que aún no me conozcan, soy Daisy Thomas, estudiante de derecho y miembro importante del equipo de las animadoras. Odiaba tener que decir eso y no capitana, pero todo llegaría. Espero que estéis a la altura. Comentó, con tono competitivo.

Kazuo sería el segundo en desenmascararse, a fin de cuentas nunca le agradó el hecho de tener que cubrirse la cara y tuvo unas enormes reticencias personales a la hora de atreverse venir a este lugar, a fin de cuentas, ¿Era necesario?. Por supuesto que no, pero la sed de curiosidad y de aventura eran propias de él, así como las ganas de pasar más tiempo con la juventud activa y enérgica que todas las Universidades tenía, y por tanto, ¿Qué lugar mejor que una facultad y sus novatadas?.

-Todos valemos para algo, jovencita. -Espetó Tengan con una calida sonrisa- La diferencia es que algunos pueden resaltar en algo que otros no. Pero eso es lo que nos hace únicos y especiales... no hay que menospreciar a los que no tengan la valía de venir a altas horas de la noche con esta indumentaria. Seguro que son personas maravillosas.

Tengan se quitó la capucha y la capa y la doblo unas cuantas veces hasta tener un cuadrado perfecto de tela, en donde, encima de este colocó la mascara que se le había encomendado. Y buscando con la mirada donde dejarlo, o si dárselo a uno de esos 3 miembros de la fraternidad o si por el contrario tenía que cargar con ello toda la velada.

Caminar por esas calles vacías, notando como poco a poco otras figuras igual ataviadas se iban reuniendo le pareció al cosa más extraña que hubiera hecho en su vida. Quien sea que organizara eso, le gustaba montar un gran espectáculo. Apenas llegaron a destino, donde los tres que les esperaban mostraron sus identidades, John les reconoció. Aunque solo fuera por lo poco que había averiguado al llegar allí, tenían mucha fama aunque solo fuera por el peso de su billetera. Se desprendió de la capa y la máscara, tirando todo allí mismo.

Observó a los dos que recientemente se habían descubierto, sorprendiéndose de que fueran tan dispares e indicándole que aquello atraería multitud de personas. No era el único que había pensado que esa fuerte suma de dinero le solucionaría muchísimos problemas.

 Se apartó ligeramente, sin presentarse ni nada, de todos modos no conocerían a un mecánico del otro lado del mundo. Encendió un cigarrillo y esperó a ver que otra “prueba” tendrían. Estaba de acuerdo con la joven, eso había sido muy fácil.

Caminar por aquel lugar enfundada en esa capa con esa máscara le daba cierto aire a la cosa. Justo lo que estaba buscando. Seguro que esto me llevaría justo a mi meta. Al llegar al lugar ví con asombro de que eran más de los que me había imaginado. Mejor, cuanta más gente más divertido sería.

En cuanto el primer chico se quitó la máscara sabía quien era, su fama le precedía, y lo mismo con los que junto a él se quitaban la máscara. Desde aquel momento tenía muy claro que la gente que en aquel lugar se encontraba había sido elegida muy cuidadosamente.

Despacio vi como algunos de los allí presentes se quitaban la capa y máscara, así que hice lo propio. Destapé mi cabeza, dejando que la túnica me cubriera los hombros pues me resultaba cómodo el atuendo. Lentamente para no romperla, me quité la máscara que cubría mi cara mientras escuchaba a los que ya se habían decantado por hablar.

Buenas noches a todos. Mi nombre es Leslie Shay - No esperaba que nadie me conociera, pero sí me parecía de buena educación presentarse
 

Las mascara, la capa, la hora de la cita...Estar rodeado de tanta gente vestida igual... ¡ERA GENIAL! Al fin había logrado lo que ansiaba desde el año pasado. Por suerte para él era uno de los elegidos y le costaba mucho no gritar de emoción, claro que debía ser serio, todo ello lo era, pero su emoción podía con su sensatez. Es por eso que una hora antes ya estaba camino a aquel lugar con las túnica y la mascara, ademas de una mochila debajo de esta que le simulaba una joroba.

Cuando algunos empezaron a quitarse las mascaras tras la presentación de los tres mandamases Thomas hizo lo propio, se quito la capucha dejando al aire si pelo y se quito la mascara, para mostrar una sonrisa de oreja a oreja. -Esto es genial... -Musito, mientras miraba a cada uno de los que ya no tenían mascaras, para luego dirigirse a quien organizo todo aquello.

