Partida Rol por web

Homelander caminó hacia su sitio, donde se sentó y puso los pies sobre la mesa. - Si te portas bien abajo y me traes a Countess y al robot, me encargaré de fundirlos. Al igual que espero que el doctor se encargue de darle la eutanasia a un paciente que está sufriendo mucho. - recordó, refiriéndose a A-Train.

Recuerda que no tolero a los inútiles.

La eutanasia es una forma de piedad... afirmo asintiendo con la cabeza.

&Wonder Star llegó a la sala de Reuniones de los Siete, allí pudo ver la mesa que había salido en más de una película y donde solían quedar para hablar de los pasos a hacer a continuación. Allí Homelander estaba mirando a través de una de las ventanas, dándole la espalda a la recién llegada. - Estrella, estrellita ¿dónde vas tú tan bonita? - bromeó.

Parecía estar la mar de tranquilo en presencia de aquella mujer, camino hacia ella, lento, sin prisa. - The Doctor me ha hablado muy bien de ti, de hecho me ha dicho que quiere que seas parte del equipo de los Siete, pero como sabéis, las plazas son bastante limitadas. - la agarró con bastante fuerza por los brazos y le dedicó una sonrisa no muy tranquilizadora. - Él me ha demostrado que es capaz de hacer mucho más, aparte de follarte en la habitación, así que dime ¿qué eres capaz de hacer más allá de estar buena? Porque tu radiación no ha servido de mucho hasta ahora que digamos.

Seguramente, Star estaría confundida, por lo que Homelander decidió explicarse un poco más. - Por si esa rubia cabecita tuya aún no entiende esto... Todo ese tema de terroristas y demás... Es puro teatro, por pura audiencia. Y está funcionando de lo lindo. Quién acabe como héroe o como villano es lo de menos, lo importante es que todos acabemos siendo lo más famoso posibles. - la soltó y miró hacia el ascensor. - Todos los que han vuelto abajo lo han entendido a la primera. Savior y The Doctor ahora son los que conocen la verdad y los que no temen a devorar a un par de corderitos. - cogió sobre la mesa la ropa de A-Train. - O a un cordero inútil.

Los ojos de Homelander se pusieron algo amarillos. - Como hice un pacto con Doctor y él ha cumplido hasta el momento, te doy la oportunidad de unirte a esta pequeña treta, aunque tienes que demostrar tu valía, no como el inútil del puto Savior, que solo hace que entorpecer.

Miro las sillas. Una por una.
Voy viendo las que estan quedando vacías

"Comprendo"
"Lo comprendo, Homelander. Hay un trabajo que cumplir, y necesitas gente que lo haga"

Me elevo levitando, tan sólo una pulgada, pero quedando aun bajo él

"Y creo que estoy a la altura. Haré lo que haga falta, porque de eso se trata ser un héroe. El héroe es quien vence al villano, y el villano es quien pierde ante..."

  "... el héroe"

Homelander, el héroe que Vough ha creado, el héroe de esta nación

"Ahora bien ¿Hay algo que quiere que haga por usted, Jefe?"
"Lo que sea" En verdad vine aquí con la intención de cambiar el mundo, de hacerlo todo un lugar mejor. Pero si muero aquí ¿Que conseguiré?
Ahora mismo, lo importante es la vida

Si Homelander me suelta de su férreo abrazo, reviso el armario de la sala, con su increible bodega

"Tiene usted una selección excepcional. Borgoña, Coñaq... ¿Leche?" digo haciendo el ademán de servir una copa, algo extrañada viendo una botella de leche de vaca
Si acepta, y le sirvo sin rehuirle la mirada, aun tengo una duda, una simple cuestión.

Pero una mujer sabia no agobia a un peligro

Homelander sonrió satisfecho. - Buena chica. - se alejó un par de pasos y la miró.

Pues... No hay mucho más de lo que hablar.

