Partida Rol por web

El joven representante del MI6 británico no parecía tener más de 28 años. Probablemente fuera el más joven de los allí reunidos. También era un hombre atractivo y de aspecto impecable. Vestía un elegante traje azul de americana cruzada, camisa y corbata, y en sus zapatos, a pesar de haber atravesado entornos arenosos, se podía ver reflejado uno perfectamente e incluso contarse las piezas molares.

No había terciado palabra en todo el trayecto, ni siquiera parecía que se dedicase a observar lo que el resto decía o hacía ni tampoco los lugares por los que avanzaban.

Esta situación no se vio alterada en lo más mínimo al llegar a la pequeña cabaña y al introducirse por una trampilla hasta un ascensor que les envió a las profundidades del subsuelo.

Él parecía limitarse simplemente a estar presente.

Cuando todos entraron en el bunker, se quedó de pie junto a una pared en pose firme e imperturbable. No detenía la mirada en nadie más de lo escrupulosamente imprescindible, sin embargo, sí tomaba notas mentales de toda la información que sus ojos recababan.

Por fin, se decidió a hablar.

Esto es altamente ineficiente. Asumo que todos los presentes estamos utilizando un nombre falso por protección y porque la paranoia que despierta a Kira tiene poco de alucinación y mucho de real. Sugiero entonces que nos comuniquemos con nuestros países de procedencia. Puede parecer impersonal, pero es altamente eficiente, y no estamos aquí para estrechar lazos personales, por mucho que algunos de estos lazos se presenten como altamente sugerentes. - Su mirada había ido saltando de cara en cara por cada uno de los allí reunidos no deteniéndose mucho en ninguno de ellos, así que no quedó claro del todo si fue intencionado o por azar que los ojos a los que estaba mirando al pronunciar estas palabras fuesen los de la enviada Danesa. En cualquier caso, no se detuvo mucho más antes de pasar al siguiente y continuar. - Estamos aquí para desenmascarar a Kira y librarnos de su amenaza.

Pueden llamarme Reino Unido - No decía nada sorprendente. Su marcado acento inglés no dejaba lugar a dudas

— God eftermiddag- añadí.
Mis nociones de sueco eran peores de lo que me gustaría admitir, pero conocía lo suficiente de esa lengua.
-He de admitir que no esperaba más representación escandinava, pero imagino que necesitan a los mejores. -una leve sonrisa asomó de mis labios.

Si observabas detenidamente a Ciri tenía una mirada jovial, digna de la edad aunque intentase esconderla. Su cuerpo era delgado pero fibroso, algo que se venía en sus brazos y cuello. Su pelo de un rubio casi blanco brillaba ligeramente a la luz de la estancia.

- Como prefieras, Reino Unido.

Jamás aguantaría la forma de pensar británica.

Sorprendida ante las palabras de mis compañeros no pude sino sonreír y responder con cierto humor e ironía al estirado británico - ¿De verdad me estás proponiendo llamarme...  ? Se lo que en la lengua común significa mi nombre de modo que de acuerdo, llamadme Mongolia y no mongola por favor, y obviad las risas, si supiéseis lo que vuestros países significan en mi idioma....

Algunos sacáis vuestros móviles o algún que otro dispositivo electrónico, aunque dado el grosor y seguramente el material de las paredes por no hablar de la profundidad...  casi estáis seguros de ello, sin embargo vuestra prudencia os obliga a comprobarlo y efectivamente no, no hay cobertura, ni internet, ni nada...

Los guardias se mantienen totalmente impasibles ante vuestras preguntas o demandas, casi es como si tuviesen prohibido interactuar con vosotros, simplemente se limitan a abrir las dos puertas del fondo de la sala. 

Investigáis lo que hay tras estas y os sorprende bastante el baño, pues tiene todo lo que se espera en un baño de hecho hay varias duchas y una enorme montaña de papel higiénico y champús... 

Trás la segunda puerta encontráis una cocina bien surtida y abastecida.  Comida a raudales, neveras, microondas e incluso alguna cacerola...  aunque por desgracia para algunos, no hay alcohol, sólo agua y refrescos.

Viendo todo ese material estáis seguro que una persona podría vivir allí más de un año sin necesidad de hacer la compra o reponer nada...

Ryuk se pasea por la sala mirando de cerca a los guardas, curioso y sorprendido - ¡pero si no se mueven! ¿seguro que no son muñecos? - se entretiene haciendo el tonto y examinándolos uno a uno mientras ríe divertido.