-¿Puedo quedarme la mascara? Es un toque tétrico pero refinado, muy bien llevado, tu. -Preguntaba con una mano aferrada ha aquella mascara con firmeza, mientras la otra estaba ocupada despeinándose el pelo para que recuperara su volumen original.

-Soy Tommy por cierto. -El clásico formalismo que todos deberían respetar.

Capas, túnicas, máscaras... Me gustaba hallarse camuflado bajo aquel disfraz que ocultaba mi identidad. Era una pena que tuviéramos que desenmascararnos. Uno de los detalles más bonitos de la interpretación era poder ponerse bajo otras pieles, bajos otros papeles, otros personajes, y la labor del director era poder captar todas esas interpretaciones con todas las capas y matices posibles.

Además, era interesante llevar una máscara. Mi mente volaba hacia el argumento de una posible película de terror. Un asesino que llevase una máscara blanca, de porcelana. Eso era algo que por ahora ningún cineasta había hecho. "Podría ser una chica en vez de un hombre asesino" pensé para mis adentros. "Si Tobe Hooper creó a Leather-Face, la asesina de mi película podría podría llamarse Porcelain-Face".

Me despojé de la máscara, aunque, al igual que varios de los presentes, decidí conservar la túnica, que me resultaba de lo más cómoda y elegante. Por no hablar del toque misterioso que nos confería.

-Josh Canetti -me presenté, con una sonrisa pícara-. Estudiante de Cinematografía.

"mascara y capucha, decidme que no me he metido en una especie de culto"  el pensamiento se me habia cruzado un par de veces en el camino, al tiempo que avanzaba por las calles de siempre hasta llegar a la casa a veces a paso calmado y otras sando paso saltarin bajo la fina excusa de que nadie sabia quien era.

Me habria dedicado a tocar timbres y puertas de no haber sido por un pequeño detalle; tenia el tiempo justo y llamaba la atencion..

Y ahí estaba, metido en una casa con otros veinte... veintitres chicos con capuchas y mascaras, una reunion de ocultistas.. pense hasta que el jefe del cotarro le dio por hablar. 

Bajo la mascara una sonrisa despectiva se formaba en mi boca, estaba de intercambio aquel semestre era claro como el agua que la posición no iba a necesitarla, pero sí que ayudaría a conocer gente... en cuanto al dinero... ni lo queria ni lo necesitaba. 

-En ese caso, supongo que yo vine por la aventura.

Me quite la mascara desnudando la cara, y colocandola a un lado, y luego la túnica, revelando que iba vestido con pantalones jeans, converses, y una polera de manga larga y capucha, bastante calentita a pesar de ser delgada.

Les dirigí a todos una sonrisa mas cortes y encogiendome de hombros continue parloteando.

-Mi nombre es Francis, y es un placer... 

La puesta en escena era buenísima. Casi me asustaba mirándome al espejo. Aquellas personas caminando conmigo... parecíamos almas en pena. Se merecía un gran aplauso. Cuando llegamos allí me sorprendió que el anfitrión y gente tan cercana a él tomasen parte. Me dio pena que nos quitásemos los atuendos. Daba un aire de anonimato, de soledad por no conocer a nadie más y de indefensión por tanto secretismo, pero a la vez de unión con el resto de grupo. Yo hubiese seguido con ese plan de dejarnos las máscaras. Me quito la máscara sujetandola con la mano izquierda y me doblo la capa en ese mismo brazo, como hubiese hecho con un abrigo y un sombrero cualquiera.

-Mi nombre es Haneul. Estudiante- algunas caras me sonaban del campus, pero no esperaba ver extranjeros. Qué pretenderá?

Me quito la máscara solo cuando veo que mis compañeros empiezan a hacerlo. Era raro, porque me sentía más cómodo con ella que ahora que todos podían verme quien era. Todos estaban presentándose, diciendo quienes eran y a qué se dedicaban, pero no lo consideraba relevante. Puede que después de esa noche ya nunca volviéramos a hablarnos en la facultad.

- Soy Samuel -digo, simplemente, mirando a todos con desconfianza. Conocía a muy pocos de los que se habían quitado las máscaras .-Podéis llamarme Sam.

El profesor Radjinovic vistió la capa y sostuvo la máscara de porcelana en una mano mientras la observaba con cierta repulsa pero también fascinación.