Se le veía contento, feliz, relajado. Tenía grandes esperanzas puestas en aquella nueva compinche que había hecho. - Aunque debo decir, que ha sido un poco aburrido. - se sentó en su silla, mirando hacia &Wonder. - Si hubiera subido Countess contigo, podríamos haber hecho un poco el paripé, fingir que os interrogaba, juguetear con las dos y finalmente, volarle los sesos a la paliducha. - suspiró. - Una lástima que al final no nos podamos haber divertido.

Se puso entonces algo más serio y miró a la chica. - Pero así aprovecho para comentarte.

Que si no te portas bien, también probarás mi láser.

"Una verdadera lástima, pero quizá haya más tiempo para el espectáculo"
Por el momento, parece que la cosa va bien.

"Bueno ¿Y que es lo que quiere saber... de mi?"

Entonces recuerdo algo que oi. Que Homelander tiene vision de rayos X.
Así que hago una posturita en particular, dedicada a quienes tienen ese poder

"No es como si fiese ocultando algo ¿No?"

Homelander se quedó embobado mirando los grandes pechos de &Wonder Star. - ¿Son naturales? Las he visto por las cámaras, todas las noches, pero no es lo mismo verlas ahora en directo que a través de una pantalla. - comentó, respondiendo así a la pregunta de la chica, quería saber si aquellas mamas podrían servir para amamantar.

Me doy la vuelta, despacio. Dejandolo ver todo. Absolutamente todo a esos ojos que ven a través del material

"Nada en nosotros es natural. Lo natural es... débil. Es frágil. Envejece y se echa a perder cada día más"
 

"Todo lo que ve, es puro poder sobrehumano"
"Y ¿Esos músculos? ¿También son sobrehumanos, Homelander?"

Homelander se quitó la parte de arriba de su atuendo y se acercó fugazmente a &Wonder Star. La agarró del cuello y apretó con bastante fuerza, lo suficiente para dejarla sin respiración, estuvo así durante unos segundos, mientras se relamía, hasta que aflojó un poco, sin soltarla del cuello y manteniéndola en el aire. - ¿Tú que crees? Somos una raza superior, no tengo los fofos brazos, menos aún los fofos músculos de cualquier humano mindundi.

Dado que me astá alzando por el cuello, sólo hay una cosa que pueda hacer ahora.
Abrazarlo, abrazarlo con fuerza usando con ambas piernas y a la altura de la cintura.

Cintura con cintura, pecho con pecho

"Y yo soy dura, resistente. Más que ninguna otra quiero-y-no-puedo, Homelander"
"El múndo sólo necesita a un Hombre Más Fuerte, pero ¿Que necesita ese Hombre?"

Y sin separar su pecho del mio, empiezo a acariciar su espalda. Dejo que la extraña energia de mi traje chisporrotee contra su piel, y su cabello rubio y el mio se entremezclen

"¿Que es lo que desea el hombre más fuerte, justo ahora?"

Homelander no dudó, aquél comportamiento sumiso con leves toques de dominancia era justo lo que encendía a Homelander, quien le arrancó el vestido de par en par y empezó a relamer sus pezones, intentando sacar de allí algo que sabía que no iba a sacar.

Mientras hacía eso andó lentamente hacia la mesa, donde la colocó con brusquedad, separándola de él. - Ya que parece que no puedo sacar nada de ti, a lo mejor tú si puedes sacarlo de mí. - comentó poniendo su típica pose heróica.

"Hum... Realmente hay una forma"

Flotando ambos alrededor de la sala, le cuento un plan que tenía un enemigo mío, un Ex-Enemigo mío (Descanse en paz) acerca de un mineral, que provocaba mutaciones en alguien como yo

Justamente las que él buscaría

"El asunto es que esa substancia, esa Jadarita Rosa Sintética, se perdió en un laboratorio, en las montañas al este de Surab, en Pakistán"
"¿Recuerdas ese asunto? Oh, eso si que estuv... ¡¡¡¡GLUB!!!"