En cuanto se abren las puertas de la cocina se dirige hacia allí a toda velocidad recayendo inmediatamente en una enorme fuente con manzanas - ¡menos mal! porque parece que estaremos aquí mucho tiempo - sonríe.

De alguna manera todos sospecháis que es posible que alguien más vea a Ryuk...  aunque no sabéis quién ni estáis seguros de ello.

Ryuk se pasea por la sala mirando de cerca a los guardas, curioso y sorprendido - ¡pero si no se mueven! ¿seguro que no son muñecos? - se entretiene haciendo el tonto y examinándolos uno a uno mientras ríe divertido.

En cuanto se abren las puertas de la cocina se dirige hacia allí a toda velocidad recayendo inmediatamente en una enorme fuente con manzanas - ¡menos mal! porque parece que estaremos aquí mucho tiempo - sonríe.

Ryuk se pasea por la sala mirando de cerca a los guardas, curioso y sorprendido - ¡pero si no se mueven! ¿seguro que no son muñecos? - se entretiene haciendo el tonto y examinándolos uno a uno mientras ríe divertido.

En cuanto se abren las puertas de la cocina se dirige hacia allí a toda velocidad recayendo inmediatamente en una enorme fuente con manzanas - ¡menos mal! porque parece que estaremos aquí mucho tiempo - sonríe.

- Si me disculpan, voy a beber algo.
Aceleré el paso y entré en la cocina, tenía mucha sed.

Entré rápido a la cocina y miré fijamente a la criatura. No podía creerme lo que veía pero había aprendido a controlar mis emociones delante de la gente. Me aseguré de estar sola y hablé.
- ¿Quién o qué eres? -no me podía creer que hablase con un ser que levitaba, pero llevaba demasiado viéndolo que no podían ser alucinaciones por el estrés de la situación.
- ¿Por qué sólo yo parece que pueda verte?

A la observación de la danesa, Beatrice respondió igualmente dibujando una leve sonrisa en su rostro. Al parecer la vieja costumbre sueca de preferir la compañía de la gente de Dinamarca por sobre la de otros sitios no estaba tan errada, al menos por lo que podía asegurar de momento.

En contraposición con su interlocutora, la agente Ask quizás aparentaba mayor madurez de la que poseía, ya fuese por su porte serio o la formalidad casi estéril de la que la dotaba su elegante vestimenta. Por otro lado la petición del inglés se le hizo cuando menos curiosa, más lo que en verdad llamó su atención fueron las formas del enviado del MI6.

— Entonces puedes llamarme Suecia, yo también preciso de eficiencia antes que de distracciones. 

Aseguró, aunque no terminó allí su intervención.

— Pero creo firmemente en que es mejor tener nociones de quiénes están a tu lado, así sean medias verdades. Después de todo cazamos a un criminal experto en ocultarse.

Lo dejó ahí, pues tampoco era como si intentara acusar a alguien o entorpecer la primera reunión con diferencias de opinión, al fin y al cabo cada quién movería sus piezas a su modo.

Tras la intervención de la imponente agente de Mongolia se dedicaría a investigar sus alrededores, no sin antes examinar un tanto pertinente a la ya mentada y aguerrida mujer cuyo país había sido el último hasta ahora en revelarse. Sorprendida Beatrice encontró por sí misma o a través de otros que no solo estaban en una especie de fortaleza, sino que también dicho lugar parecía ser capaz de albergarlos ahí por más tiempo que el que toma una simple conferencia. Si aquello era completa responsabilidad del mítico detective ¿qué tan poderoso realmente era este? 

Alice sigue explorando el lugar, le agrada encontrar cierta comodidad para pensar y ver las opciones posibles que pueden guiar hacia Kira. La cuestión es que todos van presentándose, desde una actitud propia de su país, incluso suele ser llamativa para la germana que ahora mismo se dirige a la cocina para hacerse un café. 

- Como gustes Reino Unido, seré Alemania. - responde al inglés sonriendo. 

Ahora ya con su cigarro encendido, busca ese café que le ayuda a pensar. Nadie puede negar que una buena dosis de cafeína es el estímulo perfecto para analizar todo, mantenerse despierto y atento. Lo curioso es que por inercia y al estar muy acostumbrada a recibir llamados o mensajes, coge el móvil para revisarlo y descubre que no tiene señal. 

-¿Alguien más desea café? Puedo preparar algunos. -  ofrece en un tono amable. 