Era uno de esos objetos que representaba a una cara humana, pero que se las arreglaba para parecer más perturbadora e inquietante de lo que cualquier cara humana podía resultar. Era fascinante cómo había objetos capaces de provocar ese efecto. El tacto liso y suave pero a la vez escalofriante en su frialdad de la máscara le erizaba el vello de los brazos.

Sin soltar la máscara ni dejar de mirarla llevó la otra mano al bolsillo y sacó de él una grabadora que elevó hasta la altura de la boca. Pulsó el botón de grabación y habló.

Aquí inicia otra incursión para sacar a la superficie la verdad tras el mito - Dijo con solemnidad en un acto que a cualquier espectador se le antojaría ridículo.

Después guardó su grabadora y, finalmente, se puso aquella dichosa máscara.

El profesor Radjinovic era un reputado psicólogo y académico, por lo que podía resultar extraño verle participar en juegos de hermandad, pero ciertos rumores habían llegado a sus oídos y se habían presentado como la oportunidad perfecta para recabar información de campo sobre su próximo objetivo, así que se las arregló para conseguir ser un invitado más a aquel extraño pero atrayente evento.

Con la vestimenta acordada y sus fieles grabadora y bloc de notas en el bolsillo, el profesor Radjinovic (Phillip para los amigos) comenzó su andadura noctura. Poco a poco sus pasos le fueron llevando a entremezclarse en una corriente humana que parecía fluir desde todas las direcciones y hacia un mismo punto fijo. No era una corriente muy numerosa, pero en la quietud de la noche era muy llamativa. Especialmente por el vestuario que todos compartían.

Finalmente, llegaron a su destino y primero un anfitrión y luego otros dos, se descubrieron rebelando tanto su identidad como las intenciones de aquel juego y las motivaciones con las que pretendían espolear al resto de asistentes. Phillip no necesitaba motivación extra, pero igualmente tomó nota de las palabras de aquellos alumnos. Nota mental, en este caso. Hubiera sido de mala educación romper el encanto de aquella teatral entrada utilizando su bloc de notas o su grabadora.

Acabada la introducción, algunos asistentes comenzaron a despojarse de sus máscaras para presentarse. No reconocía el nombre de casi ninguno de ellos, pero sí algunas caras. En realidad, como profesor, nunca se preocupaba demasiado por conocer a sus alumnos. La relación estaba pensada para ser exactamente a la inversa y con ese propósito Phillip se sentía especialmente cómodo.

Le llegó el turno a él y, como si de una gran rebelación se tratara, se quitó su máscara y su capa mostrando su perfil aguileño encumbrado con una sonrisa de autosuficiencia en un rostro orgulloso pero amable.

No dijo su nombre, pero en su imaginación, no era en absoluto necesario. Todos allí tenían que conocerle e incluso fantaseó con imaginarse algún "¡¡Oohh!!" de admiración entre los presentes al descubrir la verdadera identidad de tan prestigioso invitado.

Interesante... - Dijo por todo saludo convencido de que con esa única expresión él se convertía inmediata y paradójicamente en lo más interesante de la reunión.

Esas normas... ¿Acaso estaban en el parvulario? Era una prueba de valor, no una quedada de suicidas... A lo mejor querían darle ese aire pero por algún motivo lo veía absurdo.

La mascara y la túnica por otro lado, eran una buena idea, un método con el que ir entrando en aquel juego.

Al llegar al lugar de reunión, solo esperó a que todo comenzara, la retirada de mascaras túnicas se inició y el la no fue menos. Se quitó primero la capa, colgándola en su hombro, y después retiró la máscara con calma y sosteniéndola con ambas manos bajándola al nivel de su estómago.

- etto... Soy Taraka Akire - saludó con una leve reverencia en espera de ver que proseguía.

Buen comienzo: me invitaban. Máscaras y túnicas. ¿Qué podría salir mal? Ah, sí, todo.

No obstante, no me preocupa demasiado, es el primer paso hacia mi objetivo y no soy de los que se detienen. La máscara femenina haría las delicias de más de una compañera, estoy convencido de ello. En cualquier caso eso no me detiene.

El tiempo pasa bastante lento hasta que llega la hora, pero una vez que llega el corazón palpita con fuerza y poco a poco nos vamos juntando más y más, como un camino de ánimas en pena buscando arrastrar a la perdición a otros. Pero salvo por nosotros, el camino está bastante vacío en realidad. Un poco decepcionante, en realidad, pero comprendía que estas cosas debían estar un poco alejadas del resto de mortales o probablemente la policía haría aparición.