Parece que Homelander no tiene más ganas de dejarme seguir hablando, así que simplemente dejo que me sujete la cabeza y la guie hacia adelante y atrás, mientras yo voy acariciando sus muslos, con mis dedos subiendo y bajando por su musculatura tan antinatural como la mia.
Esto no se parece a lo que ocurrió hace un par de noches, en las que tuve que actuar como humana mortal. Es tan distinto, tan sobrehumano.

Se veía que Homelander estaba agitado por lo que acababa de pasar. Dejó bruscamente a las dos chicas en el suelo de aquella habitación, la habitación donde se reunían los héroes de los Siete para hablar y comentar los planes de acción a la hora de enfrentar algún mal. Caminó hacia la ventana, empezó a agitar el pie contra el suelo y sin mirar a las chicas, preguntó. - Rossiya ¿sabes la dirección exacta de la casa de tus padres? Supongo que siguen en Rusia, me gustaría conocerlos.

Rossiya se levantó sin mostrar signo alguno de nerviosismo. Con confianza miró al héroe y contestó.

- Creo que hay un pequeño malentendido, señor Homelander, mis padres viven en Estados Unidos, vinimos aquí cuando yo erra una chiquilla. Por lo visto no les gustaba vivir allí, algo que nunca llegué a entender muy bien - explicó encogiéndose de hombros - la que aún sigue allí es la abu, una mujer muy entrañable, me enseñó a beber vodka y a cazar osos allá en donde vivía, en Rostov Veliki. También me bordó mi traje de herroína, siempre me decía que era muy molona, aunque recientemente me dijerron que no.

Homelander, tras escuchar a Rossiya, abrió de par en par la ventana y en un abrir y cerrar de ojos, agarró a las dos chicas y se marcharon volando. Homelander iba a máxima velocidad, lo cual habría sido mortal, para cualquier ser humano normal, por suerte tanto la condesa como la rusa, eran supers y si bien viajar a 2414 kilómetros por hora durante una hora y poco fue la mar de agobiante, ya que notaron la presión, la falta de oxígeno y la incapacidad de poder moverse, pudieron llegar solo con un mareo bastante grave a Moscú.

Una vez allí, Homelander redujo bastante la velocidad, lo cual permitió a las dos chicas volver a poder enfocar la vista y observar los edificios que allí habían. Era notable la gran cantidad de pintadas y propaganda que había en contra de Homelander.

Y si bien este puso una mueca de mosqueo, decidió ignorarlos. - Si mal no recuerdo... Estaba para allá. - comentó sin tardar demasiado en volar hacia el pueblo donde vivía la anciana abuela de Rossiya. Al llegar al pueblo, concretamente a la casita donde vivía la anciana, pudieron los tres ver que había carteles propagandísticos que dejaban mal a Homelander pegados por la fachada.

Todo empezaba a tener sentido al final, no había terroristas, tan solo estaba Homelander haciendo su grupo de heroes particulares y probablemente el robot tambien estaba al tanto y por eso mismo escogio a Rossiya y al Doctor. No queria matarlos sino darles la oportunidad de unirse a ellos.

Acepto mi muerte con gusto ahora que se la verdad. ¿Aunque podía pedir un favor antes de que me ejecutes?. ¿Podrías darme una gota de tu sangre?. Eso es lo que más anhelo en el mundo, conocer el sabor del ser mas fuerte de la tierra.

Me gire a la rusa.

Enhorabuena por ser la elegida. Pensaba que me estaba protegiendo pero al parecer queria salvarte a ti.

Hice un trato con The Doctor y él cumplió su parte matando al inútil de patas flojas. - dijo haciendo referenciando a A-Train, quien en un ataque de rabia se estampó contra Hippie Power. - Ahora me toca a mi cumplir con mi parte y acabar con The Countess. - caminó hacia ella y le metió un dedo en la boca, de forma ciertamente lasciva, el sentir que alguien en sus últimos momentos solo pensaba en probar la sangre de un Dios como él, le hizo llenar su ego y finalmente sonrió. - Adiós Condesa, adiós abuelita. - y con un rayo fulminante de su mirada, derritió a las dos.