Elena llegó de las últimas a la reunión, era una chica muy joven, algo que resultaba sorprendente ya que había obtenido un gran puesto de importancia en el CNI de España. Ella era la jefa de inteligencia y no había ninguna duda de aquello. Pero su edad parecía que fuera una simple secretaria o que muy probablemente alguien la hubiese puesto ahí "a dedo".

La jovencita no dejaba de mirar a su alrededor al ver la cantidad de gente que se había reunido, y  no solo eso, sino del extraño lugar donde se hallaban. Es cierto que Kira era un hombre peligroso y más aún si de verdad tenía seguidores como los medios de comunicación habían dicho, pero no sabía si era para tanto el extremar tantas precauciones, pues al fin y al cabo ¿quién no les decía que quizá uno de ellos estuviese ahí?

Buenas tardes, saludó a los presentes mientras ocupaba un lugar en la sala. El nombre por el que me conoceréis será Elena Martínez, y soy la líder del CNI español. Encantada.

El Shinigami te mira desconcertado - ¡Puedes verme! ¡Qué divertido! - dice justo antes de romper a reír a carcajadas - ¡tranquila no diré nada! no quiero que te maten, eso quitaría diversión a todo esto... - sin responderte a nada sigue riendo tranquilamente.

Después empiezan a entrar más y más personas en la cocina, buscando bebidas y charlando animádamente, interrumpiendo tu conversación...

Sus serios ojos logran ver la falta de experiencia de las personas. ¿Tomando alcohol? ¿Poniéndose sobrenombres? ¿Tratando de hacer llamadas? Obiamente no hay conexión en una habitación bajo tierra y aislada con un metal consistente, no dudo de que una placa de aluminio la cubre por afuera. y ya tenemos un sobrenombre puesto, no hace falta otro. Pero al menos nos dan lo básico para poder vivir este lugar.

Yo quiero un café, por favor -Dijo con una voz grave y seria. Estamos trabajando para resolver el mayor conflicto hasta el momento, no podemos tomarnos muchos momentos divertidos, es obio que el motivo de su seriedad es que le quitaron el mate antes de poder entrar.

Y entenderán que estamos qui para resolver el conflicto mas grande de todos, no podemos flaquear, y comprendo la falta de experiencia de algunos, pero les pido que se abstengan de realizar acciones las cuales puedan poner en peligro nuestra vida -digo mirando al ruso- no sabemos que podemos hacer bajo los efectos del alcoholismo, pongo las manos en el fuego por mi país, espero que hagan lo mismo.

Diciendo esto vuelvo a la silla que elegí y saco un cuaderno, una virome y mi celular, y comienzo a tomar apunte de lo ocurrido hasta el momento.

La hermosa representante de Dinamarca declinó mi ofrecimiento pero no me importó. Probablemente no hubiera sido capaz de valorar el delicado y costoso proceso de elaboración de tan magnífica delicatessen. Tenía en mi petate una edición especial de "Kauffman vintage Luxury" que me había dado en persona Mark Kauffman, uno de los mejores del mundo sin duda alguna. De las 20.000 botellas que suele producir anualmente su marca, de la edición limitada que tenía en mis manos solo se habían producido 3.000 ejemplares por lo que su valor en el mercado sería notoriamente superior.

No obstante, el representante rumano, un tal Mihai, aunque probablemente ese no fuese su nombre real, si que se dignó a catarlo y por su expresión me pareció entre ver qué si era consciente de que no era un vodka ordinario sino una verdadera maravilla. Tampoco le pregunté.

Me dirigí en silencio a la zona de catering y enseguida fui consciente de que era probable que permaneciésemos allí más de lo esperado y que para colmo no disponían de bebidas espirituosas. Tendría que racionar el contenido de mi petate.

Bien empezamos...que putada...

¡Vaya vaya! Esto está acondicionado como si esperasen que nuestra estancia se prolongue. Espero que no sea el caso pero de ser así espero que nos llevemos bien y que nadie cometa ninguna estupidez.- mi tono no fue amenazador pero quería dejar las cosas claras desde un inicio.
Puedes estar tranquilo, tu café me inspira menos confianza que mi apreciado vodka, del cual solo dispongo lo que ves. Si estás nervioso quizá te convenga una tila- le dije con cierta sorna al representante de Argentina señalando mi petate. Ignoraría su posible respuesta, no quería calentarme.

Finalmente me acerqué a mi mesa con la visible bandera de mi nación y me senté a observar con disimulo al resto de los representantes.