Al fin los superiores comienzan a dar la cara, mostrando que habían estado disfrazados entre nosotros. Una sonrisa tranquila aparece cuando dicen que comencemos a mostrarnos y muchos comienzan a hacer caso. Suspiro y finalmente accedo, llevando la máscara a la parte superior de mi cabeza, casi como si se tratara de un casco, y echando atrás la capucha. Por ahora con eso debería bastar.

Era curioso ver a adultos tan... adultos. Algunos realmente excéntricos. Este país no dejaba de sorprenderme.

Karioni, Ki -una reverencia formal, casi excesiva, antes de lanzar una mirada a la autoproclamada animadora y sonreírle con amabilidad-. Espero que tú también estés a la altura. 

Estudio Informática e Historia.

Añado al final. No es que lo considere relevante pero puede que encontrase a algún compañero entre los presentes. Sería agradable. Le parecía haber coincidido con Francis, pero no estaba seguro.

Ver esa caja frente a su puerta hizo que se asustara un poco, eso solo quería decir una cosa, y lo llenó de expectativas, la tomó y respirando profundamente, la abrió, dejando al descuerto una carta, una máscara muy delicada y fina y una túnica, al parecer. "Interesante esto..." la leyó y miró por la ventana, ¿en qué menudo cuento se había metido?. Volvió y se puso a modo de mímica la máscara sobre su rostro "será divertido, tengo ese presentimiento...espero no equivocarme" 

Todo el camino al punto de encuentro estuvo sonriendo pensando en que sería muy bueno, no salir de la rutina porque siempre estaba fuera de la rutina, sino otros aires, otras personas, otras experiencias, ¡aventuras!, por eso no le importaba que lo vieran con esa túnica y esa máscara tan fina, sonreía para sí. Pronto comenzó a ver otras figuras, al parecer iguales a él, caminando hacia la misma dirección, se sintió aliviado un poco.

Cuando estuvo allí, rodeado de desconocidos ocultos, pasaron muchas cosas por su cabeza sobre lo que pasaría o podría pasar en los próximos días de su vida. Ese chico que se descubrió el rostro y pudo reconocer, infortunadamente, era el presidente de la fraternidad, pero sí qur le había fastidiado su actitud de joven oligarca, "¡a la mierda los opresores! jajajaja, la mamada del día..." Poco a poco sus acompañantes fueron descubriéndose el rostro y presentándose. Había muchas personas de diferente categoría, en todos o varios sentidos, y sí que había muchos con la mirada por encima de las nubes... sería muy divertido su estancia allí; las personas no podían entender que el pasado ahí no podría contar, o por lo menos eso imaginaba.

Hola, soy Theodore Knight  - sonrió un poco mirando a cada uno de sus acompañantes - y soy estudiante de último año de Filología, Letras e Historia

La cita inicial con esta gente comienza con una parafernalia estúpida de traje y máscara para dar misterio al asunto, es un parafernalia estúpida pero muy bien trabajada.

Yo había elegido llevarme una mochila para esa semana y bajo la túnica vestía con pantalón de traje y una camisa blanca desabrochada por el botón de arriba para estar mas cómodo.

El grupo de gente que se ha presentado es muy variopinto, chicas y chicos guapos, también menos guapos. Algunos que parecen interesados de verdad, gente mayor y joven... no esperaba tanta variedad. Es entonces cuando comienzan a presentarse y voy presentándome uno por a todos ofreciendo mi mano al resto de compañeros.

Yo me llamo Oliver y soy miembro del equipo de seguridad de la universidad, ya se que no soy parte del cuerpo estudiantil ni docente, pero espero que eso no sea un problema. Añadí con una sonrisa amable.

Ante la presencia de la casa no puedo evitar sentir un pequeño escalofrío que evito manifestar, esa casa es muy inquietante y algo me dice que si lo han preparado los mismos que los de las mascaras y túnicas lo habrán preparado bien.

Amelia no puede creerse que aquello sea real. Ha pasado las últimas horas examinando y admirando todo lo que contenía la caja haciendo suposiciones sobre qué les esperaría. Ahora, llegado el momento, camina emocionada ataviada con la túnica y la máscara que se les ha proporcionado. Y allí está ella, en medio de la noche dispuesta a vivir la aventura de su vida. Una ligera sonrisa atraviesa su rostro cubierto cuando ve aparecer varias figuras que comparten vestimentas con ella. De manera instintiva trata de reconocer alguna forma conocida en ellas. Especialmente una.