Este hecho hizo que tanto Homelander como Rossiya, acabaran completamente manchados de sangre. Homelander la dejó en el suelo. - Bueno, ya ves por qué tus padres dicen que Rusia es una mierda. Y tu abuela era parte de esa mierda. Están en contra de MÍ. DE MI VOLUNTAD. DE MI JUSTICIA. - pero entonces sonrió. - Es tu momento de mostrar tu lealtad. ¿Eres una comunista terrorista? ¿O te vas a poner limpiarme la sucia sangre de tu abuela y de la "terrorista confirmada"? - su cara entonces se tornó muy seria. - Eso sí, ni se te ocurra engañarme, como hizo el puto inútil de Savior, porque no vas a tener tanta suerte como él, ya me he encargado de que Maeve nunca más se interponga en mis planes.

- Abuelita, ¿perro qué coño...? - Rossiya miró las paredes cuando entró totalmente sorprendida.

Aunque aún se sorprendió más al ver cómo Homelander derretía tanto a The Countess y como a su abu. Sin embargo, no se dejó llevar por el pánico, sino que se adaptó a la nueva situación. La rusa era lo suficientemente espabilada para darse cuenta de lo que había pasado entre The Doctor y Homelander y no iba a dejar escapar su oportunidad.

- Ahorra lo entiendo, sí - su tono era de total desprecio. Cogió su top con los signos de la hoz y el martillo quedándose con el sujetador y lo lanzó con desdén sobre los restos de su abuela - ¿cómo se puede odiar a un hérroe tan grande como Homelander? Representa a una nación increible y es el hérroe más grande de todos los tiempos.

Dio la espalda a lo poco que quedaba de la que había sido su abu y arrancó los carteles de la pared. Luego, cogió una suave manta de lana que había tejido su abuelita y se acercó a Homelander.

- Rossiya siempre habla con el corazón y dedicarrá su vida a la grandeza de Homelander - comenzó a limpiar toda la sangre que ensuciaba el traje del héroe - mientras esté aquí, nada se interpondrá en tu glorria. Dime lo que debo hacer y yo así lo harré.

Homelander empezó a sonreír, con gran superioridad. - Bien... Bien. - fue entonces cuando empezó a reír.

Me gusta cuando la gente entiende su lugar a la primera.

Cuando Rossiya terminó de limpiar al héroe, este no dudó ni un momento y se la llevó, atravesando el viejo techo de la vieja cabaña donde vivía la abuela de Rossiya.

Volvieron a la torre de los Siete y tras recuperarse del mareo, Homelander le propuso algo. - Quiero que reemplaces a Maeve. Esa sucia traidora sacó a Savior de aquí con la intención de llevarlo frente a un grupo de gente bastante peligrosa. Con armas, pocos escrúpulos y muy mala leche. - alzó los hombros. - Tenía pensado culparlos a ellos de ser los terroristas cuando aparecieran, porque aparecerán. - dijo sintiéndose el tipo más listo del mundo.

Fue rápidamente a la habitación de Maeve y trajo algunas prendas viejas, con las que vistió a Rossiya. - Ya no vas como una comunista de mierda... Ahora serás.

Rossiya la Vikinga

- ¿Yo? ¿Sustituyendo a Queen Maeve como parte de los 7? - sorprendida y encantada Rossiya miró a Homelander con gran devoción. Ser parte de aquel equipo de héroes era algo que había deseado tanto que ahora que se lo ofrecían casi parecía un sueño - no hace falta ni preguntar, serrá un placer demostrar que puedo ser mucho mejor que esa traidorra.

Sin pensárselo ni una sola vez, se vistió con las nuevas ropas y los lució orgullosa.

- A partir de ahorra renegarré de mis orrígenes y serré Rossiya la Vikinga, leal seguidora de Homelander.