Negó con modestia al ofrecimiento de la teutona, limitándose a observar como mera espectadora la llegada de la española y la pequeña discusión entre los otros dos sobre qué debían beber. De estar en su cuartel hogar ya un superior les habría dado un escarmiento ejemplar, pero en el enigmático búnker no había jerarquía más que la que las respectivas personalidades intentaran ganar o ceder.

— Coincido en parte con el agente ruso, lo mejor sería guardar la calma y evitar roces innecesarios hasta que sepamos mejor en dónde estamos metidos. Imagino que nadie aquí conoce a L, pero también podría asegurar que más de uno ha llegado a la conjetura de que este lugar solo puede ser obra suya ¿me equivoco?

Dejó la pregunta abierta por si alguien quería responderla, así tal vez y hasta confirmaba sus sospechas. En seguida volvió al silencio inicial, lejana a la tentación de buscar una señal muerta en su teléfono, dedicada a examinar visualmente a los guardias anónimos e inamovibles. Beatrice pasó también de anotar cualquier cosa, en vez de eso se dedicó a registrar en su cabeza la poca información que podía obtener.  

A pesar de que la puesta en escena había logrado ponerle nervioso, el enviado de la DGSE (Direction Générale de la Sécurité Extérieure) francesa respiro hondo y mostró al mundo su mejor rostro de imperturbabilidad, aderezado con una amabilidad impersonal. Al fin y al cabo, por lo que podía ver era uno de los agentes de más edad en el lugar y había que predicar con el ejemplo. 

Con serenidad y paso seguro siguió las indicaciones de los mudos soldados hasta el bunker y, una vez allí, examinó con interés las instalaciones, mientras dejaba que las presentaciones, las bromas y los clichés nacionales se sucediesen, como era más que previsible.

Parece que esto no vamos a poder resolverlo de un día para otro... Aquí hay provisiones para mucho tiempo. Pensó, resignándose a lo inevitable.

Con una sonrisa cortés se dirigió al resto de la concurrencia.

-Salut les amis. Mi nombre es Guido, pero también pueden dirigirse a mí como Francia. Confío en la pericia de todos ustedes para resolver pronto este importante caso.- Comenzó, dirigiéndose a ellos en su idioma natal antes de cambiar al inglés, lengua que manejaba a la perfección, si bien con un cierto deje nacional al final de las palabras, sello de identidad inconfundible de los oriundos del país galo.

Sin gran interés en las bebidas ofrecidas, el francés busca en los armarios algo de té y un hervidor.

-Sería una gran suerte que tuvieran Earl Grey, ¿verdad Gran Bretaña?- Le dijo con una sonrisa.- Desde mi primera visita a Londres es mi bebida preferida.

Levanto la cabeza de mi libro, para observar a la mujer que representa a Alemania, ya que me pareció oírla ofreciendo café. Recuerdo haber escuchado también la idea del representante de Inglaterra respecto a como referirse. Me da igual, nuestros nombres falsos son igual de buenos para enmascarar nuestra identidad, pero sin duda es más sencillo para recordar.

- Alemania, con gusto tomaría un café. - Mientras tanto, pienso:

"Me encantaría usar mi teléfono ahora, pero seguro que en este búnker no habrá señal ni Internet. Debí haberlo predicho, pero no me imaginé que L dispusiera de tanto dinero. Me intriga, aunque no viene al caso". Mis pensamientos son interrumpidos por el saludo de una niña, que se presenta como la agente de España.

- Es usted muy joven. - Le digo. "No debería estar aquí" es el primer pensamiento que circula mi mente. Pero luego me reprendo a mí mismo. "Si está aquí, es porque alguien la consideró lo suficientemente capaz. No debería subestimarla".

- Sea bienvenida. Puede llamarme Estados Unidos, o John, si decide no hacerle caso a Reino Unido. -

Zu observa a los demás desde cierta distancia tomando nota mentalmente de las personas que le rodean y de lo que dejan ver de su carácter. Más reservados unos, totalmente dicharacheros los otros. Cuando los demás abren las puertas correspondientes a la cocina y el cuarto de baño no puede evitar levantar una ceja en señal de incredulidad. Finalmente, se dirige a la cocina siguiendo al representante de Francia.

-Si encuentra algo de ese té a mí también me gustaría tomar un poco, señor Guido. -dice dirigiéndose directamente a él con una sonrisa.- Con lo bien equipado que está esto, seguro que debe haber.