Ojalá esté él también aquí...

En cuanto los asistentes comienzan a despojarse del atuendo, ella hace lo propio. Durante unos instantes se distrae sin prestar atención a las presentaciones que tienen lugar a su alrededor. Amelia estira el cuello todo lo que puede mirando a su alrededor examinando a todos los "invitados". Finalmente, se encoge de hombros y decide presentarse ella misma.

-Hola, yo soy Amelia. -dice alzando la mano.

¿Una capa y una mascara para un lugar y una hora? Tras los saltos de rigor encima de su pequeño colchón por haber sido seleccionada, se veía y ve perfecto para ella. Se puede decir que junto al paquete la invitación empezaba con cierta magia, esa magia que rara vez puedes encontrar en la luz de una luciérnaga bajo las sombras de las sombras de, digamos, un árbol bajo una luna acompañada de unos cuantos millones de estrellas fugaces. Porque algo así, llama.

Tal vez por ello Woo-Ji mantuvo su inquieta compostura durante el pequeño recorrido. Silenciosa, aunque con una resaltada media sonrisa bajo su máscara. Recorrido en el que fue observando el calzado de cada quién tratando de buscar algunos zapatos o zapatillas conocidas. Al menos, hasta que el camino y las campanadas se convirtieron en la antesala a una bienvenida de señoritos. Porque claro, todos eran personas y no shinis buscando leyendas. Aunque también puede...

- Algunos estabais más guapos con la cara tapada, jaja - La chica echa la capucha de la túnica hacia atrás con ambas manos para luego quitarse la máscara - Pero hay que estimular y promover la creación de las artes en cualquiera de sus formas.

- Woo-Ji - Se inclina un tanto. Esta chica es un alma expresiva. Y no es del todo coreana, pero tampoco del todo inglesa.

La joven caminaba a veces de forma lenta como cualquier adulto normal y otras dando pequeños saltitos, como cualquier adolescente que se esta yendo de camping.

En realidad estaba contenta, y se le notaba en el lenguaje corporal, los hombros relajados, la manos moviendose, el breve tarareo que se habia oido en el camino a pesar de su mascara.

Al momento de las presentaciones unas manos delgadas y pequeñas subieron hasta quitarse la capucha de la tunica y seguidamente quitarse la máscara, que mantuvo entre sus manos dejandose puesta la tunica negra, encima de la tunica se veia una bolsa de cuero cafe oscuro apoyado contra sus caderas.

-Mi nombre es Sayuri, de la carrera de ingenieria geologica -se presento con voz suave y una sonrisa libre en los labios mirando al resto.

Eran muchos y en su mayoría estudiantes. Incluso algunos profesores también accedieron a ese espectáculo, pues había un viejo con aire pomposo que de seguro daba clases. Entonces, el muchacho que se presentó como Oliver, se acercó uno a uno para extender su mano.

-John- dijo estrechando su mano, luego añadió con una sonrisa-. Mecánico- las palabras sonaban sin el menor gesto de vergüenza, al contrario, parecía casi orgulloso.

Sus ojos recorrieron el lugar, como buscando algo, deteniéndose en las tres figuras que les habían reunido. Seguramente habría muchas sorpresas, pues eso no iba a quedarse con unas capas ridículas y una mascara. De todos modos no esperaba la gran cosa, solo algún truco para alterar a los impresionables. 

Por fin llegó el día, estaba segura de que seria una de las elegidas y eso me llenaba tanto de adrenalina como de orgullo. Y me dirigí a la cita tan velozmente como pude.

Las mascaras, las túnicas, el grupo, todo su secretismo me subía la libido y las ganas de empezar de una maldita vez con esto. Me extrañaba que también hubiera profesores y trabajadores de la universidad entre nosotros, si que debían de estar necesitados...

Me adelante unos pasos dentro del grupo y con un movimiento grácil me aparto la mascara de la cara aun con la túnica puesta.

-Me llamo Clarice, y soy estudiante de Ciencias Audiovisules -afirmo, dejando pasar una mirada furtiva al chico que se ha presentado antes como Josh- Es un autentico placer estar con todos vosotros, seguro que lo pasaremos muy bien.

Finalice de decir intentando que ningún rastro de emoción saliera de ésas palabras.